Reflexión final del Congreso «A los cincuenta años del Concilio Vaticano II (1962-2012)»

 

La teología, como ciencia de la fe, tiene su propio lugar en la Iglesia para lograr el necesario diálogo crítico de la fe con la cultura contemporánea. Los teólogos están llamados a realizar este servicio como parte de la misión salvífica de la Iglesia. Por eso es necesario que piensen y sientan con la Iglesia.

17/11/12 6:48 PM


1.- Este Congreso, organizado por la Junta de Decanos de las Facultades de Teología de España y Portugal y celebrado en la Universidad Pontificia de Salamanca, ha querido ser un recuerdo agradecido al gran acontecimiento eclesial que fue el Concilio Vaticano II, con motivo de los 50 años de su inauguración; un concilio que ha marcado decisivamente la vida de la Iglesia y sigue siendo una brújula segura para la Iglesia del siglo XXI.

2.- Con la participación de casi 400 congresistas, la mayoría de los cuales son profesores y alumnos de nuestras facultades y de los centros teológicos superiores a ellas vinculados, y con ponentes profesores de todas las Facultades de Teología de España y Portugal, el Congreso es un signo de comunión entre ellas, cada una con sus propias riquezas y unidas todas en la misma fe y en el servicio a la Iglesia.

3.- El Congreso ha tenido el apoyo de las Conferencias Episcopales Española y Portuguesa, y en él han participado como ponentes algunos Obispos-teólogos, como otra manifestación de comunión eclesial.

4.- Las distintas intervenciones del Congreso han tenido en cuenta todos los grandes temas y documentos del Concilio, pues la consideración del conjunto de la doctrina conciliar es un criterio hermenéutico para la correcta interpretación de los diferentes aspectos y aportaciones conciliares.

5.- En el Congreso ha quedado claro que la pretensión fundamental del Concilio fue ofrecer un testimonio autorizado del Evangelio al mundo contemporáneo.

6.- Una idea de fondo aparecida en todas las ponencias ha sido que el Magisterio posterior ha acogido, interpretado y actualizado el Concilio. En esa línea el Congreso ha seguido el principio hermenéutico del Papa Benedicto XVI de “la reforma en la continuidad”, que posibilita descubrir en los textos conciliares su auténtico espíritu.

7.- El Congreso considera que, a la luz de esta hermenéutica, la teología tiene en la Iglesia la función esencial de releer los textos conciliares y de aplicar y prolongar los principios del Concilio ante los nuevos problemas que surgen y las nuevas realidades a las que hoy hay que responder.

8.- Asimismo, entiende que la teología, como ciencia de la fe, tiene su propio lugar en la Iglesia para lograr el necesario diálogo crítico de la fe con la cultura contemporánea. Los teólogos están llamados a realizar este servicio como parte de la misión salvífica de la Iglesia. Por eso es necesario que piensen y sientan con la Iglesia.

9.- Finalmente, este Congreso, memoria agradecida al Concilio Vaticano II, haciéndose eco del Mensaje final del reciente Sínodo sobre la Nueva Evangelización, quiere evocar el encuentro de Jesús con la samaritana (cf. Jn 4), : “Como Jesús, en el pozo de Sicar, también la Iglesia siente el deber de sentarse junto a los hombres y mujeres de nuestro tiempo, para hacer presente al Señor en sus vidas, de modo que puedan encontrarlo, porque sólo él es el agua que da la vida verdadera y eterna”.

 

Comité Organizador del Congreso

Salamanca, 17 de noviembre del año 2012