La tradición añade información que complementa la representación del nacimiento de Jesús


 

En relación a algunos de los extractos del último libro de Benedicto XVI que se han adelantado, la profesora de Historia del Arte de la Universidad CEU San Pablo, Sirga de la Pisa, recuerda que “Los Evangelios son breves al narrar la realidad histórica del nacimiento de Jesús, por lo que la tradición añade información que complementa desde un punto de vista humano el momento del nacimiento del Niño en Belén”.

Así, señala que “el buey y la mula están mencionados en el Evangelio Apócrifo del Pseudomateo, texto no considerado canónico por la Iglesia, escrito en el siglo VII por un autor desconocido”. Lo relaciona con la profecía de Isaías (1, 3) ‘el buey reconoce a su dueño y el asno el pesebre de su amo: pero Israel no me reconoce, y mi pueblo no entiende mi voz’. Alude así al humilde y pobre nacimiento del Hijo de Dios ignorado por casi todos.

La profesora de la Pisa recuerda que los textos apócrifos “no pretenden ser históricos sino que atienden la curiosidad popular que quería conocer la vida cotidiana de la Sagrada Familia en todos sus detalles. Son por lo tanto una fuente fundamental para el arte cristiano y de hecho determinan la imagen que todos tenemos en nuestra mente del Nacimiento de Jesús de Nazaret”.

Además el buey y la mula según una “interpretación sencilla y humana” darían calor al pobre lugar donde tuvo lugar el alumbramiento de María. “En algunas pinturas incluso se puede ver el vaho de la respiración de los animales colocados cerca del Niño”, añade.

De la Pisa señala que “en el arte posterior al Concilio de Trento (1545-1563) se intenta evitar los detalles procedentes de los apócrifos por considerarse no fidedignos aunque la tradición continuó demandando esta información hasta hoy en día”.

Además del caso del buey y la mula, la profesora de Historia del Arte de la Universidad CEU San Pablo recuerda que el número de los magos de Oriente presenta la misma situación en cuanto a su origen. “Los Evangelios no mencionan cuantos eran por lo que en la iconografía aporta diferentes versiones hasta que se asocia con el número de regalos que si están mencionados en la Biblia. El oro, incienso y mirra determinan finalmente cuantos magos visitaron al Niño en Belén y aluden respectivamente a la realeza de Cristo, a su divinidad y a su muerte en la Cruz, ya que la mirra se usaba para embalsamar. Son ejemplos de la función del arte cristiano que nos muestran a Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios hecho hombre”.