25.01.13

Funerales. Algunas sugerencias.

A las 9:38 AM, por Jorge
Categorías : Sin categorías

 

Sugerencias que hago pensando especialmente en sacerdotes y equipos de pastoral, y como una forma de explicar lo que creo que debe ser la atención a una familia que viene a pedir un funeral por alguien próximo. Lo hago pensando en grandes parroquias de ciudad. La pastoral de exequias en pueblos es algo muy diferente.

Acoger sin prisas cuando vienen. Te encuentras con una familia rota. No puedes limitarte a fijar fecha y hora. Esa familia necesita sentarse, desahogarse, explicar qué les ha pasado. Es bueno dejar que cuenten cosas de la persona fallecida, sus circunstancias, edad, estado civil, hijos, aficiones, características. Ya sabemos que la homilía en las exequias nunca debe ser un panegírico del fallecido, pero esos detalles nos servirán para acercarnos mejor a los familiares y demás fieles de forma que noten que no es un funeral más, sino algo suyo, algo, perdón por la palabra, “personalizado”.

Tratar de colocar los funerales fuera del horario habitual de misas. Sobre todo en parroquias que tienen más de uno por semana. Para los habituales de la misa vespertina, encontrarse un día sí y otro no con funerales entiendo que es una lata, porque la misa dura más y no siempre los fieles saben estar en la celebración. Mejor los funerales en horario propio, aunque se anuncien y se sepa.

Buscar lectores con tiempo. Quizá el mismo día que vienen a anotar la misa, preguntar si algún familiar o amigo desearía hacer las lecturas y pedir que venga unos minutos antes de la celebración. No sólo es una invitación a la familia para que se sientan mejor, sino que además así evitamos que salte un espontáneo con los desastrosos efectos del asunto.

Acoger antes de la misa. No cuesta nada estar atentos, saludar a la familia cuando llegue, y decirles algo tan sencillo como si estamos todos, si les parece que comencemos. Nos puede pasar que estemos en la sacristía, es la hora, salimos a la celebración y justo entonces vemos avanzar por el pasillo a la viuda. Se pierden tres minutos y se gana en cordialidad.

El leccionario ofrece lecturas propias para las misas de exequias. Yo prefiero hacer las lecturas del día. Me parece que es estar más abiertos a la sorpresa de Dios. Buscar lecturas me suena a decidir yo lo que quiero que Dios me diga. Pero son cosas mías.

La paz a los familiares. La liturgia contempla que en determinadas circunstancias el celebrante pueda abandonar el altar para dar la paz. De hecho, todos hemos visto obispos abandonar el presbiterio para dar la paz en alguna ocasión. En los funerales puede pasar que te acerques al banco de los familiares y que estén tan entretenidos en darse la paz unos a otros que no te hagan ni caso, con lo cual se te queda cara de bobo. Prefiero no moverme del altar (ya saludé a la familia antes de empezar).

Un aviso sobre la comunión. Ya sabemos lo que pasa. En estas celebraciones hay mucha gente que se acerca a comulgar por inercia. Sobre todo si se nota una baja participación en los fieles (no responden, por ejemplo) es bueno recordar que para recibir la comunión se necesita estar en gracia. Cada sacerdote verá cómo lo hace. Pero resulta.

Palabras de familiares al acabar la celebración. Pueden hacerlo, pero cuidado. Que una cosa es que salga un familiar a agradecer a todos su presencia y su oración, y otra muy diferente que salgan dos hijos, el nieto y un amigo a cantar las bondades del difunto. Bueno abordarlo el día que encargan la misa y ofrecer alguna orientación.

En fin, que como ven son sugerencias para sacerdotes y equipos de liturgia. A los demás les diría un par de cosas:

Que si un día tienen que pedir o preparar una misa de funeral por alguien tengan en cuenta estas recomendaciones. Y que si van a misa y se encuentran con un funeral con el que no contaban, que ofrezcan esa pequeña molestia al Señor por el fallecido y vivan la misa en comunión con una familia que sufre.