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El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 8 de noviembre de 2012

SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA

Beato Juan Duns Scoto
''Excelso defensor de María''

Santa Sede

Sin diálogo ciencia-fe se hace daño a la humanidad, a la paz mundial y a nuestro destino final
Palabras de Benedicto XVI a la Academia Pontificia de las Ciencias

Formar a los jóvenes en ser trabajadores y constructores de paz
Mensaje del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso a los hindúes por la fiesta del Deepavali

EL CONCILIO VATICANO II HOY

Los medios recortaron el Concilio Vaticano II, dando la idea de discontinuidad
Andrea Riccardi: En Polonia, con el telón de acero y sin los 'media', fue bien entendido

VENTANA AL MUNDO

España: ''Alzamos nuestra voz en pro del verdadero matrimonio y de su reconocimiento jurídico''
Dolor de los obispos por el refrendo del Tribunal Constitucional a las ''bodas'' entre homosexuales

''Presten una ayuda eficaz a los damnificados, con espíritu generoso y solícita caridad''
Solidaridad de la Iglesia con los afectados por el terremoto en Guatemala

El cuidado de los más vulnerables: los no nacidos, los pobres y los inmigrantes
Agenda de la Iglesia para el reelegido presidente Obama, sin olvidar el pulso por la libertad religiosa

Suenan las campanas de la iglesia armenia en Diyarbakir
Tras 97 años mudas por hacer sombra a los minaretes de la ciudad

En el Año de la Fe, aumentar el testimonio de la caridad
La diócesis de Tarrasa erigió Caritas Diocesana

Nuevo monumento al arzobispo Romero
En el paseo marítimo de Ciudad de Panamá

Comentario al Evangelio

Los pobres son generosos
Comentario al evangelio del Domingo 32º T.O./B

Entrevistas

La metafísica afronta las cuestiones perennes por más moderno que sea el hombre
En diálogo con el filósofo español padre Leopoldo Prieto (Parte I)


SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA


Beato Juan Duns Scoto
''Excelso defensor de María''
MADRID, jueves 8 noviembre 2012 (ZENIT.org).- Ofrecemos el santo del día por nuestra colaboradora Isabel Orellana Vilches. Esta vez, es la vida de un franciscano escocés, apodado el “doctor sutil” por su fina dialéctica. Por ello, fue encargado de defender el dogma de la Inmaculada Concepción.

*****

Por Isabel Orellana Vilches

Nació en Duns, condado de Berwick (Escocia) hacia 1266. El ideal de la consagración religiosa llegó a su vida en plena juventud y no dudo en ofrecérsela a Dios. Por eso cuando dos franciscanos pasaron por su ciudad natal y repararon en su sensibilidad espiritual le invitaron a seguir a Cristo, y junto a ellos partió para integrarse en la comunidad de Dumfries.

Después de ser ordenado sacerdote se dedicó a la confesión, misión de gran responsabilidad que encomendaban a personas de probada virtud, hasta que llegó el momento de iniciar estudios de teología en Cambridge y Oxford que prosiguió luego en la universidad de París. Sería uno de los más aplaudidos representantes de la corriente escolástica, un brillante filósofo y teólogo del medioevo reconocido como Doctor subtilis («Doctor sutil»).

Sus excelsas virtudes, entre las que destacaba su amor a la Virgen María, rubricaban el genuino espíritu franciscano al que se había abrazado. Devoto de la Eucaristía, era un hombre de oración, humilde, sencillo y obediente. Fidelísimo al pontífice Bonifacio VIII a cuyo lado estuvo frente a Felipe IV, rey de Francia, que se oponía a él, bebía de la tradición de la Iglesia nutriendo con ella las enseñanzas filosófico-teológicas. Se convirtió no sólo en un reputado profesor universitario, aclamado en Cambridge y en París ciudades donde ejerció la docencia, sino en un apóstol singular que defendía la verdad y actuaba coherentemente en todo instante. Por su testimonio muchos de sus discípulos se sintieron alentados a emprender el camino de la santidad, y su influjo no ha cesado en todos estos siglos. En sus clases ya se ponía de manifiesto su espíritu religioso puesto que daba inicio a las mismas con una oración que incluía después en sus trabajos.

Poseía una inteligencia excepcional, gran agudeza y sentido crítico. Sin duda, sus cualidades intelectuales vinculadas a las espirituales hicieron de él la persona idónea para defender el dogma de la Inmaculada Concepción. Fue capaz de memorizar doscientos argumentos contrarios a esta doctrina y refutarlos sistemáticamente y por el mismo orden que fueron expuestos, uno por uno. Es bien conocido el axioma: «Potuit, decuit, ergo fecit (Podía, convenía, luego lo hizo)», que ayudó a Pío XI a fundamentar su definición del dogma de la Inmaculada Concepción en 1854.

El también denominado «Doctor mariano» y «Doctor del Verbo Encarnado» murió en Colonia el 8 de noviembre de 1308. Tras él dejaba un compendio de obras de gran envergadura, entre las que se hallan sus Comentarios a las Sentencias de Pedro Lombardo y el Tratado del Primer Principio. Juan Pablo II lo beatificó el 20 de marzo de 1993.

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Santa Sede


Sin diálogo ciencia-fe se hace daño a la humanidad, a la paz mundial y a nuestro destino final
Palabras de Benedicto XVI a la Academia Pontificia de las Ciencias
CIUDAD DEL VATICANO, jueves 8 noviembre 2012 (ZENIT.org).- A las 11,45 de esta mañana, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, el santo padre Benedicto XVI recibió en audiencia a los participantes en la asamblea plenaria de la Academia Pontificia de las Ciencias, que tuvo lugar del 5 al 7 de noviembre pasados, en la Casa Pío IV en el Vaticano, sobre el tema: Complexity and Analogy in Science: Theoretical, Methodological and Epistemological Aspects. Publicamos a continuación el discurso que el papa dirigió a los presentes.

*****

Sus Excelencias,

Distinguidas señoras y señores,

Saludo a los miembros de la Academia Pontificia de las Ciencias con motivo de esta Asamblea Plenaria, y expreso mi agradecimiento a su Presidente, el Profesor Werner Arber, por sus amables palabras de saludo en su nombre.También me complace saludar a monseñor Marcelo Sánchez Sorondo, canciller, y darle las gracias por la importante labor en su nombre.

La presente reunión plenaria, sobre Complexity and Analogy in Science: Theoretical, Methodological and Epistemological Aspects, toca un tema importante que se abre a una variedad de perspectivas que apuntan hacia una nueva visión de la unidad de las ciencias.En efecto, los importantes descubrimientos y avances de los últimos años nos invitan a considerar la gran analogía de la física y de la biología que se manifiestan claramente cada vez que logramos una comprensión más profunda del orden natural.Si bien es cierto que algunos de los nuevos conceptos obtenidos de esta manera también nos pueden permitir sacar conclusiones sobre los procesos de épocas anteriores, esta extrapolación apunta más a la gran unidad de la naturaleza en la compleja estructura del cosmos y al misterio de hombre dentro de ella.La complejidad y la grandeza de la ciencia contemporánea en todo lo que permite al hombre conocer sobre la naturaleza tiene repercusiones directas para los seres humanos. Sólo el hombre puede expandir constantemente su conocimiento de la verdad y el orden sabiamente para su bien y el de su entorno.

En sus discusiones, en las que han tratado de examinar, por un lado, la dialéctica continua de la constante expansión de la investigación científica, los métodos y las especializaciones y, por otro, la búsqueda de una visión integral de este universo que los seres humanos dotados de inteligencia y de libertad, estamos llamados a comprender, amar, vivir y trabajar.En nuestro tiempo, la disponibilidad de potentes instrumentos de investigación y la posibilidad de experimentos muy complicados y precisos han permitido a las ciencias de la naturaleza acercarse a las bases mismas de la realidad corpórea como tal, incluso si no logran entender por completo su estructura unificadora y unidad última.La sucesión interminable y la integración paciente de diversas teorías, donde los resultados una vez obtenidos sirven a su vez como presupuestos para nuevas investigaciones, dan testimonio de la unidad del proceso científico y el impulso constante de los científicos hacia una comprensión más adecuada de la verdad de la naturaleza y una visión más inclusiva. Podemos pensar aquí, por ejemplo, en los esfuerzos de la ciencia y la tecnología para reducir las diversas formas de energía a una elemental fuerza fundamental, que ahora parece ser mejor expresada en el nuevo enfoque de complejidad como una base para los modelos explicativos.Si esta fuerza fundamental ya no parece tan simple, esto desafía a los investigadores a elaborar una fórmula más amplia, capaz de abarcar tanto el más simple de los sistemas como el más complejo.

Este enfoque interdisciplinario de la complejidad también muestra que las ciencias no son mundos intelectuales desconectados unos de otros y de la realidad, sino que están interconectados y se dirige al estudio de la naturaleza como una realidad unificada, inteligible y armoniosa en su indudable complejidad. Tal visión tiene puntos de contacto fructífero con la visión del universo de la filosofía y la teología cristianas, con su noción del ser partícipe, en el que cada criatura individual, poseída de su perfección propia, también comparte una naturaleza específica y está dentro de un cosmos ordenado originado por la Palabra creadora de Dios. Está precisamente incorporada la "lógica" y la "analógica" organización de la naturaleza que promueve la investigación científica y señala a la mente humana para descubrir la co-participación horizontal entre el ser y la participación trascendental del Primer Ser. El universo no es el caos o el resultado del caos, más bien, aparece cada vez más claramente como una complejidad ordenada que nos permite subir, a través del análisis comparativo y la analogía, de la especialización hacia un punto de vista más universalista y viceversa.Si bien los primeros momentos del cosmos y de la vida todavía eluden la observación científica, la ciencia, sin embargo, se encuentra reflexionando sobre un amplio conjunto de procesos que revela un orden de correspondencias evidentes y constantes y sirven como componentes esenciales de la creación permanente.

Dentro de este contexto más amplio, quisiera señalar lo fructífero del uso de la analogía demostrado por la filosofía y la teología, no sólo como una herramienta de análisis horizontal de las realidades de la naturaleza, sino también como un estímulo para el pensamiento creativo en un plano superior trascendental. Precisamente por la idea de la creación, el pensamiento cristiano ha empleado la analogía no sólo para la investigación de las realidades mundanas, sino también como un medio para elevarse del orden de la creación a la contemplación de su Creador, teniendo debidamente en cuenta el principio de que la trascendencia de Dios implica que toda semejanza con las criaturas implica necesariamente una mayor desemejanza: cualquiera que sea la estructura de la criatura es aquella cuyo ser es un ser por participación, mientras que Dios es aquel cuyo ser es ser por esencia, o Esse subsistens. En la gran empresa humana del esfuerzo por descubrir los misterios del hombre y del universo, estoy convencido de la urgente necesidad de continuar con el diálogo y la cooperación entre los mundos de la ciencia y de la fe en la construcción de una cultura de respeto al hombre, la dignidad humana y la libertad, para el futuro de nuestra familia humana y para el desarrollo sostenible a largo plazo de nuestro planeta. Sin esta interacción necesaria, las grandes preguntas de la humanidad salen del dominio de la razón y la verdad, y son abandonadas a lo irracional, el mito, o la indiferencia, con un gran daño a la humanidad, a la paz mundial y para nuestro destino final.

Queridos amigos, al concluir estas reflexiones, me gustaría llamar su atención sobre el Año de la Fe que la Iglesia celebra en conmemoración del cincuenta aniversario del Concilio Vaticano II. En agradecimiento por la contribución específica de la Academia para el fortalecimiento de la relación entre la razón y la fe, les aseguro mi profundo interés en sus actividades y mis oraciones por ustedes y sus familias. Sobre todos ustedes pido al Todopoderoso las bendiciones divinas de sabiduría, alegría y paz.

Traducido del original inglés por Rocío Lancho García

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Formar a los jóvenes en ser trabajadores y constructores de paz
Mensaje del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso a los hindúes por la fiesta del Deepavali
CIUDAD DEL VATICANO, jueves 8 noviembre 2011 (ZENIT.org).-«Cristianos e hindúes están llamados a un compromiso común para formar a los jóvenes en ser trabajadores de paz». Es lo que subraya el mensaje del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, firmado por su presidente, el cardenal Jean-Louis Tauran, dirigido a los hindúes en ocasión de la fiesta del Deepavali. Publicamos a continuación el texto.

*****

Queridos amigos hindúes,

1. El Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso se complace en presentaros saludos cordiales y felicitaciones en ocasión de la celebración de Deepavali de este año. Que la amistad y la fraternidad iluminen cada vez más a vuestras familias y comunidades.

2. En este volver de la historia humana, en la que varias fuerzas negativas, en muchas regiones del mundo, amenazan las aspiraciones legítimas a una coexistencia pacífica, nos gustaría aprovechar esta preciosa tradición para compartir con vosotros la reflexión sobre la responsabilidad de los hindúes, cristianos y demás religiones, en el hacer todo lo posible para formar a las personas, especialmente a las generaciones más jóvenes, para ser trabajadores por la paz.

3. La paz no es la simple ausencia de guerra, no es un pacto o un tratado que asegure una vida tranquila; más bien se trata de la recuperación completa e intacta de la armonía (cfr. Benedicto XVI, Ecclesia in Medio Oriente, 9) y un fruto de la caridad. Padres, profesores, ancianos, jefes políticos y responsables religiosos, trabajadores de paz, todos ellos que están comprometidos en el mundo de las comunicaciones y que tienen en el corazón la causa de la paz, están llamados a educar a las jóvenes generaciones, y están invitados a hacer crecer tal integridad.

4. Formar a los jóvenes a ser trabajadores y constructores de paz es una llamada que lleva a un compromiso colectivo y a una acción común. Para ser auténtica y duradera, la paz se debe fundamentarse en los pilares de la verdad, la justicia, el amor y la libertad (cfr. Juan XXIII, Pacem in Terris, 35) y es necesario que a cada joven se le enseñe sobre todo a actuar sinceramente y rectamente en el amor y en la libertad. Además, en la educación en la paz, las diferencias culturales se deberían considerar ciertamente como una riqueza, y no como una amenaza o un peligro.

5. La familia es la primera escuela de paz y los padres son los principales educadores en la paz. Con su ejemplo y sus enseñanzas, tienen el privilegio único de formar a los hijos en valores esenciales para una vida pacífica: confianza recíproca, respeto, comprensión, escucha, compartir, altruismo y perdón. En las escuelas, en los colegios y en las universidades, los jóvenes maduran a través de las relaciones, el estudio y la colaboración con otras personas de diferentes religiones y culturas; sus profesores y los demás responsables de su formación tienen la noble tarea de asegurar una educación que respete y celebre la innata dignidad de cada ser humano y que promueva amistad, justicia, paz y cooperación en el desarrollo humano integral. Poniendo los valores espirituales y morales al servicio de la educación, también deben prevenir en los estudiantes ideologías que puedan causar discordia y división, se convierte para ellos en un imperativo moral.

Mientras los Estados y los jefes particulares en ámbito social, político y cultural tienen en general un rol importante que desarrollar en el reforzar la educación de los jóvenes; los responsables religiosos en concreto, por su vocación de ser guías espirituales y morales, deben continuar inspirando a las jóvenes generaciones a caminar en el sendero de la paz y a convertirse en mensajeros de paz. Debido a que diferentes medios de comunicación influyen considerablemente en la forma de pensar, de sentir y de actuar de la gente, los que están comprometidos en estos campos deben contribuir al máximo en promover pensamientos, palabras y obras de paz. En verdad, los mismos jóvenes deberían reavivar los ideales que proponen a los demás con un uso responsable de la libertad y la promoción de relaciones cordiales, para crear una cultura de paz.

6. Evidentemente, esa integridad que trasmite la paz dará forma a un mundo más fraterno y a «una nueva forma de fraternidad» entre las personas, en las cuales prevalecerá «el sentido común de la grandeza de cada persona» (cfr. Benedicto XVI, Viaje Apostólico a Líbano. Encuentro con los miembros del Gobierno, de las instituciones de la República, con el Cuerpo Diplomático, los responsables religiosos y representantes del mundo de la cultura, 15 septiembre 2012).

7. Que cada uno de nosotros, siempre y en todas partes, se adhiera al imperativo moral y religioso de inspirar a los jóvenes a esforzarse en el convertirse en trabajadores por la paz.

¡Os deseo un feliz Deepavali!

Cardenal Jean-Louis Tauran, presidente

Traducido del original italiano por Rocío Lancho García

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EL CONCILIO VATICANO II HOY


Los medios recortaron el Concilio Vaticano II, dando la idea de discontinuidad
Andrea Riccardi: En Polonia, con el telón de acero y sin los 'media', fue bien entendido
Por H. Sergio Hernando

ROMA, jueves 8 noviembre 2012 (ZENIT.org).- En el marco del debate sobre el libro en italiano Il Concilio Ecumenico Vaticano II, que se realizó este miércoles en el Capitolio, Roma, el ministro de Cooperación Internacional e Integración de Italia, y fundador de la comunidad de San Egidio, Andrea Riccardi indicó que por primera vez en la historia los contenidos de un Concilio llegaron al público por los medios de comunicación de masas, antes que por la voz de los obispos, órdenes religiosas, o participantes en las labores del mismo.

El profesor Riccardi recordó que la gran mayoría de los medios dio el mensaje del Vaticano II de manera recortada, y que unido a la contestación del 68 creó en el público, mismo católico, una idea de discontinuidad de la Iglesia con el pasado, una hermenéutica de la discontinuidad, cuando en realidad, y basta ver los textos y contenidos del mismo, para entender no solamente la continuidad, sino que “el Concilio no quiso ser una restauración sino un renacimiento de la Iglesia”.

El volumen presentado en Roma, con el subtítulo Per una sua corretta ermeneutica (Para su correcta hermenéutica), ha sido escrito por el arzobispo Agostino Marchetto, secretario emérito del Pontificio Consejo de la Pastoral para los Migrantes e Itinerantes, y publicado por la Librería Editorial Vaticana. En el mismo se comentan diversos libros sobre el Concilio, que Riccardi consideró “como verdaderos ensayos, en los que se ve el carácter de Marchetto de amar el contrapunto y de bajar a debatir los problemas concretos”.

El ministro italiano indicó que el gran tema del Concilio Vaticano II en la historiografía existente es sobre “la hermenéutica de la ruptura afrontada en dos claves, la liberal y la tradicionalista, que en maneras diversas entretanto sostienen la misma tesis: el VaticanoII fue una revolución y una ruptura”.

Riccardi enfatiza: “Debemos decir la verdad, el Vaticano II fue percibido también en el mundo exterior y en el mundo de la Iglesia como una ruptura. ¿Por qué?, por el método con el cual el Concilio llegó a la base católica”.

Ningún otro Concilio --explicó el historiador- había llegado a las diócesis o al pueblo cristiano a través de los medios de comunicación de masas. Porque antes los obispos, las órdenes religiosas, los consejos nacionales, etc, “se encargaban de llevar el mensaje del Concilio a los fieles, al clero. Y estos canales tradicionales fueron absolutamente desplazados por el método de recepción por la prensa”.

Esto se debe también al crecimiento de la prensa religiosa que se autoproclamó como una especie de magisterio eclesial, creando una figura y recortando algunos mensajes del Concilio. Además de la televisión.

“Creo que este es el punto decisivo” indicó Riccardi, primero: el 'cómo' el Concilio llegó a la base religiosa y además el 'cuándo', “o sea en la mitad de los años sesenta, momento en el que el mundo occidental estaba siendo golpeado por una revolución política fracasada, si bien antropológicamente ganadora, que fue el 68”.

O sea un cruce entre el mensaje recortado del Vaticano II y el espíritu del 68 que se “llevó a efecto en la recepción y que paradójicamente tuvieron más eco y más imagen que lo que fue la recepción querida por Pablo VI”.

El actual ministro citó algunas páginas del padre Yves Congar y de Olivier Clement, quien afirmó que en los años 60 en todo el mundo occidental se registra una ruptura de la autoridad y de la autoridad docente.

“Aquí se abre esta bifurcación que nos ha acompañado por varios años, que en algunos países tuvo caracterizaciones diversas, entre una lectura progresista y una tradicionalista del Concilio”. Y “el concilio fue vivido en parte como una revolución eclesiástica, cuyo modelo podría ser la revolución protestante y con aspectos iconoclastas”.

Riccardi indicó que en el 69 Ratzinger escribía en 'El Nuevo Pueblo de Dios', que se pasó de una condición de mayoría que era necesario cuidar, a una minoritaria, en la que “no se pide conservación sino existencia misionera”. O sea, no progresista sino misionera, subrayó Riccardi.

Lamentó que la historiografía tradicionalista haya "pasado de libros de carácter de divulgación a otros con una historiografía histórica y liberal que sostienen tesis que la historiografía no confirma, y con una pizca de idea complotista".

El actual ministro italiano recordó que en cambio en los países detrás del telón de acero, la recepción fue diversa. “Poco se conoce sobre la original recepción polaca” dijo, “ porque se realiza fuera del influjo del ataque, y pasa a través de los obispos, con la opción del cardenal Wyszyński, una reforma litúrgica muy gradual en el signo de la continuidad, no confiada a la experimentación molecular, y con la opción aún más profunda realizada por el cardenal Wojtyla, que es el Sínodo de Cracovia, que concluyó como papa en 1979, en donde se encuentran textos y tomas de posición, como cuando dice: “hay que salir de la sequedad de una Iglesia toda eclesiástica pero también también de la disolución de una Iglesia en el relativismo”. Para entenderlo, indicó, basta ir al testamento de Juan Pablo II en donde “habla del Concilio como brújula y herencia para el tiempo futuro”.

“Cómo llegar hasta la gran tradición de la Iglesia --dijo Riccardi- sino a través de ese puente que es el Vaticano II”, pues si “se corta el puente o se concibe el Vaticano II como un abismo en vez de como un puente, se pierde la brújula”. Porque la gran idea conciliar no fue una restauración de la Iglesia, sea la del 1800 o la tridentina, o la primitiva. En cambio reivindicó que “el Concilio no quiso ser una restauración sino un renacimiento de la Iglesia”.

Se puede adquirir el libro en: http://www.amazon.it/Concilio-Ecumenico-Vaticano-corretta-ermeneutica/dp/8820988550/ref=sr_1_2?ie=UTF8&qid=1352395997&sr=8-2&tag=zenit058-21.


 

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VENTANA AL MUNDO


España: ''Alzamos nuestra voz en pro del verdadero matrimonio y de su reconocimiento jurídico''
Dolor de los obispos por el refrendo del Tribunal Constitucional a las ''bodas'' entre homosexuales
MADRID, 8 noviembre 2012 (ZENIT.org).- El Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal Española (CEE) ha hecho pública una nota hoy sobre el fallo del Tribunal Constitucional relativo a la presunta constitucionalidad del llamado “matrimonio” entre personas del mismo sexo. Ofrecemos el texto completo de la nota episcopal.

*****

El Tribunal Constitucional ha avanzado anteayer el sentido de una sentencia, que publicará próximamente, en la que resuelve que la actual legislación española sobre el matrimonio es conforme a la Constitución. Ante la trascendencia de este fallo, recordamos brevemente la doctrina católica, sin perjuicio de que, cuando sea conocida la sentencia, sean necesarias más precisiones.

1.- La legislación actualmente vigente en España ha redefinido la figura jurídica del matrimonio de tal modo, que éste ha dejado de ser la unión de un hombre y de una mujer y se ha transformado legalmente en la unión de dos ciudadanos cualesquiera, para los que ahora se reserva en exclusiva el nombre de "cónyuges" o de "consortes". De esta manera se establece una insólita definición legal del matrimonio con exclusión de toda referencia a la diferencia entre el varón y la mujer. Los españoles han perdido así el derecho de ser reconocidos expresamente por la ley como "esposo" o "esposa" y han de inscribirse en el Registro Civil como "cónyuge A" o "cónyuge B".

2.- Por tanto, no podemos dejar de afirmar, con dolor, que las leyes vigentes en España no reconocen ni protegen al matrimonio en su especificidad. Por ello, convencidos de las consecuencias negativas que se derivan para el bien común, alzamos nuestra voz en pro del verdadero matrimonio y de su reconocimiento jurídico. Todos, desde el lugar que ocupamos en la sociedad, hemos de defender y promover el matrimonio y su adecuado tratamiento por las leyes. Es el momento de leer de nuevo la reciente Instrucción Pastoral de la Asamblea Plenaria de nuestra Conferencia Episcopal titulada La verdad del amor humano. Orientaciones sobre la verdad del amor conyugal, la ideología de género y la legislación familiaraprobada el pasado 26 de abril y publicada el 4 de julio.

3.- No es de nuestra competencia hacer juicios sobre la pertinencia jurídica de las sentencias de los tribunales. Es, en cambio, nuestra obligación ayudar al discernimiento acerca de la justicia y de la moralidad de las leyes. En este sentido, debemos reiterar que la actual legislación española sobre el matrimonio - con independencia de que sea o no conforme a la Constitución - es gravemente injusta, puesto que no reconoce ni protege la realidad del matrimonio en su especificidad. Es, pues, urgente la modificación de la ley con el fin de que sean reconocidos y protegidos los derechos de todos en lo que toca al matrimonio y a la familia. Pensamos, en particular, en el derecho de quienes contraen matrimonio a ser reconocidos expresamente como esposo y esposa; en el derecho de los niños y de los jóvenes a ser educados como esposos y esposas del futuro; y en el derecho de los niños a disfrutar de un padre y de una madre, en virtud de cuyo amor fiel y fecundo son llamados a la vida y acogidos en una familia estable. Ninguno de estos derechos es actualmente reconocido ni protegido por la ley.

Que María Santísima cuide de las familias e interceda por los gobernantes, sobre quienes pesa el deber y a quienes compete el servicio de ordenar con justicia la vida social.

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''Presten una ayuda eficaz a los damnificados, con espíritu generoso y solícita caridad''
Solidaridad de la Iglesia con los afectados por el terremoto en Guatemala
Por Nieves San Martín

MADRID, jueves 8 noviembre 2012 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha dirigido hoy un telegrama de pésame al presidente de la Conferencia Episcopal de Guatemala Rodolfo Valenzuela Núñez, obispo de La Verapaz, con motivo del terremoto que ha afectado a la costa del Pacífico del país centroamericano que ha causado hasta el momento 50 víctimas mortales, de ellos 16 niños, 21 desaparecidos, y 155 heridos.

En su telegrama, el papa se dice “hondamente apenado al conocer la dolorosa noticia del seísmo que ha ocasionado numerosas víctimas y heridos, así como innumerables daños materiales en ese amado país”.

Por ello, el pontífice expresa su deseo de “hacer llegar a todos sus hijos e hijas su cercanía espiritual”, a la vez que ofrece “fervientes sufragios por el eterno descanso de los fallecidos” y eleva “plegarias al Omnipotente, para que otorgue su consuelo a los afectados por tan enorme desgracia e inspire en todos sentimientos de solidaridad fraterna para afrontar la adversidad”.

Así mismo, Benedicto XVI alienta “encarecidamente a las comunidades cristianas, instituciones civiles y personas de buena voluntad, para que, en estos tristes momentos, presten una ayuda eficaz a los damnificados, con espíritu generoso y solícita caridad”.

Con estos sentimientos, el papa invoca “la amorosa protección de Nuestra Señora del Rosario [patrona del país]” e imparte “la confortadora bendición apostólica, como signo de afecto al querido pueblo guatemalteco, tan presente en mi corazón”.

La red de ayuda de la Iglesia Católica en Guatemala se puso en marcha para ayudar a las víctimas del terremoto. El lugar se encuentra a unos 160 kilómetros de la capital guatemalteca, en una región montañosa cerca de la frontera noroeste con México.

El presidente de Guatemala Otto Pérez Molina dijo en rueda de prensa que hay dos mil soldados para apoyar en las labores de rescate en la región de San Marcos, la más afectada por el sismo de entre 7,2 y 7,5 grados, según diversas fuentes, en la escala de Richter, cuyos efectos se hicieron notar en El Salvador, Costa Rica, Nicaragua y México.

El administrador diocesano de San Marcos padre Antonio Calderón, en declaraciones a los medios, explicó que inmediatamente se desplegó la red de la Iglesia para colaborar con los afectados por el terremoto en la región.

"Hay varias comunidades afectadas como la de San Cristóbal de Chuco. Ya estamos apoyando a las víctimas a través de CONRED, la Cáritas diocesana y la Cáritas nacional" de Guatemala, domentó.

El sacerdote explicó que ya se ha dispuesto la entrega de mantas, víveres y el auxilio en albergues a las familias que han sufrido en una zona en donde muchas de ellas se dedican al trabajo en canteras. 

El administrador diocesano indicó que hasta el momento eran setenta las viviendas afectadas, en su mayoría construidas con adobe y madera o piedra.

Las iglesias en la zona, como la catedral de San Marcos, dijo que los daños fueron menores como grietas en las paredes, vidrios rotos o imágenes, “pero no hay daños mayores", por lo que seguirán abiertos al público.

El padre Calderón exhortó a toda la población a "unirse en la oración y en la plegaria" por todos los afectados, y animó a los fieles de otras latitudes a rezar también por quienes sufren las consecuencias de este terremoto. 

La cifra de muertos por el terremoto de magnitud 7,2 en la escala abierta de Richter que sacudió ayer a Guatemala subió a 48, según el último dato oficial facilitado por el presidente guatemalteco. Dijo que 39 personas murieron en el departamento de San Marcos, el más afectado por el seísmo; otras ocho en Quetzaltenango, y una en Sololá, las tres en las zonas del oeste y noroeste del país. Pérez Molina indicó que al menos 23 personas permanecen desaparecidas, otras 155 sufrieron heridas y más de diecisieta mil fueron afectadas a consecuencia del terremoto.  Decretó este miércoles tres días de duelo nacional por las víctimas y llamó a la población a retomar hoy sus actividades normales, aunque aclaró que se mantiene el estado de "alerta roja" a nivel nacional. 

Las autoridades de Protección Civil y los cuerpos de socorro suspendieron durante la noche las labores de rescate y las reiniciaron hoy a primera hora, indicó la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred).

El terremoto, registrado hacia las 10,35 hora local (16,35 GMT) tuvo su epicentro a doscientos kilómetros al suroeste de la capital, frente a las playas de Champerico, en el departamento sureño de Retalhuleu.

Hasta el momento el recuento da 39 muertos en San Marcos, diez en Quetzaltenango y uno en Sololá.

Por su parte, el gobierno español expresó hoy "su más profundo pesar" por las consecuencias del terremoto ofreció "con inmediatez" ayuda humanitaria de emergencia.

En un comunicado y en nombre del pueblo español, transmite "sus más sinceras condolencias y su solidaridad" a las autoridades y ciudadanos guatemaltecos por las consecuencias del sismo.

El Ejecutivo español recalcó que, a través de la base logística de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, situada en Panamá, "está en disposición de ofrecer con inmediatez la ayuda humanitaria y de emergencia que pudiera ser solicitada para paliar los efectos de esta tragedia".

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El cuidado de los más vulnerables: los no nacidos, los pobres y los inmigrantes
Agenda de la Iglesia para el reelegido presidente Obama, sin olvidar el pulso por la libertad religiosa
ROMA, jueves 8 noviembre 2012 (ZENIT.org).- El director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, padre Federico Lombardi SJ, emitió ayer una declaración haciendo público que Benedicto XVI había enviado, a través de la Nunciatura Apostólica en Washington, un mensaje al reelegido presidente de Estados Unidos Barack Obama. Los obispos católicos del país norteamericano enviaron también un mensaje al jefe del Estado recordando las urgencias para la Iglesia en este momento, los más vulnerables: los no nacidos, los pobres y los inmigrantes.

En el mensaje, Benedicto XVI felicitó al presidente por el nuevo mandato, y aseguraba sus oraciones a Dios para que lo asista en sus grandes responsabilidades frente al país y a la comunidad internacional para que los ideales de libertad y justicia que han guiado los fundadores de los Estados Unidos de América continúen resplandeciendo en el camino del país.

Respondiendo a las preguntas de los periodistas, a propósito de la reelección del presidente Obama, el portavoz vaticano comentó: “Como todos sabemos, la tarea del presidente de Estados Unidos es una tarea de inmensa responsabilidad no sólo para su país, sino para todo el mundo, dado el rol de Estados Unidos en el ámbito internacional”.

“Por eso –añadió- todos deseamos al presidente Obama, confirmado hoy en su función por las elecciones apenas celebradas, que responda a las expectativas que se tienen sobre él por parte de sus compatriotas, para que pueda servir al derecho y a la justicia por el bien y el crecimiento de cada persona, por el respeto de los valores humanos y espirituales esenciales, por la promoción de la cultura de la vida y de la libertad religiosa --desde siempre tan importantes en la tradición del pueblo americano y de su cultura--; para que pueda encontrar las mejores vías para promover el bienestar material y espiritual de todos; para que pueda promover eficazmente el desarrollo humano íntegro, la justicia y la paz en el mundo”.

Por su parte, el cardenal Timothy Dolan de Nueva York, presidente la Conferencia Episcopal de Estados Unidos –según indica un comunicado del organismo eclesial--, felicitó al presidente Barack Obama, este 7 de noviembre, tras su reelección.

El cardenal Dolan prometió que los obispos católicos de Estados Unidos ofrecerían “sus oraciones para que Dios le de fuerza y sabiduría para salir al encuentro de los difíciles retos que afronta” el país norteamericano.

Añadió: “En especial, oramos para que usted ejerza su cargo en la persecución del bien común, especialmente el cuidado de los más vunerables entre nosotros, incluídos los no nacidos, los pobres, y los inmigrantes.

“Continuaremos –prometió- firmes en la defensa de la vida, el matrimonio, y nuestra primera y más querida libertad, la libertad religiosa”.

“Oramos también –concluyó- para que usted pueda ayudar a restaurar el sentido de civilidad para el orden público, de manera que las conversaciones públicas puedan estar imbuidas por el respeto y la caridad mutuos”.

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Suenan las campanas de la iglesia armenia en Diyarbakir
Tras 97 años mudas por hacer sombra a los minaretes de la ciudad
Por Rocío Lancho García

ROMA, jueves 8 noviembre 2012 (ZENIT.org).- El campanario de la iglesia armenia de Diyarbakir en el Kurdistán turco ha sido reconstruido y la campana, después de 97 años de silencio, volvió a sonar el domingo 4 de noviembre, informa Hurriyet online. Ha pasado casi un siglo desde que el campanario fue derribado porque hacía sombra a los minaretes de las mezquitas de la ciudad.

La Iglesia de Surp Diyarbakir Gragos(Santo Domingo), fue dañada fuertemente en 1915, el año en el que comenzó el genocidio de los armenios en Turquía, todavía sin reconocer por Ankara (capital de Turquía, de la región de Anatolia Central).

El pasado domingo se celebró el primer rito armenio desde hace un siglo en la iglesia restaurada. La ceremonia fue presidida por el patriarca de Turquía arzobispo Aram Ateshyan, originario de Diyarbakir, y contó con la presencia de cientos de fieles procedentes de Turquía y del extranjero.

La iglesia fue construida en 1376 y es la mayor iglesia armenia en Oriente Medio. Estuvo abierta como lugar de culto hasta que en la Primera Guerra Mundial los turcos acusaron a los armenios de aliarse con la Rusia Imperial, y comenzaron las persecuciones. Aunque no se conoce la cifra exacta, se calcula que murieron entre un millón y medio y dos millones de armenios. Actualmente, los turcos siguen negando el genocidio.

Desde entonces la iglesia de Surp Gragos fue utilizada como cuartel general en la Segunda Guerra Mundial y almacén en la posguerra, hasta que quedó abandonada e inutilizada. Esta rehabilitación de un templo armenio para uso religioso ha sido la primera en 97 años permitida por el gobierno turco.

La restauración se ha financiado con una fundación armenia y con contribuciones del ayuntamiento de Diyarbakir, ahora gobernado por el alcalde Osman Baydemir del partido pro-kurdo BDP (Partido Paz y Democracia).

Las labores de renovación de la iglesia comenzaron en 2009 y la misma abrió al culto en octubre de 2011 pero por falta de fondos el campanario aún no había sido reconstruido.

Durante la ceremonia de inauguración de la torre del campanario, el director de la Fundación, Ergun Ayik, dijo: "Esta iglesia fue una vez testigo y prueba de la numerosa población armenia de esta ciudad. Su arquitectura se erige como testimonio de lo avanzada que era la civilización armenia".

Y añadió: "Nuestros antepasados nos legaron esta iglesia, pero por razones conocidas no fuimos capaces de reclamar la propiedad de dicho patrimonio. La renovación marcó el inicio del proceso de restitución de esta propiedad".

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En el Año de la Fe, aumentar el testimonio de la caridad
La diócesis de Tarrasa erigió Caritas Diocesana
TARRASA, jueves 8 noviembre 2012 (ZENIT.org).- El lunes día 5 de noviembre, monseñor Josep Àngel Saiz Meneses, obispo de Terrassa, una diócesis de reciente creación en Cataluña, España, hizo pública la constitución canónica de Caritas Diocesana como organismo oficial de acción caritativa y promoción social de la Iglesia católica en la diócesis, y la aprobación de los estatutos por los que se regirá.

“En el contexto del Año de la Fe, la creación de Caritas Diocesana contribuirá poderosamente a incrementar el testimonio de la caridad que el Papa pide como uno de los frutos en este año”, afirma esta diócesis catalana en un comunicado enviado a ZENIT.

Asimismo comunicó el nombramiento de Salvador Obiols Gras como director general y Pilar Taché Sererols como secretaria general, que junto con Francesc Catarineu Vilageliu, delegado episcopal de Caritas, asumen la dirección y coordinación de este ámbito de la vida diocesana.

Desde la creaciónde la diócesis de Terrassa, el 15 de junio de 2004, el obispo ha ido creando los organismos e instituciones necesarios para el desarrollo de su misión.

Si bien la acción caritativa y social de la diócesis se ha llevado a cabo desde los inicios de la vida diocesana, se tenía que crear jurídicamente la institución para disponer de una estructura propia que pudiera coordinar desde la diócesis su labor.

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Nuevo monumento al arzobispo Romero
En el paseo marítimo de Ciudad de Panamá
PANAMÁ, jueves 8 noviembre 2012 (ZENIT.org).- El arzobispo salvadoreño Óscar Arnulfo Romero Galdámez, asesinado la víspera del 25 de marzo de 1980, mientras celebraba la eucaristía en San Salvador, y cuyo proceso de beatificación sigue su curso, recibió un nuevo homenaje con el descubrimiento de un monumento a el dedicado en el paseo marítimo en la Cinta Costera de la Ciudad de Panamá.

Un busto de bronce, dentro de una estructura modernista, diseñada por la arquitecta Keyla Cedeño del Departamento de Construcción de la Universidad de Panamá, fue desvelado por autoridades eclesiásticas, universitarias y por el ministro de Relaciones Exteriores de El Salvador Hugo Martínez, en el marco de una visita oficial de dos días al país canalero.

Fue recordado el homenaje, en la década de los ochenta, cuando numerosas familias salvadoreñas llegaron al país debido a la guerra interna que vivía el país centroamericano. El gobierno militar panameño de entonces consideró prudente ubicarlas en la localidad Monseñor Romero, en las montañas de Coclesito, en la provincia de Colón.

El arzobispo Romero, ante cuya tumba oró el beato Juan Pablo II en su viaje al país, recordado por denunciar injusticias antes y durante la guerra civil salvadoreña, fue asesinado en el altar el 24 de marzo de 1980 en el Hospital Divina Providencia, mientras celebraba la misa. Su proceso de beatificación de inició en 1994. 

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Comentario al Evangelio


Los pobres son generosos
Comentario al evangelio del Domingo 32º T.O./B
ROMA, jueves 8 noviembre 2012 (ZENIT.org).- Ofrecemos el comentario al evangelio del próximo domingo de nuestro colaborador padre Jesús Álvarez, paulino.

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por Jesús Álvarez SSP

Jesús se había sentado frente a las alcancías del Templo, y podía ver cómo la gente echaba dinero para el tesoro; pasaban algunos ricos y daban mucho. Pero también se acercó una viuda pobre y echó dos moneditas de muy poco valor. Jesús entonces llamó a sus discípulos y les dijo: - Yo les aseguro que esta viuda pobre ha dado más que todos los otros. Pues todos han echado de lo que les sobraba, mientras ella ha dado desde su pobreza; no tenía más, y dio todos sus recursos”.(Marcos 12, 38-44)

El Maestro contrapone dos estilos de generosidad: la de apariencia y la de corazón. Jesús desenmascara la ostentación y la hipocresía de los fariseos frente a la humildad y generosidad de una pobre viuda. Dios no se fija en la lista de obras materiales y gestos llamativos, sino en la transparencia, en el amor y la fe viva; en los sentimientos y las actitudes con que se vive y se obra.

Jesús se fijó en lo que daban los ricos, y se fijaba también la gente, que tal vez admiraba las subidas cantidades dadas para el tesoro del templo. Pero solo Jesús miró y admiró a la viuda pobre; y nadie se enteró de que había dado más que todos: todo lo que tenía, a pesar de que era tan poquito.

El mismo Cristo se identificaba con la viuda, pues él no tenía “ni una piedra donde reposar la cabeza”, y se entregó por nosotros con todo lo que era y tenía: Cuerpo, alma y divinidad.

Hechos semejantes al relato evangélico se repiten en las misas de los domingos, y en la vida ordinaria, donde muchos pobres dan de lo poco que tienen y algunos ricos dan poco o nada de lo mucho que les sobra, o tal vez dan con el fin de aparecer los primeros en las listas de donantes, mientras que nadie se fija en el sacrificio heroico del pobre que da.

La pobre viuda no se enteró del valor de su gesto ni de que el mismo Hijo de Dios la estaba mirando, admirando y alabando. Lo mismo sucede con muchos pobres, que no se enteran de que Dios está con ellos, ni sospechan que serán los primeros en el reino de los cielos. Dios nunca se deja vencer en generosidad. “Por suerte hay pobres para ayudar a los pobres; sólo ellos saben dar”, decía san Vicente de Paúl.

Por otro lado, los pobres son también los primeros en la mira de los ricos en dinero, poder, ciencia, tecnología y armas, pero no para hacer la guerra a la pobreza, sino para hacerles pagar la guerra a los pobres con el sudor de su frente y muchas veces con su sangre y con su vida.

En cambio, el cristianismo es la religión positiva del sí generoso a Dios y al hombre, y también la religión del dar y sobre todo del darse con gozo.

Darse a Dios para la salvación de los demás, es el verdadero camino de la libertad, y la felicidad; el camino del auténtico amor cristiano; es decir, del discípulo legítimo de Cristo. El camino de la gloria eterna.

Rico de verdad es quien da, y se da, porque solo es nuestro lo que damos y solo ganaremos y salvaremos la vida, nuestra persona, si la entregamos. Paradojas de la existencia cristiana que hemos de acostumbrarnos a vivir con gozo y realismo.

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Entrevistas


La metafísica afronta las cuestiones perennes por más moderno que sea el hombre
En diálogo con el filósofo español padre Leopoldo Prieto (Parte I)
Por José Antonio Varela Vidal

ROMA, jueves 8 noviembre 2012 (ZENIT.org).- Hoy se inaugurael V Congreso Mundial de Metafísica, que reunirá en esta ciudad a filósofos de todo el globo en un evento que, según los organizadores, a través de los años se ha convertido en un foro internacional de diálogo, donde exponentes de las más variadas disciplinas académicas se enriquecen mutuamente en la búsqueda del fundamento último de sus respectivas ciencias.

Para profundizar un poco más sobre lo que es la metafísica y la importancia de la filosofía para los estudios de la teología hoy, entre otros temas de la sociedad contemporánea, ZENIT entrevistó al filósofo español, doctor Leopoldo Prieto, presbítero de la archidiócesis de Madrid y catedrático de la flamante Universidad Eclesiástica San Dámaso de Madrid.

¿Qué dice la metafísica al hombre de hoy, hijo de esta sociedad moderna, nihilista…?

--Leopoldo Prieto: La metafísica afronta las cuestiones perennes, que son el fundamento e inicio de la filosofía. Por más moderno o nihilista que sea el hombre no deja de ser eso… hombre. En la metafísica, en primer lugar, hay una teoría de la realidad, que es una teoría del ente. Así es como Aristóteles concibe esta ciencia, a la que no le da el nombre de metafísica, sino que la llama la ciencia primera. Las demás ciencias tienen su apoyo precisamente en esta ciencia y por eso Aristóteles las llamaba ciencias segundas. Al ser la metafísica el estudio del ente en cuanto tal, le corresponde elaborar una teoría general de las cosas en aquello que son, a lo que clásicamente se llama la esencia de algo. Por relación a la esencia, la metafísica clásica estudia una serie de nociones especiales a las que da el nombre de categorías o predicamentos.

¿Allí empieza el campo de interés de la metafísica o aún antes?

--Leopoldo Prieto: Antes de la esencia, a la metafísica interesa estudiar el ser del ente y las propiedades comunes que todo ente tiene por el hecho de ser tal. Tales propiedades comunes reciben el nombre de transcendentales. De manera que el estudio del ente al que se dedica la metafísica se divide en el estudio del ser y de las propiedades transcendentales anejas a éste y el estudio de la esencia y las propiedades especiales que se derivan de ésta, las categorías. Posteriormente la metafísica estudia la actividad de los entes, que en sus diversas modalidades constituye lo que se llama la causalidad. Se podría decir, por tanto, que la metafísica se construye, en última instancia, sobre dos coordenadas: una que estudia el ‘ente en su constitución’ (esencia-categorías y ser-transcendentales) y otra estudia el ‘ente en su operación’, y esto es la causalidad.

¿Qué otros aportes ofrece?

--Leopoldo Prieto: Hay que ampliar algo más a algunos aspectos antes referidos. Como acabo de mencionar, la metafísica aporta también por medio de la doctrina de las categorías, una teoría de los modos específicos o particulares de ser de las cosas, que es lo que los griegos decían categorías. Creo que esto sigue siendo una gran aportación de la filosofía clásica, pero a la que se han hecho muchas críticas, no siempre justas. Luego la metafísica aporta una ‘teoría de los modos trascendentales del ente’, en la que se encuentran algunas de las cuestiones más densas y ricas de la filosofía, como son: la unidad, la verdad, la bondad, la belleza. A partir de ellas la metafísica se demuestra como ciencia primera y fundamento de otras ciencias, dado que por medio de la unidad se ponen los fundamentos de la teoría del continuo y del número para la matemática (al menos la clásica); por medio de la verdad, la metafísica establece el fundamento de la teoría del conocimiento; por medio de la belleza, el fundamento de la estética; por medio de la bondad, el fundamento de la ética.

En aquel famoso mensaje del Concilio Vaticano II a los pensadores, se les dijo que "pensar es una responsabilidad y es un deber", ¿cómo entender esto hoy?

--Leopoldo Prieto: Se entiende que la teoría antecede y orienta la práctica y que solo son humanas las acciones realizadas con conocimiento. El hombre, al menos el hombre cabal, no obra a ciegas. De este modo conocimiento y teoría orientan racionalmente sus actos. O dicho de otro modo, si no se está en la verdad no se puede obrar el bien. Se podrá tener buena intención, pero la acción realizada no es la conducente al fin propuesto. Por consiguiente, no solo es responsabilidad del hombre el pensar, sino el pensar con verdad las cosas, pensar la verdad de las cosas, no inventarlas y vivir en la verdad. Inventar es muy bueno: es el campo de la fantasía, del arte y de la técnica, pero no el de la filosofía. La filosofía no debe disolverse en literatura o teatro o demás cosas de este género. La filosofía es el afán de la verdad. En ese sentido es una alta responsabilidad de toda persona pensar verdaderamente qué son las cosas, el mundo, quién es uno mismo.

¿Y porqué se dijo que pensar es un deber?

--Leopoldo Prieto: Es un deber porque el hombre vive en un nivel de realidad en el que, satisfechas sus necesidades orgánicas, todavía queda insatisfecho y se abre entonces a un ámbito infinito. Tiene una vida que lo lleva a conocer las cosas como son en sí mismas, y de acuerdo a este conocimiento, puede conducir su vida con libertad y, por tanto, con responsabilidad. Por eso, no sólo los filósofos de profesión, sino la gente debe ser consciente de la importancia de tener alguna formación en filosofía según sus intereses y disponibilidad de tiempo.

¿La gente laica vuelve a estudiar filosofía?

--Leopoldo Prieto: Yo me congratulo viendo cómo un número creciente de personas, con estudios y profesiones de alto nivel de formación, llegan a nuestra universidad a estudiar filosofía… Y se admiran de una nueva visión de la realidad, de una nueva manera de mirar las cosas, más fundamental, más radical, a la que no habían tenido acceso antes, porque han estudiado ciencias particulares, y ven el campo inmenso que la filosofía les abre. Inmenso, en verdad, porque además de estudiar el mundo, el conjunto de realidades físicas que nos rodean, la filosofía se hace cargo del hombre… y de Dios en lo que está al alcance de la razón.

A otros quizás se les hace más difícil encontrar la importancia de los primeros años de formación filosófica… Me refiero a los que la estudian para luego seguir con la teología.

--Leopoldo Prieto: La Iglesia nunca ha dejado de valorar la buena filosofía y es cada vez más consciente del papel insustituible de la razón en la fundamentación de la fe. La Iglesia es hoy la gran valedora de la razón en un mundo que se despide de la racionalidad. Prueba de lo que digo es la encíclica Fides et Ratio, de Juan Pablo II, donde se llamaba la atención sobre el valor insustituible de la razón para la fe, en dos posiciones. Primero, en la elaboración sistemática del dato revelado; y segundo, en el intento de indagar y escrutar, en la medida de lo posible al hombre, la hondura abismal del misterio revelado.

Cumple un rol importante, entonces...

--Leopoldo Prieto: Dicho de otro modo, en la Iglesia siempre se ha entendido que la tarea filosófica, es decir, el trabajo de la razón organizado sistemáticamente y aplicado al estudio del dato revelado, es imprescindible. San Anselmo de Canterbury definía por eso la teología como la fe que quiere la luz de la comprensión (fides quaerens intellectum). Un gran teólogo del siglo XVII dice a este propósito: “Es imposible llegar a ser un buen teólogo si antes no se han sentado sólidamente los fundamentos de la metafísica”.

¿Una teología con fundamento, como dice el papa actual?

--Leopoldo Prieto: En la fe existe una tensión hacia la comprensión. Nadie como san Agustín ha entendido esta tensión de la fe. Naturalmente que es menester evitar los escollos del racionalismo. A la pregunta de a qué nos ayuda la filosofía en relación con la fe hay que responder que a servirnos de la luz de la razón, puesta por Dios en nosotros, que debe convivir armoniosamente con la otra luz, la de la fe, mientras somos viatores, caminantes por el mundo, porque en el cielo esta tensión de la fe desaparecerá y se resolverá en la visión facial ante Dios. En este sentido la expresión clásica consideraba a la filosofía como sierva de la teología (ancilla theologiae). Ahora bien, por más que sea modesta, la sierva es necesaria a la señora.

Hay que estudiarla en serio, ¿no?

--Leopoldo Prieto: Aquí, in statu viae, mientras caminamos por este mundo, tenemos necesidad de estudiar y de penetrar racionalmente, en la medida de lo posible, el contenido de la fe. Y esto es lo que hace la teología. La teología tiene dos grandes partes: una es la teología positiva en la que se recibe el dato revelado, la revelación, que se acoge en la fe, y que está de algún modo vinculada especialmente a la patrística y a la historia de los concilios, que van elaborando progresivamente el contenido de este dato revelado.

¿Y la otra parte?

--Leopoldo Prieto: Luego hay un momento especulativo, que es la teología dogmática, en la que se trata de elaborar racionalmente, si es lícito hablar así, el misterio del Dios que se revela como Uno en su naturaleza y Trino en sus Personas, una de las cuales, precisamente el Hijo, se encarnó llegada la plenitud de los tiempos. Pues bien, en la elaboración de estas afirmaciones contenidas explícita o implícitamente en el Evangelio, resulta ineludible recurrir a la filosofía, como de hecho hicieron los padres y los primeros concilios de la Iglesia, para tratar de formular la fe y dar razón de la misma, como el propio san Pedro pedía en una de sus epístolas. Siempre, por tanto, desde los primeros padres de la Iglesia, los llamados padres apologistas, y los primeros concilios (especialmente Nicea, Constantinopla, Éfeso y Calcedonia), la Iglesia ha buscado para la fe el apoyo y la compañía de la filosofía.

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