21.12.13

 

Un sacerdote joven, buen amigo, me pedía hace días sugerencias para la misa del gallo. Por circunstancias personales su párroco estará fuera esa noche y se dirigió a un servidor en busca de “genialidades” para que la misa fuera especial. Se me ocurrieron algunas cosas:

- No hagas una misa especial. Especial es cada misa porque en ella celebramos el misterio de la Pascua de Cristo. Que sea una misa, y no otra cosa.

- ¿Qué quieres conseguir con la misa del gallo? Es que depende si buscas entretener a las familias, ser divertido, original, campechano o deseas que se emocionen con el nacimiento de Cristo y se dejen envolver por su luz. En el primer caso te recomiendo niños vestidos de pastorcitos, algún cordero si fuera posible, escenificar cosas y dar palmas. Es que depende.

- Prepara la misa con mimo empezando por las cosas más básicas: leccionario en su sitio y abierto por las lecturas de la noche, el misal preparado y registrado, atento a los vasos sagrados, procura sacar, si es posible, lo mejor que tengáis, corporal y purificadores perfectamente limpios y planchados, sobrios y elegantes. Una buena casulla limpia y bien planchada.

- Es una misa para utilizar el incienso. Seguro que en la parroquia hay quien puede ayudarte con ello. La solemnidad lo agradece y el incienso conmueve e impresiona.

- Atención a los lectores. Si en cualquier misa las lecturas deben ser correctamente proclamadas, no puedes permitirte el lujo de que, precisamente en la misa del gallo, se pierda la palabra por una mala lectura.

- No aburras a la gente con moniciones y menos aún improvisadas. La calenda de Navidad, al principio, es la mejor monición. Si quieres hacer alguna más, vale, pero llévalas ESCRITAS para no alargarte y tener claro EXACTAMENTE lo que deseas decir.

- Prepara muy bien la homilía. Mucha gente viene a pocas misas al año, esta es una de ellas, no desaproveches la ocasión para hablar del amor de Dios hecho hombre, no vale con el espíritu de familia y la solidaridad. Habla de Dios.

- No merece la pena andar preparando preces. Hay diversos formularios en los libros de la oración de los fieles que son más que suficientes.

- Ni se te ocurra el viejo recurso a la eterna procesión de ofrendas y menos llevadas por niños vestidos de pastorcitos. Si deseas algo que dé más profundidad, dedica la colecta a Cáritas o a alguna institución especial, como la Iglesia perseguida.

- Sobre los cantos, intenta cantar algunas pequeñas partes de la liturgia, como el diálogo del prefacio, la fórmula de la consagración, las aclamaciones. Los cantos de los fieles sencillos, muy sencillos. La gente tiene ganas de cantar el adeste fideles, noche de paz y hasta los peces en el río. Y si no es en la iglesia, ¿dónde lo harán? Los villancicos populares son el complemento ideal para la adoración del niño al final de la misa.

- Piensa la posibilidad de ofrecer un dulce y una bebida en algún salón al acabar la misa. Es una buena forma de saludarse todos y de paso evitamos convertir el templo en el lugar de las felicitaciones personales.

Pero bueno, son cosas que se me ocurren y que a lo mejor no vienen a cuento. Seguro que los mismos lectores te ofrecen algo más.