2.11.12

70 años de «Mero cristianismo» (C.S. Lewis)

A las 10:00 PM, por Juanjo Romero
Categorías : Año de la Fe

C.S. Lewis

«Año de la Fe» y Nueva Evangelización. Creo que será también un tiempo de hablar de libros. De libros sobre el tema, claro. Sin plan concreto, según se presente la ocasión.

Al hacer una lista preliminar llama la atención que la mayoría de los autores son anglosajones. Lógico. Se me ocurren varios motivos:

  • primero, porque es su ambiente, era su necesidad. El mundo de habla española de mediados del siglo pasado no estaba especialmente necesitado de «apologética». No entraré si ha sido bueno o malo, así fue.
  • segundo, porque el tono y las formas, tanto las defensivas como las propositivas. Son amables, irónicas, holísticas, muy cercanas al lenguaje actual.
  • tercero, porque se quiera admitir o no, la sociedad actual está dominada por la cultura anglosajona y más aún en sus variantes populares, que son las que mayor capilaridad tienen. Así que los enfoques de hace un siglo siguen valiendo hoy.

Quizá por eso, y porque se cumplen 70 años, me apetecía comenzar por «Mero Cristianismo» de C. S. Lewis. Hace unos meses Pablo Ginés escribió un estupendo artículo que contextualizaba la obra, el autor y el impacto que había tenido en la conversión de muchos, con mucho tino lo calificó de «libro que genera evangelizadores».

No es un libro católico, tampoco el autor que primero abandona la fe tibia de su niñez y desde el ateismo se convierte al cristianismo (anglicano) a escalones. Una conversión en la que tienen mucho que ver sus amigos J.R.R Tolkien y Hugh Dyson.

Lewis no engaña:

Debo advertir al lector que no ofrezco ayuda alguna a nadie que esté vacilando entre dos «denominaciones» cristianas. No aprenderán de mí si deben hacerse anglicanos, católicos romanos, metodistas o presbiterianos. Esta omisión es intencional (incluso la lista que he dado va en orden alfabético). No hay misterio alguno respecto a mi propia posición.

Omite para centrarse en algunas cuestiones nucleares planteadas por lo que se ha denominado una sociedad «post-cristiana» –siento el palabro, que no me gusta nada–. Una sociedad que guarda un vago recuerdo de lo que es el cristianismo y que se cree que sabe lo que es. Se maneja con lugares comunes y critica algo que no existe. Algo parecido a lo que decía el Venerable Fulton Sheen:

No habrá más de cien personas en los Estados Unidos que odien a la Iglesia Católica. Sin embargo, hay millones que odian lo que erróneamente piensan que es la Iglesia Católica, que es algo muy diferente.

El origen del libro son las charlas radiofónicas que pronunció en la BBC en la II Guerra Mundial durante los años 1942-44. Cada año dio lugar a un folleto que luego se recopiló en la forma actual y que hoy constituyen las tres partes: Charlas radiales (1942), Comportamiento cristiano (1943) y Más allá de la personalidad (1944).

La postura de Lewis está lejos del relativismo –a pesar de lo que puede sugerir el título– y con valentía y gracia afronta todos los temas de fe y moral básicos. Bueno, todos no, como él mismo dice: «soy renuente a hablar demasiado acerca de tentaciones a las que yo mismo no estoy expuesto; ninguna persona, supongo, se ve tentada por todos los pecados». Por eso se nota en todas las páginas que no habla de oídas, y que muchas de las inquietudes han sido suyas antes. Así se agradece el modo en el que soslaya «temas conflictivos»:

Algunas personas sacan conclusiones injustificadas del hecho de que nunca digo más acerca de la Bendita Virgen María que lo implicado en afirmar el Nacimiento Virginal de Cristo. Pero, ¿no es obvia la razón por la que no lo hago? Decir más me llevaría de inmediato a territorio altamente contencioso. Y no hay otra contienda entre cristianos que requiera ser tocada con la delicadeza que ésta exige. Las creencias católicas romanas respecto a este tema son sostenidas no sólo con el fervor usual en toda creencia religiosa sincera, sino (muy explicablemente) con esa peculiar y, por así decirlo, caballerosa sensibilidad que un hombre muestra cuando está en juego el honor de su madre o de su amada.

Es brillante el modo en el que se enfrenta a los «buenistas» de ayer y de hoy:

La gente pregunta: «¿Y quién es usted para determinar quién es, o no es, cristiano?» O: «¿No podría suceder que muchas personas incapaces de creer en esas doctrinas sean en verdad más cristianas, estén más cerca del espíritu de Cristo, que las que lo hacen?» Ahora bien, esta objeción es, en un sentido, muy justa, muy caritativa, muy espiritual, muy sensible. Tiene todas las cualidades existentes, excepto la de ser útil. Simplemente no podemos, sin producir un desastre, utilizar el lenguaje de la manera en que esos objetores desean que lo hagamos. Intentaré aclarar esto recurriendo a la historia de una palabra de importancia mucho menor.[…]

Espero que os intrigue la explicación y leáis el libro. O el famoso «trilema de Lewis», base de los Cursos Alpha:

Estoy intentando con esto prevenir el que alguien diga esa majadería que a menudo se dice de El: «Estoy dispuesto a aceptar a Jesús como un gran maestro moral, pero no acepto Su pretensión de ser Dios». Eso es precisamente lo que no debemos decir. Un hombre que fuera simplemente un hombre y dijera la clase de cosas que Jesús decía, no sería un gran maestro moral. Sería ya sea un lunático –en el mismo nivel que el que dice que es un huevo escalfado–, o el Demonio del Infierno. Tienen que elegir: o este hombre era, y es, el Hijo de Dios; o un loco, o algo peor. Pueden encerrarlo como a un loco, pueden escupirlo y matarlo como a un demonio; o pueden caer a Sus pies y llamarlo Señor y Dios. Pero no vengamos con tonterías condescendientes acerca de que El era un gran maestro humano. No nos dejó abierta esa posibilidad. No tenía ninguna intención de hacerlo.

Así un asunto tras otro. Una delicia.

A quien no haya leído el libro se lo recomiendo. A buen seguro que se iniciará una cadena de recomendaciones porque todos tenemos el amigo que «piensa eso mismo» y Lewis lo explica muy bien.

Me atrevo a decir que una vez leído entrarán ganas de leer más del autor: «Cartas del Diablo a su Sobrino», «El problema del dolor», «El gran divorcio», «La abolición del hombre»…

Tengo que reconocer que así como me encantaron en mi juventud sus obras de ficción, hoy no tanto. «Las Crónicas de Narnia» no tienen la fuerza de «El Señor de los Anillos», y la «Trilogía de Ransom» ha envejecido muy mal. Pero los ensayos siguen teniendo mucha vigencia.

Termino con el inicio de otro párrafo que generará expectativas:

Creo que éste es el momento preciso para considerar una pregunta que con frecuencia aparece: si el cristianismo es verdadero, ¿por qué no son todos los cristianos obviamente más agradables que todos los no cristianos? Lo que se esconde tras tal pregunta es en parte algo muy razonable y en parte algo que no es razonable en absoluto…

Que lo disfruten.