31.12.13

 

Yo creo que los colectivos que se agrupan bajo el pomposo título de “iglesia de base” deberían sacar sus comunicados preferentemente en 28 de diciembre, fecha en la que quedarían perfectamente ubicados.

Los infinitos grupos que forman la iglesia de base en Galicia, Andalucía, Madrid o el cantón de Cartagena, son exactamente tres gatos (demasiada arrogancia incluso lo de cuatro) que para aparentar que representan algo se asocian en mil grupúsculos. Por eso cada vez que sacan un comunicado aparecen bajo el texto asociaciones y más asociaciones que parecen algo y son ciertamente nada.

Eso sí, siempre se encuentra algún medio que con tal de sacudir dos leches a quien sea, especialmente si se trata del cardenal Rouco, les concede la gloria de unos minutos en portada como si el susodicho comunicado fuera de interés mundial o lectura obligada para la comprender algo. Todo líquido.

Ayer el último. En esta ocasión viene de Galicia para decirnos en definitiva que la ley del aborto cuanto más permisiva mejor. Estos mismos también hace tiempo nos contaron que cuantos menos crucifijos se vieran mejor y que abajo el capitalismo salvaje.

A servidor eso de la iglesia de base siempre le pareció un camelo, sobre todo porque soy de los que piensan que los adjetivos se cargan el invento. La obediencia es la obediencia, pero la obediencia dialogada, responsable, madura, solidaria, participativa y responsable es una filfa y una puerta para hacer lo que me venga en gana. La juventud es lo que es, pero el que se define como joven de corazón y de espíritu no es más que un adulto incapaz de asumir su edad y con muchas papeletas para acabar haciendo el ridículo. La Iglesia es la Iglesia, la de Cristo, la de Pedro, Lino, Cleto, Clemente… hasta Juan, Pablo, Juan Pablo, Benedicto y Francisco. Es la que es con su credo, moral, liturgia, tradición, magisterio, episcopado. Cuando me hablan de iglesia de base, altura, cotangente, hipotenusa, liberadora, conservadora, progresista, liberal o insertada, ya sé que me están engañando y que en definitiva se trata de hacerse cada cual la suya bajo ese paraguas cálido y acogedor de la catolicidad.

Nosotros somos la Iglesia de base. Bien. Servidor la Iglesia, a secas, a lo bruto. ¿Cuál es la característica de ser “base”? A mí que me lo expliquen: ¿estar con los pobres, vivir humildemente, ser sencillos, trabajar por los débiles, renunciar a privilegios? Lo tengo: la beata Teresa de Calcuta es base, y si un sacerdote está incardinado en una de las diócesis más pobres del mundo, como San Félix de Araguaia, y en lugar de vivir en el barro vive tan cómodo en un pisito de Madrid con su chaqueta y su corbata, entonces es altura, como Benjamín Forcano. No, Jorge, te equivocas. Forcano es base, y Teresa de Calcuta altura ¿no ves que rezaba, quería entrañablemente al papa y estaba en contra del aborto? Eso es altura.

Pues todavía hay quien se sigue tragando el camelo de que la Iglesia fetén, la buena, es la que está a favor de tolerar el aborto, suprimir los crucifijos, criticar el capitalismo, aplaudir la democracia de Castro, Chávez y Maduro y convertirse poco a poco en una ONG más donde no se hable mucho del evangelio por si resulta molesto. Por cierto, ¿la iglesia de base no era tan crítica con el papado? Lo digo porque como ahora se pasa el día entero aplaudiendo a Francisco…

ULTIMA HORA:
31 de diciembre y Rouco sigue siendo obispo de Madrid… Quedan menos de doce horas para el cumplimiento de las profecías de Vidal y Bastante.