24.11.12

 

¿Servidor? Nada de nada. Hasta ahí podíamos llegar. Lo único que tengo con los neocatecumenales –vulgo kikos- son las acusaciones que se me hacen por algunos comentaristas en este blog de no aceptarlos ni quererlos.

En mi parroquia, para que no queden dudas, no hay comunidades neocatecumenales, o más abreviadamente, “comunidades” a secas. Tampoco tengo grupos de la renovación carismática, de la legión de María, Comunión y Liberación, acción católica o apostolado de la oración.

Sí hay en la parroquia gente de diversos movimientos que aquí acuden, aquí son atendidos y colaboran en lo que pueden y se sienten llamados. Es así de sencillo.

Las comunidades neocatecumenales no son obligatorias en Madrid. Tampoco ninguno de los demás grupos aquí citados. Son medios para la evangelización y no los únicos en ningún caso, ni siquiera los principales.

Los medios claves para el anuncio y la vida cristiana son la Palabra, la oración, la celebración de la fe y el testimonio de los creyentes. Pretender que un determinado movimiento sea el camino neocatecumenal o el apostolado de la oración tiene en sí todas las virtudes y ningún defecto pues es creerse demasiadas cosas. En el caso que nos ocupa estoy seguro de que si el santo padre entendiera que es el camino ideal para la nueva evangelización, así lo habría pedido a toda la catolicidad. Y no dudo de que el señor cardenal de Madrid, que busca lo mejor para sus fieles, nos habría pedido expresamente a los sacerdotes abrir nuestras parroquias al camino neocatecumenal. No lo ha hecho. Tampoco algunos obispos en sus diócesis, porque como obispos no lo han considerado una forma conveniente para sus fieles. Están en su pleno derecho.

Aquí el problema está en que en cuanto dices que en la parroquia no acabas de verlo y que prefieres otras formas, se te tacha de todo, se ponen en oración por la conversión del párroco –de agradecer, en cualquier caso- y se acaba concluyendo que no te interesa la evangelización. Como si alguien tuviera la exclusiva.

Servidor en estas cosas dice lo que dice la Iglesia. Es un movimiento o forma de apostolado aprobada por la Iglesia y no tengo más que decir. Que es potestativo del párroco introducirlo en su parroquia o no. Que desde esa libertad en la parroquia hemos optado por cosas “parroquiales”. Que podemos equivocarnos o no. Pero nada más.

Pero es que usted está en contra. Ya estamos. Aquí no hay medias tintas. O abres la parroquia al camino o estás en contra de él y encima no te preocupa la evangelización de los alejados.

Creo en la parroquia –sólo faltaba que un párroco no creyera en ella-. Creo en las cosas parroquiales y diocesanas. Creo que la parroquia tiene una misión especial, que es ofrecer a todos los cristianos, sin distinción ninguna, del movimiento que sean, de la espiritualidad que profesen, niños o adultos, la catequesis, la celebración de los sacramentos, la atención a los pobres. En Madrid o Moscú. En Sebastopol o Viña del Mar. En Viena o Indiana. Siempre habrá una parroquia abierta donde cualquier feligrés pueda acudir a celebrar la eucaristía, rezar, bautizar a sus hijos, hacer comunidad y vivir la solidaridad cristiana.

Creo en la parroquia como célula de evangelización en una localidad o barrio. Como lugar para la santificación ordinaria del creyente. Y creo en una parroquia muy “del común”. Es nuestra forma. Quizá equivocada, quizá no. Pero que podemos elegirla.

Y creo en una parroquia en la que hoy por hoy vemos con alegría la colaboración de tantos hermanos pertenecientes a diversos movimientos y corrientes eclesiales. Aquí hay colaboradores neocatecumenales, del Opus Dei, de grupos surgidos de diversas órdenes y congregaciones religiosas, de la adoración nocturna, carismáticos. Gente que viviendo su espiritualidad en sus ámbitos respectivos, aquí queremos que encuentre una comunidad de todos, la eucaristía para cuando quieran o puedan asistir, un despacho siempre abierto y en unas semanas una capilla donde poder adorar al Santísimo a la hora que deseen.

Particularmente estoy muy agradecido a la colaboración de hermanos del camino neocatecumenal en catequesis, en Cáritas, en la organización de la capilla de adoración perpetua al Santísimo Sacramento.