11.12.12

 

Inicié en wordpress una sección a la que titulé en su momento “Frases solemnes rellenas de nada”, donde me fui dedicando al divertimento de tomar algunas de esas frases hechas que todos hemos escuchado y posiblemente hasta pronunciado, y que son la más completa vacuidad.

Son frases que un día alguien soltó en la tele, y que sonaron tan bien que nos sacaron un ohhhhhhhhhhh y un ahhhhhhhhhh del pecho, y que hemos hecho nuestras como prueba de madurez y sentido común, pero que a mí me resultan en principio un fraude.

Hoy voy a analizar una que he escuchado alguna vez y que no puedo por menos de soltar la risa cuando la oigo. Y es cuando alguien, pretendiendo destacar las bondades de alguna persona, dice de él que es “muy amigo de sus amigos”. Hace poco la he vuelto a escuchar. Salía alguien del tanatorio y un pediodista le pidió unas palabras sobre el difunto: “una bellísima persona, muy amigo de sus amigos".

Pues ¡rediez! sólo faltaba. Es que si no fuera amigo de sus amigos sería un cabrito crecedero. Vamos, que si tengo a alguien por amigo y no lo es, es que me está traicionando. Ser amigo de sus amigos no es ningún título especial. Es lo normal.

Voy a argumentar con el evangelio: “Pero a vosotros que me escucháis os digo: amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odian; bendecid a los que os maldicen y rogad por los que os calumnian. Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tendréis?, pues también los pecadores aman a quienes les aman. Y si hacéis el bien a quienes os hacen el bien, ¿qué mérito tendréis? Por el contrario, amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada por ello; y será grande vuestra recompensa, y seréis hijos del Altísimo, porque Él es bueno con los ingratos y con los malos.”

Para mí, según dice el mismo Cristo, un persona excepcional es la que perdona, ama, hace el bien a quien le odia y ruega por quien le calumnia. Una persona buena es la capaz de hacer un favor a todo el que lo necesita, amigo o enemigo. Una persona excepcional es la que perdona siempre, comprende siempre, ayuda siempre… a todos, no sólo a sus amigos.

Así el que alguien sea sólo amigo de sus amigos, para mí, lejos de ser un mérito, es puro egoísmo. Amigo de aquellos con los que me llevo bien. Amigo de los que pueden devolverme favores, de los que pueden pagarme con afecto. Sólo de esos. De los otros paso. Pues mala cosa. Gente valiosa es aquella que es amiga de sus amigos, generosa con los enemigos, afectuosa con todos, capaz de perdonar siempre. Por eso con esta frase “amigo de sus amigos” me sucede que o me lo explican muy bien, o no me fío.

Porque claro, si uno no es amigo de sus amigos pues qué quieren que les diga… eso no es un amigo… es un cabrito. Que crece, claro.