9.11.12

México; los obispos buscan nuevo líder

A las 5:17 PM, por Andrés Beltramo
Categorías : Iglesia en América

Del Vatican Insider

La Conferencia del Episcopado Mexicano busca nuevo líder. Los 120 obispos de ese país se reunirán a partir del próximo 12 de noviembre en la edición número 94 de su asamblea plenaria. Entonces deberán votar la renovación de la cúpula, incluyendo al sucesor de su actual presidente, Carlos Aguiar Retes. Y es posible que un cardenal presida el organismo, por primera vez en casi 40 años.

Todo comenzará el lunes, con una misa en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe de la Ciudad de México. Hasta el viernes 16 los pastores estarán reunidos en la sede de la CEM, a las afueras de la capital. Además de cambiar presidente, deberán elegir a un nuevo secretario general y establecer la conformación de las ocho comisiones episcopales.

Según dijo al Vatican Insider Aguiar Retes, arzobispo de Tlalnepantla, los estatutos de la conferencia establecen para el presidente un periodo de tres años con posibilidad a una reelección. Y aclaró que él ya cumplió sus seis años, por eso será sustituido.

“Cuando se acerca el momento de la sucesión se hace una previa consulta a las provincias eclesiásticas del país (18 en total). De esa consulta resultan los candidatos al cargo de presidente, los cuales se presentan a todos momentos antes de la elección. Tras una primera votación, si ninguno logra obtener las dos terceras partes del consenso, se pasa a una segunda y en una tercera se elige entre los dos más votados”, explicó.

En las últimas semanas trascendieron los nombres de algunos candidatos a la presidencia: entre ellos el cardenal arzobispo de Guadalajara, José Francisco Robles Ortega; el nuevo arzobispo de Monterrey, Rogelio Cabrera López y el arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa.

La Iglesia mexicana parece sufrir una cierta “anomalía”. A diferencia de otras conferencias episcopales, que suelen estar guiadas por purpurados, la CEM no es presidida por un cardenal desde tiempos de Ernesto Corripio Ahumada, el arzobispo primado de México que encabezó por última vez ese organismo entre 1967 y 1973. Esto podría cambiar no sólo si es elegido Robles, ya poseedor de un birrete colorado. También si el seleccionado es Cabrera, ya que acaba de ser designado para presidir una arquidiócesis con sede cardenalicia. Aunque todavía debe esperar a ser creado cardenal y eso no ocurrirá en un futuro cercano.

Para Aguiar su sucesión será tranquila porque el episcopado mexicano “pasa por un momento de mucha fraternidad, unidad y comunión”, por lo cual se siente “muy satisfecho”. Particularmente porque “todas las decisiones en la conferencia no las toma una sola persona” sino son fruto de un trabajo colegiado del Consejo de Presidencia, del Consejo Permanente y de las comisiones.

Pero varios obispos no están de acuerdo con él. Lejos de los reflectores aseguran que está a punto de terminar una presidencia demasiado propensa al protagonismo, que concentró las verdaderas decisiones en un grupo reducido y no dio espacio a los históricos grupos del episcopado mexicano.

De hecho fueron públicamente conocidos los cruces que sostuvo Aguiar Retes, en diferentes momentos y por diversos motivos, con los cardenales Norberto Rivera Carrera, de la Ciudad de México, y Juan Sandoval Iñiguez, emérito de Guadalajara. Tanto así que en varios actos de su viaje apostólico a tierras mexicanas el Papa Benedicto XVI preguntó dónde estaban ellos, al verlos relegados. Ahora estos episodios son parte del pasado y los obispos se aprestan a pasar página, esperando elegir a un líder que pueda empujar una etapa realmente nueva.

Serafines susurran.- Que así como desde afuera la participación del arzobispo de Guadalajara, José Francisco Robles Ortega, en el pasado Sínodo de los Obispos sorprendió no gratamente -como lo señalamos en este espacio-; no se tuvo la misma impresión desde dentro, donde algunos participantes valoraron positivamente sus intervenciones como presidente delegado. Incluso gente que lo conocía como un “gris” arzobispo de Monterrey y no se esperaba que destacase particularmente en la reunión, se llevaron una impresión diversa al finalizar las tres semanas de debates sinodales.

Aseguran que lo notaron seguro de sí y desenvuelto, afable y distendido. Y más allá de su latín en la misa de clausura (que no fue el mejor, claro está), mejoraron su valoración sobre este purpurado, el más joven de los mexicanos. Incluso por encima del relator general del Sínodo y cardenal arzobispo de Washington (Estados Unidos), Donald Wuerl, del cual se esperaba mucho más y cuya participación terminó siendo un “flop”.