16.12.13

La iglesia patriótica catalana

A las 10:56 AM, por Jorge
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Resulta realmente curioso e interesante comprobar cómo los países de dictaduras más consolidadas han intentado crear “su” propia Iglesia que dé razón a sus desvaríos y ensoñaciones. La cosa viene de lejos.

Ahí tenemos al “bueno” de Enrique VIII de Inglaterra que fundó su propia iglesia habida cuenta de que en Roma se empeñaban en recordarle de forma molesta y machacona la vigencia del sexto mandamiento. Pues nada, hombre, el jefe de la iglesia soy yo y me dispenso lo que me venga en gana.

Hoy tenemos una iglesia patriótica china que se maneja a su antojo sin tener que obedecer ni someterse a los caprichos de Roma. Y en Venezuela ahí andan, no sé si con demasiado éxito, lanzando la iglesia chavista, sin más objetivo que aplaudir las chorradas de Chávez y legitimar lo que no es más que un conjunto de barbaridades.

Pues miren por dónde parece que podríamos tener en un futuro próximo la iglesia patriótica catalana. ¿La razón? Pues que el secretario – portavoz de los obispos, Gil Tamayo, sí hombre, ese que fue saludado como la concreción del espíritu renovador de Francisco en la conferencia episcopal española, ha tenido la ocurrencia de decir que le parecía moralmente inaceptable la consulta soberanista.

¿Llevarnos la contraria alguien a nosotros? Pues rompemos relaciones con la conferencia episcopal española. No hombre no, mejor con Roma, con dos narices como chinos y venezolanos, y nos montamos la iglesia patriótica catalana, autosuficiente, democrática ¡ja! y, sobre todo, muy catalana, porque eso de la catolicidad en definitiva lo que significa es sometimiento al centralismo romano y madrileño.

Pueden ir, de momento, cambiando la corona de espinas del crucificado, esa que tanta gracía hacía a Carod Rovira, por una barretina, incorporar de forma obligatoria la estelada en cada campanario y al lado de cada altar, prohibir taxativamente otra lengua litúrgica que no sea el catalán y exigir el canto de Els Segadors en la consagración. Cosas, evidentemente, solo para empezar. Por supuesto habrá que revisar el santoral y desterrar definitivamente a santos centralistas como San Isidro Labrador, que por más agricultor que fuera es de Madrid y eso puede contagiar malas costumbres. Además hay que actualizar el santoral e incorporar por ejemplo a San Leo Messi, porque eso de que haya que estar muerto para alcanzar la gloria lo dirán ellos, que en Cataluña canonizamos a quien nos parece.

¿Anunciar el evangelio dice usted, celebrar los sacramentos…? Bueno, eso también… Pero sin prisas. Lo que hace falta son monjes catalanes como los de Montserrat, y monjas nacionalistas como la Forcades y la Caram que podrían ser nombradas abadesas itinerantes para garantizar que no quede por ahí alguna parroquia españolista de esas que se llenan cada día. Y si no hay vocaciones al sacerdocio o a la vida religiosa tampoco es tan grave, mientras las haya al catalanismo radical, que es lo que mola, y tengamos un obispo para pasear a la moreneta.

Ah, eso sí, al Gil Tamayo ese hay que decirle que suelte a las diócesis catalanas la parte del 0,7 que recauda el estado para la iglesia y reparte la conferencia episcopal, que la pela es la pela.

No me extraña que proliferen los caganers.