23.01.13

 

Lamentablemente tengo que volver a escribir sobre los protagonistas de la secularización interna de la Iglesia. Lamentablemente, vuelven a ser religiosos esos protagonistas.

La Iglesia Católica es consciente de los peligros que plantea la espiritualidad de la Nueva Era a sus fieles. Esoterismo, orientalismo barato acomodado a la mentalidad occidental, gnosticismo, sincretismo, etc. El documento “Jesucristo, portador del agua viva”, aunque no sé si tiene valor magisterial, sirve como orientación para todo el que quiera saber lo que la Iglesia piensa sobre esa cuestión.

En dicho documento aparece claramente mencionado el eneagrama:

Eneagrama: (del griego ennéa = nueve + gramma = signo) el nombre designa un diagrama compuesto por un círculo con nueve puntos en su circunferencia, unidos entre sí por un triángulo y un hexágono circunscritos. Originariamente se utilizó para la adivinación, pero recientemente se ha popularizado como símbolo de un sistema de tipología de la personalidad que consta de nueve tipos caracterológicos básicos. Se hizo popular tras la publicación del libro The Enneagram de Helen Palmer,97 pero la autora reconoce su deuda con el médico y pensador esotérico ruso G. I. Gurdjieff, el psicólogo chileno Claudio Naranjo, y el autor Óscar Icazo, fundador de Arica. El origen del eneagrama permanece envuelto en el misterio, si bien algunos sostienen que procede de la mística sufí.

Pues bien, como informamos hoy en InfoCatólica -no somos los primeros en hacerlo- desde la Compañía de Jesús en España se promociona y se usa el eneagrama, metiéndolo de lleno en cursos de espiritualidad ignaciana. Y, sinceramente, cuesta creer que los responsables de tal hecho desconozcan el texto conjunto del Consejo Pontificio de la Cultura y del Consejo Pontifico para el Diálogo Interreligioso.

Ante esa realidad, caben dos preguntas:

- ¿Piensan los superiores de la Compañía de Jesús en Roma hacer algo para poner fin a ese sinsentido?

- En caso de que la Compañia no haga nada, ¿lo hará la Santa Sede?

Es de suponer que la segunda pregunta es innecesaria. Es decir, no hace falta que un dicasterio romano intervenga cuando el Prepósito General de los jesuitas puede hacerlo. De hecho, algunos fieles pensamos que hay que ir más allá de impedir que se celebre dicho curso, ya que la presencia del eneagrama entre los jesuitas de Cataluña es permanente. Por tanto, hay que entrar al fondo de la cuestión. La Iglesia no se puede permitir que una de sus más gloriosas órdenes religiosas está al servicio del gnosticismo esotérico. No caben medias tintas. No caben apaños. Hay que lanzar un mensaje claro, porque si no, de nada valdrán documentos, artículos, notas, etc.

Es más, cualquiera que esté bien formado en la fe católica se da cuenta de que eso del eneagrama apesta a Nueva Era. Pero claro, no abundan los fieles que han recibido una formación adecuada en estas cuestiones. El documento de los dos consejos pontificios no es conocido por la inmensa mayoría de los que católicos practicantes. Tampoco son millones los que se han leído el informe de RIES (en tres partes: 1, 2 y 3). No basta con que Roma diga que tal o cual cosa está mal. Tiene que impedir que ese mal se difunda desde dentro de la propia Iglesia. Para eso sirve, entre otras cosas, la autoridad eclesial.

Quedamos a la espera de una solución a este problema.

Luis Fernando Pérez Bustamante