27.02.13

 

¿Lo han pensado alguna vez así, despacito? Porque lo que es evidente es una creciente inquina contra la iglesia católica. ¿Cuáles podrían ser las razones?

- Las riquezas de la iglesia en un mundo de pobres. Ya saben, los tesoros del Vaticano y la pobreza en el mundo. Pero nadie osa hablar de las riquezas que atesoran las mezquitas musulmanas, o del coste de la gran mezquita de Dubai, recién construida, y cuyo coste superó ampliamente los 600 millones de dólares. Ni del buda de oro de Tailandia, de 5.500 kilogramos de peso, o del templo budista Dhamakaya, con capacidad de acoger a 300.000 fieles y donde se pretenden colocar un millón de estatuas doradas de Buda.

Se critica que el papa viva en un palacio, pero nadie se acuerda de que la jefa de la iglesia anglicana, la reina de Inglaterra, es una de las mayores fortunas personales del mundo y vive en el palacio de Buckingham sin demasiada austeridad.

¿Hace falta hablar de la labor de misioneros, Cáritas, Manos Unidas…?

- La discriminación de la mujer. No acaba de colar. Si alguien quiera hablar de discriminación de la mujer se puede dar una vuelta por cualquier país musulmán, budista, hinduista o mismamente por una sinagoga.

- El desprecio a los homosexuales. No es cierto. No hay una sola palabra en la doctrina de la iglesia que lo avale. Pero si hay alguien interesado en defender con fuerza los derechos de los homosexuales allí donde no son respetados, puede acudir a cualquier país musulmán o a los países comunistas.

Tres ejemplos. Pero los lectores pueden colocar más, que encontrarán a montones.

¿Entonces, por qué esa inquina creciente contra la Iglesia? El día de la inauguración de la capilla de adoración perpetua salió este asunto en la comida con el cardenal Rouco Varela. Él nos decía que la razón está en que en este mundo donde la vida se pisotea, la familia se degrada, se pierden los valores morales, todo da igual, la única institución que está siendo capaz de contrarrestar algo todo esto es la iglesia católica. Por eso estos ataques tan furibundos.

Pues no tengo más que añadir.