ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 30 de diciembre de 2012

La frase del día

"Lo bueno de la Navidad es que está sobre las edades y los tópicos; los fracasos y los triunfos; los accidentes y las debilidades. Lo hermoso de esta felicidad es que Dios está en el destino de cada persona". 

Beato Manuel Lozano Garrido, periodista y escritor, discapacitado y ciego

 


SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA

Beata Eugenia Ravasco
«Desde el Corazón de Jesús y de María al corazón de la juventud»

Santa Sede

''Los padres deben preocuparse seriamente por el crecimiento y la educación de sus hijos''
Orientadoras palabras del papa durante el rezo del Ángelus

EL CONCILIO VATICANO II HOY

Cuando llegamos al Concilio, ya los fieles estaban hartos de la rutina
Entrevista al obispo emérito de Melo y padre conciliar, monseñor Roberto Cáceres (II)

VENTANA AL MUNDO

Que María acompañe a las familias en su vocación de ser iglesia doméstica y célula originaria de la sociedad
Palabras de Benedicto XVI a las familias de España y Europa reunidas en Madrid

''Sólo la familia concebida y vivida en la plenitud de su verdad despeja el horizonte de la esperanza para el hombre''
Madrid, capital europea de la familia cristiana

CULTURA Y EDUCACIÓN

Perú: El arzobispo de Lima no renueva el permiso para enseñar teología a la Universidad Católica
Cardenal Cipriani: es contradictorio en una universidad que no quiere ser pontificia ni católica

CIENCIA Y VIDA

Voluntarios provida reprochan al gobierno español que siga vigente la ley de aborto
Mariano Rajoy prometió en su campaña reformarla y ha pasado un año sin que nada se mueva

Inaugurada la recogida de firmas en línea ''Uno de los nuestros'' por el derecho a la vida
Ya es posible firmar en línea para apoyar el reconocimiento del derecho a la vida desde la concepción

NAVIDAD

Argentina: Todo comienzo invita a una cierta y saludable esperanza
El arzobispo de La Plata ante el Año Nuevo

La fiesta de Navidad tiene un éxito creciente entre los nepaleses
Según informan medios de comunicación locales e internacionales

MARÍA, ESTRELLA DE LA EVANGELIZACIÓN

Carta a las madres de sacerdotes y seminaristas y a cuántas ejercen con ellos la maternidad espiritual
En la solemnidad de María Santísima Madre de Dios

Foro

Dios es la buena vida

Documentación

Recemos para que cada niño sea sostenido por el amor de su padre y de su madre
Meditación del papa durante el Ángelus en la solemnidad de la Sagrada Familia

''Sin la verdad del matrimonio, el organismo vivo, que es la sociedad, se desintegraría''
Cardenal Antonio María Rouco en la eucaristía por las familias


SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA


Beata Eugenia Ravasco
«Desde el Corazón de Jesús y de María al corazón de la juventud»

Por Isabel Orellana Vilches

MADRID, 30 de diciembre de 2012 (Zenit.org) - Aunque en sus entrañas latía el hondo anhelo de partir a misiones, sueño que no pudo cumplir, siendo jovencísima pasó a formar parte del gran elenco de fundadores y fundadoras y dedicó su quehacer a sembrar de esperanza el acontecer de los jóvenes, con singular atención a los más desamparados.

El 4 de enero de 1845 nacía en Milán esta fundadora, siendo la tercera de los seis hijos que verían la luz en la familia formada por el honorable banquero Francisco Mateo y su esposa Carolina Mozzoni Frosconi. No iba a tener otro anhelo en su vida que «vivir abandonada en Dios y en las manos de María Inmaculada» y «arder en el deseo del bien ajeno, especialmente de la juventud», ideario de su fundación y objetivo de su acontecer. En esa situación familiar privilegiada, económica y social, fue educada en la fe, aunque perdió a su madre cuando era una niña. Dos hermanos pequeños murieron también, y su padre, de origen genovés, regresó a su tierra con dos de sus hijos, el mayor y la benjamina. Mientras, Eugenia quedó bajo el amparo de una tía que la formó y cuidó como una madre hasta que en 1852, con hondo pesar por tener que separarse de ella, se fue a Génova junto a su padre y hermanos, Ambrosio y Elisa. Con ésta, en particular, estuvo estrechamente unida.

En 1855 murió su progenitor, y otros tíos, Luís Ravasco, también banquero y comprometido con la fe, así como Elisa Parodi, madre de una numerosa prole de diez hijos, intentaron cubrir el doloroso vacío. Luís fue el tutor de sus sobrinos. Buscó una institutriz para las niñas, y aunque aquélla actuó con mano firme y severa en exceso, Eugenia se amoldó sin dificultad.

Tomó la primera Comunión en 1855, y desde ese momento experimentó una singular devoción por la Eucaristía, que fue uno de los rasgos de su vida espiritual, compartido con su amor a los Sagrados Corazones de Jesús y de María Inmaculada. Al fallecer su querido tío Luís, que tanto bien le reportó, una de sus tías fraguó para ella un ventajoso matrimonio con un marqués, pero no prosperó la idea porque la elección de su consagración al Sagrado Corazón de Jesús estaba grabada en lo más íntimo de su ser. En mayo de 1863 penetró en el templo de Santa Sabina. Un misionero predicaba la palabra, y Eugenia halló la respuesta que estaba buscando para su vida: ensamblado su corazón al Corazón de Jesús, se consagraría a los demás. Dócil a la voluntad divina, a través de su director espiritual, comenzó a dar los pasos oportunos con firmeza. Pasó por encima del juicio negativo de familiares y las críticas desdeñosas de personas de alto status social, como había sido el suyo, y dio muestras de su gran caridad y generosidad poniendo al servicio de los necesitados el copioso patrimonio que había heredado: «Este dinero no es mío, sino del Señor, yo soy solamente la depositaria». Y así comenzó a prestar toda clase de ayuda a niñas, enfermos y pobres.

Siendo joven había tenido que afrontar las dificultades y dolorosos hechos que acaecieron en su familia, hacerse cargo de los bienes y luchar contra personas sin escrúpulos que intentaron esquilmarlos. Además, vio con enorme sufrimiento cómo se perdía irremediablemente su hermano mayor, preso de los desmanes. Todo ello acrisoló su gran fortaleza y revistió su madurez humana y espiritual. Por eso se comprende que el 6 de diciembre de 1868, contando solo con 23 años, fundase la Congregación de las Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y de María. Ésta nació con el objeto de inculcar a los jóvenes, especialmente a los desfavorecidos, los valores cristianos. A todos instó a seguir el camino de perfección. Atenta a los pobres, no descuidó tampoco a personas con recursos ganándoselas para Cristo, al tiempo que obtenía su ayuda económica para ayudar a los que nada poseían. La estrecha colaboración con las parroquias dio grandes frutos apostólicos. Con todos compartió su acendrado amor a la Eucaristía así como a los Sagrados Corazones de Jesús y de María. Rogaba insistentemente: «Corazón de Jesús, concededme poder hacer este bien y ninguno otro, en todas partes».

Su sueño frustrado, porque así lo determinó la providencia, fue ir a misiones. Pero estuvo al lado de los presos, los moribundos y los incrédulos. En 1878 creó la Escuela Normal femenina, criticada e incomprendida por sectores laicistas. Nada hizo mella en su fe y vivió, como siempre había hecho, totalmente desprendida de sí. Las numerosas acciones que impulsó tuvieron el signo de la alegría y de la fe. Aconsejaba a las jóvenes: «Estad alegres, divertíos, pero santamente...». Y a sus hijas: «Vuestro gozo atraiga otros corazones para alabar a Dios». Con este espíritu, asumió, llena de paciencia y caridad, la incomprensión y soledad a la que fue sometida dentro de su comunidad. Muy enferma, murió el 30 de diciembre de 1900. Fue beatificada por Juan Pablo II el 27 de abril de 2003.

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Santa Sede


''Los padres deben preocuparse seriamente por el crecimiento y la educación de sus hijos''
Orientadoras palabras del papa durante el rezo del Ángelus

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 30 de diciembre de 2012 (Zenit.org) - Hoy, en la fiesta de la Sagrada Familia, el santo padre Benedicto XVI dirigió su tradicional meditación introductoria al Ángelus, ante miles de peregrinos que lo esperaban en la plaza de San Pedro. Mientras, muchísimos otros formaban una larga fila para contemplar de cerca la representación del Nacimiento de Jesús que allí se alza.

Las palabras del papa estuvieron centradas esta vez, en el pasaje del evangelio de Lucas, que presenta a la Virgen María y a san José, quienes en cumplimiento de la tradición judía, llegaron hasta Jerusalén para la Pascua junto al pequeño Jesús de doce años.

Recordó que la primera vez que Jesús entró en Templo del Señor fue a los cuarenta días después de su nacimiento, cuando sus padres habían ofrecido "un par de tórtolas o dos pichones" (Lc. 2,24). Haciendo referencia a su reciente libro “La Infancia de Jesús”, señaló que este simple óbolo dejado por sus padres en el Templo “era el sacrificio de los pobres (..) porque la familia de Jesús estaba considerada entre los pobres de Israel; nos hace entender que entre ellos podía madurar el cumplimiento de la promesa" (L'infanzia di Gesù, 96).

Misión de Jesús

De este modo, el creyente puede encontrarse con un Jesús que está de nuevo en el Templo, “pero esta vez tiene un papel diferente, que lo involucra en primera persona”, analiza el santo padre. Esto para Benedicto XVI, es “una señal de la profunda religiosidad de la Sagrada Familia”.

Los padres de Jesús, sin embargo, caen en la cuenta de que el pequeño se ha quedado en la ciudad sin decir nada, hablando con los maestros de la Ley (cf. Lc. 2,46-47). Y es recién cuando lo encuentran y le piden explicaciones, que Jesús les dice “que no tienen de qué asombrarse, porque aquel es su lugar, es su casa, con el Padre, que es Dios” (cf. L’infancia di Gesù, 143).

Cita el papa al padre Orígenes, que sobre este hecho escribe: “Él declara estar en el templo de su Padre, aquel Padre que nos ha revelado y del cual dice que es el Hijo» (cf. Homilías sobre el Evangelio de Lucas, 18, 5).

Padres ayer y hoy

Con este hecho, es decir, la preocupación de María y José por Jesús, el Catequista universal enseñó que es la misma atención de cualquier padre que educa a un hijo, “que lo introduce a la vida y a la comprensión de la realidad”.

Porque los padres, imitando a la Sagrada Familia de Nazaret –prosiguió--, “deben preocuparse seriamente por el crecimiento y la educación de sus propios hijos, a fin de que maduren como hombres responsables y ciudadanos honestos, sin olvidar nunca que la fe es un precioso regalo con el cual alimentar a los propios hijos, incluso con el ejemplo personal”.

Ante esta realidad, invitó “a hacer una oración especial al Señor por todas las familias del mundo (..) para que cada niño sea acogido como un don de Dios, sea sostenido por el amor tanto el padre como de la madre, a fin de poder crecer como el Señor Jesús "en sabiduría, edad y gracia ante Dios y ante los hombres" (Lc. 2,52)”.

Concluyó advirtiendo que los padres, al igual que José y María, “no son solo los amigos o los dueños de la vida de sus hijos, sino los guardianes de este don incomparable de Dios”. Por ello expresó su deseo de que “el silencio de José, hombre justo (cf. Mt. 1,19), y el ejemplo de María, que guardaba todo en su corazón (cf. Lc. 2,51), nos haga entrar en el misterio pleno de la fe y de la humanidad de la Sagrada Familia”.

No se despidió sin desearles a todas las familias cristianas, que vivan en la presencia de Dios con el mismo amor y con la misma alegría de la familia de Jesús, María y José.

Saludos en español

A los peregrinos venidos de diversos países de lengua española, y ante la celebración de la Jornada de la Sagrada Familia en Madrid, Benedicto XVI les dirigió el siguiente saludo:

“Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española presentes en esta oración mariana. Y también, desde aquí, a los numerosos participantes en la Eucaristía que se celebra en Madrid en esta Fiesta de la Sagrada Familia. Que Jesús, María y José sean un ejemplo de la fe que hace brillar el amor y fortalece la vida de los hogares. Por su intercesión, pidamos que la familia siga siendo un don precioso para cada uno de sus miembros y una esperanza firme para toda la humanidad.

Y que el júbilo de compartir la vida al amparo de Dios, que aprendimos de niños de labios de nuestros padres, nos impulse a hacer del mundo un verdadero hogar, un espacio de concordia, solidaridad y respeto mutuo. Con ese propósito, acudimos a María, nuestra Madre del cielo, para que acompañe a las familias en su vocación de ser una forma entrañable de iglesia doméstica y célula originaria de la sociedad.Que Dios os bendiga a todos. Feliz domingo”. (javv)

Leer texto completo de las palabras del papa en:

http://www.zenit.org/article-43999?l=spanish

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EL CONCILIO VATICANO II HOY


Cuando llegamos al Concilio, ya los fieles estaban hartos de la rutina
Entrevista al obispo emérito de Melo y padre conciliar, monseñor Roberto Cáceres (II)

Por Jose Antonio Varela Vidal

ROMA, 30 de diciembre de 2012 (Zenit.org) - En un periodo marcado por varias acontecimientos, hay uno que resalta de manera especial. Nos referimos a los 50 años del inicio del Concilio Vaticano II, que el papa Benedicto XVI acaba de conmemorar en octubre, dentro del marco de la XIII Asamblea General del Sínodo de los Obispos sobre la Nueva Evangelización.

Y tiene una importancia capital porque están de por medio dos generaciones de creyentes que han vivido del pre-Concilio, y los otros que han bebido de su rápido y entusiasta desarrollo. Los próximos meses –y años--, serán fundamentales para demostrar su auténtica validez y terminar de implementar lo que aún queda pendiente.

Para rememorar aquellos años y profundizar sobre los grandes cambios que trajo el Vaticano II a la Iglesia y al mundo, ofrecemos a nuestros lectores la segunda parte de la entrevista realizada a monseñor Roberto Cáceres, padre conciliar y actual obispo emérito de Melo en el Uruguay. La primera parte de la entrevista puede leerse en: www.zenit.org/article-43992?l=spanish.

El Concilio trajo también reformas sobre la visión de los laicos, ¿no?

--Monseñor Cáceres: Sí, por ejemplo, el Concilio hizo ver de una forma imperativa que el laico también es sacerdote. A veces usted habrá oído decir que la mujer no puede ser sacerdote. Cuidado, la mujer si es bautizada ya es sacerdote y tiene el sacerdocio del pueblo. Hay que distinguir el sacerdocio ministerial que no es una dignidad, porque la única dignidad es ser persona humana, sino que es un servicio. Yo soy un presbítero, por lo tanto soy un servidor. Antes se decía voy a oír misa, no, no, la misa no se oye, la misa se celebra, es algo para celebrar todo juntos, incluso con los niños y niñas, que por ser bautizados y confirmados participan del sacerdocio de Cristo.

Sobre el documento de los medios de comunicación, Inter Mirifica, ¿acaso abrió los ojos sobre el potencial que tenía ante sí la Iglesia?

--Monseñor Cáceres: Creo que todos los documentos le abrieron un poco los ojos a la Iglesia. Ahora sí usted me pregunta si le abrieron con la intensidad que se merece, allí soy un poco reticente. En relación a su pregunta, a mí me gustaron siempre los medios de comunicación, como una herramienta para llegar a la gente que no viene al templo. No porque no quieran venir, sino porque viven en el campo, porque está preso o enfermo, hay mucha gente que no puede ir al templo. Si usted empieza a ver el número de gente que no puede ir al templo, es muchísimo más de la que tiene el templo al lado, cuánta gente vive en barrios lejanos o no tiene que ponerse para ir a la misa... Hay muchas razones, en que la palabra ‘justifica’ quizás no corresponda, pero se explica. Soy enormemente partidario de los medios, no solamente por parte del obispo o del presbítero, sino también de los laicos.

Nos trasladamos ahora hasta América Latina... Al volver a su diócesis y luego de recibir los documentos de Vaticano II, ¿cómo fueron acogidos en las parroquias, congregaciones, en la gente?

--Monseñor Cáceres: Ah, fue muy positivo. Algunos sí tuvieron ciertas reticencias, que decían que se estaba cambiando la religión, por decir... Gente de pocas luces que se iba a lo habitual, a lo corriente, lo cual hay que comprenderlo. Pero en términos generales fue muy bien admitido, bien recibido y realizado de inmediato. Muchas de las definiciones o resoluciones ya estaban en estado germinal, ya la gente lo veía venir. Por algo se hace el Concilio, no por un impromptu del papa Juan XXIII, sino porque él era un hombre ducho, observador, de experiencia, que había sido párroco y vicario, que había pasado por todos los estamentos, y conocía a la gente, y conocía cuál era el propósito de Jesús: llegar a todos pero con caridad.

Flotaba en el ambiente, digamos…

--Monseñor Cáceres: En ese entonces había un clima generalizado no solo de aceptación, sino de recepción de los documentos del Concilio Vaticano II. Es que los fieles estaban hartos de esa especie de rutina en que habíamos llegado, como a un callejón de salida… Porque la gente no entendía, se le hacía una cosa muy difícil ser cristiano, y no asociaba actitudes cristianas con el cristianismo. Se creía que ser cristiano era pasarse rezando o participando en el templo y no, por ejemplo, en el mundo del trabajo o del estudio, o del arte, sino que eso era otra cosa... Así es que a mi modo de ver, todo fue muy positivo y lo seguirá siendo, en la medida en que vayamos avanzando en propuestas del Concilio, que aún no han sido asumidas ni conocidas.

¿Cómo ayudó el Concilio a la pastoral en América Latina?

-.Monseñor Cáceres: Creo que América Latina fue un ejemplo, porque inmediatamente se fueron formando grupos, instituciones y el mismo episcopado se fue aglutinando, ya nadie por su cuenta sino todos unidos. Se convocó a la Conferencia de Medellín, que sirvió para aplicar el Concilio, así es que diría que América del Sur ha sido un ejemplo de recepción del Concilio Vaticano II. Por eso muchos obispos latinoamericanos tuvieron un protagonismo en el Concilio, gracias a esa experiencia que traían del continente, donde el pueblo pedía a gritos que se fuera renovando. Creo que le ha hecho mucho bien y le sigue haciendo mucho bien a nuestra Iglesia.

¿Y en el Uruguay?

-.Monseñor Cáceres: ¡Ni qué decir! Porque en nuestro país que es laico, atónico --es decir, sin ninguna sintonía religiosa--, hoy hay un respeto, una credibilidad en la Iglesia de lo que hubo hace cuarenta o cincuenta años. Lo noto clarísimo porque tengo muchos años y viví varias etapas en que nuestra iglesia vivía arrinconada. Sin embargo hoy el Uruguay está a años luz de lo que fue hace sesenta o setenta años atrás, en tiempo de José Valle y Ordoñez por ejemplo, quien persiguió de forma muy inteligente a la Iglesia y de otros líderes intelectuales. Recuerdo que siendo niño, veía que al salir a la calle se recibían insultos y lo teníamos ya asumido; hoy jamás…, esto ha dado una vuelta de 180 grados. Y sigue creciendo una actitud de mucho respeto.

También ha ayudado entonces a que la Iglesia se gane el respeto...

--Monseñor Cáceres: Si, la credibilidad y el respeto que hoy tiene, antes no se daba ni por asomo. Y yo espero que en otros países pase lo mismo. Tengo la impresión de que andando en el tiempo, este respeto en el mundo entero irá creciendo. Y en esto los medios de comunicación --y ZENIT lo es--, han hecho un bien enorme. Creo que nuestra gente que se pega al televisor y no se pierde un noticiero, ve que en África, que en Asia, en Europa y en todos lados se habla de Dios y se tiene en cuenta a Dios. Todos se pueden dar cuenta que los trogloditas, los atrasados son los que prescinden de Dios y que miran al otro lado, totalmente al revés.

Finalmente, ¿cuál sería su reflexión como padre conciliar, a 50 años del Concilio Vaticano II?

--Monseñor Cáceres: Creo que hay que tener mucha paciencia y seguir. Porque Dios hace mucho y a veces creemos que todo lo hacemos nosotros... Sin embargo, solamente somos colaboradores, humildes servidores, es Dios quien hace su obra.

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VENTANA AL MUNDO


Que María acompañe a las familias en su vocación de ser iglesia doméstica y célula originaria de la sociedad
Palabras de Benedicto XVI a las familias de España y Europa reunidas en Madrid

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 30 de diciembre de 2012 (Zenit.org) - "Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española presentes en esta oración mariana. Y también, desde aquí, a los numerosos participantes en la Eucaristía que se celebra en Madrid en esta Fiesta de la Sagrada Familia. Que Jesús, María y José sean un ejemplo de la fe que hace brillar el amor y fortalece la vida de los hogares. Por su intercesión, pidamos que la familia siga siendo un don precioso para cada uno de sus miembros y una esperanza firme para toda la humanidad. Y que el júbilo de compartir la vida al amparo de Dios, que aprendimos de niños de labios de nuestros padres, nos impulse a hacer del mundo un verdadero hogar, un espacio de concordia, solidaridad y respeto mutuo. Con ese propósito, acudimos a María, nuestra Madre del cielo, para que acompañe a las familias en su vocación de ser una forma entrañable de iglesia doméstica y célula originaria de la sociedad. Que Dios os bendiga a todos. Feliz domingo".

Para saber más de esta festiva celebración que reunió a centenares de miles de personas en el centro de Madrid, ver: http://www.porlafamiliacristiana.es/.

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''Sólo la familia concebida y vivida en la plenitud de su verdad despeja el horizonte de la esperanza para el hombre''
Madrid, capital europea de la familia cristiana

Por Redacción

MADRID, 30 de diciembre de 2012 (Zenit.org) - Esta mañana, el cardenal arzobispo de Madrid Antonio Mª Rouco Varela presidió una solemne celebración eucarística en la plaza de Colón de Madrid, España, en la festividad de la Sagrada Familia.

En la Misa, que dio comienzo tras el mensaje que Benedicto XVI dirigió a las familias, concelebraron los cardenales de Barcelona Luis Mª Sistach; arzobispo emérito de Sevilla Carlos Amigo; prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos Antonio Cañizares; arzobispo presidente del Pontificio Consejo para la Familia Vicenzo Paglia. Los arzobispos de Avignon, Francia, Cattenoz; de Toledo Braulio Rodríguez; Castrense Juan del Río; de Granada Javier Martínez; de Sevilla Juan José Asenjo; de Oviedo Jesús Sanz OFM; de Toledo Braulio Rodríguez; de Valencia Carlos Osoro; y de Zaragoza Manuel Ureña. Los obispos de Alcalá de Henares Juan Antonio Reig Pla; de Getafe Joaquín M. L. De Andújar; de Bilbao Mario Iceta; de Ciudad Rodrigo Raúl Berzosa; de Córdoba Demetrio Fernández; de Coria-Cáceres Francisco Cerro; de Ibiza Vicente Juan Segura; de Menorca Salvador Giménez Valls; de Mondoñedo-Ferrol Manuel Sánchez Monge; de Orihuela-Alicante Jesús Murgui; de Salamanca Carlos López; de Segovia Ángel Rubio; de Teruel y Albarracín Carlos Escribano; de Tui-Vigo Luis Quinteiro; y de Siedice, Polonia, Kiernikowski. Y los obispos auxiliares de Madrid, Fidel Herráez, César Franco y Juan Antonio Martínez Camino SJ; de Getafe José Rico Pavés, y de Pamplona-Tudela Juan Antonio Aznárez. Además de dos monseñores de la Nunciatura.

En su homilía, el cardenal recordó que “la Fiesta de la Sagrada Familia nos reúne hoy, de nuevo, en este año que concluye, el 2012, crítico y doloroso por tantos motivos, para dar gracias a Dios por nuestras familias enraizadas en la fe en Jesucristo, el Redentor del hombre, y pedirle por el bien de la familia cristiana, verdadera ‘esperanza para hoy’”. Porque “sólo la familia concebida y vivida en la plenitud de su verdad, como la enseña el lenguaje inequívoco e indestructible de la naturaleza humana, despeja el horizonte de la esperanza para el hombre y la sociedad de nuestro tiempo”. Una verdad que se conoce, comprende y realiza en plenitud “cuando se la busca con humilde sinceridad en la escucha de la Palabra de Dios y en la vivencia fervorosa de la celebración del Sacramento de la Eucaristía”. En la Sagrada Familia de Nazaret “se abrió e inició la verdadera y definitiva historia de la salvación del mundo. Una historia que ninguna crisis, aunque suponga e incluya los mayores y más horrendos pecados del hombre, podrá jamás interrumpir y, menos, anular”.

“Nos reunimos esta radiante mañana del Domingo de la Sagrada Familia en la madrileña Plaza de Colón, evocadora de tantos memorables encuentros eclesiales, formando la gran Familia de los Hijos de Dios, para profesar ante el mundo, a la luz de la Palabra divina y actualizando eucarísticamente el Misterio de nuestra Redención, la fe en la Verdad de la Familia cristiana reflejada, posibilitada y fundada de modo pleno y definitivo en la Sagrada Familia de Nazaret: en la Familia de Jesús, José y María”.

La Verdad de la familia cristiana

En el marco del Año de la Fe, el cardenal afirmó que se hace “urgente actualizar la doctrina de la fe sobre la verdad eterna del matrimonio y de la familia. ¡Hoy, quizá, mucho más!”. “Esta Verdad del matrimonio cristiano es la verdad de vuestras vidas”, ha dicho dirigiéndose a las familias presentes en la Eucaristía. “Es la verdad del fundamento de toda sociedad que quiere y trata de edificarse de modo justo, solidario, profundamente humano y fecundo. ¡Es su futuro! Ignorarla y, más aún, despreciarla es poner en juego su misma viabilidad histórica. Sin la verdad del matrimonio, el organismo vivo, que es la sociedad, se desintegraría. Se pondría en peligro el hombre mismo”.

“Pero, aún más, la familia cristiana es la célula primera del organismo sobrenatural que es la Iglesia”, ha asegurado. “La Iglesia engendra, cría y educa a sus hijos por la Palabra de la Fe y por el Bautismo, con el concurso inestimable e imprescindible de la familia creyente”. Además, “la familia cristiana es el lugar primero --e insustituible, en principio- para que los hijos nazcan y crezcan en la Fe en Jesucristo, el Salvador del hombre. La ‘comunidad familiar’, nacida de la carne y de la sangre, santificada por la gracia del Sacramento, fundada, experimentada y vivida como fruto de la donación incondicional del amor en Cristo, es el marco fundamental para que nazca, madure y se forme el hombre, ¡la persona humana!, en toda su dignidad de ‘hijo de Dios’”.

“En el fondo de esas posturas negadoras de la verdad de la familia cristiana, está operante el hecho social de no querer conocerle a Él”. Por eso, “profesar la fe en la Verdad de la Familia Cristiana --¡la verdad de Dios que vosotros, queridas familias cristianas, queréis hacer realidad fiel en vuestras vidas, siguiendo el modelo de la Sagrada Familia de Nazareth!--, no sólo es vital para vuestro futuro y el de vuestros hijos sino, también para el futuro de la sociedad y de la Iglesia; más aún, para el futuro de la humanidad. No hay duda: ¡Vosotros sois la esperanza para hoy!”.

En este sentido, exhortó a las familias a ser fuertes. “Sed valientes en la fidelidad y en la renovación constante de vuestro amor --¡amor fecundo!- como esposos y padres de familia. Seamos fuertes y valientes todos con vosotros en la Comunión de la Iglesia: los Pastores --obispos y presbíteros--, los consagrados y todos los fieles laicos. Sería una gravísima responsabilidad pastoral y apostólica dejaros solos en esta situación tan dramática, producida por una crisis que os afecta muy directamente en lo económico; pero, sobre todo, en el reconocimiento social, cultural y jurídico que se os debe. Una crisis moral y espiritual que surge y se plantea en sus orígenes como una ‘crisis de fe’ con pocos precedentes en la historia de Europa y de España”.

Apoyo a la familia

A continuación, el cardenal dijo que “en esta hora histórica, el apoyo de toda la Iglesia, encabezada, guiada y alentada por nuestro Santo Padre Benedicto XVI, es una de las primeras exigencias pastorales del Año de la Fe”.

Y es que, a su juicio, la fe clarifica y dignifica las relaciones humanas, y las convierte en cauce de auténtico amor. “Amor que una a los hombres como hijos de Dios en la familia, en la sociedad y, por supuesto, en la Iglesia. El amor que hará posible terminar con esas dramáticas situaciones que se derivan de la extrema facilidad con que se llega al divorcio, se rompen las familias y se somete a sus miembros más débiles, a los niños, a una dolorosísima tensión interior que tantas veces los destruye por dentro y por fuera. El amor dispuesto al socorro y a la ayuda sacrificada y generosa de las familias entre si y entre sus miembros en las circunstancias tan frecuentes y dolorosas del paro, de las dificultades económicas, morales y espirituales. Un amor, que, perseverantemente vivido al calor y con la fuerza de la fe cristiana, hará posible terminar con la estremecedora tragedia del aborto practicado masivamente desde los años setenta del pasado siglo en la práctica totalidad de los países europeos, incluida España, al amparo de una legislación, primero despenalizadora del mismo y, luego, legitimadora”.

Aseguró que hay esperanza “para afrontar victoriosamente estos tremendos desafíos planteados al hombre y a la sociedad de nuestro tiempo” en “la familia cristiana que persevera en la oración dentro del hogar, unida a la plegaria litúrgica de la Iglesia; que sabe confiarse al amor de María, la Madre de Jesús”. “¡Amor siempre dispuesto a acoger y a escuchar las súplicas de los hijos!”.

“Acogidos a ese amor maternal de la Virgen Santísima, invocada en Madrid como Virgen de la Almudena y en España bajo riquísimas y populares advocaciones, las familias cristianas serán y son la esperanza para hoy”, ha concluido.

Ver la homilía completa en: http://www.zenit.org/article-44002?l=spanish.

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CULTURA Y EDUCACIÓN


Perú: El arzobispo de Lima no renueva el permiso para enseñar teología a la Universidad Católica
Cardenal Cipriani: es contradictorio en una universidad que no quiere ser pontificia ni católica

Por Redacción

LIMA, 30 de diciembre de 2012 (Zenit.org) - El Arzobispado de Lima, Perú, no le renovó el permiso a la Pontificia Universidad Católica de Perú (PUCP)para que dicte el curso de Teología el próximo año. El cardenal Juan Luis Cipriani justificó su decisión en que “es contradictorio que se siga enseñando Teología en una universidad que no quiere ser pontificia ni católica”.

“No le hemos renovado la licencia porque pienso que estamos frente a una institución que está en un enfrentamiento con la Santa Sede”, dijo el purpurado en diálogo con Radio Programas, en alusión a la negativa de la PUCP a adaptar sus estatutos a la constitución apostólica Ex Corde Ecclesiae.

“La universidad no quiere acatar la decisión del Vaticano, pero sí quiere seguir enseñando Teología, seguir llamándose católica y pontificia, no juguemos”, dijo no sin antes mencionar que espera que las autoridades universitarias acepten lo que demanda la Santa Sede.

La PUCP calificó esta decisión de “infundada e injusta” y señaló que, al ser los cursos de Teología obligatorios para los estudiantes de pregrado, “la Universidad adoptará las medidas necesarias para garantizar el cumplimiento de los planes de estudio”.

Por medio de un comunicado, la PUCP reconoció que es atribución del arzobispo de Lima, gran canciller de esta Universidad, otorgar o retirar el mandato canónico a los docentes de cursos de Teología, aunque --también según ellos–, no hay norma estatutaria alguna que lo autorice a nombrar nuevos docentes en ningún departamento académico de la PUCP, incluyendo el de Teología.

Cronología de hechos

La Pontificia Universidad Católica del Perú por más de cuarenta años viene desobedeciendo a la Santa Sede, que en reiteradas oportunidades le ha exigido adecuar los estatutos de dicha casa de estudios a las normas de la Iglesia.

En la siguiente investigación, se presenta la documentación histórica y relevante desde 1899 hasta la actualidad. En ella se recoge la idea original de fundar universidades católicas en América del Sur; la vinculación de la PUCP a la Iglesia Católica desde su creación; las reiteradas solicitudes de la Santa Sede, la Conferencia Episcopal Peruana y los sucesivos arzobispos de Lima para que se adecúen sus estatutos a las normas de la Iglesia; así como las bases testamentarias del legado de Riva Agüero.

Enlace: http://www.arzobispadodelima.org/descarga/cronologiapucp/cronologia.pdf.

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CIENCIA Y VIDA


Voluntarios provida reprochan al gobierno español que siga vigente la ley de aborto
Mariano Rajoy prometió en su campaña reformarla y ha pasado un año sin que nada se mueva

Por Redacción

MADRID, 30 de diciembre de 2012 (Zenit.org) - Voluntarios de Derecho a Vivir (DAV) se manifestaron este viernes, 28 de diciembre, Día de los Santos Inocentes, ante el Palacio de la Moncloa, sede del gobierno central de España, coincidiendo con el último Consejo de Ministros de 2012, para exigir al presidente del gobierno Mariano Rajoy que derogue la vigente ley de aborto y cumpla sus promesas electorales ya que ha transcurrido un año sin que se presente un solo anteproyecto de ley en esta materia, ni una ley de apoyo a la maternidad.

Bajo una gran pancarta con el lema "Por el derecho a vivir, Aborto Cero", los voluntarios de DAV acudieron portando caretas de Rajoy, y del expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, para denunciar que "Rajoy no se diferencia en nada de Zapatero en materia de aborto"."España sigue esperando un cambio: ¿Hasta cuándo?", inquirieron los manifestantes.

118.359 abortos no son "derechos", son tragedias

En declaraciones a los medios de comunicación, el presidente de HazteOir.org, Ignacio Arsuaga, criticó el inmovilismo de un gobierno con mayoría absoluta, apuntado que Mariano Rajoy debe ser "sensible a este clamor cívico mayoritario", más aún, después que el ministro de Justicia Alberto Ruiz Gallardón les anunciara que, en otoño de 2012, habría un anteproyecto de ley que aún no se ha presentado. Arsuaga expresó el deseo de que su mensaje y el de "cientos de miles de ciudadanos", que piden al Gobierno "una ley de Aborto Cero y no sólo que arregle la economía", llegara a los ministros y a los medios de comunicación y tuviera reflejo en el Consejo de este viernes.

Pero Rajoy mantuvo su silencio, en la rueda de prensa ofrecida tras la reunión de ministros. "Estamos pidiendo a Mariano Rajoy que cumpla cuanto antes su promesa de modificar la Ley del Aborto, ya que han muerto 120.000 niños en 2012 por aplicación de una ley que se aprobó en 2010", ubrayó Arsuaga, asegurando que la nota que DAV le pone a Rajoy en materia de derecho a la vida es "Cero".

"No más abortos con mis impuestos"

Junto a esto, DAV denunció el despilfarro con dinero público para pagar abortos: "La petición dirigida al ministro de Hacienda, de objeción de conciencia fiscal, que impulsa nuestra plataforma señala, por quien la suscribe, el pesar que le produce "el que se esté empleando mi dinero en una actividad tan indigna como el exterminio de seres humanos”, y reprocha a Cristóbal Montoro, que “me está traicionando”.

En consecuencia, el solicitante ruega que “en el capítulo de los Presupuestos Generales del Estado, destinado a Sanidad, especifique y separe las cantidades que van a parar al exterminio de seres humanos, dado que no tienen como fin sanar a las personas sino impedir que nazcan”, y que “no destine ni un solo céntimo de mis impuestos a la partida destinada al aborto”.

Para saber más: http://hazteoir.org/noticia/50429-28d-en-moncloa-por-el-derecho-vivir-aborto-cero.

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Inaugurada la recogida de firmas en línea ''Uno de los nuestros'' por el derecho a la vida
Ya es posible firmar en línea para apoyar el reconocimiento del derecho a la vida desde la concepción

Por Antonio Gaspari

ROMA, 30 de diciembre de 2012 (Zenit.org) - Todo está listo para la recogida en línea de las firmas de los europeos, a fin de apoyar la iniciativa "Uno de los nuestros". Esta es la propuesta de la iniciativa ciudadana europea para "La protección jurídica de la dignidad, el derecho a la vida y de la integridad de cada ser humano desde su concepción, en las áreas de la Unión Europea donde esta protección sea relevante" (ver también: http://www.zenit.org/article-42286?l=spanish).

La Iniciativa Europea "Uno de los nuestros", es promovida por movimientos a favor de la vida en veinte países, y pide al derecho comunitario que proteja el reconocimiento de la dignidad humana desde la concepción.

Según los promotores de la iniciativa, "el embrión humano merece respeto de su dignidad e integridad". A fin de garantizar la coherencia en sus ámbitos de competencia, donde la vida del embrión humano esté en juego, la Unión Europea "debe introducir una prohibición y poner fin a la financiación de actividades que presupongan la destrucción de embriones humanos, particularmente en el campo de la investigación, la ayuda al desarrollo y la salud pública".

Es una forma de democracia directa introducida por el Tratado de Lisboa, y consiste en la recogida de al menos un millón de firmas en por lo menos 7 países diferentes.

El sitio donde se puede obtener información es: https://ec.europa.eu/citizens-initiative/ECI-2012-000005/public/index.do?lang=en, disponible en danés, alemán, estonio, griego, inglés, español, francés, italiano, Magyar (Hungría), polaco, portugués, rumano, eslovaco, esloveno y Suomi (Finlandia).

Con el fin de apoyar la iniciativa se debe ser ciudadano de la Unión Europea (que pertenece al Estado miembro o al menos uno), y han alcanzado la edad en que se es elegible para votar en las elecciones del Parlamento Europeo (18 años en todos los países, a excepción de Austria, donde es suficiente 16).

Todos los ciudadanos europeos en favor del derecho a la vida están invitados a firmar como apoyo a la iniciativa: : https://ec.europa.eu/citizens-initiative/ECI-2012-000005/public/index.do?lang=en.

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NAVIDAD


Argentina: Todo comienzo invita a una cierta y saludable esperanza
El arzobispo de La Plata ante el Año Nuevo

Por Redacción

LA PLATA, 30 de diciembre de 2012 (Zenit.org) - En su reflexión semanal en el programa “Claves para un Mundo Mejor” (América TV), monseñor Héctor Aguer, arzobispo de La Plata, Argentina, y presidente de la Comisión Episcopal de Educación Católica, reflexionó sobre el comienzo de un nuevo año considerando que se abriga “una cierta esperanza”, pues “todo comienzo nuevo nos invita a que uno se forje ilusiones, o proyecte deseos irrealizables, pero sí que uno nutra una cierta y saludable esperanza”.

Consideró --informa la Oficina de Prensa del Arzobispado- que “es bueno” aunar los “dos planos de la esperanza: la esperanza humana y la esperanza teologal, cristiana, sobrenatural, porque en el fondo estos plazos que vamos cumpliendo, año tras año, algún día se acabarán para nosotros y llegaremos al plazo definitivo, al momento del paso por excelencia. ¿Qué es lo que nos espera allí? Nos espera Dios, nos espera la vida eterna”.

Luego señaló que así como “es fundamental nuestro empeño, es decir nuestra búsqueda y obediencia a la voluntad de Dios” así también “en el orden colectivo, cuando esperamos una Argentina mejor, una Argentina posible y futura mejor, debemos comprometer nuestra decisión y cada uno hacer su parte en la obra común”. 

El prelado dijo que todos “tenemos que colaborar, cada uno de nosotros hacer bien lo suyo, y en este campo hay una escala muy grande de responsabilidades. Algunos de los que nos están viendo dirán ¿y yo que puedo hacer? Usted puede hacer mejor lo que tiene que hacer. Por su parte, aquellos que tienen responsabilidades mayores tendrán que esmerarse más en hacer mejor las cosas que son propias de su cargo y sobre todo superar los intereses privados, individuales, de grupo, de sector, para trascender al gran interés nacional. A nosotros nos ayuda la gracia cristiana de la esperanza, que nos anima a emprender todo aquello corresponda a nuestra vocación, a nuestra responsabilidad, a nuestro papel en la sociedad, como para que las cosas nos vayan mejor”.

Finalmente pidió recordar que “la oración es la que interpreta nuestra esperanza. Entonces aquello que sea objeto legítimo de esperanza, tenemos que hacerlo objeto de nuestra oración. Es decir, tenemos que rezar también para que nos vaya mejor. Para que nosotros, obedientes a la voluntad de Dios, podamos ser mejores”.

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La fiesta de Navidad tiene un éxito creciente entre los nepaleses
Según informan medios de comunicación locales e internacionales

Por Redacción

ROMA, 30 de diciembre de 2012 (Zenit.org) - "La fiesta de Navidad se hace más popular cada año en Nepal, comenta Chari Bahadur Gahatraj, secretario general de la Federation of National Christians of Nepal (FNCN). Es percibida como un ejemplo de tolerancia religiosa (...) Y tenemos una fuerte y creciente participación de no cristianos". Estas declaraciones fueron citadas por el Kathmandu Post de 26 de diciembre, que dedica un artículo a "la fiesta más grande de los cristianos", mostrándoles el camino recorrido por la comunidad cristiana, que apenas reunía discretamente a algunos fieles hace solamente diez años en la nueva iglesia de la Asunción de Katmandú.

En todo el país, informa el diario nepalés, los cristianos festejaron la Navidad, que celebra el nacimiento de Jesús, orando en las iglesias e intercambiando buenos deseos con sus familias, sus amigos, y también con los no cristianos, que actualmente son numerosos en participar en las fiestas y "a desearse una 'Feliz Navidad'".

Describiendo los "bailes, los conciertos y los encuentros de oración", organizados por "los jóvenes cristianos del valle de Katmandú", el periodista del Kathmandu Post subraya "la alegría y el fervor" de esta fiesta que comienza a integrarse en el paisaje cultural y religioso del Nepal. Después de haber explicado la "leyenda del anciano de barba blanca vestido de rojo" que vendría por la noche de Navidad para repartir juguetes a los niños buenos, el autor del artículo también comenta que este año es frecuente cruzarse en los lugares concurridos de la capital, y hasta en los pueblos, a personas disfrazadas de Papá Noel que "distribuyen chocolates y divierten a los niños". Los comercios, se adornan con decoraciones luminosas y de abetos con guirnaldas, mientras que comienzan a crearse tímidos mercados de navidad " en Katmandú.

La noche del 24 el diciembre, varios centenares de personas participaron en la misa del gallo en la catedral de la Asunción en Katmandú. Católicos y no cristianos, hindues y budistas se unieron a las celebraciones así como a las actividades y fiestas organizadas en las parroquias. Durante la vigilia de Navidad en Katmandú, 24 nuevos bautizados --la mayoría de origen hindú-- entraron a formar parte de la Iglesia católica.

"Aunque sea hindú, me gusta la fiesta de Navidad"
 

"Muchos de mis amigos son cristianos y ahora se ha convertido en una tradición para nosotros intercambiar buenos deseos y regalos. Y la noche de Navidad, enciendo velas y oro por la paz", comentaba el pasado 10 de diciembre a la agencia AsiaNews, Niru Chanda, una joven india de 19 años.

De cuatro mil fieles censados en 2006, los católicos hoy en Nepal son más de diez mil y, según algunas estadísticas, el conjunto de los cristianos de todas las confesiones alcanzaría los dos millones de personas en el Nepal. Cifras que muestran que hoy la comunidad cristiana es una presencia importante en el país, y esto a pesar de los resultados del último censo oficial, cuya "subestimación voluntaria de los miembros de las iglesias", desencadenó una polémica.

Este auge rápido de las Iglesias cristianas ha sido posible en parte por la transformación en 2006 del reino hindú de Nepal en la república laica. Al principio, esta nueva libertad religiosa, así como la integración del 25 de diciembre entre los días feriados en Nepal (una iniciativa destinada al principio a reactivar el turismo), les permitió a los cristianos vivir su fe a plena luz, en particular el tiempo de Navidad. Las decoraciones luminosas, los abetos y los belenes, así como los diversos signos exteriores y religiosos, en otro tiempo prohibidos, hicieron así su aparición en las plazas de las iglesias y en las casas de los cristianos, convirtiendo progresivamente las representaciones familiares en este período de fiestas cristianas en imágenes a la paz y a la fraternidad.

Pero este crecimiento considerable de los cristianos en Nepal en tan solo algunos años tuvo como consecuencia casi inmediata una violenta contraofensiva hinduista, que se manifiesta desde 2008 con ataques y atentados asesinos, como el perpetrado en mayo del 2009 en la iglesia de la Asunción por el Nepal Defence Army (NDA), un grupo nacionalista que propugna el retorno de la monarquía y la religión hinduista.

Este año sin embargo, como lo titulaba la agencia AsiaNews el pasado 20 de diciembre, "por primera vez, no hubo ninguna amenaza de atentado para Navidad". Otro cambio notable señalaba: por primera vez también, el conjunto de las autoridades del país envió sus buenos deseos a la comunidad cristiana con ocasión de las fiestas de Navidad. El presidente Ram Baran Yadav publicó el 25 de diciembre un mensaje destinado a "todos los hermanos y hermanas nepaleses cristianos", "expresando la esperanza de que los dones de servicio y de devoción de los cristianos contribuirán a mejorar la paz, la fraternidad y la ayuda mutua en el mundo (...) Así como a construir un Nepal que se desarrolla en la paz y la prosperidad".

Después el vicepresidente, que retomó por su cuenta los buenos deseos de Ram B. Yadav, el primer ministro maoísta Baburam Bhattarai, seguido por el presidente del Partido del Congreso Nepalés, Sushil Koirala, luego su vicepresidente, deseó también "alegría, paz y prosperidad" a todos los cristianos de Nepal, en este "día que ha sido el comienzo de su fe" y que difunde un "mensaje de buena voluntad y de tolerancia" para el país entero.

Traducido del francés por Raquel Anillo

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MARÍA, ESTRELLA DE LA EVANGELIZACIÓN


Carta a las madres de sacerdotes y seminaristas y a cuántas ejercen con ellos la maternidad espiritual
En la solemnidad de María Santísima Madre de Dios

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 30 de diciembre de 2012 (Zenit.org) - Ofrecemos en exclusiva la carta que el prefecto de la Congregación para el Clero, cardenal Mauro Piacenza, dedica a las madres de sacerdotes y seminaristas y a todas aquellas que ejercen el don de la maternidad espiritual hacia ellos.

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"Causa nostrae Letitiae – ¡Causa de nuestra Alegría!"

El pueblo cristiano ha venerado siempre, con profunda gratitud, a la Bienaventurada Virgen María, contemplando en Ella la Causa de toda nuestra verdadera Alegría.

En efecto, acogiendo la Palabra Eterna en su seno inmaculado, María Santísima dio a luz al Sumo y Eterno Sacerdote, Jesucristo, único Salvador del mundo. En El, Dios mismo vino al encuentro del hombre, lo levantó del pecado y le donó la Vida eterna, es decir Su misma Vida. Adhiriéndose a la Voluntad de Dios, Dio, por tanto, María participó, de modo único e irrepetible, en el misterio de nuestra redención, convirtiéndose así en Madre de Dios, Puerta del Cielo y Causa de nuestra Alegría.

De modo análogo, la Iglesia toda mira, con admiración y profunda gratitud, a todas las madres de los sacerdotes y de cuantos, recibida esta altísima vocación, han emprendido el camino de formación, y con profunda alegría me dirijo a ellas.

Los hijos, que ellas acogieron y educaron, fueron elegidos por Cristo desde la eternidad, para convertirse en sus "amigos predilectos" y, así, vivo e indispensable instrumento de su Presencia en el mundo. Por medio del sacramento del orden, la vida de los sacerdotes es definitivamente asumida por Jesús e inmenrsa en El, de modo que en ellos, es Jesús mismo el que pasa y actúa entre los hombres.

Este misterio es tan grande que el sacerdote es también llamado “alter Christus” –“otro Cristo”. Su pobre humanidad, elevada por la fuerza del Espíritu Santo a una nueva y más alta unión con la persona de Jesús, es ahora lugar del Encuentro con el Hijo de Dios, encarnado, muerto y resucitado por nosotros. Cuando cada sacerdote enseña la fe de la Iglesia, es Cristo el que habla en él, habla al Pueblo; cuando, prudentemente, guía a los fieles a el confiados, es Cristo el que apacienta a las propias ovejas; cuando celebra los sacramentos, en modo eminente la Santísima Eucaristía, es Cristo mismo el que a través de sus ministros, obra la Salvación del hombre y se hace realmente presente en el mundo.

La vocación sacerdotal, normalmente, tiene en la familia, en el amor de los padres y en la primera educación en la fe, aquél terreno fértil en el cual la disponibilidad a la voluntad de Dios puede radicarse y extraer la indipensable nutrición. Al mismo tiempo, cada vocación es, incluso para la misma familia en la que surge, una irreductible novedad, que huye a los parámetros humanos y llama a todos, siempre, a la conversión.

En esta novedad, Cristo actúa en la vida de aquellos que ha elegido y llamado, todos los familiares –y las personas más cercanas– están implicados pero es ciertamente única y especial la participación que corresponde a la madre del sacerdote. Únicas y especiales son los consuelos espirituales que le afluyen por haber llevado en su seno a quien se ha convertido en ministro de Cristo. Toda madre no puede sino alegrarse en ver la vida del propio hijo, no sólo realizada sino investida de una especialísima predilección divina que abraza y trabsforma para la eternidad.

Si aparentemente, en virtud de la vocación y la ordenación, se produce una inesperada “distancia”, respecto a la vida del hijo, misteriosamente más radical de toda otra separación natural, e realidad la bimilenaria experiencia de la Iglesia enseña que la madre “recibe” al hijo sacerdote en un modo totalmente nuevo e inesperado, tanto como para ser llamada a reconocer en el fruto del proprio seno, por voluntad de Dios, un “padre”, llamado a generar y acompañar la vida eterna en una multitud de hermanos. Cada madre de un sacerdote es misteriosamente “hija de su hijo”. Hacia el podrá ejercer también una nueva “maternidad”, en la discreta, pero eficacísima e inestimablemente valiosa, cercanía de la oración y en la ofrenda de la propia existencia por el ministerio del hijo.

Esta nueva “paternidad”, a la que el seminarista se prepara, que al sacerdote es donada y de la cual el Pueblo Santo de Dios se beneficia, necesita ser acompañada por la oración asidua y por el personal sacrificio, para que la libertad de adhesión a la voluntad divina se renueve y robustezca continuamente, para que los sacerdotes no se cansen nunca, en la cotidiana batalla de la fe y unan, cada vez más totalmente, la propia vida al sacrificio de Cristo Señor.

Tal obra de auténtico sostén, siempre necesaria en la vida de la Iglesia, parace hoy más urgente que nunca, sobre todo en nuestro Occidente secularizado, que espera y pide un nuevo y radical anuncio de Cristo y las madres de los sacerdotes y de los seminaristas son un verdadero “ejército” que, desde la tierra eleva al Cielo oraciones y ofrendas y, todavía más numeroso, desde el Cielo intercede para que cada gracia sea derramada sobre la vida de los sacros pastores.

Por esta razón, deseo con todo el corazón animar y dirigir un particularísimo agradecimiento a todas las madres de los sacerdotes y seminaristas y --junto a ellas- a todas las mujeres, consagradas y laicas, que han acogido, también por la invitación dirigida a ellas durante el Año Sacerdotal, el don de la maternidad espiritual hacia los llamados al ministerio sacerdotal, ofreciendo la propia vida, la oración, le propios sufrimientos y las fatigas, como también las propias alegrías, por la fidelidad y la santificación de los ministros de Dios, haciéndose así partícipes, a título especial, de la maternidad de la Santa Iglesia, que tiene su modelo y su cumplimiento en la divina maternidad de María Santísima.

Un especial agradecimiento, por último, se eleve hasta el Cielo, a aquellas madres, que, llamadas ya de esta vida, contemplan ahora plenamente el esplendor del Sacerdocio de Cristo, del cual sus hijos se ha convertido en partícipes, y por ellos interceden, en modo único y, misteriosamente, mucho más eficaz.

Junto a los más sentidos augurios por una Año Nuevo de gracia, de corazón imparto a todas y a cada una la más afectuosa bendición, implorando para vosotras de Bienaventurada Virgen María, Madre de Dios y de los sacerdotes, el don de una cada vez más radical identificación con Ella, discípula perfecta e Hija de su Hijo.

Mauro Card. Piacenza

Prefecto de la Congregación para el Clero

Traducido del italiano por N.S.M.

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Foro


Dios es la buena vida

Por + Felipe Arizmendi Esquivel

SAN CRISTóBAL DE LAS CASAS, 30 de diciembre de 2012 (Zenit.org) - HECHOS

Muchos distorsionan el sentido de la Navidad y del Año Nuevo, pues lo dedican sólo a juergas, a diversiones no siempre honestas, a vacacionar sin darle a Dios un lugarcito, siendo que El es el origen y motivo de estas festividades. Su ilusión es darse una buena vida, y para ello prescinden de Dios, como si les estorbara, siendo todo lo contrario.

Tienen una imagen falseada de Dios, pues lo consideran un aguafiestas, un señor que sólo da normas que limitan la libertad, la espontaneidad, el goce de la vida. Lo ven muy lejano, en un cielo muy abstracto, como un juez que sólo está pendiente del mal que hacemos para castigarnos; es decir, lo perciben como un impedimento para disfrutar la vida. Por ello, prefieren vivir como si El no existiera; se dejan invadir por toda clase de dudas y objeciones sobre su real identidad y existencia. Traen a colación los pecados y antitestimonios de nuestra Iglesia, para escudarse en ellos y así tratar de aquietar su conciencia, que de todos modos les dice en su interior que no está bien todo lo que hacen.

CRITERIOS

En cambio, la experiencia de quienes nos esforzamos por vivir de acuerdo a la Palabra de Dios, siempre y cuando en verdad lo hagamos, es que encontramos una gran paz, una entrañable serenidad, una profunda tranquilidad, pues nadie mejor que Dios nos puede enseñar el camino verdadero de la felicidad. Así dice Israel: “Yahvéh nos ordenó que pusiéramos en práctica todos estos preceptos, temiendo a Yahvéh nuestro Dios, para que fuéramos felices siempre” (Deut 6,24). En este mismo sentido aconseja David a su hijo Salomón: “Guarda las observancias de Yahvéh tu Dios, yendo por su camino, observando sus preceptos, sus órdenes, sus sentencias y sus instrucciones, para que tengas éxito en cuanto hagas y emprendas” (1 Rey 2,3). Dios mismo advierte al pueblo: “Mira, pongo hoy ante ti vida y felicidad, muerte y desgracia. Si escuchas los mandamientos de Yahvéh tu Dios…, vivirás y te multiplicarás… Te pongo delante la vida o la muerte, la bendición o la maldición. Escoge, pues, la vida, para que vivas, tú y tu descendencia, amando a Yahvéh tu Dios, escuchando su voz, uniéndote a El; pues en eso está tu vida” (Deut 30,15-16.19-20).

Jesús es muy explícito: “Yo soy la luz del mundo; el que me siga, no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida… Si se mantienen fieles a mi palabra, será verdaderamente mis discípulos, y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres” (Jn 8,12.31). “Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia” (Jn 10,10).

Con razón, el Papa Benedicto XVI ha dicho: “Dios no es una hipótesis lejana sobre el origen del mundo, no es una inteligencia matemática muy apartada de nosotros. Dios se interesa por nosotros, nos ama, ha entrado personalmente en la realidad de nuestra historia, hasta encarnarse. Dios es una realidad de nuestra vida; es tan grande que también tiene tiempo para nosotros, se ocupa de nosotros. En Jesús de Nazaret encontramos el rostro de Dios, que ha bajado de su Cielo para sumergirse en el mundo de los hombres, en nuestro mundo, y enseñar el arte de vivir, el camino de la felicidad; para liberarnos del pecado y hacernos hijos de Dios. Jesús ha venido para salvarnos y mostrarnos la vida buena del Evangelio… No es un Dios abstracto, una hipótesis, sino un Dios concreto, un Dios que existe, que ha entrado en la historia y está presente en la historia…La fe no es un peso, sino una fuente de alegría profunda; es percibir la acción de Dios que ofrece orientaciones precisas para vivir bien la propia existencia… Dios no es el rival de nuestra existencia, sino su verdadero garante, el garante de la grandeza de la persona humana” (28-XI-2012).

PROPUESTAS

Haz a un lado tus prejuicios religiosos y busca con humildad a Dios; no te sentirás defraudado. No te fijes en nuestras fallas, pasadas o presentes, sino concéntrate en Jesús; lee con apertura de corazón su Evangelio, y encontrarás sabiduría; que no te aprisionen tus pasiones desordenadas, y en Cristo obtendrás real libertad; procura platicar con El ante el Sagrario, y hallarás la paz que necesitas y el camino de tu realización.

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Documentación


Recemos para que cada niño sea sostenido por el amor de su padre y de su madre
Meditación del papa durante el Ángelus en la solemnidad de la Sagrada Familia

Por Benedicto XVI

CIUDAD DEL VATICANO, 30 de diciembre de 2012 (Zenit.org) - Al mediodía de hoy 12, en la fiesta de la Sagrada Familia, el santo padre Benedicto XVI se asomó a la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano para rezar el Ángelus con los fieles reunidos en la plaza de San Pedro, y con quienes que lo seguían a través d elos medios de comunicación y redes sociales. Ofrecemos a continuación las palabras que dirigió el papa al introducir la oración mariana.

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¡Queridos hermanos y hermanas!

Hoy es la fiesta de la Sagrada Familia de Nazaret. En la liturgia, el pasaje del evangelio de Lucas nos presenta a la Virgen María y a san José, que fieles a la tradición, suben hasta Jerusalén para la Pascua, junto a Jesús que tenía doce años. La primera vez que Jesús entró en Templo del Señor fue a los cuarenta días después de su nacimiento, cuando sus padres habían ofrecido "un par de tórtolas o dos pichones" (Lc. 2,24) por él, que era el sacrificio de los pobres. "Lucas, cuyo evangelio está lleno de toda una teología de los pobres y de la pobreza, sugiere que la familia de Jesús estaba considerada entre los pobres de Israel; nos hace entender que entre ellos podía madurar el cumplimiento de la promesa" (L'infanzia di Gesù, 96).

Jesús hoy está de nuevo en el Templo, pero esta vez tiene un papel diferente, que lo involucra en primera persona. Cumple así, con María y José, la peregrinación a Jerusalén según lo prescrito en la Ley (cf. Ex 23,17; 34,23ss) --a pesar de que aún no había cumplido el decimotercer año de edad--. Una señal de la profunda religiosidad de la Sagrada Familia. Sin embargo, cuando sus padres vuelven hacia Nazaret, sucede algo inesperado: Él, sin decir nada, se queda en la ciudad. Durante tres días, Maria y José lo buscan y lo encuentran en el Templo, hablando con los maestros de la Ley (cf. Lc. 2,46-47); y cuando le piden explicaciones, Jesús dice que no tienen de qué asombrarse, porque aquel es su lugar, es su casa, con el Padre, que es Dios (cf. L’infancia di Gesù, 143).

"Él –escribe Orígenes--, declara estar en el templo de su Padre, aquel Padre que nos ha revelado y del cual dice que es el Hijo» (Homilías sobre el Evangelio de Lucas, 18, 5). La preocupación de María y José por Jesús, es la misma de cualquier padre que educa a un hijo, lo introduce a la vida y a la comprensión de la realidad. Hoy en día, por lo tanto, es necesario hacer una oración especial al Señor por todas las familias del mundo.

Imitando a la Sagrada Familia de Nazaret, los padres deben preocuparse seriamente por el crecimiento y la educación de sus propios hijos, a fin de que maduren como hombres responsables y ciudadanos honestos, sin olvidar nunca que la fe es un precioso regalo con el cual alimentar a los propios hijos, incluso con el ejemplo personal . Al mismo tiempo, recemos para que cada niño sea acogido como un don de Dios, sea sostenido por el amor tanto el padre como de la madre, a fin de poder crecer como el Señor Jesús "en sabiduría, edad y gracia ante Dios y ante los hombres" (Lc. 2,52). El amor, la lealtad y la dedicación de María y José sean un ejemplo para todas las parejas cristianas, que no son solo los amigos o los dueños de la vida de sus hijos, sino los guardianes de este don incomparable de Dios. Que el silencio de José, hombre justo (cf. Mt. 1,19), y el ejemplo de María, que guardaba todo en su corazón (cf. Lc. 2,51), nos haga entrar en el misterio pleno de la fe y de la humanidad de la Sagrada Familia. Deseo que todas las familias cristianas vivan en la presencia de Dios con el mismo amor y con la misma alegría de la familia de Jesús, María y José.

Traducido del original italiano por José Antonio Varela V.

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''Sin la verdad del matrimonio, el organismo vivo, que es la sociedad, se desintegraría''
Cardenal Antonio María Rouco en la eucaristía por las familias

Por Redacción

MADRID, 30 de diciembre de 2012 (Zenit.org) - Ofrecemos el texto íntegro de la homilía pronunciada por el cardenal arzobispo de Madrid Antonio María Rouco Varela, esta mañana, en la celebración de la eucaristía por las familias.

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Homilía del cardenal-arzobispo de Madrid en la Fiesta de las Familias

Domingo de la Sagrada Familia

Plaza de Colón, 30.XII.2012; 12’00 horas

(Eclo 3,2-6.12-14; Sal 83, 2-3. 5-6. 9-10; 1º Jn 3,1-2. 21-24; Lc 2,41-52)

Mis queridos hermanos y hermanas en el Señor, queridas Familias:

1. La Fiesta de la Sagrada Familia nos reúne hoy, de nuevo, en este año que concluye, el 2012, crítico y doloroso por tantos motivos, para dar gracias a Dios por nuestras familias enraizadas en la fe en Jesucristo, el Redentor del hombre, y pedirle por el bien de la familia cristiana, verdadera “esperanza para hoy”. ¿La única sólida esperanza? Si contemplamos la realidad social y cultural que la envuelve y lo fugaces e inoperantes que son las alternativas que se proponen para salir de la crisis de verdadera y honda humanidad que la caracteriza, no cabe duda alguna: sólo la familia concebida y vivida en la plenitud de su verdad, como la enseña el lenguaje inequívoco e indestructible de la naturaleza humana, despeja el horizonte de la esperanza para el hombre y la sociedad de nuestro tiempo. ¿Pero cuál es y cómo se conoce la plenitud de esa verdad y cuáles son las vías para comprenderla y realizarla venciendo los obstáculos económicos, sociales, culturales, jurídicos y políticos tan formidables que se interponen en su camino? La respuesta es muy sencilla: cuando se la busca con humilde sinceridad en la escucha de la Palabra de Dios y en la vivencia fervorosa de la celebración del Sacramento de la Eucaristía, especialmente en el día en que la Iglesia trae a la memoria renovada y actual de sus hijos el Misterio de la Sagrada Familia de Nazaret, en cuyo seno nació, se educó y se cobijó el Hijo de Dios, el Salvador del mundo. En ella se abrió e inició la verdadera y definitiva historia de la salvación del mundo. Una historia que ninguna crisis, aunque suponga e incluya los mayores y más horrendos pecados del hombre, podrá jamás interrumpir y, menos, anular.

2. Por eso, en esta nueva Solemnidad de la singular Familia surgida de una intervención de Dios Padre, sobrenaturalmente única, en un determinado momento del curso histórico de la humanidad elegido y predestinado por Él, hemos invitado a las familias cristianas a encontrarse en “los atrios del Señor” con no menor anhelo y gozo que sentía el salmista al “consumirse” su alma y retozar su corazón y su carne cuando estaba en el Templo de la Antigua Alianza, anticipo de “la Morada de Dios con los hombres”,  realizada ahora sacramentalmente en su Iglesia extendida por todos los rincones de la tierra. Sí, precisamente por esta razón tan divina y tan humana, los hermanos Sres. Cardenales, Arzobispos y Obispos, venidos de toda España y de otras Diócesis Europeas, y, no en último lugar, el Prefecto del Pontificio Consejo para la familia, los sacerdotes concelebrantes, los diáconos, los seminaristas y los numerosos fieles consagrados y laicos, unidos por los vínculos de la familia cristiana, nos reunimos esta radiante mañana del Domingo de la Sagrada Familia en la madrileña Plaza de Colón, evocadora de  tantos memorables encuentros eclesiales, formando la gran Familia de los Hijos de Dios, para profesar ante el mundo, a la luz de la Palabra divina y actualizando eucarísticamente el Misterio de nuestra Redención, la fe en la Verdad de la Familia cristiana reflejada, posibilitada y fundada de modo pleno y definitivo en la Sagrada Familia de Nazaret: en la Familia de Jesús, José y María.

3. Es bueno recordar esta Verdad atendiendo a las enseñanzas luminosas del Concilio Vaticano II en este Año de la Fe convocado por nuestro Santo Padre Benedicto XVI en el cincuenta aniversario de su solemne apertura, el 11 de octubre del año 1962. Ya entonces, en la delicada coyuntura histórica de tener que consolidar sobre fiables y firmes fundamentos éticos y espirituales un orden jurídico internacional nuevo para una humanidad sumida hacía apenas dos décadas en una trágica contienda mundial, se hacía urgente actualizar la doctrina de la fe sobre la verdad eterna del matrimonio y de la familia. ¡Hoy, quizá, mucho más! El Concilio define el matrimonio (podríamos decir), como “la íntima comunidad de vida y de amor conyugal, fundada por el Creador y provista de leyes propias (que) se establece con la alianza… es decir, con un consentimiento personal irrevocable… Por su propio carácter natural, la institución misma del matrimonio y el amor conyugal están ordenados a la procreación y educación de la prole y con ellas son coronados como su culminación… Cristo, el Señor ha bendecido abundantemente este amor multiforme, nacido de la fuente divina de la caridad y construido a semejanza de su unión con la Iglesia… Así, el hombre y la mujer, por la alianza conyugal, ‘ya no son dos, sino una sola carne’ (Mt 19,6)” (GS, 48).

Queridas Familias: Esta Verdad del matrimonio cristiano es la verdad de vuestras vidas. Es la verdad del fundamento de toda sociedad que quiere y trata de edificarse de modo justo, solidario, profundamente humano y fecundo. ¡Es su futuro! Ignorarla y, más aún, despreciarla es poner en juego su misma viabilidad histórica. Sin la verdad del matrimonio, el organismo vivo, que es la sociedad, se desintegraría. Se pondría en peligro el hombre mismo. “Con el rechazo de estos lazos (los de la familia vivida en su verdad plena) desaparecen también las figuras fundamentales de la existencia humana: el padre, la madre, el hijo; decaen dimensiones esenciales de la experiencia de ser persona humana”, recordaba el Papa Benedicto XVI en su discurso a la Curia Romana con motivo de las felicitaciones de la Navidad, el pasado 21 de diciembre. Decae además, la dimensión de la fraternidad igualmente vital para la digna configuración de la sociedad.

4. Pero, aún más, la familia cristiana es la célula primera del organismo sobrenatural que es la Iglesia. Lo fue en esa primera y fundamental Familia de Jesús, María y José, que está en la base no sólo de la historia “cronológica” de la Iglesia, sino en su misma entraña teológica como la gran Familia de los hijos de Dios que es la Iglesia. La Iglesia engendra, cría y educa a sus hijos por la Palabra de la Fe y por el Bautismo, con el concurso inestimable e imprescindible de la familia creyente. Como ocurrió con Jesús en la Sagrada Familia de Nazareth. Después de haberse quedado en el templo, ocupado con “las cosas de su Padre”, sabiendo y consciente de que su edad de lo permitía, bajó con sus padres María y José a Nazareth había estado angustiados por la aparente desaparición del hijo− “y siguió bajo su autoridad. Su madre conservaba todo esto en su corazón. Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres” (Lc 2,51-52). Así es necesario que ocurra siempre. La familia cristiana es el lugar primero −e insustituible, en principio− para que los hijos nazcan y crezcan en la Fe en Jesucristo, el Salvador del hombre. La“comunidad familiar”, nacida de la carne y de la sangre, santificada por la gracia del Sacramento, fundada, experimentada y vivida como fruto de la donación incondicional del amor en Cristo, es el marco fundamental para que nazca, madure y se forme el hombre, ¡la persona humana!, en toda su dignidad de “hijo de Dios”. En esa comunidad de vida y de amor, que es la familia cristiana, es donde los niños y los jóvenes pueden aprender “en vivo” ese “amor que nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios”: para saber que “lo somos”, como nos lo recuerda San Juan en su primera Carta (1 Jn 3,1). No importa que el mundo no nos conozca, incluso, que nos rechace. En el fondo de esas posturas negadoras de la verdad de la familia cristiana está operante el hecho social de no querer conocerle a Él. Consecuentemente, al no aceptar el mandamiento de Dios de “que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo”, la sociedad actual en muchos de los sectores más influyentes que la componen, no comprenderá su significado implícito de “que nos amemos unos a otros, tal como nos lo mandó” (1 Jn 3,24). Con lo cual, se ciegan las vías para una auténtica y duradera renovación social. Profesar la fe en la Verdad de la Familia Cristiana −¡la verdad de Dios que vosotros, queridas familias cristianas, queréis hacer realidad fiel en vuestras vidas, siguiendo el modelo de la Sagrada Familia de Nazareth!−, no sólo es vital para vuestro futuro y el de vuestros hijos sino, también para el futuro de la sociedad y de la Iglesia; más aún, para el futuro de la humanidad. No hay duda: ¡Vosotros sois la esperanza para hoy!

5. ¡Sed fuertes! Sed valientes en la fidelidad y en la renovación constante de vuestro amor −¡amor fecundo!− como esposos y padres de familia. Seamos fuertes y valientes todos con vosotros en la Comunión de la Iglesia: los Pastores −Obispos y presbíteros−, los consagrados y todos los fieles laicos. Sería una gravísima responsabilidad pastoral y apostólica dejaros solos en esta situación tan dramática, producida por una crisis que os afecta muy directamente en lo económico; pero, sobre todo, en el reconocimiento social, cultural y jurídico que se os debe. Una crisis moral y espiritual que surge y se plantea en sus orígenes como una “crisis de fe” con pocos precedentes en la historia de Europa y de España. En esta hora histórica, el apoyo de toda la Iglesia,  encabezada, guiada y alentada por nuestro Santo Padre Benedicto XVI, es una de las primeras exigencias pastorales del Año de la Fe. ¿Es que alguien puede ser tan cómodo o tan iluso que se permita hablar de “nueva evangelización” o de “Misión” −en Madrid, España, Europa, o en el mundo− sin el compromiso fuerte y valiente de las familias cristianas con la trasmisión de la Fe en Cristo, en “el Dios que es Amor”, a las nuevas generaciones? Hemos oído el bellísimo mensaje del Santo Padre antes de iniciar la Santa Misa. Nos ha evocado sus enseñanzas en el V Encuentro Mundial de las Familias, que tuvo lugar en Valencia los días 8  y 9 de julio del 2006 con el lema: La transmisión de la fe en la familia”. Decía el Papa: “Este encuentro da nuevo aliento para seguir anunciando el Evangelio de la familia, reafirmar su vigencia e identidad basada en el matrimonio abierto al don generoso de la vida, y donde se acompaña a los hijos en su crecimiento corporal y espiritual. De este modo se contrarresta un hedonismo muy difundido, que banaliza las relaciones humanas y las vacía de su genuino valor y belleza” (Discurso en el Encuentro Festivo y Testimonial, 8 de julio de 2006). Se podría añadir: que las priva de la luz de la fe: la única que permite clarificarlas, dignificarlas y convertirlas en cauce de auténtico amor.

6. Amor que una a los hombres como hijos de Dios en la familia, en la sociedad y, por supuesto, en la Iglesia. El amor que hará posible terminar con esas dramáticas situaciones que se derivan de la extrema facilidad con que se llega al divorcio, se rompen las familias y se somete a sus miembros más débiles, a los niños, a una dolorosísima tensión interior que tantas veces los destruye por dentro y por fuera. El amor dispuesto al socorro y a la ayuda sacrificada y generosa de las familias entre si y entre sus miembros en las circunstancias tan frecuentes y dolorosas del paro, de las dificultades económicas, morales y espirituales. Un amor, que, perseverantemente vivido al calor y con la fuerza de la fe cristiana, hará posible terminar con la estremecedora tragedia del aborto practicado masivamente desde los años setenta del pasado siglo en la práctica totalidad de los países europeos, incluida España, al amparo de una legislación, primero despenalizadora del mismo y, luego, legitimadora. ¿Hay esperanza para afrontar victoriosamente estos tremendos desafíos planteados al hombre y a la sociedad de nuestro tiempo?

7. ¡Sí! En la familia cristiana que persevera en la oración dentro del hogar, unida a la plegaria litúrgica de la Iglesia; que sabe confiarse al amor de María, la Madre de Jesús, el Hijo Unigénito del Padre, desposada con José, Madre de la Iglesia y Madre nuestra: ¡Amor siempre dispuesto a acoger y a escuchar las súplicas de los hijos! Acogidos a ese amor maternal de la Virgen Santísima, invocada en Madrid como Virgen de la Almudena y en España bajo riquísimas y populares advocaciones, las familias cristianas serán y son la esperanza para hoy.

Amén.

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