10.11.12

Pensamientos de vida sobrenatural

Tomás de Kempis, dice refiriéndose a Jesús que “’El que me sigue no va a oscuras’, dice el Señor. Estas palabras son de Cristo y con ellas nos enseña a imitar su vida y sus virtudes si queremos gozar de la luz verdadera, y librarnos de la ceguera del alma”.

No puede ser mejor explicado, en esencia, el comportamiento que debe expresar, con su vida, un discípulo del Hijo de Dios y resulta difícil, por eso mismo, decir más cosas con menos palabras.

Tal forma de demostrar que la Fe puede ser difundida, evangelizando con ella, es la que también siguió S. Josemaría en libros suyos como Camino, Forja o Surco que representan, para un creyente en el Dios Único y Omnipotente, una forma de demostrar que se cree porque se sabe lo que se cree.

El aforismo, por eso, es una fórmula comprimida de definir pensamientos, en este caso religiosos, que cada cual llevamos dentro y que, saliendo al exterior desde el corazón, puede servir para encauzar más de una situación que damos por perdida por las asechanzas del mundo o, simplemente, por nuestra mala cabeza mundana.

Por eso mismo, cuando manifestamos por escrito lo que tenemos como cierto para nuestro interior y, así, para nuestro corazón, no hacemos más que tratar de hacer ver que si del mismo habla la boca es de desear que hable bien del lugar donde, por tradición, se ha considerado que actúa el Espíritu de Dios y donde está su Templo.

Lo que podemos decir en pocas palabras a lo mejor es preferible que no se diga de forma extensa. Se entiende mejor lo que se pretende transmitir si no hay exceso de sílabas que, en muchas ocasiones, deforman una verdad espiritual y, en cierta manera, pervierten en esencial sentido que le queríamos dar.

Es, por otra parte, lo que de nuestra vida sobrenatural, llevaba y traída por el deambular de la existencia y conciencia que nos conducen hacia el definitivo reino de Dios, extraemos lo que nos ofrece unas frases que pretenden hacer real la voluntad de quien siente que su fidelidad a Dios puede ser imitada, puesta en práctica particular, como máxima expresión de una comunión vital y de fe.

Así, los “Pensamientos de vida sobrenatural” son una aproximación a la vivencia de la fe y un intento de plasmar, por la vía del mensaje escueto, lo que un alma puede sentir y expresar para obviar la tribulación por la que esté pasando o, a lo mejor, creyendo que pasa.

Cada cual, por supuesto, puede hacer con ellos lo que tenga por conveniente y, si eso surge, añadir los que crea oportunos porque, es bien cierto, que si Dios lo es personal para cada uno de nosotros, no está mal, de vez en cuando, compartir lo que su Espíritu nos ha sugerido. De todas formas, bien sabemos que no podemos ocultar la luz, aunque sea escasa, bajo el celemín.

26.- Gloria de/a Dios

Los creyentes tenemos a Dios como muy importante en nuestras existencias. Por eso sabemos que es vital glorificar a Dios y tener en cuenta, además, la Gloria de Dios en nuestro diario vivir.

Y lo que a continuación traigo es lo que, para este católico, supone

1 La gloria de Dios ha de ser nuestro principal objetivo. Dársela porque se la merece.

2 En Jesucristo se ha visto, a la perfección, la gloria de Dios. No lo olvides nunca.

3 “A mayor gloria de Dios” es una buena forma de hacer las cosas. Para
un cristiano, además, la única posible.

4 Hacer, siempre, lo que nuestros talentos nos permitan hacer es dar gloria a Dios. Otra cosa es esconderla.

5 Aquello que nos pasa es poco ante la gloria de Dios. Eso no lo deberíamos olvidar nunca.

6 Santificando tu vida darás gloria a Dios.

7 La gloria de Dios, recuerda, sólo se ve si la quieres ver.

8 Dar gloria a Dios es, también, alabarlo.

9 Dar gloria a Dios es, también, adorarlo.

10 Dar gloria a Dios es, sobre todo, tenerlo en cuenta en nuestra vida.

11 Tu fin ha de ser dar gloria a Dios. Otro fin está, seguro, equivocado.

12 Toda la gloria ha de ser para Dios.; el mundo no la merece.

13 El camino de nuestra vida ha de estar empedrado de actos en favor de la gloria de Dios.

14 “Gloria a Dios en las Alturas”… y en Tierra, también; en la Tierra, también.

15 La gloria del mundo es demasiado efímera para tenerla en cuenta.

16 La gloria de Dios es eterna. ¿No vale la pena luchar por ella?

17 Si quieres dar gloria a Dios empieza reconociendo que la merece
porque, en verdad, la merece.

18 En las obras de Dios se ve su gloria.

19 A Dios también le das gloria sirviendo a los demás. Es más, seguro que es lo que el Creador prefiere.

20 Dar gloria a Dios es, más que nada, reconocer nuestra filiación.

Pidamos a Dios para que sepamos acoger en nuestro corazón lo que tiene preparado para nosotros según su voluntad.

Ruego, también, a quien quiera hacer su aportación a estos veinte puntos, que así lo haga. Seguramente podremos aprender mucho unos de otros.

Eleuterio Fernández Guzmán