20.01.13

La Palabra del Domingo .- 20 de enero de 2013

A las 12:43 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Apostolado laico -La Palabra del Domingo

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

El amor de Dios se ha derramado en nuestros corazones desde el mismo momento de nuestra concepción. No puedes hacer como si no fuera contigo tan gran Amor.

Jn 2, 1-11

Biblia

1 Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. 2 Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. 3 Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: «No tienen vino.» 4 Jesús le responde: «¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora.» 5 Dice su madre a los sirvientes: = «Haced lo que él os diga.» =6 Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de dos o tres medidas cada una. 7 Les dice Jesús: «Llenad las tinajas de agua.» Y las llenaron hasta arriba. 8 «Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala.» Ellos lo llevaron. 9 Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde era (los sirvientes, los que habían sacado el agua, sí que lo sabían), llama el maestresala al novio 10 y le dice: «Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora.» 11 Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales. Y manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos.”

COMENTARIO

Epifanía milagrosa

Jesús se manifestó muchas veces a lo largo de su llamada vida pública. En muchas ocasiones da a entender, con lo que hace y con lo que dice, que es el Hijo de Dios y que siguiéndolo a él se va al cielo y a la vida eterna.

En aquella ocasión, en aquella primera ocasión, era un simple invitado a un casamiento judío. Junto con su Madre y con sus primeros discípulos, acude a disfrutar del momento en el que un hombre y una mujer manifiestan que quieren estar juntos para siempre. Y allí se encuentran, sin más.

María se da cuenta de los que novios pronto se van a encontrar en un apuro. Bien por no tener más medios económicos o por no haber previsto del todo bien lo que iban a beber sus comensales, van a quedarse sin vino que era como decir que se iban a quedar sin el alma de la fiesta, sin la bebida que alegraba los corazones y hacía más llevadera la existencia.

Quiere ayudar pero, en principio, no sabe cómo. Y mira a su Hijo que está divirtiéndose con sus amigos y con los novios. En seguida se da cuenta, por los años que llevaba guardando en su corazón muchas cosas que había visto de su Hijo, de que tiene la solución: bastará con la Palabra de Jesús.

María muestra una gran fe. Le bastará, ella pensaría, con decir que el agua se convierta en vino. Y no siendo eso fácil y estando sólo en manos de Dios, no es poco cierto que la Madre de aquel joven que acudía a una boda, sabía, bien lo sabía, que Jesús haría todo lo posible por solucionar aquella papeleta que tenían los novios.

Jesús parece que resiste. En realidad, espera de su Madre una actitud perseverante en el ruego. Y ella les dice que hagan lo que Él les diga.

María no tiene duda alguna y sabe que Jesús no puede negarse y que gusta de que le insistan para demostrar la fe que dicen tener aquellos que algo le piden. Que no se trata de algún arrebato egoísta sino que, en efecto, quien le pide algo lo hace, si eso es posible, para bien ajeno.

Y convierte el agua en vino. Aquella primera ve en la que manifiesta su verdadero poder demuestra que no es un hombre más, corriente y común, sino que tiene en su poder el que lo es de Dios.

No es extraño que el texto de Juan el evangelista diga que, a partir de tal momento, sus discípulos creen en Él. Tras haber visto que unas tinajas de agua se convierten en vino no pueden más que estar en lo cierto de que aquel hombre es, verdaderamente, el Mesías.

PRECES

Por todos aquellos que no son capaces de aceptar la obra de Jesús.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no confían en Cristo.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a tener siempre confianza en ti Hijo y en lo que es para nosotros y para la humanidad.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán