26.12.12

 

Federico Jiménez Losantos y César Vidal han escrito un libro titulado “La Libertad tiene un precio. Conversaciones”. Llevan unas semanas presentándolo por acá y por allá, en su medio de comunicación, en centros comerciales, etc. Hoy un buen amigo me llamó por teléfono y me dijo: “¿No sabes lo que dicen Losantos y Vidal de ti en su último libro?“. “Pues no", respondí. Entonces me resumió lo que ustedes van a leer ahora. Le pedí que me lo transcribiera (C= César Vidal, F= Federico Jiménez Losantos):

C: Posiblemente lo que decía Ortega cuando hablaba de los británicos y los comparaba con los españoles era verdad. Si se compara a los británicos hombre por hombre con los españoles, son gente muy mediocre, pero como colectivo dan mucho mejor resultado. Seguramente es cierto.

F: Yo pienso mucho peor de los españoles que tú, pero me gusta discutir y, además, como no tengo que defender a la Santa Sede, de la que tengo la peor opinión…Después de haberte visto tanto tiempo creyendo en ese amigo que tenías y que dirige esa página web católica…

C: No. Yo nunca creí en él, pero es mucho peor de lo que yo pensaba. Hombre, le di de comer mucho tiempo, sí. Años.

F: Todavía peor. Es un vago redomado, y tú, en lugar de instarle al trabajo, a la virtud y al esfuerzo, le dabas de comer.

C: Lo hice muchas veces y-aquí reconozco mi error- pensaba que en algún momento se pondría a trabajar.

F: Eso es una idea providencialista cercana al estatismo.

C: No, no es eso, pero creía que una persona que tiene tres hijos y una mujer alcohólica, en algún momento, instándole a que busque algún trabajo…

F: Yo no entiendo cómo alguien que te debe tanto puede ser tan hijo de puta.

C: Te conté la historia de un catedrático que decía que no tenía miedo de que nadie le hiciese nada en el departamento, porque él nunca le había hecho un favor a nadie. Y, como decía Cajal, hay dos clases de ingratos: los que se olvidan del bien y los que se vengan. Éste forma parte del segundo grupo, y hemos conocidos bastantes, ¿eh?

F: ¡HOMBRE! Y conoceremos….

Bien, como ese amigo soy yo, creo necesario hacer unas cuantas aclaraciones:

1- Sí, César Vidal me ha ayudado bastante en una etapa larga de mi vida. Pero siempre a cambio de trabajo. Es decir, nunca, literalmente nunca, me dio un euro a cambio de nada. Me pagó los servicios de chófer que le hacía cuando viviendo en Zaragoza venía a Madrid -yo era trabajador autónomo con furgoneta entonces-. En vez de gastarse el dinero en taxis, me lo daba a mí. Y luego nos pagó muy bien, tanto a mi mujer como a mí, los trabajos de transcripción (sobre todo de bibliografías, pero también búsqueda de material) que hacíamos para sus libros. Unos trabajos que siempre realizamos a tiempo y bien y que cobramos realizando la consiguiente factura legal. A todo lo más que llegó en un par de ocasiones es a adelantarnos un dinero a cambio de los trabajos que le haríamos después. Punto final.

2- Además de trabajar para César, en aquel entonces lo hice en varias empresas de mensajería de Madrid (p.e, Servimax) y/o haciendo portes teniendo como base una serrería de la capital de España. Una vez en Aragón, llevé durante un tiempo la línea de Correos de Huesca a Boltaña y trabajé en una empresa de chóferes con cónductor de Zaragoza en horario nocturno, con un turno de 10 horas al día que en no pocas ocasiones aumentaba hasta las 12-14 horas. También montamos un pequeño negocio familiar -tienda de ultramarinos- que fracasó.

3- Durante un año, por mediación precisamente de César Vidal, trabajé como director en Religión en Libertad cuando ese medio de comunicación estaba en Libertad Digital. En todo ese tiempo no recibí queja alguna de mi trabajo ni por parte de Losantos ni de Vidal. De hecho, no me pagaban ellos sino mi editor, Álex Rosal.

4- Efectivamente tengo tres hijos y una mujer alcohólica. Pero esta ha dejado de beber hace cinco años. Sin más ayuda que la de Dios. Ha sido la gracia divina la que, literalmente, ha conseguido que no pruebe una gota de alcohol en todo ese tiempo. Su salud está bastante quebrada, pero mi esposa es hoy un testimonio vivo de como Dios puede obrar milagros en aquellos que se dejan guiar de su mano. Está a punto de acabar la diplomatura en Ciencias Religiosas y es catequista muy querida en nuestra parroquia. Para ser alcohólica… no está mal, ¿verdad?

Aclarado eso, algunos de ustedes se preguntarán a qué viene que yo tenga el privilegio de ser llamado hijo de puta por el señor Losantos y de vago, ingrato y vengativo por parte del señor Vidal. Es muy simple. Hace unos meses, el señor Vidal dio comienzo a una serie de artículos sobre el papel del catolicismo en la historia de España. Se publicaron en Libertad Digital. En los mismos repetía todos los típicos tópicos de la leyenda negra de la Iglesia y de mi país. Entonces cometí el “delito” de criticarle, de replicarle y de acusarle de estar haciendo una labor anticlerical y sectaria contra mi Iglesia.

Parece ser que para el señor Vidal, la amistad está por encima del amor a la Iglesia de Cristo. Parece ser que entiende la amistad como esa relación en la que un amigo puede decir públicamente cualquier barbaridad sin que el otro tenga derecho a señalarle su error e incluso criticarle públicamente. Desde que ocurrió tal cosa, InfoCatólica pasó de ser, en sus propias palabras, “el mejor medio de comunicación católico de España” a ser el medio dirigido por un malvado ingrato del que se pueden sacar los supuestos trapos sucios de su vida personal, cosa que ya ha hecho en varios artículos y ahora en un libro.

El señor Losantos empieza el ataque contra mi persona afirmando que él no necesita defender a la Santa Sede. Ahí está el “problema". Que yo sí defiendo a la Iglesia cuando veo que se la maltrata desde un medio de comunicación, como fue el caso de César Vidal y Libertad Digital. Para mí el amor a Cristo va unido siempre al amor a su Iglesia. Sin que eso signifique aceptar acríticamente todo lo que se haga desde ella, como bien saben los que me leen desde hace años. Pero si la patean, si mienten sobre ella, si la tratan como si fuera una cualquiera -que es lo que hizo el señor Vidal-, no me callo. Y me importa bien poco si el que la ataca es amigo, enemigo, familiar o lo que sea. Primero Cristo, segundo Cristo y después, Cristo. Y si Cristo, también la Iglesia, que es su Cuerpo.

Es curioso que quienes escriben un libro sobre el precio de la libertad, paguen con insultos y desprecio a quien, como yo, cometió la osadía de defender su presencia en la Cadena Cope. Aquí en este blog siguen publicados los artículos que el propio Losantos citó cuando escribió sobre su salida de la cadena de los obispos. El “hijo de puta” te defendió, Federico. El vago, ingrato y vengativo os defendió, Federico y César. Pero como un día osé contradeciros, como un día decidí que antes que la amistad está al amor a la verdad, pasé a formar parte del grupo de aquellos que pueden ser objeto de vuestros ataques personales. Y todo ello en un libro que van a leer miles de personas. En la comisión del pecado de defenderles llevo ahora la penitencia. Doy gracias a Dios por abrirme los ojos respecto a la verdadera naturaleza de estos dos liberales. Uno agnóstico y el otro protestante.

Varios amigos me han sugerido que les denuncie en los tribunales. No tengo la menor intención de hacerlo. Primero, porque no dando mi nombre -aunque es claro que me identifican- no creo que sea posible. Pero, sobre todo, no tengo la menor intención de usar la justicia humana para algo de esta naturaleza. Me basta y me sobra con confiar en la justicia divina. A ella me acojo, implorando de Dios, eso sí, que no les tenga en cuenta lo que han hecho.

Y si lo que ha pasado es, como creo, consecuencia de mi condición de hijo de la Iglesia, mayor razón tengo para dar gracias al Señor por el privilegio de permitirme haber recibido este ataque. La libertad de ser católico está aparejada con el deber de defender a la Iglesia de Cristo de sus enemigos. Ojalá pueda acabar mis días como Santa Teresa de Jesús, diciendo: “Por fin, muero, hija de la Iglesia".

Luis Fernando Pérez Bustamante