18.11.12

 

La llegada de un nuevo arzobispo de Canterbury, sede primada para la Comunión anglicana, parece que ha revivido la discusión interna sobre el acceso de las mujeres al episcopado. En realidad, parece evidente que más pronto que tarde los anglicanos aceptarán de forma general que haya obispesas en su comunión eclesial. De hecho, es la consecuencia lógica de haber aceptado en su día la ordenación de mujeres como presbíteras. Una vez que aceptas que la mujer puede recibir el sacramento del orden, lo demás va detrás. En este punto no está de más recordar que la Iglesia Católica no reconoce la validez de ese sacramento entre los anglicanos. Para Roma, la conocida como Iglesia de Inglaterra es, desde el punto de vista “técnico", una comunión eclesial y no una verdadera iglesia como sí lo son las ortodoxas.

Antes de abordar como afecta el tema de la ordenación de mujeres a las relaciones entre el catolicismo y el anglicanismo, creo oportunísimo recordar las palabras que dirigió al nuevo primado anglicano el responsable de la “cosa ecuménica” del patriarcado de Moscú. Hilarión de Volokolamsk no se anduvo por las ramas:

«Lamentablemente, la parte final del sigo XX y los comienzos del tercer milenio han traído dificultades tangibles en las relaciones entre la Iglesia Rusa Ortodoxa y las iglesias de la Comunión Anglicana. La introducción del sacerdocio femenino -y ahora del episcopado-, la bendición de uniones y matrimonios de personas del mismo sexo y la ordenación de homosexuales como pastores y obispos, todas estas innovaciones son vistas por los ortodoxos como desviaciones de la tradición de la Iglesia primitiva, lo cual hacer que el anglicanismo sea cada vez más extraño a la Iglesia Ortodoxa y contribuye a una mayor división de la cristiandad en su conjunto».

A mí no me cabe la menor duda de que Justin Welby sabe que no hay la menor posibilidad de unión de su comunión eclesial con católicos y ortodoxos y, por tanto, le da absolutamente igual lo que diga Roma o Moscú. Es más, si finalmente da el paso de aceptar la ordenación de mujeres como obispos, los ortodoxos adoptarán exactamente la misma postura que Roma sobre la invalidez de las órdenes anglicanas. Y, conviene tenerlo en cuenta, eso supondrá un cambio fundamental en las relaciones ecuménicas entre unos y otros.

Sorprendentemente todavía hay anglicanos que creen que su comunión eclesial es una especie de Vía Media. O que la Iglesia de Inglaterra es una rama más del ábrol de la Cristiandad, de la que católicos y ortodoxos serían otras ramas. Son los restos de la antigua “High Church", también conocidos como anglocatólicos. Tanto ellos como, por otras razones, los anglicanos evangélicos -conocidos de siempre como “Low Church"-, llevan tiempo sintiéndose bastante a disgusto por la evolución doctrinal del anglicanismo. Dado que Welby es evangélico moderado, es probable que los anglicanos de esa tendencia no fuercen las cosas hacia la ruptura. Mientras no se acepte el matrimonio homosexual y la ordenación de gays y lesbianas, los anglicanos evangélicos permanecerán tranquilos. Pero entre los anglocatólicos se dará, probablemente, un nuevo éxodo hacia Roma o hacia las iglesias ortodoxas. No muy grande, porque al fin y al cabo, cada vez quedan menos anglocatólicos.

Como cabía esperar, los catolicanglicanos que hay “dentro” -es un decir- de la Iglesia Católica, quieren aprovechar el apoyo del primado Welby a la ordenación de obispesas para intentar reactivar la cuestión en el catolicismo. Uno de ellos, director de un medio de comunicación religioso, ha escrito:

De aprobarse, pues, el acceso de la mujer al episcopado, sería una decisión histórica que, por un lado dejaría en evidencia (aún más) la situación discriminatoria de la mujer en la Iglesia católica y, por el otro, metería presión a Roma en este tema tan delicado. Ante él, una de dos. O la Santa Sede se enroca en su ‘no’ al acceso de la mujer al altar, como está haciendo hasta ahora. O bien, a medio plazo, no tendrá más remedio que seguir el mismo camino.

Pues miren ustedes, catolicanglicanos, “lasciate ogni speranza". La Iglesia Católica JAMÁS de los JAMASES puede cambiar algo perteneciente al depósito de la fe. Y, tanto si les gusta como si no, a ese depósito pertenece la doctrina de que el sacramento de la ordenación está reservado solo para los hombres. Podría ser de otra manera, pero es así. Hay tantas posibilidades de ordenar mujeres al sacerdocio como de que se declare que lo de la sucesión apostólica es un camelo.

Aparte de los pronunciamientos definitivos del magisterio sobre esta cuestión, acabamos de oír a alguien tan querido por el progresismo catolicanglicano como el cardenal Kasper, decir que la petición de la ordenación de las mujeres no es aceptable.

Dice también el manipulador director de ese medio de comunicación:

Y es que ni el mismísimo Papado de Roma podría mantenerse impertérrito ante la presión social y religiosa sincronizada. Una presión que señala a la Iglesia católica como la única institución en la que se sigue discriminando abiertamente a la mujer en su acceso al altar y a los ministerios ordenados.

¿Qué pasa? ¿acaso los ortodoxos no existen? ¿que no se han expresado claramente al respecto? Si la Iglesia Católica ha cerrado esta cuestión recordando que ya ha sido definida INFALIBLEMENTE, los ortodoxos es que ni siquiera se la plantean. De hecho, no está de más recordar que dentro del protestantismo, aunque eso del altar y los ministerios ordenados es algo aceptado solo por algunas denominaciones históricas, queda todavía un sector muy importante que, tras leer a San Pablo, se niegan a aceptar la presencia de mujeres pastoras entre sus comunidades eclesiales. Es decir, esto de la “ordenación” de mujeres solo existe en una parte del protestantismo. Que es exactamente el destino al que deberían dirigirse de cabeza todos los que no aceptan que la Iglesia Católica siga siendo católica.

Por último, retomo otra frase dicha por el cardenal Kasper en su magnífica ponencia pronunciada en el no menos magnífico congreso de la UPSA sobre el Concilio Vaticano II: “la Iglesia que se inspira en las principales corrientes sociales terminará siendo indiferente y, al final, inútil“. Tomen nota los que crean que la Iglesia debe de adaptarse a la moda del momento. Eso es lo que ha hecho el anglicanismo, que ha cavado muy hondo su propia tumba. Los que quieran arrojarse a la misma son libres de hacerlo. Pero que dejen en paz a la Iglesia Católica, única en la que subsiste plenamente la Iglesia de Cristo.

Luis Fernando Pérez Bustamante