26.02.13

¡Adopta un cardenal!

A las 7:24 PM, por Juanjo Romero
Categorías : Benedicto XVI

Normalmente estas cosas no me entusiasman, pero me ha hecho gracia. Con los salivazos y esputos que lanzan sobre la Iglesia, cualquier iniciativa postiva parece entrañable.

En el ámbito germano y anglosajón tenemos «Adopt a Cardinal» y en el hispano la «cadena de oración de la Beata Teresa de Calcuta» de la asociación Enraizados.

En ambas podemos adoptar espiritualmente a un cardenal, rezar y mortificarnos por…, porque sea santo, vamos. Y en especial para que en la función que tienen encomendada sean fieles instrumentos y dejen hacer al Espíritu Santo. Nada más fácil, nada más difícil.

Ya ni sé la cantidad de tiempo que muchos católicos están (estamos) perdiendo en cábalas, cuando este tiempo, y en especial a partir del 28 de febrero, ha de ser de especial oración. No digo que no tenga su interés, aunque sea como entretenimiento, ya se sabe que todo el mundo en la barra del bar lleva dentro de sí un seleccionador nacional, un ministro de economía y un vaticanista. Pero quizá nos estemos olvidando de lo importante.

Benedicto XVI comentaba el año pasado la actitud de los apóstoles esperando «Pentecostés»:

[…], se observa una actitud subyacente importante: ante el peligro, la dificultad, la amenaza, la primera comunidad cristiana no trata de hacer un análisis sobre cómo reaccionar, encontrar estrategias de cómo defenderse a sí mismos, o qué medidas tomar, sino que ante la prueba empiezan a rezar, se ponen en contacto con Dios.

Ojalá tuviésemos la misma disposición. La situación tiene ciertas similitudes. A quien le de pereza lo de la adopción, o le parezca extravagante, puede utilizar otra industria humana. Por ejemplo, se me ocurre, cada vez que uno lea un artículo o vea en la televisión a un cardenal, se reza un avemaría, o se le pide al ‘cardenalicio’ ángel de la guarda un esfuercillo, o un rápido gloria. Que uno se topa con una tertulia en la que están despellejando al Santo Padre o a sus colaboradores, pues lo mismo, y además pide por la conversión de los tertulianos.

Te presentan una estupenda lista de ‘papables’, pues atrasar un pitillo o comer menos de algo que guste uniéndose al Señor en la Cruz. Y un rato de oración ante el Santísimo, ¿qué tal? No sé, lo que se os ocurra, porque como podréis comprobar, ocasiones no van a faltar.

Por experiencia propia puedo deciros que si uno se aplica las conspiraciones, nostradamus y sanmalaquiadas desaparecen solas.