13.12.13

Adoración perpetua: no tengáis miedo

A las 12:10 PM, por Jorge
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Son bastantes los lectores, comentaristas, amigos y conocidos que me preguntan por la capilla de la adoración perpetua que mantenemos abierta en la parroquia desde hace ya diez meses. Lo hacen con una mezcla de asombro e incredulidad, e incluso diría, por qué no, de sana envidia. Algunos compañeros, asiduos visitantes por cierto, no dejan de asombrarse: “es algo grande, si yo pudiera, ya me gustaría, pero… a ver quién lo consigue”.

Este post es un animar a los compañeros y a los laicos a que se lancen de una vez a la apertura de capillas de adoración perpetua en sus parroquias. Les aseguro que no es tan complicado.

Voy a intentar dar algunas pinceladas de lo que es mantener una capilla abierta 24 horas, 365 días al año con el Santísimo expuesto.

Que es una cosa extraordinaria, nadie lo vamos a dudar a estas alturas. Si creemos en la presencia real del Señor en la Eucaristía entenderemos que nada mejor podemos ofrecer que una continua adoración.

Si nos lanzamos, es Él quien hará todo. Pero hay que lanzarse a por todas.

Es curioso observar cómo la gente es generosa y cómo, casi sin darnos cuenta, las horas se van cubriendo de forma casi milagrosa, empezando por las aparentemente más complicadas, como podrían ser las madrugadas. Basta poner cada domingo el plano de la semana con las horas libres y todo se cubre de forma impresionante.

Pero es que además de las personas que mantienen horario fijo de adoración, a lo largo de todo el día, sin olvidarnos de las madrugadas, se observa un constante trasiego de personas que pasan por la capilla más o menos tiempo. Los frutos, especialmente en confesiones, abundantísimos.

La adoración hace que la comunidad parroquial se transforme: en número de personas que acuden, en el buen espíritu, en obras de apostolado.

Es completamente falso que la adoración nos convierta en seres piadosos que no quieren saber nada del prójimo. Precisamente los grandes proyectos de Cáritas de esta parroquia (economato, servicio de empleo, centro de mayores, con más de cuarenta voluntarios) están llevados por voluntarios que son adoradores, y la mayor parte de ellos en horario de madrugada.

Hay momentos complicados. Horas que de repente quedan libres, una suplencia en plena madrugada. Se solucionan con la generosidad de todos, especialmente de los sacerdotes que debemos estar siempre al quite. Con todo y eso, he de decir que son pocos, y que incluso en momentos de especial dificultad, como por ejemplo el mes de agosto, se ha cubierto sin demasiados problemas.

La capilla de adoración perpetua considero que es la mejor obra que tiene la parroquia y con mucha diferencia. Mi compañero y yo somos conscientes hasta el punto de que ante la capilla todo lo demás ocupa un segundo lugar, ante el cual no hay horarios, vacaciones, planes ni proyectos.

Personalmente, por la capilla doy todo: vacaciones, madrugadas, comidas, lo que sea, aunque pocas veces me toca tener que hacerlo. No pasa nada.

A los compañeros, a los laicos que se entusiasman con este proyecto, solo una palabra que tanto repetía el beato Juan Pablo II: “no tengáis miedo”. Poned el proyecto en las manos del Señor, confiad y a por ello. Con toda generosidad y convencidos de que vale la pena. El resto ya es cosa del mismo Señor.