15.12.12

Los extraños números del pesebre vaticano

A las 9:43 PM, por Andrés Beltramo
Categorías : El Vaticano

528 mil 200 euros. Esa es la brecha que separa el costo para El Vaticano del pesebre de la Plaza de San Pedro en los últimos tres años. Mientras en 2009 el precio del nacimiento ascendió a 550 mil euros, en este 2012 la administración pontificia debió erogar apenas 21 mil 800. Una cifra abismal. Números extraños, dispares e inexplicables, que esconden una historia de sobreprecios y falta de caridad cristiana, atravesada por el escándalo del “vatileaks”.

Vayamos por partes. Corría el año 2007, México y El Vaticano se aprestaban a cumplir 15 años de relaciones diplomáticas. Para recordar esa efeméride el entonces embajador mexicano ante la Santa Sede, Luis Felipe Bravo Mena, tuvo una idea: que su país regalase al Papa –ese año- el nacimiento gigante de la Plaza de San Pedro. Para lograr su objetivo realizó las gestiones ante la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, el organismo que rige sobre las 44 hectáreas en las cuales se ubica el Palacio Apostólico.

La solicitud terminó en el escritorio del ingeniero Pier Carlo Cuscianna, director de los Servicios Técnicos. El responsable de prácticamente todos los proyectos edilicios y afines en el territorio vaticano. La respuesta fue negativa y el argumento simple: por tradición las piezas del pesebre de San Pedro provenían de la iglesia de San Andrés del Valle de Roma y eran parte de un conjunto tallado en el siglo XIX. Una costumbre prácticamente inamovible, consolidada desde 1982 cuando -por primera vez- se colocó un montaje navideño en la plaza por deseo de Juan Pablo II.

El embajador buscó una alternativa y concluyó que era posible regalar las figuras con las cuales adornar el Aula Pablo VI, la más grande sala de audiencias de la Sede Apostólica. Entonces sí obtuvo el permiso y nació otra tradición: la “Navidad mexicana en El Vaticano”. En aquel 2007 el estado mexicano de Jalisco donó las artesanías para el auditorio y también un par de ángeles de tamaño natural que finalmente se colocaron en el montaje de la plaza, con las tradicionales piezas.

Anécdota aparte, la gran pregunta es: ¿Por qué defendió tan férreamente Cusciana una tradición de apenas 25 años? ¿Era realmente imposible hacer una excepción con las figuras de aquel gran nacimiento?

El tema viene a cuento porque en este 2012 la costumbre del ingeniero se rompió. En las ya próximas fiestas decembrinas las piezas de San Andrés del Valle no serán expuestas en San Pedro. Todo gracias al “vatileaks”, la crisis producto del robo y la filtración a la prensa de documentos confidenciales robados directamente del apartamento pontificio por el mayordomo papal, Paolo Gabriele. Aunque las autoridades del Gobernación vaticana se empeñan en sostener que ese escándalo no tuvo nada que ver.

Y es que, entre los documentos filtrados por el “cuervo” y contenidos en el libro “Su Santidad. Las cartas secretas de Benedicto XVI” del periodista italiano Gianluigi Nuzzi aparece un escrito del obispo Carlo Maria Viganò, ex secretario de la Gobernación, dirigido al Papa en el cual denuncia “la corrupción” y “el descontrol” que imperaba en varios departamentos del organismo a su cargo cuando llegó al puesto, a mediados de 2009. Y se refirió especialmente al sector administrado por Pier Carlo Cuscianna.

Según el texto “la dirección de los servicios técnicos era la más comprometida por evidentes situaciones de corrupción: trabajos confiados siempre a las mismas empresas, a costos al menos al doble de los practicados fuera del Vaticano (.). Un reino dividido en pequeños feudos: edilicia interna, edilicia externa, gestión caótica de las bodegas, una situación inimaginable, pero bien conocida por todos en la curia”.

En su carta Viganò buscaba defenderse y evitar un inminente traslado como nuncio apostólico a Washington, cambio que al final se concretó. Y para demostrar la eficacia de su trabajo puso como ejemplo el caso del pesebre de San Pedro, que en 2009 costó –como dijimos- 550 mil euros mientras un año después, en 2010, su precio bajó hasta los 300 mil.

Un ahorro de 250 mil en apenas 12 meses. Pero no iba a ser el único. Ya que el pasado jueves 13 de diciembre el actual secretario de la Gobernación del Vaticano, Giuseppe Sciacca, dio dos datos clave: confirmó que en este 2012 el costo del pesebre será de 21 mil 800 y que el ahorro, con respecto al último montaje, fue de aproximadamente 180 mil euros. Con base en esa información se puede deducir que el preció del nacimiento del 2011 giró en torno a los 200 mil euros.

¿Cómo se logró tan significativo resultado? Muy simple. Sólo bastó romper con la tradición, quitar las piezas de San Andrés del Valle y permitir que una región de Italia lleve sus artesanías navideñas a una de las plazas más visitadas del mundo. Así se hará. Las autoridades de la Basilicata lograron que empresas privadas paguen los 90 mil euros necesarios para la realización de un pesebre monumental de factura autóctona. Con una erogación económica realmente baja para la Santa Sede. La módica suma de 21 mil 800 euros. Lejísimos de los 550 mil de 2009. ¿Tan difícil era?