ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 24 de febrero de 2013

La frase del día

Calumnia, que algo queda.

Refrán popular español

 


Papa

"Orar no es aislarse del mundo sino que reconduce al camino, a la acción
Cordial y sentido acompañamiento de los peregrinos a Benedicto XVI en su último Ángelus

Dios me llama a "subir al monte" pero no significa abandonar a la Iglesia. Si me pide esto es para poder servirla con la misma entrega y el mismo amor de siempre
Último Ángelus de Benedicto XVI

Cábalas y elucubraciones

Santa Sede

El amor de un Dios que actúa concretamente en la existencia humana
Meditaciones del cardenal Gianfranco Ravasi en los Ejercicios Espirituales a la Curia Romana

Comunicación

Ante la elección de un nuevo Papa: presiones a los cardenales disfrazadas de noticias

Juventud

Jóvenes lanzan una web para rezar por el futuro máximo líder de la Iglesia
Se puede adoptar, por sorteo, a un cardenal para orar por el

SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA

Beata Josefa Naval Girbés
«Una sencilla ofrenda por amor a Dios, a la parroquia y al pueblo»

Observatorio jurídico

¿Es delito creer?
Hacia una laicidad positiva


Papa


"Orar no es aislarse del mundo sino que reconduce al camino, a la acción
Cordial y sentido acompañamiento de los peregrinos a Benedicto XVI en su último Ángelus

Por Nieves San Martín

CIUDAD DEL VATICANO, 24 de febrero de 2013 (Zenit.org) - Una multitud de doscientas mil personas esperaba pacientemente en la plaza de San Pedro, el corazón del catolicismo. Llegadas de distintos países y personas provenientes de diócesis, parroquias, movimientos, comunidades eclesiales, congregaciones, órdenes religiosas, asociaciones, familias, componían una abigarrada multitud provista de abundantes pancartas con los lemas que ya ondean en la plaza de San Pedro desde que Benedicto XVI anunciara su renuncia al pontificado el pasado 11 de febrero.

Además de los consabidos: te queremos; quédate con nosotros; rezamos por tí, había un escueto Danke, en su lengua natal, una enorme pancarta con "México siempre fiel", y un grupo de polacos con sus banderas, impertérritos, en una mañana soleada pero fría. Todo ello adobado por el último tuit del papa:“En este momento particular, os ruego que recéis por mí y por la Iglesia, confiando como siempre en la Providencia de Dios”.

A las 12, Benedicto XVI se asomó a la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano para recitar el Ángelus, el último Ángelus del papa Ratzinger, antes de la audiencia general en esta misma plaza, con la que se despedirá de los fieles de la Iglesia católica antes de su retiro, para la que se espera una invasión de Roma por parte de peregrinos, romeros, fieles y curiosos. Luego, tras despedirse al día siguiente de los cardenales, en helicóptero a Castel Gandolfo y luego al monasterio Mater Ecclesiae en el Vaticano.

El papa, en la primera parte de las palabras introductorias de la oración mariana, ha comentado e interpretado para hoy el bello relato evangélico de la liturgia: la Transfiguración, en presencia de los tres testigos de sus momentos más decisivos e íntimos: Pedro, Santiago y Juan. La presencia luego de Moisés y de Elías, representan, dijo el papa "la Ley y los Profetas de la antigua Alianza", algo muy significativo: "toda la historia de la Alianza está orientada a El, el Cristo, que realiza un nuevo «éxodo» (9,31), no hacia la tierra prometida, como en el tiempo de Moisés, sino hacia el Cielo".

Meditando este pasaje del Evangelio, afirmó Benedicto XVI, "podemos extraer una enseñanza muy importante. Sobre todo, el primado de la oración, sin la cual todo el empeño del apostolado y de la caridad se reduce a activismo".

Subrayó que el tiempo dedicado a la plegaria "no es un aislarse del mundo y de sus contradicciones, como hubiera querido hacer Pedro sobre el Tabor, sino que la oración reconduce al camino, a la acción".

Y sus palabras finales aludieron de nuevo al momento histórico que estamos viviendo y que, posiblemente muy a su pesar, le tiene a el como protagonista: "Queridos hermanos y hermanas, esta Palabra de Dios la siento de modo especial dirigida a mí, en este momento de mi vida. El Señor me llama a 'subir al monte', a dedicarme aún más a la oración y a la meditación. Pero esto no significa abandonar a la Iglesia, al contrario, si Dios me pide esto es justamente para que yo pueda seguir sirviéndola con la misma dedicación y el mismo amor con el que lo he hecho hasta ahora, pero en un modo más adecuado a mi edad y mis fuerzas. Invoquemos la intercesión de la Virgen María: Ella nos ayude a todos a seguir siempre al Señor Jesús, en la oración y en la caridad activa".

Se pueden leer las palabras del papa en: http://www.zenit.org/article-44628?l=spanish.

Tras rezar el Ángelus, Benedicto XVI se dirigió a los presentes que se expresan en español: "Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, y a cuantos se unen a esta oración mariana a través de los medios de comunicación, agradeciendo también tantos testimonios de cercanía y oraciones que me han llegado en estos días. Jesús, nos dice el Evangelio de hoy, subió al monte a orar, y entonces se trasfiguró, se llenó de luz y de gloria".

"Manifestaba así --añadió- quién era él verdaderamente, su íntima relación con Dios Padre. En el camino cuaresmal, la Transfiguración es una muestra esperanzadora del destino final al que lleva el misterio pascual de la pasión, muerte y resurrección de Cristo. Y también un signo de la luz que nos inunda y transforma cuando rezamos con corazón sincero. Que la Santísima Virgen María nos siga llevando de su mano hacia su divino Hijo. Muchas gracias, y feliz domingo a todos".

El papa había sido interrumpido con aplausos varias veces, desde que abrió la ventana y también en medio de sus palabras de entrada al saludo mariano. Y lo volvió a ser durante todo este breve encuentro. Al final, un escueto gesto de saludo, acompañado por el repique de las campanas de El Vaticano.

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Dios me llama a "subir al monte" pero no significa abandonar a la Iglesia. Si me pide esto es para poder servirla con la misma entrega y el mismo amor de siempre
Último Ángelus de Benedicto XVI

Por Benedicto XVI

CIUDAD DEL VATICANO, 24 de febrero de 2013 (Zenit.org) - A las 12 de hoy, Benedicto XVI se asomó a la venta de su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano para recitar el Ángelus con los fieles y los peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro. Este es el último Ángelus del papa Ratzinger, antes de la audiencia general en esta misma plaza con la que se despedirá de los fieles de la Iglesia católica antes de su retiro a Castel Gandolfo y luego al monasterio Mater Ecclesiae en el Vaticano. Ofrecemos las palabras del papa antes de la oración mariana:

¡Queridos hermanos y hermanas!

En el segundo domingo de Cuaresma la Liturgia nos presenta siempre el Evangelio de la Transfiguración del Señor. El evangelista Lucas destaca de modo especial el hecho de que Jesús se transfigurara mientras oraba: la suya es una experiencia profunda de relación con el Padre durante una especie de retiro espiritual que Jesús vive sobre un alto monte en compañía de Pedro, Santiago y Juan, los tres discípulos siempre presentes en los momentos de la manifestación divina del Maestro (Lc 5,10; 8,51; 9,28). El Señor, que poco antes había preanunciado su muerte y resurrección (9,22), ofrece a los discípulos un anticipo de su gloria. Y también en la Transfiguración, como en el bautismo, resuena la voz del Padre celeste: «Este es mi hijo, el predilecto, ¡Escuchadle!» (9,35). La presencia luego de Moisés y de Elías, que representan la Ley y los Profetas de la antigua Alianza, es muy significativa: toda la historia de la Alianza está orientada a El, el Cristo, que realiza un nuevo «éxodo» (9,31), no hacia la tierra prometida, como en el tiempo de Moisés, sino hacia el Cielo. La intervención de Pedro: «Maestro, qué bien estamos aquí» (9,33) representa el intento imposible de detener tal experiencia mística. Comenta san Agustín: «[Pedro]… sobre el monte… tenía a Cristo como alimento del alma. ¿Para qué descender para volver a las fatigas y a los dolores, mientras allí arriba estaba lleno de sentimientos de santo amor hacia Dios y que le inspiraban por ello una santa conducta?» (Discurso 78,3).

Meditando este pasaje del Evangelio, podemos extraer una enseñanza muy importante. Sobre todo, el primado de la poración, sin la cual todo el empeño del apostolado y de la caridad se reduce a activismo. En la Cuaresma, aprendemos a dar el justo tiempo a la oración, personal y comunitaria, que da aliento a nuestra vida espiritual. Además, la oración no es un aislarse del mundo y de sus contradicciones, como hubiera querido hacer Pedro sobre el Tabor, sino que la oración reconduce al camino, a la acción. «La existencia cristiana –escribí en el Mensaje para esta Cuaresma– consiste en un contínuo subir al monte del encuentro con Dios, para luego volver a bajar llevando el amor y la fuerza que de ello derivan, para servir a nuestros hermanos y hermanas con el mismo amor de Dios» (n. 3).

Queridos hermanos y hermanas, esta Palabra de Dios la siento de modo especial dirigida a mí, en este momento de mi vida. El Señor me llama a "subir al monte", a dedicarme aún más a la oración y a la meditación. Pero esto no significa abandonar a la Iglesia, al contrario, si Dios me pide esto es justamente para que yo pueda seguir sirviéndola con la misma dedicación y el mismo amor con el que lo he hecho hasta ahora, pero en un modo más adecuado a mi edad y mis fuerzas. Invoquemos la intercesión de la Virgen María: Ella nos ayude a todos a seguir siempre al Señor Jesús, en la oración y en la caridad activa.

Traducido del italiano por Nieves San Martín

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Cábalas y elucubraciones

Por Felipe Arizmendi Esquivel

SAN CRISTóBAL DE LAS CASAS, 24 de febrero de 2013 (Zenit.org) - Ofrecemos el artículo de nuestro colaborador habitual, el obispo de San Cristóbal de Las Casas, Felipe Arizmendi Esquivel, sobre la actual situación de la Iglesia y la actitud a adoptar ante tanta cábala y elucubración, en gran parte de ambientes ignorantes de la marcha y modo de actuar de la comunidad eclesial.

*****

SITUACIONES

¡Cuántos comentarios ha suscitado la ejemplar renuncia del Papa! Unos lo admiramos por esta decisión evangélica y prudente, que lo confirma como un hombre muy inteligente, libre, sensato, sacrificado por la Iglesia, fiel a Jesucristo. Otros lo malinterpretan, diciendo que es una huida ante la gran responsabilidad del papado, o señal de no poder soportar las intrigas de la Curia Romana. Hacen sus cábalas sobre el futuro Papa, elucubrando si debe ser europeo, africano o de nuestra América.

Una articulista local, toda desconcertada, califica esta decisión como una infidelidad a Dios y un mal ejemplo para los sacerdotes y también para los casados, como si fuera una invitación a no ser fieles hasta el final en sus compromisos. Unos, desde lejos, dicen que debería hacer lo mismo que Juan Pablo II, quien ya muy anciano y enfermo, expresó no estar dispuesto a bajarse de la cruz.

ILUMINACION

Benedicto XVI no se baja de la cruz ni rehúye al trabajo. Su decisión es para asumir otra forma de cruz; es dejar los reflectores y el primado universal, para dedicarse a la soledad, al silencio y a la oración, sólo por amor y respeto a la Iglesia. No es cobardía, sino profunda madurez humana y cristiana. No se siente indispensable; sino que con toda humildad se hace a un lado, para que otros crezcan y vayan con más salud por todo el mundo, predicando el Evangelio, que es lo que Jesús nos ordenó y lo que más importa, más allá de las personas, pues todos somos transitorios. Pienso que, en adelante, la mayoría de los Papas harán lo mismo, pues los tiempos requieren a un Papa en pleno vigor.

Que el Papa renuncie a su ministerio no es algo inaudito y sin sentido. Está previsto en las normas de la Iglesia. No es una huida, ni una irresponsabilidad; menos una traición a Dios y a la Iglesia. Es algo que ha sucedido varias veces en la historia de la Iglesia y ésta sigue adelante, pues no es una empresa sólo humana. Jesucristo la fundó y puso a alguien en su lugar, a Pedro y sus sucesores, como cabeza suprema de la Iglesia. No dejó a ángeles, sino a seres humanos, limitados y temporales. Siempre ha cumplido su promesa de no abandonar a su Iglesia en ninguna circunstancia. Es su obra, su Cuerpo, que perdura a través de los tiempos y las personas. La guía, de forma invisible pero real, por el Espíritu Santo. Esta es nuestra fe; esta es la fe de la Iglesia, que nos gloriamos de profesar. Quien no tiene esta fe, nunca comprenderá esta realidad.

El Papa no es Jesucristo, ni dueño de la Iglesia. Es sólo su representante, su Vicario, su Siervo, con la única misión de llevarnos a Jesús y que siga su obra de salvación. Esta realidad mistérica no es apropiación arbitraria, ni ambición de dominio. Es un servicio; somos “siervos inútiles”, que sólo tratamos de cumplir lo que se nos encomienda, no como dominadores, sino simples servidores.

Benedicto XVI ha sido un gran regalo para la Iglesia y para el mundo. Quienes siguen manejando clichés negativos sobre su persona, no conocen su bondad, su sencillez, su humildad, su profundidad y al mismo tiempo su amabilidad con quienes de alguna forma lo hemos tratado. En sus palabras hay una gran espiritualidad bíblica, teológica, antropológica, litúrgica e incluso pedagógica. La iluminación que nos ha ofrecido es un aporte muy actual, que no todos comprenden ni valoran. Algunos, ignorantes de lo que es nuestra fe, esperarían que el Papa y la Iglesia se modernizaran, entendiendo por eso amoldarse a los criterios de este mundo. Eso ni lo esperen. Esa es una tentación que siempre debemos rechazar, sea elegido el Papa que sea. Nuestros criterios se fincan en el Evangelio, no en dar gusto a este mundo hedonista, relativista, consumista. Ser cristiano es saber ir contra corriente y ser fieles sólo a Jesús.

COMPROMISOS

No nos impresionemos por opiniones sin fundamento. La fe nos asegura que Jesús es el Supremo Pastor y que el Espíritu Santo asiste a su Iglesia. Oremos por los cardenales electores y vivamos con serenidad y esperanza estos tiempos. La Iglesia de Cristo sigue adelante, en medio de nubarrones y tormentas, con la luz de la fe que nos indica el camino.

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Santa Sede


El amor de un Dios que actúa concretamente en la existencia humana
Meditaciones del cardenal Gianfranco Ravasi en los Ejercicios Espirituales a la Curia Romana

Por Rocío Lancho García

CIUDAD DEL VATICANO, 24 de febrero de 2013 (Zenit.org) - Es una "peregrinación" a la búsqueda del rostro de Dios, lo realizado por el cardenal Gianfranco Ravasi en sus meditaciones durante los Ejercicios Espirituales de la Cuaresma en presencia del Papa y de la Curia Romana.

Las reflexiones sobre la revelación del Señor a través de la Palabra, el Creador y sobre todo en la Liturgia, que permite el encuentro entre Dios y el hombre gracias a un cruce equilibrado entre una dimensión vertical y una horizontal. "Si miramos bien nuestra liturgia --dijo el purpurado en la IV meditación- es ininterrumpidamente una mirada dirigida hacia el Alto, la trascendencia, hacia Dios y Cristo, hacia su Palabra, pero también una mirada dirigida a los hermanos".

En la Liturgia el Padre Eterno se hace presente al hombre, como "tienda de encuentro" y santuario de su culmen sagrado. Pero Dios se revela también en la historia, ha explicado el cardenal en la V meditación. No sólo en el espacio el Creador encuentra la criatura, sino también el tempo es "lugar" privilegiado de la Teofanía de Dios.

Lo proclaman los Salmos y lo cuenta en Antiguo Testamento donde habla de un Dios que actúa concretamente en la historia de un pueblo, el pueblo de Israel, liberado por mano divina de la esclavitud de Egipto. Una historia que el cardenal define "el credo histórico" de Israel y que encierra una verdad evidente: la fe está unidas a los hechos.

"La historia es y debe ser siempre el lugar amado por nosotros para encuentro a nuestro Señor, ha nuestro Dios --ha afirmado Ravasi--. También si es un terreno escandaloso, también si es un terreno en el cual a menudo nosotros quizá vemos también el silencio de Dios o vemos la apostasía de los hombres".

La acción de Dios se revela en la sucesión de los eventos, según el purpurado, tanto en los marcados por la alegría, como más aún en los sufrimientos, como demostrado por el "evento" por excelencia: la Encarnación. Además, es necesario recordar que la historia del hombre no es un sólo una trama sin sentido de eventos, sino un diseño realizado por el mismo Dios, según un proyecto dictado por la esperanza que es la "hermana más pequeña" de la fe y de la caridad.

"Nosotros con la esperanza estamos seguros de no estar en a merced de un hecho imponderable -ha explicado el cardenal--. Nuestro Dios se define en Éxodo 3 con el pronombre de primera persona 'Yo' y con el verbo fundamental 'Yo Soy'. Por tanto, es Persona que actúa, que vive dentro de los hechos y es por eso que ahora nuestra relación con Él es una relación de confianza, de diálogo, de contacto".

Dios, de hecho, es un Pastor, es guía y compañero de viaje amoroso que protege a su pueblo-rebaño de cualquier pesadilla natural e histórica. "Celebramos la fidelidad divina a pesar de la infidelidad humana", ha dicho el cardenal. La cercanía amorosa de Dios en los sufrimientos del desierto, así como el éxodo, la liberación de la esclavitud y la misma creación son todo gestos que muestran el cuidado de Dios por la humanidad.

Culminan en el signo más profundo del amor divino: Jesucristo, el Mesías que es "justo, sacerdote e hijo de Dios". Precisamente sobre estas tres línea se ha centrado la VI reflexión del purpurado, que releído a la luz de los salmos 72, 110 y 2, revelan algunas características de la figura mesiánica.

Si los profetas "señalaban con el dedo los abusos de poder y la resignación a la injusticia", ha recordado Ravasi, el Mesías viene a enseñar un tipo diferente de justicia: hacerse último de los último, defensor de los indefensos, pobre entre los pobres.

"Pablo --ha observado el cardenal- ha dado la mejor deficinición de esta justicia, que se pone al nivel de las personas víctimas de la injusticia. En el famoso himno de los Filipenses 2, dice: El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios. Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre".

El Mesías hace brillar la justicia para los últimos. Es el padre de los pobres y el defensor de las viudas (Salmo 68). Es El que, siendo rico, por vosotros se hizo pobre a fin de que os enriquecierais con su pobreza (2Cor 8,9). El de Cristo --ha afirmado el presidente del Dicasterio para la Cultura- es un sacerdocio "de gracia", que alcanza el culmen con la Resurrección, acto de amor con el que el Hijo de Dios desvela plenamente su divinidad. Es necesario "contemplar la figura de Cristo --ha exhortado Ravasi- el Mesías que tiene en sí todo el aliento del Antiguo Testamento y lo lleva a la plenitud".

Para finalizar, el cardenal ha vuelto sobre el tema de la Teofanía de Dios, que después de la palabra, el espacio, la liturgia y el tiempo se revela en la "criatura". Recordando el paso del Génesis: Dios creo al hombre a su imagen, Ravasi se ha preguntado: "¿A qué se corresponde a imagen de Dios?" "Corresponde hombre y mujer les creó", ha precisado. Pero esto suscita otra pregunta-: "Por tanto, la imagen de Dios que está en nosotros, es quizá la biporalidad sexual? ¿Dios es sexuado?".

El significado es bastante simple según el cardenal: "Cuando el hombre y la mujer se aman y se regeneran, continúan la Creación. Son la imagen del Creador". Y como el Creador, generan la criatura, el embrión en el vientre de la madre, pequeño punto de partida de una vida sobre el que ya se proyecta la gran mirada divina.

"Dios --ha dicho Ravasi- ve ya, en esta criatura mínima, toda su historia, toda la secuencia de sus días futuros: ve ya el esplendor y las miserias de esta criatura". Desde "este comienzo absoluto" la criatura humana está "siempre bajo la mirada de Dios, que se extiende por todo el itinerario de su existencia".

Ésta es "lugar en el que interceptar la presencia de Dios", por esto para nosotros los cristianos tiene que convertirse en "objeto interrumpido de atención, de pasión, de amor". También porque --ha concluido el purpurado- el hombre "tiene un mandato divino que custodiar", una tarea a desarrollar en esta tierra: "representar a su Soberano Supremo"

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Comunicación


Ante la elección de un nuevo Papa: presiones a los cardenales disfrazadas de noticias

Por Jorge Enrique Mujica

ROMA, 24 de febrero de 2013 (Zenit.org) - En otro momento de la historia eran los Estados los que buscaban ejercer sus condicionamientos ante la elección de un Papa. Hoy en día es la opinión pública. Esta es la constatación que un comunicado de la Secretaría de Estado de la Santa Sede difundió el sábado 23 de febrero de 2013 a propósito de una creciente marea de publicaciones suscitadas a raíz de la renuncia de Benedicto XVI y el inminente Cónclave.

Una de esas graves mentiras es la que publicó inicialmente la revista italiana Panorama sobre un informe privado presentando por una comisión de tres cardenales (Julián Herranz, Joseph Tomko y Salvatore De Giorgi) a Benedicto XVI, a raíz de la filtración de documentos en el Vaticano.

Panorama aseguraba haber accedido al «informe secreto» cuyo contenido (corrientes de poder, divisiones en la Iglesia e incluso un poderoso lobby gay capaz de determinar decisiones), como dice el título del artículo de la revista, «condicionaría el Cónclave» (cf. 20.02.2013).

Un día después el periódico italiano La Repubblica retomó (sin decirlo) y magnificó el artículo de Panorama llegando a titular su ficción «Sesso e carriera, i ricatti in Vaticano dietro la rinuncia di Benedetto XVI» («Sexo y carrerismo, el chantaje en el Vaticano detrás de la renuncia del Papa»). La autora del artículo, Concita De Gregorio, exdirectora del diario comunista italiano L’Unita, deja volar su imaginación hasta decir y disparar conclusiones que, desgraciadamente, no tienen soporte en ningún informe secreto porque, de hecho, tampoco ella ha tenido acceso a él. El artículo de La Repubblica dio pie a otros publicados posteriormente en lengua española por periódicos de gran alcance como El País o El Mundo.

El 22 de febrero el diario Il Sussidiario entrevistó al autor del primer artículo en Panorama y es ahí donde él mismo revela, primero, que La Repubblical plagió la nota y, segundo, que en realidad él no tuvo acceso a ningún informe sino que todo lo supuso (cf. «Atacco al Papa/ Ingrao (Panorama): il mio scoop travisato da Repubblica per colpire Benedetto»).

Que el mismo autor de una revista como Panorama diga que el periódico La Repubblica tenga como intención «golpear» al Papa no está de más pues, de hecho, desde el anuncio de la renuncia de Benedicto XVI ese periódico se ha decantado por la publicación de artículos que reducen la Iglesia a luchas de poder, mafias de dinero y sexo.

The New York Times, el tradicional periódico anticatólico, también puso de su parte –aunque en otro tema– al apuntar los reflectores a la cita que el cardenal Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York, tuvo en la corte por casos de abusos contra menores en la diócesis de Milwaukee. El artículo («Lawyers Question New York Cardinal in Milwaukee Suits», 20-02-2013), fue firmado por la señora Laurie Goodstein, quien en el pasado hizo todo lo posible por involucrar al Papa en algún caso de abuso, sin lograrlo (véase, por ejemplo, «El abuso de los abusos», «The New York Times y el efecto boomerang» y «Quién es quién en el escándalo de los abusos»).

Como señala Juanjo Romero en el blog «DeLapsis», «El cardenal acudió voluntariamente, lo esperaba hace tiempo, para hablar sobre la decisión que tomó hace nueve años de publicar los nombres de los sacerdotes involucrados en casos de abuso. Prestó toda su colaboración. No está acusado de nada».

Pero la prensa de lengua española pronto se dio a la tarea de inventar, tomando pie del despacho de prensa de la agencia Associated Press. Así se explica el surtido elenco de titulares que van desde «Destituyen a cardenal de NY por proteger a sacerdotes acusados de abusos» (Univisión; quien de hecho borró posteriormente el artículo), pasando por «Destituyen arzobispo de Nueva York por escándalos sexuales» (El País-Colombia, 21.02.2013), hasta «Por proteger a pederastas destituyen al cardenal Dolan de NYC» (El Diario, 21.02.2013), «Destituyen a arzobispo en NY por proteger abuso sexual; participará en cónclave» (Animal Político, 21.02.2013) o «Destituyen a arzobispo de ciudad de Nueva York» (Terra-España, 21.02.2013).

«Es deplorable que, a medida que se acerca el inicio del cónclave y los cardenales electores estarán obligados, en conciencia y ante Dios, a expresar con plena libertad su elección, se multiplique la difusión de noticias, a menudo no verificadas o no verificables, o incluso falsas, incluso con graves perjuicios para las personas y las instituciones», decía también el comunicado de la Secretaría de Estado del Vaticano.

En términos de comunicación y fraude el panorama no es menos triste: cuando no hay fuentes ni datos que justifiquen las aseveraciones entonces no hay periodismo sino ficción y, además, como dice Diego Contreras en el blog «La Iglesia en la prensa», barata. Pero lo barato de las fantasías sale caro al lector que paga por un producto que, a fin de cuentas, es una mentira. Y cuando grandes periódicos se conforman con reproducir repetida y acríticamente rumores entonces no es difícil pensar en la consciente aceptación de la difamación. Casualmente, siempre contra la misma institución.

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Juventud


Jóvenes lanzan una web para rezar por el futuro máximo líder de la Iglesia
Se puede adoptar, por sorteo, a un cardenal para orar por el

Por Redacción

ROMA, 24 de febrero de 2013 (Zenit.org) - “Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su santa Madre, que asista con su materna bondad a los padres cardenales al elegir el nuevo sumo pontífice”, ha dicho el papa Benedicto XVI.

Inspirados por las palabras del papa, cinco jóvenes brasileños lanzan hoy 24 de febrero una página web muy especial y con un fin muy concreto, recabar una oleada de oraciones juveniles, perfumadas como ramos de flores, por el bien de la Iglesia y su futuro máximo líder.

La iniciativa llamada Unidos al Conclave, dirigida a los jóvenes de todo el mundo, invita a regalar un ramo espiritual a los cardinales electores.

Un ramo espiritual consiste en ofrecer misas, oraciones, viacrucis, adoraciones, ayunos y otros sacrifícios a una persona estimada. Según Priscila Alvim, 30 años, esa acción recuerda al joven Juan Diego que ofreció rosas al obispo Juan de Zumárraga a petición de la Virgen de Guadalupe, Patrona de las Américas.

Así, la iniciativa refuerza la importancia de la oración, especialmente en el período de la Cuaresma, tiempo perfecto para la oración y penitencia con el fin de interceder por nuestros cardenales y por el bien de la Iglesia.

¿Cómo funciona?

Al acceder a la página web, el joven podrá registrarse y actualizar su ramo espiritual con la intención al cardenal elector, escogido al azar.Al finaltodas las oraciones ofrecidas serán llevadas a los cardenales antes de la elección del nuevo sumo pontífice.

De esta manera, la meta es llevar a las personas a la práctica de la oración y demostrar públicamente la atención de los jóvenes por los cardenales, como bien ha dicho Vinicius Andrade, 26 años. Además, hacer ver la jovialidad de la Iglesia en el año en que se celebra la 27 JMJ en Río de Janeiro.

La página web lanzada hoy ya está disponible en portugués, español e inglés: www.1conclave.com.

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SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA


Beata Josefa Naval Girbés
«Una sencilla ofrenda por amor a Dios, a la parroquia y al pueblo»

Por Isabel Orellana Vilches

MADRID, 24 de febrero de 2013 (Zenit.org) - Josefa, la popular y entrañable señora Pepa, estimada por sus vecinos, era una de esas mujeres entregadas a las necesidades ajenas que pasan por la vida con exquisita caridad. Y cuando ésta se ejerce de forma tan cercana y natural, cuajada de sencillez evangélica, como hizo ella, los gestos de ternura inmersos en el paisaje cotidiano parecen entrar dentro de lo ordinario, de lo previsible; es el fruto de la costumbre. A veces, como es tan fácil habituarse a recibir las dádivas de una persona generosa, aunque sea de manera inconsciente puede terminarse por no valorar su quehacer. La distancia pone sobre el tapete, con nueva aureola, la cascada de bendiciones que tantas buenas acciones derramaron sobre todos perfumando el entorno. Al no gozar de su cercanía, es cuando más se las echa de menos… De ahí también la urgencia por vivir conscientes de lo mucho que nos ofrecen las personas que tenemos al lado y de ser agradecidos. Un día ya no estarán con nosotros.

Josefa, como ya se ha dicho, no experimentó desafección de sus convecinos. Desde que nació en Algemesí, Valencia, España, el 11 de diciembre de 1820, fue acogida con la alegría que comporta ver cómo florece la vida trayendo consigo el aroma del Creador. Además, el gozo era especialmente visible en el hogar de Francisco y Josefa María que sería bendecido con cinco hijos, prole que ella inauguraba. Poco a poco con sus virtudes se convirtió en una especie de talismán para los habitantes de su ciudad natal. La pérdida de su madre, cuando tenía 13 años, le instó a depositar su desolación en el regazo de la suprema maestra del dolor: María. En la capilla de los dominicos, postrada de hinojos ante la imagen de la Virgen del Rosario, anegada en llanto se puso bajo su amparo pidiéndole que fuese su madre. A partir de ese momento, Ella sería su punto de referencia. Y seguramente influyó en su decisión de consagrarse a Dios por completo a sus 18 años con voto perpetuo de castidad. El párroco de San Jaime, Gaspar Silvestre, durante casi tres décadas la condujo firmemente por el sendero de la virtud. Fue de inestimable ayuda para él con su atención a la parroquia, ocupándose de los ornamentos litúrgicos y del cuidado de los altares. Se había formado en la Enseñanza, escuela que dependía del cabildo catedralicio, y paralelamente, mientras contribuía con su trabajo a las tareas domésticas, aprendió el arte del bordado que ejecutaba con maestría. De esta cualidad se beneficiaba la parroquia en la que se podían apreciar las primorosas labores que salían de sus manos. Además, fue un instrumento fecundo para su apostolado, ya que puso a merced de jóvenes y niñas su buen hacer transmitiéndoles gratuitamente sus conocimientos en un espacio habilitado al efecto en su propio domicilio. Era una ocasión única, que no desperdició, para compartir la fe con ellas y con las madres que las acompañaban mientras les daba clases de lectura o las adiestraba en la costura y bordado. Pero también amas de casa y niños salieron fortalecidos de la «escuela dominical» desde la que catequizaba.

Sin otro anhelo que ofrendarse a sí misma en el entorno que la vio nacer, se hizo terciaria carmelita. Su afán era llevar a todos a Dios. «¡Almas, almas para Dios! ¡No quiero que se condenen! ¡Señor, ayúdame a conseguirlo!», era su ferviente súplica. Por eso aprovechaba cualquier situación en las que se veía inmersa para evangelizar. Era bien conocida por su generosidad ilimitada. Atendía y socorría a huérfanos y toda clase de desfavorecidos, consolaba a los enfermos a quienes visitaba asiduamente, y siempre disponía de sus recursos económicos para ayudar a quien lo precisaba. Supo ganarse a la gente con su talante clarividente, conciliador, lleno de prudencia, puesto de relieve en los acertados consejos que proporcionaba a unos y a otros. Además de participar diariamente en la misa, dedicaba muchas horas diarias a la oración, clave en toda consagración que culmina en los altares. El ejercicio de las virtudes de la humildad, paciencia, abnegación, silencio y fidelidad en la obediencia eran características en su vida. Siempre mostró su devoción a la Eucaristía y a María. Entre los santos, tenía predilección por Juan de la Cruz. Con su autoridad moral contribuyó a que muchos alejados se integraran en la parroquia. De la multitud de actos de caridad que se podrían referir de ella, el brillo de esta virtud principal se hizo particularmente ostensible durante la epidemia de cólera de 1885.

Su existencia prosiguió sin mayor notoriedad guiada por el afán de hacer el bien a todos hasta que la sencilla y fecunda ofrenda de amor que había trazado con su vida esta admirable laica, culminó el 24 de febrero de 1893 cuando tenía 73 años. Juan Pablo II la beatificó el 25 de septiembre de 1988.

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Observatorio jurídico


¿Es delito creer?
Hacia una laicidad positiva

Por Santiago Cañamares Arribas

MADRID, 24 de febrero de 2013 (Zenit.org) - Ofrecemos en el espacio Observatorio Jurídico de nuestro colaborador Rafael Navarro-Valls un artículo del profesor titular de Derecho Eclesiástico del Estado, de la Universidad Complutense de Madrid, España, Santiago Cañamares Arribas. En el se trata de un argumento de máxima actualidad, la libertad religiosa y la laicidad positiva.

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Hace pocos días L´Osservatore Romano se hacía eco de la presentación en la Biblioteca del Senado, en Roma, de un volumen colectivo en el que participaron veintitrés autores que lleva por título “Credere é reato? Libertà religiosa nello Stato laico e nella società aperta”. Es un libro con múltiples enfoques sobre las creencias religiosas, aunque predomina el jurídico y el sociológico.

Desde mi punto de vista el título resulta enormemente sugerente y se presta a poner en relación --sobre todo a la luz del subtítulo del trabajo- la “libertad de religión” y la “libertad frente a la religión”. La libertad religiosa es, desde un punto de vista jurídico, un derecho fundamental que hunde sus raíces en la dignidad de la persona, que le faculta para decidir autónomamente su relación con Dios. Al igual que ocurre con otros derechos fundamentales no tiene un carácter absoluto, esto es, puede ser restringido en sus manifestaciones exteriores cuando así lo aconseje la tutela de otros bienes jurídicos.

Libertad frente a la religión” y “libertad de religión”

Siendo esto cierto, llama la atención una decidida tendencia en el mundo occidental a afirmar la “libertad frente a la religión” por encima de la “libertad de religión” propiamente dicha. Esto es, a poner el acento en la dimensión negativa de la libertad religiosa, o, si se quiere, a concebirlo como un derecho a resistir cualquier presión de terceros paraadherirse a una determinada creencia o para practicar determinados ritos. En todo caso, no hay duda de que esta dimensión negativa –no creer, no practicar, etc.- constituye también una parte esencial de la libertad religiosa internacionalmente garantizada. Ahora bien, lo llamativo está en que los derechos fundamentales suelen reconocerse y afirmarse en su dimensión positiva y no en la negativa, como de hecho ocurre, con cierta frecuencia, en el caso de la libertad religiosa. Dicho de una manera más gráfica, no suele ponerse el acento en la libertad a no expresarse, sino en la libertad de expresión.

Una muestra de esta tendencia se encuentra en la sentencia Lautsi v. Italia, (2009) de la Sala del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, donde se acogieron los planteamientos de la parte demandante en relación con la protección de su libertad religiosa negativa frente a la presencia del crucifijo en las aulas de los colegios públicos italianos. El Tribunal sostuvo –en un planteamiento que finalmente fue revisado por la Gran Sala en 2011- que, cuando entra en juego la libertad religiosa negativa, la protección del individuo debe proporcionarse de un modo prácticamente automático sin entrar en mayores disquisiciones. Así al menos parece deducirse de la fundamentación jurídica de dicha decisión.

Hacia la laicidad positiva

Joseph Weiler, profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Nueva York, ha tratado de encontrar una respuesta a este fenómeno. Por una parte, lo vincula con un prejuicio social hacia la religión, conectado de alguna manera con los planteamientos de John Rawls (Liberalismo político, 1993) para quien el argumento religioso debe quedar al margen del debate público en tanto que no es estrictamente racional y, por tanto, no puede ser compartido y consensuado por quienes no comparten determinadas creencias religiosas. De otra, lo conecta con las tensiones históricas entre poder político y religión vividas en el viejo continente hasta el final del Antiguo Régimen y que trataron de ser conjuradas con los principios en que cristalizó la Revolución francesa que, en materia religiosa, impusieron una separación estricta entre estado y religión.

Sea de ello lo que fuere, lo cierto es que en la actualidad parece que el ejercicio de la libertad religiosa se hace depender, en un significativo número de casos, de su compatibilidad con una visión muy estricta de la separación entre religión y estado que demanda el confinamiento de las creencias al ámbito privado. Cabe citar al respecto algunos casos de la Corte de Estrasburgo (Dec. Ad. Karaduman, 1993 y Sentencia Leyla Shaín, 2005) que prohibieron la utilización del velo islámico a alumnas universitarias por el temor a que corrientes fundamentalistas perturbaran el orden público en la enseñanza superior y afectaran a las creencias de los demás. Lo paradójico es que en estos casos nada indicaba que las estudiantes formaran parte de grupos fundamentalistas, o que hubieran actuado de forma intolerante frente a quienes no compartían su misma visión o que pretendieran imponerles sus creencias religiosas. En otros, más directamente (Kervanci, 2008) se afirmó que la prohibición del velo islámico en el colegio resultaba justificada por la protección de la laicidad francesa, que había sido elevada, en la Constitución de 1958, a principio fundador de la República, de modo que una actitud personal que no respetara este principio no podía quedar amparada por la libertad religiosa.

Por ello no es arriesgado afirmar que a día de hoy la llamada “laicidad positiva” se encuentra, todavía, en trance de consolidación, y así se mantendrá hasta que se asimile que su verdadero papel no es el de actuar como límite al ejercicio de la religión sino todo lo contrario, esto es, garantizar que los individuos y las iglesias puedan ejercer su libertad religiosa en las mismas condiciones, sin interferencias por parte de los poderes públicos. La citada neutralidad –conviene matizarlo- no responde a una actitud de indiferencia o abstencionista del Estado frente a la religión, sino que demanda un comportamiento activo de los poderes públicos, que deben remover todos aquellos obstáculos que impidan el ejercicio en plenitud de esta libertad.

Un nuevo fundamentalismo

Esas obligaciones positivas de los estados frente a la religión se proyectan también en la resolución de conflictos entre la libertad religiosa positiva de unos individuos y la libertad religiosa negativa de otros. Weiler apostaba en su intervención ante la House of Commons británica por aplicar, en estos casos, un criterio de tolerancia que acomode la libertad religiosa positiva y negativa de unos y otros. A efectos ilustrativos ponía el ejemplo de Mary, una alumna atea en un colegio británico contraria a que al inicio de las clases se entonara el “God save the Queen”. En estos casos –sostiene Weiler- el criterio de tolerancia exige acomodar recíprocamente las demandas religiosas de unos y otros de modo que la comunidad escolar permita a la alumna no participar –total o parcialmente- en la citada práctica, al mismo tiempo que ésta debe respetar las tradiciones escolares renunciando a imponer su propia cosmovisión sobre el conjunto del colegio.

La aplicación de este criterio exige, a mi juicio, vencer la inercia actual, detectable en algunos casos, de que la libertad religiosa negativa debe tener prevalencia frente a quienes hacen un ejercicio positivo de la religión, ya que ambas dimensiones son dos caras de la misma libertad y, por tanto, deben aplicarse los mismos criterios para su protección. Para ello se debe reconocer que ni una ni otra dimensión protegen al individuo frente a aquellas manifestaciones que considera incómodas, inadecuadas o cuya doctrina no comparte, sino sólo frente a aquellas situaciones que le fuerzan a abjurar de su religión o tomar parte en ritos que no comparte.

Para que esta equivalencia de tratamiento sea posible, se debe tener claro que el verdadero enemigo de la sociedad no lo constituye la religión sino el fundamentalismo tanto de tipo religioso como irreligioso, que pretende imponer sobre el individuo –y a la postre sobre el conjunto de la sociedad- una particular visión de la realidad mancillando la dignidad de los demás. Es este fenómeno el que debe ser combatido por los Estados, distinguiéndolo perfectamente de un ejercicio legítimo de la religión, esto es, aquel que se ajusta al contenido y límites jurídicamente prefijados. Como ocurre con cualquier otro derecho fundamental, su ejercicio también puede generar tensiones en determinados contextos que, como se ha observado, no son necesariamente nocivas pues no es infrecuente que a través de su resolución ajustada a Derecho se abran nuevos espacios de libertad para los individuos.

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