Católicos
17 de febrero del 2013

Breves recuerdos de un almuerzo para Benedicto XVI

Ahora que Benedicto XVI ha expresado su voluntad de renunciar al Papado, son muchas las voces que recuerdan la figura del "Papa sabio". Diana Cabrera, profesora de Fuenllana, un colegio del municipio madrileño de Alcorcón, conductora del Programa 4x20 de Canal Cocina, madre de tres hijos, fue una de las profesoras que elaboró el almuerzo que el Cardenal Rouco Varela ofreció al Papa en la JMJ de Madrid. Cuenta lo que supuso para ella este evento.


 

Quienes han podido conocer de cerca a Benedicto XVI tienen unos intensos recuerdos del Papa sabio. Así le ocurrió a Diana Cabrera, madre de familia, que tuvo la oportunidad de participar en la elaboración de una de las comidas que tomó el Santo Padre con el cardenal Rouco cuando estuvieron en Madrid durante la Jornada Mundial de la Juventud.

"Veías una persona muy espiritual, que daba tanta paz, que hace  que te sientas bien", asegura Diana Cabrera. Desde un punto de vista profesional, "pensé que era la persona más importante para la que podía realizar mi trabajo. Para los que no gusta el trabajo bien hecho sentí una gran alegría. A nivel personal se trataba de una gran emoción interior, ya que iba a poder manifestar al Santo Padre mi alegría como católica".

De lo que pudo observar en aquel almuerzo, Diana recuerda que "Que estaba ante una persona muy espiritual y la alegría y humildad que transmitía, tanto con su presencia como a través de su rostro. Me daba cuenta de que con todo lo que llevaba encima, la felicidad que comunicaba  me hacía sentir muy cercana. Yo estaba muy nerviosa pensando en que todo tenía que salir bien y en cuanto llegó se me pasó, ya que daba una tranquilidad que te hacía sentir como si estuvieras con alguien de tu familia"

Se percató de que Benedicto XVI "estaba observando continuamente, pendiente de todos los detalles y de todas las personas que estaban en su entorno. Veía que cuidaba a las personas, parecía que trascendía  a la parte espiritual de los que estaban a su alrededor y de las que estábamos sirviendo, por su cara observé que él se daba cuenta de la ilusión con que estábamos realizando nuestro trabajo. Resumiendo, me impresionó que a pesar del cansancio y del calor que hizo ese día en Madrid, estaba pendiente de los demás".

Y fue muy significativo el mensaje que les lanzó a ellas, "las palabras de agradecimiento que tuvo para nosotras, al final del almuerzo y sin que nadie lo esperara, se levantó y se dirigió a nosotras. Nos dijo en italiano: 'Ha sido la comida cumbre de mi vida, por la belleza de los platos, ya que esa belleza lleva a Dios'"

"Otra cosa que quería destacar es el desprendimiento de sí mismo y su profunda humildad, estando pendiente de todos mirándolos de la misma manera que yo miro a mis hijos", añade. Diana Cabrera se ha llevado en su corazón las enseñanzas de ese día: "Me hice el propósito de transmitir a mi alrededor esa alegría y felicidad que yo vi en el Santo Padre y que como católica sé que precisamente eso es lo que enseña nuestra fe. Para mi Benedicto XVI siempre será la persona más importante a la que he podido servir"