18.11.12

¿Adoración perpetua? ¡Ni se te ocurra!

A las 9:26 AM, por Jorge
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Las respuestas de la gente al proyecto de adoración perpetua en la parroquia están siendo muy positivas, tanto de laicos como de sacerdotes y religiosos. Todos me dicen que es un proyecto muy ambicioso, pero que es una maravilla. Y que adelante.

Por eso ayer me sorprendió tanto que precisamente un sacerdote fuera el que pronunciara estas palabras: ¿adoración perpetua? ¡Ni se te ocurra! Y que además lo hiciera en público, y además en medio de la misa.

Al acabar la celebración charlamos un momento. Y me expuso todos sus argumentos: que al final la adoración se convierte en un fin en sí misma, y que la gente que va a la adoración no quiere saber de los pobres y que ni va a misa.

Lo de siempre, que hay que estar con los pobres. Que es una forma de decirte que menos énfasis en la adoración, según sus mezquinos argumentos desencarnada y alejada de los pobres, y más estar con los débiles.

Pues no entiendo que esto se lo digan a un servidor, cuando en esta pequeña parroquia tenemos más de cuarenta voluntarios trabajando en los distintos proyectos de Cáritas. Y no entiendo que nadie ose contraponer adoración con servicio a los pobres.

Como no podía ser menos, hablé de la beata Teresa de Calcuta, que cuanto más trabajo tenía, más horas dedicaba a la adoración. Inútil todo argumento. Al final una sonrisa de conmiseración y tener que escucharle eso tan de siempre de “bueno, espero que tengas suerte y que salga bien, pero…”

En el fondo seguimos viviendo el vacuo kumbayá de los setenta. Hay que estar con los pobres, todos servidores, todos iguales, Cristo nos perdona siempre, creerse de verdad el evangelio, pero incapaces de un solo proyecto en el que embarcarse y dar la vida por Cristo y por los hermanos.

Al lado de este sacerdote, un laico corriente, normalito, de esos que están ahí para lo que haga falta. Responsable de matrimonios de su parroquia, y su esposa catequista desde hace años. Me pidió hojas de inscripción para amigos suyos y sé que en su pequeño boletín dará la noticia y pedirá apoyo.

Me acordé del evangelio: Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra, porque, has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a la gente sencilla.