27.11.12

Extraordinaria declaración de la Permanente de la Conferencia Episcopal de Irlanda a raíz del caso de la Sra. Halappanavar. Supongo que la historia es conocida. Un caso que está siendo usado para forzar la modificación de la ley del aborto en Irlanda:

La muerte de la señora Savita Halappanavar y del hijo en su seno en el Hospital Universitario de Galway el pasado 28 de octubre ha sido una devastadora tragedia personal para su marido y la familia. Ha conmovido a todo el país. Compartimos la angustia y el pesar expresado por muchos por la trágica pérdida de una madre y un bebé en esas circunstancias y expresamos nuestras condolencias a la familia de la señora Halappanavar y a todos los afectados por los estos acontecimientos.

A la luz de la discusión generada tras la trágica muerte de la señora Halappanavar y su bebé, deseamos reafirmar algunos aspectos de la enseñanza moral católica. Están recogidos en el reciente mensaje publicado con ocasión del «Día por la Vida» del 7 de octubre pasado y disponible en http://www.chooselife2012.ie/

  • La Iglesia Católica nunca ha enseñado que la vida de un niño en el seno materno deba ser preferida a la de la madre. En virtud de su humanidad común, una madre y su bebé tienen el mismo sagrado derecho a la vida.
  • Cuando una mujer embarazada, gravemente enferma, necesita un tratamiento médico que puede poner la vida de su hijo en riesgo, tales tratamientos son éticamente permisibles siempre que se hagan todos los esfuerzos por salvar la vida de la madre y el bebé.
  • Considerando que el aborto es la destrucción directa e intencional de un bebé en el seno materno, es gravemente inmoral en todas las circunstancias. Esto caso es diferente de los tratamientos médicos que no están directa e intencionalmente encaminados a poner fin a la vida del feto. La ley vigente y las directrices médicas de Irlanda permiten a las enfermeras y los médicos de los hospitales irlandeses para aplicar esta distinción vital en la práctica, mientras defiendan la igualdad del derecho a la vida de la madre y el bebé.
  • Hay quienes afirman que el bebé en el seno materno es menos humano o menos merecedor de la vida. Los avances genéticos y tecnológicos dejan meridianamente claro que en el momento de la concepción (fertilización) comienza a existir un nuevo, único y genéticamente completo ser humano. A partir de ese momento en adelante, cada uno de nosotros no crecemos y nos desarrollamos para ser un ser humano, crecemos y nos desarrollamos como seres humanos.

Junto con otras tradiciones religiosas y éticas creemos en la defensa del igual e inalienable derecho a la vida de la madre y del hijo en nuestras leyes y en la práctica médica. Esto ayuda a asegurar que las mujeres y sus bebés reciban el más alto nivel de atención médica y protección durante el embarazo.

De hecho, las estadísticas internacionales confirman que Irlanda, sin aborto, sigue siendo uno de los países más seguros del mundo para las embarazadas y las mujeres que dan a luz. Esta situación debe ser conservada y fortalecida en el interés de las madres y los niños no nacidos de Irlanda.

La nota es breve y clara. Y aprovecha los trágicos acontecimientos para estar cerca de las víctimas –madre y bebé– y de la familia y aclarar la postura en este y otros muchos casos, en derecho a la vida de ambos y la diferencia entre un aborto provocado y un aborto indirecto.

Los hechos todavía no están claros más allá de lo que han contado los medios de comunicación. De cualquier modo parece que pudo haber un caso de «mala práctica» médica –manda narices que llamen mala práctica a una dejación que causa muertes–, porque el deber del médico es salvar la vida de la madre y del hijo.

A no ser que la madre disponga otra cosa, por ejemplo que hagan todo lo posible por salvar al hijo aún a costa de su vida, si el niño muere en los esfuerzos por salvarla a ella, eso no es un aborto provocado, ni mal llamado «aborto terapéutico», es un aborto indirecto. Esto es importante, porque el grado de confusión es grande: intentar salvar la vida de los dos y que el bebé muera no es aborto provocado, aborto es matar al niño. Y eso es injustificable.

Para muestra lo que escribe un meapilas catalanista que defiende el aborto directo o terapéutico, a pesar de que se autodenomina pro-vida:

Consecuentemente, nadie puede atentar contra la existencia de una persona, ni siquiera alegando que el aborto es un crimen contra la humanidad cuando, realmente, la no realización de este –además en un feto inviable como es el caso ocurrido en Irlanda– causa la muerte de la madre.

Cierto, el supuesto caso de peligro de la madre es, en muchos casos, un coladero. En España El 97% de los abortos se practican por supuesto riesgo mental de la madre. No obstante, en determinadas ocasiones sí existe el verdadero peligro para la salud de la madre. Consecuentemente, es una afirmación dogmática y poco realista afirmar que “nunca un aborto salva una vida”, cuando no practicarlo a un feto que iba a morir –y que de hecho murió– causó la muerte de Savita; una mujer que no quería practicar ningún aborto, sino que quería tener más hijos.

Es triste que un dispensador sectario de carnés desconozca que el último Simposio Internacional sobre Salud Materna los profesionales de la medicina concluyeran que:

Como profesionales e investigadores con experiencia en Obstetricia y Ginecología, afirmamos que el aborto directo no es médicamente necesario para salvar la vida de una mujer.

Ojalá los médicos irlandeses que presuntamente negaron auxilio a Savita hubiesen tenido las ideas más claras.

Ojalá los que hablan del asunto tuviesen claros los conceptos más básicos: nunca está justificado el aborto provocado, nunca.