CARTA DEL OBISPO-225

El Catecismo de la Iglesia Católica, instrumento al servicio de la catequesis

 

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SANTANDER | 04.11.2012


            Se celebran ahora los veinte años de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica, promulgado por el Papa Juan Pablo II, con la intención de ilustrar a todos los fieles la fuerza y belleza de la fe. Este documento, auténtico fruto del Concilio Vaticano II, fue querido por el Sínodo Extraordinario de los Obispos del año 1985 como instrumento al servicio de la catequesis, realizándose mediante la colaboración de todo el episcopado de la Iglesia Católica.

            Una fe “profesada, celebrada, vivida y rezada”. Fiel al Señor, desde los comienzos de la historia, la Iglesia ha asumido la verdad de los evangelios, reunida en la síntesis y en la norma de la fe, que el Símbolo, norma que ha sido traducida en orientaciones de vida, vivida en una relación filial con Dios. Todo esto lo ha recordado el Papa Benedicto en al carta apostólica Porta fidei, cuando al citar la Constitución Apostólica Fidei Depositum, con la que fue promulgado el Catecismo de la Iglesia Católica, afirma que para poder ser transmitida la fe debe ser “profesada, celebrada, vivida y rezada” ( Porta fidei, n. 9).

            “El Año de la fe deberá expresar un compromiso unánime para redescubrir y estudiar los contenidos fundamentales de la fe, sintetizados sistemática y orgánicamente en el Catecismo de la Iglesia Católica. En efecto, en él se pone de manifiesto la riqueza de la enseñanza que la Iglesia ha recibido, custodiado y ofrecido en sus dos mil años de historia. Desde la Sagrada Escritura a los Padres de la Iglesia, de los Maestros de la Teología a los Santos de todos los siglos, el Catecismo ofrece una memoria permanente de los diferentes modos en que la Iglesia ha meditado sobre la fe y ha progresado en la doctrina, para dar certeza a los creyentes en su vida de fe” (Porta fidei, n. 11).

            “Así, pues, el Catecismo de la Iglesia Católica podrá ser en este Año  un verdadero instrumento de apoyo a la fe, especialmente para quienes se preocupen por la formación de los cristianos, tan importante en nuestro contexto cultural […]. En efecto, la fe está sometida más que en el pasado a una serie de interrogantes que provienen de un cambio de mentalidad que, sobre todo hoy, reduce el ámbito de las certezas racionales al de los logros científicos y tecnológicos. Pero la Iglesia nunca ha tenido miedo de mostrar cómo entre la fe y la verdadera ciencia no puede haber conflicto alguno, porque ambas, aunque por caminos distintos, tienden a la verdad” ( Porta fidei, n. 12).

 

+ Vicente Jiménez Zamora
Obispo de Santander