21.01.13

Bárcenas tiene la conciencia tranquila

A las 9:42 AM, por Jorge
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A ver, una pregunta facilita. Cuando a un político acusado presuntamente de corrupción, o de cohecho, o vaya usted a saber de qué… le preguntan si tiene algo que decir y proclama solemnemente que él tiene la conciencia tranquila… ¿ustedes que piensan? ¿Qué ya está el tema resuelto?

Ojo. Todos presuntos, ¿eh? pero estoy seguro de que Bárcenas, Urdangarín, los del Gurtel, los de los ERES de Andalucía, los Pujol, los Mas, los del caso Campeón, el GAL, Filesa, me apuesto un duro a que todos tienen la conciencia tranquila. Por cierto, merece la pena echar un vistazo a las listas de casos de corrupción que recoge la wikipedia. Para echarse a temblar.

Vamos a suponer que aquí todo el mundo obra en conciencia. ¿Eso basta? Porque yo creo que los terroristas matan en conciencia, los corruptos se llevan los euros en conciencia, los narcos distribuyen drogas en conciencia y los maltratadores sacuden mandobles a sus parejas en conciencia. Vamos, que para un servidor que le digan que tienen la conciencia tranquila le trae al fresco. Quizá en su interior sea así. Pero no justifica nada de lo que se hace.

La conciencia es lo más sagrado del hombre. Ahí no entra nadie, ni la misma iglesia. Pero la conciencia no se puede dejar a lo que surja. Y demasiada gente lo hace. Se hace una conciencia vaya usted a saber cómo y con qué medios, la forma o la deforma a su conveniencia, y a partir de ahí yo es que actúo siempre en conciencia. Si, como los terroristas, que será en conciencia, pero los muertos son los muertos.

Lo primero primerísimo es formar la conciencia rectamente. Y cada cuál sabrá cómo lo hace. Y cada uno se arriesga a equivocarse, que evidentemente es asunto de cada individuo. Yo sí que quería aportar lo que se entiende en la iglesia por conciencia y las sugerencias que se dan para formarla correctamente. Es como lo entiende la iglesia. Lo interesante es que haya otras aportaciones de cómo formar rectamente la conciencia. Será sugestivo conocerlo.

Del compendio del catecismo de la iglesia.

LA CONCIENCIA MORAL

372. ¿Qué es la conciencia moral?

La conciencia moral, presente en lo íntimo de la persona, es un juicio de la razón, que en el momento oportuno, impulsa al hombre a hacer el bien y a evitar el mal. Gracias a ella, la persona humana percibe la cualidad moral de un acto a realizar o ya realizado, permitiéndole asumir la responsabilidad del mismo. Cuando escucha la conciencia moral, el hombre prudente puede sentir la voz de Dios que le habla.

373. ¿Qué supone la dignidad de la persona en relación con la conciencia moral?

La dignidad de la persona humana supone la rectitud de la conciencia moral, es decir que ésta se halle de acuerdo con lo que es justo y bueno según la razón y la ley de Dios. A causa de la misma dignidad personal, el hombre no debe ser forzado a obrar contra su conciencia, ni se le debe impedir obrar de acuerdo con ella, sobre todo en el campo religioso, dentro de los límites del bien común.

374. ¿Cómo se forma la conciencia moral para que sea recta y veraz?

La conciencia recta y veraz se forma con la educación, con la asimilación de la Palabra de Dios y las enseñanzas de la Iglesia. Se ve asistida por los dones del Espíritu Santo y ayudada con los consejos de personas prudentes. Además, favorecen mucho la formación moral tanto la oración como el examen de conciencia.

375. ¿Qué normas debe seguir siempre la conciencia?

Tres son las normas más generales que debe seguir siempre la conciencia:

1) Nunca está permitido hacer el mal para obtener un bien.

2) La llamada Regla de oro: «Todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos» (Mt 7, 12).

3) La caridad supone siempre el respeto del prójimo y de su conciencia, aunque esto no significa aceptar como bueno lo que objetivamente es malo.

376. ¿Puede la conciencia moral emitir juicios erróneos?

La persona debe obedecer siempre al juicio cierto de la propia conciencia, la cual, sin embargo, puede también emitir juicios erróneos, por causas no siempre exentas de culpabilidad personal. Con todo, no es imputable a la persona el mal cometido por ignorancia involuntaria, aunque siga siendo objetivamente un mal. Es necesario, por tanto, esforzarse para corregir la conciencia moral de sus errores.