31.12.12

 

De entre la multitud de bendiciones que el Señor me ha regalado en los últimos días, una ha consistido en releer mi primera conversación con un viejo amigo en el foro de Iglesia.net. Su nick era Usoz y yo escribía con mi nombre. Apenas llevaba un año de regreso a la Iglesia y mi itinerario espiritual le había llamado mucho la atención. Si asoma por acá, él mismo os podrá decir si mi testimonio le sirvió para algo más.

En el largo intercambio de aportaciones en ese epígrafe del foro, quiero destacar un comentario de Usoz y mi respuesta.

Usoz:

4. Me dices: “cuando me acerqué a la Iglesia Ortodoxa, una de las cosas que más me encantaba de ella, y me sigue encantando, es su total aversión por el liberalismo teológico”. Pues creo que te lo vas a pasar bastante mal en la Iglesia Católica, a la que, parafraseándola, desgraciadamente “nada herético le es ajeno” en la actualidad, y no me estoy refiriendo al Magisterio, sino a muchos de sus teólogos, por no hablar de los laicos. Muchos de aquéllos han asumido, de forma totalmente acrítica, como nuevos dogmas de fe, los peores frutos del protestantismo liberal. En cuanto a los laicos, bueno… supongo que, después de un año en la IC, ya te habrás hecho cargo de que lo que prevalece de forma abrumadora es el catolicismo “a la carta”, la ignorancia de las Escrituras y de la propia fe que se dice profesar. ¿Cuántos católicos aceptan, e.g., la existencia personal de Satanás o la creencia en un infierno eterno? ¿Cuántos de ellos no ven ningún inconveniente en simultanear su fe con la astrología o la creencia en la reencarnación, por ejemplo? Acostumbrado, como me imagino que debías de estar, a las librerías evangélicas españolas, con todas sus carencias, pero una sólida ortodoxia evangélica, ¿no te ha asombrado todo lo que puedes encontrar en las católicas, incluso en las llevadas por congregaciones creadas “ad hoc”?

Mi respuesta:

4 Vamos por partes. Efectivamente hay un sector dentro del catolicismo con un olor a liberalismo teológico que apesta. Pero, gracias a Dios, da la casualidad de que este Papa es conservador y toda la cúpula vaticana encargada de las cuestiones doctrinales, con Ratzinger a la cabeza, también es conservadora y profundamente anti-liberal. Por tanto, teniendo el apoyo tácito de la dirección católica, la batalla contra el liberalismo presente en sectores católicos es relativamente sencilla de ganar. Además, el liberalismo no ha llegado con mucha fuerza a las cuestiones ético-morales y difícilmente encontrarás a un teólogo católico que pueda oponerse a Roma en cuestiones tan “de moda” como la homosexualidad y el aborto sin que sufra la automática reprensión por parte de los Ratzinger and company. Respecto a la situación de los muchos católicos que creen poder conciliar la pertenencia a su Iglesia con las prácticas propias de la Nueva Era y el esoterismo, te remito a un libro que estoy preparando precisamente con el padre Joaquín Climent sobre ese tema. Como verás, no me voy a quedar cruzado de brazos. Vamos a repartir estopa que va a ser un primor.

Please, no me hables de librerías evangélicas con una sólida ortodoxia porque en Madrid sólo cumple ese requisito la de Calatrava. Las otras, especialmente la más grande de Madrid, están más pendientes de la última chorradita que viene del otro lado del Atlántico que de llenar sus estantes con los clásicos protestantes, aunque la que hay en la Villa de Vallecas guarda un cierto equilibrio.

Respecto a lo que puedo encontrar en las católicas…. pues también hay de todo como en botica. En la de San Pablo me he llegado a encontrar con libros de Krisnamurti o con novelas que atufan a New Age. También venden a Antonhy de Mello, cosa que no acabo de entender tras la condena expresa que hizo Ratzinger a la teología de ese hombre. Pero supongo que la pela es la pela y De Mello tiene todavía mucho tirón. Ahora bien, también me encuentro auténticas joyas en dicha librería. En otra grande que hay en San Bernardo son mucho más ortodoxos y no venden tanta basurilla. Y finalmente tengo el catálogo de la BAC, editorial con la que sé que no me voy a encontrar con cosas raras.

Así que “la batalla contra el liberalismo presente en sectores católicos es relativamente sencilla de ganar", ¿verdad? Así que “difícilmente encontrarás a un teólogo católico que pueda oponerse a Roma en cuestiones tan `de moda´ como la homosexualidad y el aborto sin que sufra la automática reprensión por parte de los Ratzinger and company", ¿verdad?

Bendita ingenuidad la mía de principios de siglo. Confundía lo que debería de ser con lo que era. Cosa lógica tras constatar que los ortodoxos estaba prácticamente libres de esa plaga apestosa del progre-eclesialismo que nació de la teología liberal. No me cabía en la cabeza que la autoridad de la Sede Apostólica no fuera capaz de librar a la Iglesia Católica de lo que los obispos ortodoxos han librado a sus iglesias.

Y así seguimos hoy. No se molesten en buscar un Boff, un Queiruga, un Tamayo o un Pagola entre los ortodoxos. No lo encontrarán. Lo más “progre” que tienen es el obispo Kallistos Ware, metropolitano ortodoxo en Gran Bretaña. Pues bien, lean ustedes en este link lo que decía hace unos cuatro años sobre los anglicanos y su deriva liberal.

Sin embargo, hoy sigo creyendo que la batalla contra la secularización interna de la Iglesia está ganada. Pero no porque los pastores -salvo unos pocos- se decidan poner manos a la obra para cumplir lo que los apóstoles pidieron que se hiciera con los falsos maestros y los herejes en el Nuevo Testamento. No, esa guerra se ganará por la vía biológica. Es decir, los progre-eclesiales son cada vez mayores y no dejan sucesores. La inmensa mayoría de los nuevos sacerdotes no van por ese camino. Sujetos como este fraile dominico son la excepción que confirma la regla y acabarán, antes o después, fuera de la Iglesia Creo que el futuro, al menos en eso que se conoce como Occidente, nos deparará una Iglesia más pequeña, en cuanto a número de fieles practicantes, menos influyente -pero su influencia será más valiosa por ser más genuina- y libre, por fin, del cáncer que la ha enfermado durante más de medio siglo. Pero tampoco descarto que dentro de 15 años, si Dios me permite vivir entonces, tenga que volver a escribir un post diciendo lo ingenuo que era a finales del 2012.

Luis Fernando Pérez Bustamante