16.11.12

 

Primero conocimos el resultado final de la sentencia del TC sobre el matrimonio homosexual. Ayer supimos los argumentos de la misma. Y la verdad, no sé qué es peor. Si que admitan que es matrimonio aquello que no lo es o que el Constitucional haya decidido que a partir de ahora, la literalidad de la Carta Magna tiene menos valor que los estudios demoscópicos. En otras palabras, que para decidir si tal o cual ley es constitucional, hay que ver lo que opina la gente. Y por supuesto, no toda la gente, sino solo la entrevistada por el Centro de Investigaciones Sociológicas, Gallup o cualquier otra empresa del sector.

Se ve que a los señores del Constitucional les importa un pimiento que centenares de miles de españoles salieran a manifestarse a favor del verdadero matrimonio. Ellos, sin consultar al pueblo por medio de las urnas, han decidido que el hecho de que el matrimonio sea entre personas del mismo sexo no hace irreconocible esta institución en la sociedad española actual. Lo mismo es que los católicos practicantes y el resto de ciudadanos que se niegan a reconocer la condición matrimonial de esas uniones, no son parte de la sociedad. Son parias que se niegan a dejarse llevar por lo políticamente correcto y que pensaban, ilusos ellos, que si la Constitución dice una cosa, hay que respetarlo y no darle un sentido que no tiene.

De hecho, hasta uno de los magistrados que votó a favor del gaymonio, el progresista Manuel Aragón, ha sido la mar de claro:

Mediante la interpretación evolutiva no puede hacérsele decir a la norma lo contrario a lo que dice, pues entonces no se interpreta la Constitución, sino que se cambia“.

Vayan ustedes dando por hecho que mientras este TC siga con su actual composición, las sentencias se tomarán teniendo en cuenta la moda del momento. Yo creo que ya que se ponen a ello, pueden consultar con los diseñadores que exponen en la pasarela Cibeles para saber cuál va a ser la próxima colección de verano, de manera que cuando toque sentenciar sobre si el aborto es un derecho, se tenga en cuenta si las tripitas de las embarazadas deslucen mucho los bikinis y los bañadores.

Y, desde luego, tengamos todos muy claro que como al Constitucional le entren las prisas y vote a favor de que matar a los hijos antes de nacer es un derecho, usando como argumento la interpretación evolutiva del texto de la Carta Magna -o sea, donde pone derecho a la vida, léase derecho a abortar- y la idea de que “como las mujeres abortan mucho, eso es que el aborto está socialmente reconocido”, este gobierno no tocará una letra de la actual ley abortista.

Esperemos que no se ponga de moda en la sociedad la idea de que hay que matar a los abuelos a partir de los 80 años, porque son una carga para las cuentas públicas. En ese caso, el Constitucional les aplicará el derecho a vivir de forma “evolutiva". O sea, “todos tienen derecho a vivir hasta una cantidad de años cuya cuantía será decidida por la sociedad mediante unas encuestras del CIS".

Eso sí, luego algunos dicen que es muy conforme al evangelio y a la conciencia cristiana participar de este sistema votando a los partidos que no defienden ni defenderán jamás los principios no negociables que debe defender todo cristiano.

Luis Fernando Pérez Bustamante