24.10.12

 

Cada semana envío un correo a los feligreses de la parroquia con noticias, novedades, avisos, reflexiones… y que llega a cerca de quinientas direcciones de correo electrónico.

Acabo de mandar el de esta semana. Y es tan epecial que he querido compartirlo con vosotros. Ahí va:

Queridos amigos:

Decía nada menos que Napoleón que “lo imposible es el fantasma de los tímidos y el refugio de los cobardes”. Nosotros además decimos, como creyentes, que “para Dios nada hay imposible”. Sabéis que desde hace años vengo acariciando el sueño de abrir en la parroquia una capilla para la adoración perpetua al Santísimo Sacramento. Sí. 24 horas al día. 365 días del año. Cada vez que lo digo me llaman loco y me dicen que es imposible. Yo, simplemente sonrío: imposible para nosotros, no para Dios.

Ayer estuvo en la parroquia el P. Justo Lofendo, religioso que lleva años abriendo capillas para la adoración perpetua por todo el mundo. Vino respondiendo a la llamada de un servidor y simplemente le pregunté que si creía que estábamos locos. Le hablé de este sueño de adorar al Señor sin interrupción en la parroquia y de los escasísimos medios con que contábamos: un par de sacerdotes ilusionados pero muy débiles, una sala muy adecuada para ello, algunas personas apoyando la idea y doscientas religiosas contemplativas orando por esta intención.

Más que suficiente, me dijo el P. Justo. Así que os comunico oficialmente que acabamos de ponernos en marcha para que en la parroquia tengamos un lugar de adoración permanente a Jesús Sacramentado. Desde ayer mismo hemos incorporado a la oración de los fieles de todas las celebraciones una petición por esta intención, y me he permitido además añadir un avemaría tras la bendición final de cada misa pidiendo la intercesión de la Virgen María.

Estos dos próximos domingos la predicación en las misas irá especialmente orientada al sentido de la adoración y a suscitar la respuesta entre los fieles, y el próximo día 6, a las 20 h., el P. Justo nos dará una charla y comenzaremos la programación concreta.

No. No tengamos miedo. Es la hora de la confianza y la generosidad. Es sólo momento de preguntarnos ¿tengo una hora por semana para regalársela al Señor y mirarnos? Ya sé que surgen preguntas: ¿y si un día no puedo, y las vacaciones, y si luego surgen cosas? Tranquilos… Dejemos actuar a Dios.

No es momento de ver problemas si no de contemplar el regalo que supondrá para nosotros. ¿Os imagináis el Santísimo expuesto siempre? ¿Nos hacemos idea de lo que supondrá para todos que siempre haya alguien rezando ante el Señor? ¿Nos damos cuenta de la gracia que es saber que puedo acudir a cualquier hora del día o de la noche para pedir, dar gracias, llorar, reír, contarle mis cosas? Es algo tan grande que hasta me asusta. Pero es gracia. Pura gracia.

Os pido desde ahora vuestra oración. Al primero que me he dirigido este mañana a primera hora ha sido a monseñor Herráez, obispo auxiliar de Madrid, ya que el señor cardenal está en Roma participando en el sínodo. Quería antes de nada comunicar al obispo nuestro proyecto y pedirle su bendición y sus oraciones. La respuesta de Don Fidel casi inmediata ha sido entrañable. Dios se lo pague.

Es momento de orar y de no tener miedo. Es un regalo que se nos hace y que está en nuestras manos aceptar y llevarlo a buen puerto.

En las manos de Jesús y de María queda este proyecto de amor, de fe, de ilusiones. Ya os iré contando. Y de momento rezad, rezad mucho y no tengamos miedo. Es imposible para el hombre, no para Dios.

Con todo afecto,

P. Jorge