9.11.12

Malá Strana (el Barrio Pequeño de Praga)

Tras 20 años de negociación, la noche del 7 al 8 de noviembre, el Parlamento Checho votó la restitución de los bienes incautados a los cristianos.

El 66% de ellos corresponde a la Iglesia Católica, luego viene la Iglesia Husita Checoslovaca, con el 8%; el 3% de la Iglesia Evangélica de la Hermandad Checa; y la Iglesia Ortodoxa, con el 3%.

El presidente checo, Petr Necas, aprobó la ley por los pelos, 102 votos sobre los 200 totales. Los comunistas confiscaron desde 1948 a 1989 cerca de 2.500 edificios religiosos, la nueva ley quiere restituir –por que la reparación del robo requiere la restitución– todos los bienes incautados desde la toma de poder comunista el 25 de febrero de 1948.

El ambicioso plan tiene también como objetivo que todas las confesiones (la Iglesia también) sean independientes del estado en un plazo de 30 años, a lo largo del cual se distribuirán los casi 7 mil millones de dólares a los que asciende el robo perpetrado, que incluye una pequeña compensación por lucro cesante.

Lógicamente los amigos de lo ajeno, socialistas e izquierdas varias, se opusieron a la justa y democrática medida. Una actuación que tiene especial relevancia en uno de los países con mayor porcentaje de ateos y uno de los de católicos practicantes más bajos de occidente.

Para la Iglesia también será un reto, los comunistas convirtieron a los sacerdotes en funcionarios para poder controlarlos mejor y someterlos a legislación especial. Pero también incluía su manutención. Creo que será interesante seguir el proceso por el que los feligreses acostumbrados a que la Iglesia (y los sacerdotes) «se paguen solos» se transformen, como es su responsabilidad, en sostenedores de todo.

Quizá sea el momento en el que los checos deban volver a refugiarse en el Santo Niño de Praga, tan unido por otro lado a la historia de las Españas.