Entrevista a monseñor Francisco Lerma, Obispo de Gurúè (Mozambique): “Quiero hacer una llamada a la esperanza”


 

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Tras permanecer un mes en la diócesis de Cartagena, el Obispo de Gurúè, monseñor Francisco Lerma Martínez, regresa ya a África. En esta diócesis mozambiqueña continuará sus tareas pastorales, que este año están centradas en la evangelización y la catequesis. Junto al Año de la Fe, también se celebra el XX Aniversario de esta diócesis, que actualmente cuenta con 2000 comunidades. El Prelado manifiesta su preocupación por la formación que acompaña esta tierra de misión, en una Iglesia que está consolidando el primer anuncio mientras continúa creciendo.

Llevaba casi 40 años en Mozambique, cuando el Santo Padre Benedicto XVI nombró a este sacerdote murciano Obispo de Gurúè hace dos años y medio. Ante la renuncia de Su Santidad, monseñor Lerma le ha enviado un mensaje de agradecimiento, al tiempo que ha pedido oración por él y su sucesor. Además, ha convocado para el próximo domingo una celebración en la Catedral de San Antonio, “para que toda la diócesis viva ese momento eclesial de oración al Espíritu Santo por la elección del nuevo Papa”.

- ¿Cuál ha sido el motivo de su visita a Murcia?

- En primer lugar, tomar un periodo de descanso y al mismo tiempo el contacto con nuestra Diócesis, con las parroquias que colaboran directamente con mi diócesis y otras organizaciones a nivel nacional, como Cáritas, Manos Unidas… He aprovechado este tiempo para contactar con las personas y organizaciones que comparten con nosotros la misión.

- ¿Cómo es la situación actual de la Iglesia en Mozambique?

- Es una Iglesia en crecimiento. Del estado de misión clásico, pasa a Iglesia local, por lo que el objetivo es consolidar la Iglesia, que eche raíces en la cultura, en la historia, en la realidad… Está pasando de un primer anuncio en el que está todavía un 50%, a una Iglesia local para consolidar esta primera evangelización.

- ¿Cuáles son sus líneas de acción pastoral para este año?

- Tenemos tres líneas para este trienio. Lo que engloba todo es la diócesis en estado de misión. Hay tres núcleos fundamentales: el año pasado, la comunión diocesana, este año es la evangelización y catequesis y para el 2014 la formación en todos los niveles; de comunidades, catequistas, religiosos, religiosas y sacerdotes.

- ¿Algún objetivo en particular para este curso?

- Sí, cada año tenemos, además del tema fundamental, una parte celebrativa. Se trata de tres peregrinaciones marianas eucarísticas que acompañan todo el año pastoral. Tenemos tres momentos específicos: el 13 de mayo, coincidiendo con la peregrinación de la Virgen de Fátima, otra el 22 de agosto, con la Virgen Reina de la Paz y la tercera peregrinación, que coincide con la clausura del Año Pastoral, que es el 8 de diciembre, con la Inmaculada Concepción. Siempre es María y la Eucaristía. Las peregrinaciones son a tres antiguas misiones, a tres sedes parroquiales, de las primeras iglesias que se fundaron. Pasamos toda la noche en oración. Hay una peregrinación y una Eucaristía de clausura. También tenemos unos temas de formación que acompañan todo el año pastoral, formación permanente sobre algún tema concreto de catequesis o evangelización. Y después la parte formativa de los encargados de los ministerios. Acaba con un envío general a toda la diócesis.

- ¿Qué nos puede decir respecto al tema de las vocaciones en Gurúè?

- Está creciendo. Este año, en Mozambique, a nivel nacional hemos abierto el segundo seminario de Filosofía y a nivel diocesano yo he abierto este año el Seminario Diocesano de San José, en el que ya están 18 jóvenes.

- Hace poco hemos celebrado en la diócesis el envío de tres Hermanas Apostólicas de Cristo Crucificado a Mozambique… ¿Cómo han recibido esta noticia?

- Hace tres años que estamos preparando un proceso que aún no ha acabado. Hace dos años y medio del primer contacto que yo tuve con ellas, cuando fui nombrado Obispo. Fue una coincidencia, pasé por Murcia y nos encontramos en la misa del peregrino de Caravaca, en mayo de 2010. Y ese momento se está cumpliendo ahora. Para ellas ha sido la primera fundación en África. Para nosotros será una ayuda para consolidar la Iglesia local. Ahora están en un curso de inserción cultural. El domingo de Resurrección tendremos la entrada formal, yo estaré allí. De Murcia irá una delegación con dos hermanas y un sacerdote.

- Actualmente, ¿cuál cree que es la necesidad más urgente de la Iglesia en esta zona de África?

- La formación a todos los niveles. La gran fuerza que tenemos allí son los ministerios, por lo que es necesaria la formación de los laicos que asumen toda la catequesis, la celebración de la Palabra, los ministros extraordinarios de la comunión… Tenemos 2000 comunidades, pero sólo 49 sacerdotes. Como no siempre se puede celebrar la Eucaristía, para facilitar la vida espiritual tenemos la celebración de la Palabra y el reparto de la comunión en cada una de las comunidades. Por eso hay que formar a esas personas.

- ¿Cómo se está viviendo el Año de la Fe en su diócesis?

- Junto a este Año de la Fe, estamos celebrando el Año de la Evangelización y el XX Aniversario de la Diócesis. Es una Diócesis muy joven. Intentamos crear una síntesis de los tres aspectos: fe, evangelización y acción de gracias por la creación de la diócesis.

- ¿Hay algo que le pida especialmente a Dios para su regreso a Gurué?

- Sí, la oración. Como todos sabemos, el Papa nos da ejemplo. Ayer lo dijo en el Ángelus de despedida, que él se retira a rezar, para estar en contacto directo con Dios. Antiguamente nos decían que el alma de todo apostolado es la oración, “es como el respiro para el alma”- decía Santa Teresa.

- ¿Le gustaría dejar algún mensaje antes de partir a África?

- Quiero hacer una llamada a la esperanza, es un momento importantísimo para la sociedad, que habla de crisis, problemas o escándalos… Un cristiano siempre tiene que abrirse a la esperanza. Junto al Año de la Fe, es una fe que nos lleva a la esperanza. En segundo lugar, querría tener en cuenta el hermanamiento entre las iglesias, que tiene que existir; en este caso entre la diócesis de Cartagena y la de Mozambique. Y en tercer lugar, la solidaridad. La misión es la misma, el hombre al que servimos es el mismo, la tarea es la misma, y eso tiene que ser lo que nos motive.