7.01.13

Niños privados de Cristo

A las 6:06 AM, por Germán
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En la Navidad de 2011 mi sobrina Florencia de 7 años hizo su Primera Comunión. Pocas semanas después, durante la Santa Misa, mientras estábamos de rodillas en el momento de la consagración, me dijo en voz baja: ¿Tío es la transubstanciación no?

Muchas veces se infravalora la capacidad de los niños y jóvenes de asimilar los misterios de la fe.

Se afirma que la fe es un regalo de Dios, no la consecuencia de acciones humanas, pero Dios la regala a través de medios humanos para que podamos recibirla: nuestros padres, los maestros y predicadores, el mismo ambiente social, pueden ser los instrumentos de Dios para que llegue a nosotros la buena noticia de la salvación.

No se recibe la fe con la misma facilidad y lógica en un grupo ignoto que en el seno de una familia practicante de su fe. Lo malo es que una vez recibida la fe, hartos cristianos no la fecundan, no la multiplican.

Así, mientras la pureza y la inocencia de nuestros niños, se encuentran hoy por hoy en medio de innumerables y crecientes peligros; mientras la anti Iglesia y el anti Evangelio buscan por todos los medios, desenraizar toda noción o vivencia cristiana de los niños y jóvenes con la implementación de currículos escolares ideologizados, ateos y alienantes, con el expreso fin de apartarlos de la vida espiritual; mientras poderosas organizaciones imponen los dictados de la reingeniería social antinatural y anticristiana con la promoción y promulgación de inicuas leyes sexistas, denominadas de derechos sexuales, dirigidas a dar a los niños desde los 10 años autonomía sexual, despojando a los padres de familia de su patria potestad, con una soterrada agenda intrínsecamente perversa; mientras el maligno plan avanza, multitud de iglesias particulares y parroquias ignoran un aspecto capital de la fe, que es la edad de la Primera Comunión de los niños

Parecería que algunas Conferencias Episcopales han olvidado que todo lo primero queda eternamente, y determinaron que la edad de la Primera Comunión de los niños debe ser sobre los 10 años, cuando los más acreditados estudios de psicología, psiquiatría y pedagogía muestran que los niños están alcanzando esa discreción cada vez más rápido a los 5 - 6 años.

Desde un principio, la Iglesia consideró bueno dar a los más pequeños la Sagrada Comunión. En 1215, el Concilio de Letrán determinó que cada fiel que llega a la edad del discernimiento, se confiese y al menos en la Pascua de Resurrección reciba la santa Comunión, es decir que, cuando el niño ha alcanzado el uso de razón, comienza su obligación de cumplir el doble mandamiento de la Confesión y la Comunión Eucarística.

El Papa San Pío X, por el Decreto Quam Singulari estableció que los niños fueran admitidos a la Primera Comunión a la edad de siete años. Al respecto el Siervo de Dios cardenal Rafael Merry del Val, dio el siguiente testimonio:

Muy a menudo (San Pío X) me hablaba de la necesidad de hacer hacer la Primera Comunión a los niños muy pronto con el fin de que el Señor tomara posesión de sus almas antes de que entrara en ellas el pecado. Por esta razón tuvo algunas oposiciones que surgían de antiguos prejuicios, pero él mantuvo, y con felices resultados, las disposiciones tomadas.

El Beato Juan Pablo Magno escribió sobre aquella decisión de San Pío X con palabras de admiración:

Un testimonio conmovedor de amor pastoral por los niños la dio mi predecesor san Pío X con su decisión sobre la Primera Comunión.  No solamente redujo la edad necesaria para acercarse a la Mesa del Señor, de lo que yo mismo me aproveché en mayo de 1929, sino que dio la posibilidad de recibir la comunión incluso antes de haber cumplido los siete años si el niño muestra tener suficiente discernimiento. La Sagrada Comunión anticipada fue una decisión pastoral que merece ser recordada y alabada.  Ha producido muchos frutos de santidad y de apostolado entre los niños, favoreciendo que surgieran vocaciones sacerdotales (Juan Pablo II  ¡Levantaos! ¡Vamos!  p. 97).

La responsabilidad primera está en los progenitores, los cuales pueden libremente llevar a sus niños a la Comunión temprana, claramente dicha en Código de Derecho Canónico:

Los padres, en primer lugar, y quienes hacen sus veces, así como también el párroco, tienen la obligación de procurar que los niños que han llegado al uso de razón se preparen convenientemente y se nutran cuanto antes, previa Confesión sacramental, con este alimento divino” (canon 914).