El Arzobispado de Valencia estudia un posible milagro en una niña atribuido a los padres de santa Teresita de Lisieux


 

El Arzobispado de Valencia iniciaba en la tarde de ayer, lunes 7 de enero el proceso canónico para estudiar un “presunto milagro” obrado por la intercesión del matrimonio francés formado por Louis Martín y Zélie Guerin, padres de santa Teresa del Niño Jesús, que fueron declarados beatos en el año 2008 en Lisieux por sus virtudes heroicas, según han indicado a la agencia AVAN fuentes de la delegación para las causas de los santos.

El acto de apertura del proceso ha sido presidido por el Arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro, en el Salón Gótico del Palacio Arzobispal de Valencia, según han indicado a la agencia fuentes de la delegación, que han precisado que la niña en la que se obró el posible milagro “nació de forma prematura y con gravísimas complicaciones, entre ellas, una hemorragia ventricular grado 4”.

Fue entonces cuando, ante la imposibilidad médica de sanarla, los padres se encomendaron, gracias a la recomendación de unas carmelitas, al matrimonio de Louis Martín y Zélie Guerin, que acababa de ser beatificado entonces y cuya estampa habían recibido de las religiosas. A partir de ese momento, la niña experimentó un “restablecimiento asombroso y sin explicación médica alguna” y hoy se encuentra “perfectamente y sin la más mínima secuela”.

En la apertura del proceso canónico, se ha constituido un tribunal formado por sacerdotes, médicos y peritos que se encargará de recoger la documentación, pruebas médicas y testificales para examinar y probar la existencia del milagro.

Una vez transcurrido el periodo de estudio en la fase diocesana el tribunal remitirá la documentación a la Santa Sede para que “continúe allí el proceso”. En ese caso sería valorado por el congreso de médicos de la congregación vaticana para las Causas de los Santos, posteriormente por la comisión de teólogos y, finalmente, por la de Obispos y Cardenales, que remitirán y presentarían la documentación al Papa, quien promulgaría el “decreto de milagro”, el segundo atribuido a la intercesión del matrimonio francés, lo que posibilitaría su canonización.