2.01.13

Siria, entre el horror y el horror

A las 11:47 AM, por Luis Fernando
Categorías : Actualidad, Islam

 

Siria lleva unos cuantos meses inmersa en una guerra civil -financiada desde fuera- cuyo resultado sigue siendo todavía incierto, aunque todo apunta a que el régimen dictatorial laicista puede caer. La consecuencia de esa caída será la llegada del fundamentalismo islámico al poder, lo cual acarreará, por mucho que haya urnas de por medio, que la situación de los derechos humanos y las libertades seguirán igual o peor. Para los cristianos, sin duda, mucho peor, como se ha demostrado en la vecina Iraq y va camino de demostrarse en Egipto.

Algunos dirán que el actual régimen sirio no merece seguir en el poder ni un segundo más. Y es cierto. Alguien que es capaz de enviar a sus aviones para bombardear panaderías llenas de civiles, no merece estar al frente de una nación. Su lugar es una mazmorra de la que no saldría en el resto de sus miserables días. Ahora bien, los que se le oponen se dedican al deporte de decapitar enemigos y echar los restos a los perros para que se los coman.

Es lo que le acaba de ocurrir a un cristiano, cuyo gran delito fue tener un hermano que tuvo el valor de llamar bandidos a los que hacen tal cosa. La religiosa Agnes-Mariam de la Cruz, superiora de un convento en el Líbano, ha denunciado esa salvajada y, de paso, ha criticado con dureza al “mundo libre y democrático” por apoyar a los que quieren convertir Siria en un nuevo estado islámico donde la sharia sea la ley obligatoria para todos. Si vamos a cambiar a un salvaje por otros iguales o peores, apañados estamos.

Lo de Occidente con la Primavera árabe es un ejemplo más del desquicie de una clase dirigente europea y estadounidense, que piensa que la democracia liberal tiene alguna posibilidad de cuajar allá donde el fundamentalismo islámico tiene poder efectivo. Para los islamistas, como para Hitler en su día, las urnas son solo un instrumento para alcanzar el poder. Si lo encuentran útil, lo adoptan. Si no, lo desechan. Una vez en el poder, imponen su cosmovisión y el que no encaja en la misma ya puede ir cogiendo las maletas y largarse si no quiere acabar sus días antes de tiempo o vivir como un auténtico paria.

Yo creo que conviene que seamos claros. Los cristianos en esos países viven mejor bajo el yugo de la bota de los dictadores laicistas que bajo el yugo de la bota del fundamentalismo islámico. Da igual que este haya llegado al poder por la fuerza o por una votación.

¿Significa esto que debemos apoyar a todos los Saddam Hussein y Bashar al Assad que haya por el mundo? No. Pero tampoco seamos tan necios y tan estúpidos como para apoyar a los fundamentalistas de Al Qaeda -u organizaciones similares- que les combaten.

Mientras tanto, miles de inocentes son masacrados sin que su muerte sirva para otra cosa que para conmover un poquito, cada vez menos, la conciencia de los que vemos su muerte en el telediario. Uno se pregunta para qué sirve esa farsa llamada ONU y comunidad internacional. Pero la respuesta está en la Escritura: Satanás es el príncipe de este mundo. A él sirven reyes y presidentes. También los democráticos. También los de los países que un día fueron cristianos.

Cristo, vuelve pronto.

Luis Fernando Pérez Bustamante