La Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, del 18 al 25 de enero, se celebra bajo el lema “¿Qué exige el Señor de nosotros?”


 

Al menos una vez al año, muchos cristianos toman conciencia de la gran diversidad de formas de adorar a Dios, se conmueven y caen en la cuenta de que no es tan extraña la manera en que el prójimo rinde culto a Dios. El acontecimiento que desencadena esta expriencia única se conoce como la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos.

Congregaciones y parroquias de todo el mundo toman parte en la semana de oración, que se celebra tradicionalmente del 18 al 25 de enero (en el hemisferio norte) y en torno a Pentecostés (en el hemisferio sur). Durante este período, se intercambian los púlpitos y se organizan oficios ecuménicos especiales.

Cada año, se pide a los asociados ecuménicos de una región concreta que preparen un texto sencillo sobre un tema bíblico. Después, un grupo internacional de participantes patrocinados por el Consejo Mundial de las Iglesias (CMI, integrado por protestantes y ortodoxos) y católicos romanos edita este texto y se asegura de que está relacionado con la búsqueda de la unidad de la iglesia.

El texto es publicado conjuntamente por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y el CMI, a través de su Comisión de Fe y Constitución, que también acompaña todo el proceso de pro- ducción del texto. El material final es enviado a las iglesias miembros y las diócesis católicas romanas, a quienes se invita a que traduzcan el texto y lo contextualicen para su propio uso.

En esta ocasión, la Iglesia celebrará la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos bajo el lema “¿Qué exige el Señor de nosotros?” (Cf. Miqueas 6, 6-8). La celebración de este año refleja el carácter juvenil del Movimiento Estudiantil Cristiano de la India (SCMI). Tiene en cuenta la realidad dalit y ofrece una oportunidad de compartir su espiritualidad. Algunos elementos de esta celebración provienen del contexto indio dalit, como la utilización de tambores y el bhajan, que es una forma local de cantar letras de canciones confesando la fe en Dios. Un tercer elemento peculiar es el testimonio de fe compartido que muestra la espiritualidad dalit, de la búsqueda de la justicia, la amabilidad y el caminar con dignidad ante Dios (cf. Miqueas 6, 6-8). La celebración concluye con un signo de comunión que es común a todas las comunidades dalits, en este caso, compartiendo semillas que están germinando o una pequeña muestra de ellas, como símbolo de nuestra vocación a la esperanza y a la transformación.

A lo largo de toda la Semana de Oración, los cristianos en todo el mundo exploran en comunión ecuménica lo que significa hacer justicia, amar la misericordia y caminar humildemente con Dios. El tema se desarrolla a lo largo de los ocho días a través de la metáfora de caminar. Para las comunidades dalits, el camino hacia la liberación es inseparable del camino hacia la unidad. Por eso, nuestro caminar con los dalits esta semana, y con todos los que ansían la justicia, es una parte integral de la oración por la unidad de los cristianos.

¿Qué es el Consejo Mundial de Iglesias (CMI)?

El Consejo Mundial de Iglesias es una comunidad de iglesias que confiesan al Señor Jesucristo como Dios y Salvador según el testimonio de las Escrituras, y procuran responder juntas a su vocación común, para gloria del Dios único, Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Es una comunidad de iglesias en camino hacia la unidad visible en una sola fe y una sola comunión eucarística, expresada en el culto y la vida común en Cristo. Trata de avanzar hacia esa unidad, que Jesús imploró por sus seguidores, “para que el mundo crea” (Jn 17:21).

Para sus iglesias miembros, el CMI es un espacio insustituible en el que pueden reflexionar, hablar, actuar, orar y trabajar juntas, interpelarse y apoyarse mutuamente, compartir y debatir entre sí. Como miembros de esta comunidad, las iglesias que se adhieren al CMI están llamadas a alcanzar el objetivo de la unidad visible en una sola fe y una sola comunión eucarística; promueven el testimonio común en el trabajo de misión y evangelización; realizan un servicio cristiano atendiendo a las necesidades humanas, eliminando las barreras que separan a los seres humanos, buscando la justicia y la paz y salvaguardando la integridad de la creación; y promueven la renovación en la unidad, el culto, la misión y el servicio.