24.02.13

Periodismo profesional y servicio a la Iglesia

A las 10:58 AM, por Luis Fernando
Categorías : Actualidad

 

Vaya por delante que, hasta donde yo sé, ninguno de los que escribimos en InfoCatólica hemos cursado la carrera de periodismo. Desde luego, tanto yo, director, como los miembros del consejo y el editor, no la tenemos. No hemos asistido a ningún master, ni hemos trabajado en periódicos, radios y televisiones de prestigio. Y sin embargo, llevamos adelante el portal digital católico español de mayor crecimiento, junto con Religión en Libertad, de los existentes en la red.

Dentro de la limitación que nos viene impuesta por nuestra escasez de medios, procuramos dar una información veraz, procedente en gran medida de lo que aparecen en las agencias de prensa y portales de información del mundo -como hacen todos- y, esperamos que cada vez más, tengamos fuentes propias. No siempre es fácil discernir qué noticias publicar, qué credibilidad dar a determinadas fuentes, etc. A veces cometemos errores. Si los vemos, los corregimos.

Por encima de todo, nuestra intención es, asistidos por la gracia de Dios sin la cual nada bueno puede hacerse, servir a la Iglesia. Somos antes católicos que cualquier otra cosa. Y católicos de la única forma sensata que cabe serlo: en fidelidad al magisterio. Eso no impide que seamos críticos cuando lo estimamos oportunos. Se puede decir que como frontispicio de nuestra actuación -al menos es nuestra voluntad- figuran estas palabras de Pío XII:

… el publicista católico sabrá evitar tanto un servilismo mudo como una crítica descontrolada. Ayudará con una firme claridad a la formación de una opinión católica en la Iglesia, precisamente cuando, como ahora, esta opinión oscila entre los dos polos, igualmente peligrosos, de un espiritualismo ilusorio e irreal y de un realismo derrotista y materializante. Alejada de estos dos extremos, la prensa católica deberá ejercer entre los fieles su influencia sobre la opinión pública en la Iglesia. Solamente así se podrán eludir todas las ideas falsas, por exceso o por defecto, sobre la misión y sobre las posibilidades de la Iglesia en el dominio temporal

En base a esos principios, evitamos dar curso inmediato a noticias que “huelen” a escándalo prefabricado contra la Iglesia. Si vemos algo que suena “raro", esperamos a ver en qué queda. Preferimos ser los últimos en contar una verdad que perjudique la imagen de la Iglesia a ser los primeros o los segundos en publicar una mentira contra ella. Cualquiera que acuda a nuestra hemeroteca puede comprobar que no escondemos noticias negativas e incluso escandalosas. Pero somos bien conscientes de que el mundo de la información está ansioso por producir material que sirva para destruir la Iglesia de Cristo. La razón es clara. A pesar de los muchos pecados de sus miembros -recordemos Rom 2,24-, la Iglesia es columna y baluarte de la verdad (1ª Tim 3,13). Y, como dice el evangelio de San Juan, los hombres aman más las tinieblas que la luz, porque sus obras son malas (Jn 3,19).

En estos días hemos asistido a una de esas manipulaciones periodísticas que clama al cielo, en relación a la supuesta existencia de un lobby gay en el Vaticano. José Antonio Méndez la describe magistralmente en su blog de Religión en Libertad. Acababa su artículo de la siguiente manera:

Al tiempo, pido desde aquí a Jesús Bastante, de Religión Digital; a Irene Hernández de Velasco, corresponsal de El Mundo en Roma; a Pablo Ordaz, de El País, así como a todos los periodistas españoles que se han hecho eco de lo que dice La Reppublica, que RECTIFIQUEN sus informaciones; que aclaren la verdadera fuente de la noticia; que se hagan eco de lo que dice Ingrao y que den a conocer a sus lectores que la información que están ofreciendo es sesgada, pues no habla de hechos, sino de una “reconstrucción”, que además se ha copiado de otro medio al que nadie cita.

Por honestidad profesional, es lo menos que podéis hacer, compañeros.

A esos nombres cabría añadir el del actual director de El Gato al Agua, de Intereconomía, que es responsable directo de lo que ya conté en mi post de ayer. Pues bien, el periodista Jesús Bastante ya ha manifestado su satisfacción por el trabajo realizado. E Intereconomía ha publicado un editorial, titulado “En defensa de la Iglesia” que confirma las peores sopechas sobre la deriva que ha empezado a tomar ese medio. Del señor Bastante no voy a comentar nada, porque a estas alturas de la película ya sabemos quién es, a qué se dedica y cuál es su contribución como periodista a la causa de la fe católica. De Intereconomía sí quiero añadir algo. Leemos:

Algunos piensan que es malo informar sobre los asuntos oscuros tejidos en torno al Vaticano. Creen que con el silencio se protege a la Iglesia. Nosotros creemos que eso es un grave error. “La verdad os hará libres”, dice el Evangelio. El Vaticano no es la Iglesia. El Vaticano es una estructura administrativa cuya única función –ciertamente primordial– es servir al mantenimiento de la Iglesia, y por tanto a esta debe hallarse subordinada

Eso de que el Vaticano no es la Iglesia quedaría muy bien en un medio como El País. Es obvio que la Santa Sede no es TODA la Iglesia. Pero hoy mismo el Papa ha dicho lo siguiente de la curia romana:

…me gustaría daros las gracias a todos, y no sólo por esta semana, sino por estos ocho años, en que habéis llevado conmigo, con gran competencia, afecto, amor y fe, el peso del ministerio petrino.

El papado es de derecho divino. La existencia de la curia no. Pero si el Papa dice que la curia le ayuda a desarrollar su ministerio, hay que ser especialmente cuidadoso en cualquier información que se dé sobre la misma. No porque no haya nada criticable en ella. Que seguramente lo hay. Pero una cosa es la crítica razonable y moderada y otra lo que estamos viendo. ¿Se puede servir a la Iglesia dando crédito a manipulaciones periodísticas sobre el Vaticano?, ¿en qué manera se sirve a la verdad siendo instrumento de difusión de la mentira?, ¿cómo encaja eso con un ideario cuyo cuarto punto es la identificación “con las raíces cristianas de la civilización"?

Si eso es periodismo profesional, que se queden con su profesión. Nosotros nos quedamos con nuestra condición de católicos que hacen periodismo religioso procurando ser honrados. Que no es poco.

Luis Fernando Pérez Bustamante