¿Hay una televisión católica?

La TV católica puede competir frente a la TV comercial y las Redes Sociales

 

Gracias al acceso masivo a Internet a mediados de los años noventa, junto a un abaratamiento de las tecnologías de producción y la ampliación del uso de las radiofrecuencias en UHF, hoy la Iglesia católica en el mundo se presenta con cerca de doscientos estaciones de televisión católicas. De estas, alrededor de la mitad están en América. Esta realidad cambiante y esperanzadora llevó a Buena Nueva Comunicación de Rosario, Argentina, a elaborar el Estudio «Los canales católicos de Hispanoamérica», que se hará público a nivel mundial en el mes de enero de 2014.

22/12/13 8:35 AM


(Aleteia/InfoCatólica) Las estadísticas y los hallazgos sorprenderán a más de uno, dicen los autores, al descubrir cómo la televisión católica sigue siendo el referente de «una fuerza única». El documento lo destaca así: «Ningún otro medio logra una identificación tan fuerte con el auditorio, por ejemplo, a la hora de ser «una voz de confianza» o brindar una «programación para la familia».

El equipo de Buena Nueva Comunicación, con 30 años de trabajo en el ámbito de los medios audiovisuales católicos, abriga la esperanza de que esta información pueda ser una herramienta útil, que permita fundamentar o refutar algunas hipótesis que se tienen sobre la televisión católica, así como hacer propuestas para un mayor desarrollo y fortalecimiento de este areópago moderno.

Metodología y auspicios

El estudio, que contó con el apoyo de la Catholic Radio & Television Network de Alemania, fue desarrollado desde mediados de 2012, a través de un trabajo de campo desarrollado por el equipo de BNC. Ante la necesidad de alcanzar mayor objetividad, esto devino en una encuesta web compuesta por 53 preguntas de diferente tipo y temática. En la discusión de las hipótesis, así como en el diseño de las preguntas, participó un amplio grupo de profesionales. Finalmente, antes de lanzarla, fue testeada con 10 diferentes personas del medio a nivel internacional, que también colaboraron con su corrección.

Recibieron la encuesta 37 responsables de los canales de televisión católicos de los países de habla hispana de América Latina, de los cuales respondieron 23, correspondiente a 15 países.

Naturaleza de los canales

Si bien el Estudio será publicado íntegro en el mes de enero de 2014, los autores han querido adelantar algunos resultados estadísticos de interés general, principalmente sobre la naturaleza de los canales, los recursos técnicos y las audiencias. Los entrevistados dejaron saber que el 35% de canales católicos son entidades de propiedad de la Iglesia institucional propiamente dicha. El resto es un abanico de otras opciones sobre la propiedad del capital y de las licencias de radiodifusión.

En relación a la antigüedad de los canales, que se refiere a la fecha de inicio de las transmisiones, es decir a su existencia concreta como medio de comunicación, la muestra arroja que el promedio general es de quince años de antigüedad. Hay canales muy jóvenes con 3 años, y un caso muy antiguo, de 56 años.

Recursos Técnicos

A evaluación ha permitido encontrar aspectos notables sobre los recursos de los canales. Toda la muestra, excepto uno, dijo tener estudios propios (en un promedio de dos a tres por canal) y el 75% posee un edificio propio.

En cuanto a la distribución, la capacidad instalada es muy importante. Se observa que el 94%, tiene emisión local por aire. Para los autores, esto tiene gran importancia «por ser una comunicación abierta y gratuita a toda la comunidad y porque la televisión abierta podría entenderse como la modo más original y propio de un canal de televisión».

Muchos canales poseen una amplia red por la que repiten su señal de diferentes maneras de acuerdo al país: satélite nacional, sistemas de cables, antenas comunitarias, canales regionales, etc. Llamó la atención constatar que todos realizan web-streaming de su señal por Internet.

Una conclusión de los autores es que «existe una mayor inversión en edificio y en distribución de la señal, que en equipamiento de producción».

Audiencias y preferencias

La mayoría de los canales de televisión católicos–dice el Estudio–, identifican que el público mayoritario está entre los 36 y 60 años, considerado como un «público general» o de «familias católicas». Los métodos de medición de audiencia son muy diversos: la encuesta reveló que «solo un 17 % ha realizado algún tipo de estudio de mercado profesional y el 18% telemárketing».

Por lo tanto, para el equipo de BNC encargado de la medición, se infiere que «las apreciaciones sobre edad y grupo de televidentes, son mayoritariamente conclusiones subjetivas fruto de la observación no sistematizada». Para los canales, un motivo de esta omisión es que los métodos de medición de audiencia, son «muy costosos» o incluso «poco fiables».

Los autores

Este estudio, cuya idea inicial partió diez años atrás cuando se vio la necesidad de investigar qué se entendía por un «canal de televisión católico», estuvo liderado por Leandro Andrés Lanzotti. Nacido en Rosario, Argentina, fundó Buena Nueva Comunicación en 1983, y ha desarrollado sucesivos proyectos en el mercado audiovisual católico. Entre estos destaca SIPCATV, un sistema de distribución de programación que le permitió acercarse a los canales del continente, así como la serie televisiva internacional Testigos.

Acompañó el trabajo como Auditor el realizador audiovisual argentino Guillermo Carlos Ares, quien desde 1988 se desempeña como Productor General de Buena Nueva Comunicación, participando también en diferentes equipos de trabajo como SIPCATV, el Departamento de investigación y desarrollo de comunicación por Internet y Redes Sociales, el Área de formación de Agentes de Pastoral, entre otras.

Para el equipo de trabajo, la televisión católica en Hispanoamérica «presenta hoy un panorama para nada estático y, desde muchos ángulos, asombrosamente novedoso».

Si bien hay casos individuales muy evolucionados, así como otros que apenas dan sus rústicos primeros pasos, «toda persistencia y empeño ya ha dejado una huella, y parece que su futuro no es tan negativo como algunos podrían augurar».