ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 27 de febrero de 2013

La frase del día

Solo hay felicidad donde hay virtud y esfuerzo serio, pues la vida no es un juego.

Arístoteles (Estagira, 384 a.C–Calcis, 322 a.C.)

 


Papa

''Un papa muy generoso que nos ha tendido la mano a todos''
Cientos de miles de fieles en la Plaza de San Pedro despiden emocionados al papa en su última audiencia pública

Dossier: Los ocho años de Benedicto XVI (VI)
Un recorrido por la obra del papa Ratzinger: Las obras de caridad

''No abandono la cruz, sino que permanezco de un modo nuevo ante el Señor Crucificado''
Ultima catequesis del santo padre Benedicto XVI

Exclusiva

''Llevo a Andorra, a Cataluña y a España en el corazón''
Entrevista con el copríncipe monseñor Joan-Enric Vives: ''Irradiaba la paz de quien es fiel a su conciencia''

Santa Sede

Ayuda y solidaridad para Tierra Santa
Carta del cardenal Sandri a los pastores de la Iglesia católica

Educación

''No se puede comprender la existencia de la persona sin la dimensión espiritual''
Universidad de la Santa Cruz: ''La lección de Viktor E. Frankl. Relaciones y vínculos en la existencia humana''

Economía

Corea del Sur: Piden a la nueva presidenta mantener sus promesas de reforma social
La Comisión Justicia y Paz de la Iglesia católica

Comunicación

La renuncia de Benedicto XVI en las redes sociales
El Sexto Continente católico se organiza para agradecer y orar

Bioética

"Hay que amar a la persona con atracción hacia el mismo sexo, y darle buena orientación psicológica"
Entrevista a Richard Cohen, autor del libro ''Abriendo las puertas del armario''

SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA

San Gabriel de la Dolorosa
«Enfermedad y muerte: peldaños de una heroica ofrenda»


Papa


''Un papa muy generoso que nos ha tendido la mano a todos''
Cientos de miles de fieles en la Plaza de San Pedro despiden emocionados al papa en su última audiencia pública

Por Rocío Lancho García

CIUDAD DEL VATICANO, 27 de febrero de 2013 (Zenit.org) - 55.000 entradas entregadas para la audiencia pero se calcula que en torno a 150.000 personas han acudido hoy a la Plaza de San Pedro para despedirse del papa Benedicto XVI y escuchar su última catequesis en la que ha sido su última Audiencia General. También le han acompañado en torno a 70 cardenales.

A las 10.30 de la mañana han comenzado a sonar las campanas de la Basílica y pocos minutos después ha salido el papa en el papamóvil y ha recorrido la plaza para saludar a los miles de fieles allí presentes.

Aplausos, banderas de multitud de países, carteles de "Viva el papa" y pancartas de "Benedicto te queremos" han dado color hoy a la plaza de San Pedro en un día en el que la lluvia ha concedido una tregua a la ciudad eterna. Emoción visible en todos los rostros que han acudido a acompañar al papa.

Cuando el papa ha comenzado dando las gracias a los presentes por haber venido "tan numerosos", los presentes han aplaudido y el papa ha agradecido de corazón, ha reconocido estar realmente conmovido y viendo una Iglesia viva. Ha dado también las gracias al Creador por el buen tiempo que ha hecho siendo un día de invierno.

El portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi, ha reconocido que el papa esta mañana trasmitía serenidad y que tenía el rostro muy sonriente.

En la catequesis de hoy ha dado las gracias a Dios, que "guía y hace crecer a la Iglesia, que siembra su Palabra y así alimenta la fe en su Pueblo". Ha dicho también que "lleva a todos en la oración, en un presente que es el de Dios, donde recoge cada encuentro, cada viaje, cada visita pastoral". Y reconoce que en este momento tiene gran confianza porque sabe que "la Palabra de verdad del Evangelio es la fuerza de la Iglesia, es su vida"

Recordando el 19 de abril de hace casi ocho años, reconoce que se preguntó: "Señor, ¿qué me pides? Es un peso grande el que me pones sobre la espalda, pero si Tú me lo pides, sobre tu Palabra echaré las redes, seguro de que Tú me guiarás, aún con todas mis debilidades. Ahora, ocho años después puedo afirmar que el Señor me ha guiado verdaderamente".

Ha invitado a todos a renovar la firme confianza en el Señor, a confiarse como niños en brazos del Señor y a sentir la alegría de ser cristiano.

También ha recocido que no se ha sentido solo nunca en el llevar la alegría y el peso del ministerio petrino y ha dado las gracias a los "hermanos cardenales", a la Secretaría de Estado y a toda la curia romana, a su diócesis de Roma, a los hermanos en el episcopado y en el presbiterado, personas consagradas y todo el Pueblo de Dios.

Al finalizar la audiencia miles de personas han permanecido en los alrededores de la Plaza de San Pedro compartiendo la alegría de haber acompañado y abrazado al papa en este día tan significativo de su pontificado.

Entre ellos un grupo de estudiantes españoles del colegio Casvi de Boadilla, Madrid; Mónica ha expresado su alegría por estar aquí diciendo que "ha sido una experiencia muy bonita y ya que estábamos en Roma de viaje hemos querido estar aquí hoy porque es algo histórico. Su compañera Paola ha añadido que ha sido "algo que no olvidaré".

También un grupo de mujeres italianas, han afirmado que "sentíamos la necesidad de testimoniar con nuestra presencia, estar cerca del papa porque él ha tenido un gesto de mucha importancia, ha tenido mucho valor y por eso tenía que ser apoyado hoy y sentir a todo el pueblo católico a su lado."

Cercanas también estaban otro grupo de mujeres, españolas residentes en Nápoles que han decidido venir, representando a España. "Celebrar esto tan grande, este hecho ha sido histórico. Estamos muy emocionadas por estar aquí y ha significado mucho. Yo creo que este papa ha sido una persona muy íntegra, muy seria y recta y lo ha demostrado. Con esta decisión, muestra su rectitud de carácter; ha sido muy valiente. Además ha sido un papa muy generoso y nos ha tendido la mano a todos".

Una madre de familia, acompañada por su marido y sus tres hijos, de la provincia de Roma ha reconocido que han venido a San Pedro porque queríamos hacer compañía al papa, era el único modo de estar cerca de él con nuestra presencia. El papa hoy estaba sereno, contento, feliz y tranquilo".

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Dossier: Los ochos años de Benedicto XVI (VI)
Un recorrido por la obra del papa Ratzinger: Las obras de caridad

Por Jose Antonio Varela Vidal

ROMA, 27 de febrero de 2013 (Zenit.org) - Si el Obispo de Roma tiene un corazón como el del Buen Pastor, es lógico que la compasión de Jesús sea replicada fielmente por su más alto representante sobre la tierra. Tal como lo ha dicho Benedicto XVI en la Audiencia General de despedida: “todos le pertenecen al papa”.

El pontificado que termina ha tenido muchas obras de caridad ejercidas por el santo padre, las cuales serán reseñadas en parte mediante este nuevo artículo. Pero sobre todo, fueron ocho años guiados por una visión más profunda de la caridad, que lo dejó ver desde su primera encíclica Deus Caritas est.

Dejemos que él mismo nos lo explique a través de un artículo que publicó en la revista italiana Famiglia Cristiana en febrero de 2006:“Dios no solo nos ha ofrecido el amor, ante todo lo ha vivido primero y toca a la puerta de nuestro corazón en muchos modos para suscitar nuestra respuesta de amor (..)  Si, en cambio, la amistad con Dios se convierte para nosotros en algo cada vez más importante y decisivo, entonces comenzaremos a amar a aquellos a quienes Dios ama y que tienen necesidad de nosotros”.

Con tal combinación –Cristo y el hombre amando sin reservas--, el necesitado puede alcanzar un auténtico desarrollo integral, dado que la ayuda que recibe no solo es material sino también espiritual. Ya lo ponía el santo padre en su Mensaje para la Cuaresma de 2013: “La fe precede a la caridad, pero se revela genuina sólo si culmina en ella”.

La caridad del papa

Desde tal inspiración evangélica, el santo padre ayudó muchísimo a las personas de modo material y espiritual durante estos años. Son innumerables los pedidos atendidos por sus colaboradores, quienes por encargo de él aprobaron proyectos, respondieron a llamadas de auxilio y metieron en sobres algún dinero que al menos saciaría el hambre de una familia por una semana…

Algunos de los entes a través de los cuales se canaliza la caridad del papa son las fundaciones “Populorum Progressio” y “Juan Pablo II para el Sahel” africano, que junto a Caritas Internationalis (administradora de muchísima ayuda papal), están bajo la solícita atención del Consejo Pontificio “Cor Unum”.

Otras oficinas que distribuyen las ayudas papales son la Limosnería Apostólica y el Óbolo de San Pedro, tan amado este último por el pueblo católico, que cada año se vuelca en entregar su colaboración en la solemnidad de San Pedro y San Pablo.

Hay fundaciones e iniciativas más específicas a través de las cuales el papa Benedicto XVI hizo llegar sus gestos de caridad en estos años, como aquellas que promueven la investigación y el estudio teológico, tan importantes para el desarrollo humano integral.

Lo que hiciste a uno de estos pequeños” (Mt. 25,40)

Si bien se conoce que el corazón del papa late en especial por las desesperantes carencias del África, las obras caritativas se han extendido por el mundo entero. Allí están las respuestas inmediatas ante las calamidades naturales o humanas, tales como inundaciones, tsunamis, huracanes, erupciones volcánicas, sequías, terremotos, incendios, guerras y hambrunas; todos ocurridos en el mundo entero, aún en medio de poblaciones que profesan diferentes credos.

En este caso, se sabe que solo mediante “Cor Unum”, en estos ocho años el papa ha enviado ayuda a 31 países, que ascendió a cerca de dieciséis millones de dólares estadounidenses.

La ayuda pontificia llegó también a través de las fundaciones “Populorum Progressio” y “Juan Pablo II para el Sahel”. En el caso de la primera --que está dirigida al desarrollo de proyectos en las comunidades indígenas y campesinas de América Latina y el Caribe--, la suma alcanzó los quince millones y medio de dólares en veinte países.

Gracias a la segunda fundación –creada también por el hoy papa beato--, nueve países de extrema pobreza del África, ubicados entreel desierto del Sahara en el norte y la sabana sudanesa en el sur, recibieron ayuda del actual papa por casi diecisiete millones de dólares.

El dicasterio vaticano también canaliza los “Dones del santo padre”, que consisten en la aprobación de proyectos de promoción humana integral presentados por otras Iglesias locales. En estos años de papado se distribuyeron cerca de 18 millones de dólares entre 45 países.

El óbolo de la viuda

Son muy conocidas las campañas diocesanas y parroquiales que promueven por décadas el “Óbolo de San Pedro”, aquella colecta parroquial y pública que recoge entre los fieles e instituciones, toda la ayuda posible para que el papa haga la caridad a favor de los más necesitados.

Esta colecta anual, que se realiza en la Solemnidad de San Pedro y San Pablo --o el Día del Papa--, como se llama en algunos países, no se reduce a la simple recolección, sino busca acercar a los fieles a la figura del vicario de Cristo en la tierra, a su magisterio, sus viajes, su caridad…

Hay iniciativas loables a este respecto en algunas diócesis, donde la colecta está unida a actividades culturales, publicaciones, ceremonias liturgicas, movilizaciones. También se ha sabido de concursos entre los colegios, en pos de que los niños y jóvenes compartan desde pequeños las preocupaciones del papa por el mundo.

Se guarda en reserva el destino de lo que se recolecta, pues una parte va a diferentes obras pontificias de sostenimiento espiritual y material, aún en lugares donde no está permitido; mientras otra parte se utiliza para el funcionamiento de las estructuras administrativas que organizan toda la caridad del papa.

Es satisfactorio saber que durante siete años de su pontificado, el mundo entero –católico y no--, le ha hecho llegar al santo padre una suma cercana a los 540 millones de dólares para que atienda a sus pobres.

La limosna del Obispo de Roma

Otro canal mediante el cual se distribuye la caridad del papa es la Elemosineria Apostolica –o Limosnería Apostólica--, que capta muchos fondos a través de las conocidas y apreciadas “Bendiciones papales”, las cuales son solicitadas y conservadas con mucho fervor por familias, parroquias y demás personas que, por ejemplo, cumplen un aniversario.

Como se lee en su ideario, la Limosnería Apostólica está entre los entes más antiguos de la curia romana. Es vista como muy cercana a la figura del sumo pontífice, ya que a través de esta ejerce también él mismo la caridad, especialmente en la ciudad de Roma, su diócesis.

Con las sumas recibidas a modo de limosna, en gran parte gracias a los pergaminos distribuidos con la bendición papal, esta oficina canaliza las respuestas a cerca de siete mil cartas anuales que llegan con pedidos de ayuda, sean de personas o entidades.

Si bien la mayor cantidad de cartas provienen de la Diócesis de Roma, también aumenta el número que llega de otras diócesis italianas y de países del Este europeo y del Medio Oriente.

Según informa la misma Limosnería, no son pocos los casos verdaderamente dramáticos a nivel material y moral en la ciudad, caracterizados sobretodo por la desocupación, la fragmentación de las familias, los inmigrantes y los refugiados políticos, la falta de acceso a la salud y la vivienda.

Otra parte de la contribución llega a los más necesitados a través de la ayuda que brinda el santo padre a los comedores populares de Roma, Caritas parroquiales, encarcelados, monasterios de clausura, orfelinatos, a los ciegos, por no decir más…

Dos obras sociales a destacar, y que se sostienen de la caridad del papa son el Dispensario Pediátrico Vaticano, que es administrado por las Religiosas Vicentinas; y una cooperativa social que opera en un local cedido por el Vaticano en Roma, a fin de atender de manera discreta pero efectiva, a jóvenes madres solteras con sus recién nacidos.

No se puede dejar de mencionar los continuos envíos que realizan al exterior las Religiosas de la Presentación de María, de todo tipo de ornamentos y vasos litúrgicos. Esto como respuesta caritativa del papa a los pedidos de obispos y comunidades en tierras de misión, quienes a veces no tienen ni con qué celebrar la misa…

Los montos de las limosnas del papa no se conocen a ciencia cierta. Quizás por aquello de que “tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha”; pero hemos sabido que solo en el año 2011, la Limosnería Apostólica mandó sobres a nombre de Benedicto XVI por un monto que bordeaba los novecientos mil euros.

Al terminar esta lectura, no es fácil preguntarse aún… ¿qué hace el papa con tanto dinero del Vaticano? ¡Qué va!

Para leer los anteriores artículos del Dossier:

- Las encíclicas: www.zenit.org/es/articles/dossier-los-ocho-anos-de-benedicto-xvi-i.

- Los primeros viajes: www.zenit.org/es/articles/dossier-los-ocho-anos-de-benedicto-xvi-ii.

- Los viajes intermedios: www.zenit.org/es/articles/dossier-los-ocho-anos-de-benedicto-xvi-iii.

- Los viajes finales:www.zenit.org/es/articles/dossier-los-ocho-anos-de-benedicto-xvi-iv--2.

- Los Sínodos: www.zenit.org/es/articles/dossier-los-ocho-anos-de-benedicto-xvi-v.

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''No abandono la cruz, sino que permanezco de un modo nuevo ante el Señor Crucificado''
Ultima catequesis del santo padre Benedicto XVI

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 27 de febrero de 2013 (Zenit.org) - Esta mañana, a las 10 de la mañana, la plaza de San Pedro y aledaños ya estaba repleta. A las 10,30 pasadas, el papa Benedicto XVI entró en el papamóvil y recorrió los pasillos abiertos entre los fieles y peregrinos asistentes de muchos países. Estaban también cardenales y obispos,  la Curia Romana, el Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede, los sacerdotes, párrocos y seminaristas de la diócesis de Roma, los empleados vaticanos, peregrinos y fieles de Roma, de Italia y de muchos países. Ofrecemos las palabras de la última audiencia general del pontífice.

*****

Venerados hermanos en el episcopado y presbiterado

Distinguidas autoridades

¡Queridos hermanos y hermanas!

Muchas gracias por haber venido tantos en esta última audiencia general de mi pontificado.

Como el apóstol Pablo en el texto bíblico que hemos escuchado, también yo siento en mi corazón la necesidad de agradecer sobretodo a Dios, que guía y hace crecer a la Iglesia, que siembra su palabra y así alimenta la fe de su pueblo.

En este momento mi ánimo se extiende por así decir, para abrazar a toda la Iglesia difundida en el mundo y doy gracias a Dios por las 'noticias' que en estos años de ministerio petrino he podido recibir sobre la fe en el Señor Jesucristo, de la caridad que circula en el Cuerpo de la Iglesia y lo hace vivir en el amor, y de la esperanza que se nos abre y nos orienta hacia la vida en su plenitud, hacia la patria del Cielo.

Siento que les tendré presentes a todos en la oración, en un presente que es aquel de Dios, donde recojo cada encuentro, cada viaje, cada visita pastoral. Todo y a todos les recojo en la oración para confiarlos al Señor: para que tengamos pleno conocimiento de su voluntad, con cada acto de su sabiduría e inteligencia espiritual, y para que podamos comportarnos de manera digna de Él, de su amor, haciendo fructificar cada obra buena. (cfr. Col 1,9).

En este momento hay en mi una gran confianza porque sé, y lo sabemos todos nosotros, que la palabra de verdad, del evangelio es la fuerza de la Iglesia, es su vida. El evangelio purifica y renueva, produce fruto en cualquier lugar donde la comunidad de los creyentes lo escucha, acoge la gracia de Dios en la verdad y vive en la caridad. Esta es mi confianza, esta es mi alegría.

Cuando el 19 de abril de hace casi ocho años decidí asumir el ministerio de Pedro, tuve firmemente esta certeza que me ha siempre acompañado. En aquel momento, como expliqué en diversas oportunidades, las palabras que resonaron en mi corazón fueron: ¿Señor por qué pides esto, y que es lo que me pides? Es un peso grande el que me pones sobre los hombros, pero si Tú me lo pides, en tu nombre echaré las redes, seguro de que Tú me guiarás, incluso con todas mis debilidades.

Y el Señor verdaderamente me ha guiado y me ha estado cerca. He podido percibir cotidianamente su presencia. Y fue un tramo del camino de la Iglesia que tuvo momentos de alegría y de luz, y también momentos no fáciles. Me he sentido como san Pedro con los apóstoles en la barca en el lago de Galilea. El Señor nos ha donado tantos días de sol y de brisa suave, días en los que la pesca fue abundante. Existieron también momentos en los cuales las aguas estaban agitadas y el viento era contrario, como en toda la historia de la Iglesia, y el Señor parecía dormir.

Pero siempre he sabido que en esa barca estaba el Señor y siempre he sabido que la barca de la Iglesia no es mía, no es nuestra, sino que es suya y no la deja hundirse. Es Él que la conduce, seguramente también a través de los hombres que ha elegido, porque así lo ha querido. Esta fue y es una certeza que nada puede ofuscar. Y por esto hoy mi corazón está lleno de agradecimiento a Dios porque no le ha hecho faltar nunca a toda la Iglesia ni a mi, su consolación, su luz y su amor.

Estamos en el Año de la Fe, que he querido para reforzar justamente nuestra fe en Dios, en un contexto que parece querer ponerlo cada vez más en segundo plano. Querría invitar a todos a renovar la firme confianza en el Señor, a confiarse como niños en los brazos del Dios, con la seguridad de que aquellos brazos nos sostienen siempre y son lo que nos permite caminar cada día mismo cuando estamos cansados.

Querría que cada uno se sintiera amado por aquel Dios que ha donado a su Hijo por nosotros y que nos ha mostrado su amor sin límites. Querría que cada uno sintiera la alegría de ser cristiano. En una hermosa oración que se reza cotidianamente por la mañana se dice: “Te adoro Dios mío, y te amo con todo el corazón. Te agradezco por haberme creado, hecho cristiano...” Sí, agradezcamos al Señor por esto cada día, con la oración y con una vida cristiana coherente. ¡Dios nos ama y espera que nosotros también lo amemos!

Y no solamente a Dios quiero agradecerle en este momento. Un papa no está solo cuando guía la barca de Pedro, mismo si es su primera responsabilidad. Yo nunca me he sentido solo al llevar la alegría y el peso del ministerio petrino. El Señor me ha puesto al lado a tantas personas que con generosidad y amor de Dios y a la Iglesia me ayudaron y me estuvieron cerca.

Sobretodo ustedes, queridos hermanos cardenales; vuestra sabiduría, vuestros consejos, vuestra amistad me han sido preciosos. Mis colaboradores a partir del secretario de Estado que me ha acompañado con fidelidad durante estos años, la Secretaría de Estado y la Curia Romana, como todos aquellos que en los varios sectores dan sus servicios a la Santa Sede.

Hay además tantos rostros que no aparecen, que se quedan en la sombra, pero justamente en el silencio, en la dedicación cotidiana, con espíritu de fe y humildad fueron para mi un apoyo seguro y confiable.

¡Un pensamiento especial va a la Iglesia de Roma, a mi diócesis! No puedo olvidar a mis hermanos en el episcopado y en el prebiterado, a las personas consagradas y a todo el pueblo de Dios. En las visitas pastorales, en los encuentros, en las audiencias, en los viajes, he siempre percibido gran atención y profundo afecto. Pero también yo les he querido bien a todos y a cada uno, sin distinciones, con aquella caridad pastoral que está en el corazón de cada Pastor, especialmente del obispo de Roma, del sucesor del apóstol Pedro. Cada día les he tenido presente, cada día en mi oración, con corazón de padre.

Querría que mi saludo y mi agradecimiento llegara también a todos: el corazón de un papa se extiende al mundo entero. Y querría expresar mi gratitud al cuerpo diplomático acreditado en la Santa Sede, que vuelve presente la gran familia de Naciones.

Aquí pienso también a todos aquellos que trabajan para una buena comunicación y a quienes agradezco por su importante servicio.

A este punto quiero agradecer verdaderamente y de corazón a todas las numerosas personas en todo el mundo que en las últimas semanas me han enviado signos conmovedores de atención, de amistad y de oración. Sí porque el papa no está nunca solo y ahora lo experimento nuevamente en una manera tan grande, que me toca el corazón.

El papa le pertenece a todos, y tantas personas se sienten muy cerca de él. Es verdad que recibo cartas de los grandes del mundo: jefes de Estado, jefes religiosos, de los representantes del mundo de la cultura, etc.

Pero recibo también muchísimas cartas de personas simples que me escriben simplemente desde su corazón y me hacen sentir el afecto que nace del su estar junto a Jesucristo en Iglesia. Estas personas no me escriben como se escribe por ejemplo a un príncipe o a un grande que no se conoce. Me escriben como hermanos y hermanas, o como hijos o hijas, con el sentido de una relación familiar muy afectuoso.

Aquí se puede tocar con la mano que es la Iglesia -no una organización, no una asociación con fines religiosos o humanitarios, sino un cuerpo vivo, una comunión de hermanos y hermanas en el cuerpo de Jesucristo, que nos une a todos. Sentir a la Iglesia de esta manera y poder casi tocar con las manos la fuerza de su verdad y de su amor es un motivo de alegría, en un tiempo en el cual tantos hablan de su ocaso.

En estos últimos meses he sentido que mis fuerzas han disminuido, y he pedido a Dios con insistencia, en la oración, que me ilumine con su luz para hacerme tomar la decisión más justa, no para mi bien, sino para el bien de la Iglesia. He realizado este paso con plena conciencia de su gran gravedad y también novedad, pero también con una profunda serenidad de ánimo. Amar a la Iglesia significa también tener el coraje de hacer elecciones difíciles, sufridas y ponendo siempre delante el bien de la Iglesia y no a nosotros mismos.

Permítanme volver aquí una vez más al 19 de abril de 2005. La gravedad de la decisión fue precisamente por el hecho de que a partir de ese momento en adelante, yo estaba empeñado siempre y para siempre por el Señor. Siempre --quien asume el ministerio petrino ya no tiene ninguna privacidad. Pertenece siempre y totalmente a todos, a toda la Iglesia. A su vida le viene, por así decir, totalmente quitada la esfera privada.

He podido experimentar, y lo experimento precisamente ahora, que uno recibe la vida propiamente cuando la da. Dije antes que una gran cantidad de gente que ama el Señor, aman también al Sucesor de san Pedro y tienen un alto aprecio por él; y que el Papa tiene verdaderamente hermanos y hermanas, hijos e hijas de todo el mundo, y que se siente seguro en el abrazo de su comunión; porque él no se pertenece más a sí mismo, pertenece a todos y todos le pertenecen.

El "siempre" es también un "para siempre" --no es más un retorno a lo privado. Mi decisión de renunciar al ejercicio activo del ministerio, no revoca esto. No regreso a la vida privada, a una vida de viajes, reuniones, recepciones, conferencias, etcétera. No abandono la cruz, sino que permanezco de un modo nuevo ante el Señor Crucificado. No llevo más la potestad del oficio para el gobierno de la Iglesia, sino en el servicio de la oración; permanezco, por así decirlo, en el recinto de san Pedro. San Benito, cuyo nombre porto como papa, me será de gran ejemplo en esto. Él nos ha mostrado el camino para una vida que, activa o pasiva, pertenece por entero a la obra de Dios.

También doy las gracias a todos y cada uno por su respeto y la comprensión con la que han acogido esta importante decisión. Voy a seguir acompañando el camino de la Iglesia mediante la oración y la reflexión, con la dedicación al Señor y a su Esposa, que traté de vivir hasta ahora todos los días y que quiero vivir para siempre. Les pido que me recuerden delante de Dios, y sobre todo de orar por los cardenales, que son llamados a una tarea tan importante, y por el nuevo sucesor del apóstol Pedro: que el Señor lo acompañe con la luz y el poder de su Espíritu.

Invoco la intercesión maternal de la Virgen María, Madre de Dios y de la Iglesia, para que nos acompañe a cada uno de nosotros y a toda la comunidad eclesial; a Ella nos acogemos, con profunda confianza.

¡Queridos amigos y amigas! Dios guía a su Iglesia, la sostiene siempre, y especialmente en los tiempos difíciles. Nunca perdamos esta visión de fe, que es la única visión verdadera del camino de la Iglesia y del mundo. En nuestro corazón, en el corazón de cada uno de ustedes, que exista siempre la certeza gozosa de que el Señor está cerca, que no nos abandona, que está cerca de nosotros y nos envuelve con su amor. ¡Gracias!

Asimismo, doy gracias a Dios por sus dones, y también a tantas personas que, con generosidad y amor a la Iglesia, me han ayudado en estos años con espíritu de fe y humildad. Agradezco a todos el respeto y la comprensión con la que han acogido esta decisión importante, que he tomado con plena libertad. Desde que asumí el ministerio petrino en el nombre del Señor he servido a su Iglesia con la certeza de que es Él quien me ha guiado. Sé también que la barca de la Iglesia es suya, y que Él la conduce por medio de hombres. Mi corazón está colmado de gratitud porque nunca ha faltado a la Iglesia su luz. En este Año de la fe invito a todos a renovar la firme confianza en Dios, con la seguridad de que Él nos sostiene y nos ama, y así todos sientan la alegría de ser cristianos.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y de los países latinoamericanos, que hoy han querido acompañarme. Os suplico que os acordéis de mí en vuestra oración y que sigáis pidiendo por los Señores Cardenales, llamados a la delicada tarea de elegir a un nuevo Sucesor en la Cátedra del apóstol Pedro. Imploremos todos la amorosa protección de la Santísima Virgen María, Madre de la Iglesia. Muchas gracias. Que Dios os bendiga.

¡Distinguidas autoridades!

¡Queridos hermanos y hermanas!

Muchas gracias por haber venido así numerosos en esta última audiencia general de mi pontificado.

Como el apóstol Pablo en el texto bíblico que hemos escuchado, también yo siento en mi corazón la necesidad de agradecer sobretodo a Dios, que guía y hace crecer a la Iglesia, que siembra su palabra y así alimenta la fe de su pueblo.

En este momento mi ánimo se extiende por así decir, para abrazar a toda la Iglesia difundida en el mundo y doy gracias a Dios por las 'noticias' que en estos años de ministerio petrino he podido recibir sobre la fe en el Señor Jesucristo, de la caridad que circula en el Cuerpo de la Iglesia y lo hace vivir en el amor, y de la esperanza que se nos abre y nos orienta hacia la vida en su plenitud, hacia la patria del Cielo.

Siento que les tendré presente a todos en la oración, en un presente que es aquel de Dios, donde recojo cada encuentro, cada viaje, cada visita pastoral. Todo y a todos les recojo en la oración para confiarlos al Señor: porque tenemos pleno conocimiento de su voluntad, con cada acto de su sabiduría e inteligencia espiritual, y porque podamos comportarnos de manera digna de Él, de su amor, haciendo fructificar cada obra buena. (cfr. Col 1,9).

En este momento hay en mi una gran confianza porque sé, y lo sabemos todos nosotros, que la palabra de verdad, del evangelio es la fuerza de la Iglesia, es su vida. El evangelio purifica y renueva, lleva frutos en cualquier lugar en donde la comunidad de los creyentes lo escucha y acoge la gracia de Dios en la verdad y vive en la caridad. Esta es mi confianza, esta es mi alegría.

Cuando el 19 de abril de hace casi ocho años atrás decidí asumir el ministerio de Pedro, tuve firmemente esta certeza que me ha siempre acompañado. En aquel momento, como expliqué en diversas oportunidades, las palabras que resonaron en mi corazón fueron: ¿Señor qué me pedís? Es un peso grande el que me pones sobre los hombros, pero si Tú me lo pides, en tu nombre tiraré las redes, seguro de que Tú me guiarás.

Y el Señor verdaderamente me ha guiado y me ha estado cerca. He podido percibir cotidianamente su presencia. Y fue un tramo del camino de la Iglesia que tuvo momentos de alegría y de luz, y también momentos no fáciles. Me he sentido como san Pedro con los apóstoles en la barca en el lago de Galilea. El Señor nos ha donado tantos días de sol y de brisa suave, días en los que la pesca fue abundante. Existieron también momentos en los cuales las aguas estaban agitadas y el viento era contrario, como en toda la historia de la Iglesia, y el Señor parecía dormir.

Pero siempre he sabido que en esa barca estaba el Señor y siempre he sabido que la barca de la Iglesia no es mía, no es nuestra, sino que es suya y no la deja hundirse. Es Él que la conduce, seguramente también a través de los hombres que ha elegido, porque así lo ha querido. Esta fue y es una certeza que nada puede ofuscar. Y por esto hoy mi corazón está lleno de agradecimiento a Dios porque no le ha hecho faltar nunca a toda la Iglesia ni a mi, su consolación, su luz y su amor.

Estamos en el Año de la Fe, que he querido para reforzar justamente nuestra fe en Dios, en un contexto que parece querer ponerlo cada vez más en segundo plano. Querría invitar a todos a renovar la firme confianza en el Señor, a confiarse como niños en los brazos del Dios, con la seguridad de que aquellos brazos nos sostienen siempre y son lo que nos permite caminar cada día mismo cuando estamos cansados.

Querría que cada uno se sintiera amado por aquel Dios que ha donado a su Hijo por nosotros y que nos ha mostrado su amor sin límites. Querría que cada uno sintiera la alegría de ser cristiano. En una hermosa oración que se reza cotidianamente por la mañana se dice: “Te adoro Dios mío, y te amo con todo el corazón. Te agradezco por haberme creado, hecho cristiano...” Sí, agradezcamos al Señor por esto cada día, con la oración y con una vida cristiana coherente. ¡Dios nos ama y espera que nosotros también lo amemos!

Y no solamente a Dios quiero agradecerle en este momento. Un papa no está solo cuando guía la barca de Pedro, mismo si es su primera responsabilidad. Yo nunca me he sentido solo al llevar la alegría y el peso del ministerio petrino. El Señor me ha puesto al lado a tantas personas que con generosidad y amor de Dios y a la Iglesia me ayudaron y me estuvieron cerca.

Sobretodo ustedes, queridos hermanos cardenales; vuestra sabiduría, vuestros consejos, vuestra amistad me han sido preciosos. Mis colaboradores a partir del secretario de Estado que me ha acompañado con fidelidad durante estos años, la Secretaría de Estado y la Curia Romana, como todos aquellos que en los varios sectores dan sus servicios a la Santa Sede.

Hay además tantos rostros que no aparecen, que se quedan en la sombra, pero justamente en el silencio, en la dedicación cotidiana, con espíritu de fe y humildad fueron para mi un apoyo seguro y confiable.

¡Un pensamiento especial va a la Iglesia de Roma, a mi diócesis! No puedo olvidar a mis hermanos en el episcopado y en el prebiterado, a las personas consagradas y a todo el pueblo de Dios. En las visitas pastorales, en los encuentros, en las audiencias, en los viajes, he siempre percibido gran atención y profundo afecto. Pero también yo les he querido bien a todos y a cada uno, sin distinciones, con aquella caridad pastoral que está en el corazón de cada Pastor, especialmente del obispo de Roma, del sucesor del apóstol Pedro. Cada día les he tenido presente, cada día en mi oración, con corazón de padre.

Querría que mi saludo y mi agradecimiento llegara también a todos: el corazón de un papa se extiende al mundo entero. Y querría expresar mi gratitud al cuerpo diplomático acreditado en la Santa Sede, que vuelve presente la gran familia de Naciones.

Aquí pienso también a todos aquellos que trabajan para una buena comunicación y a quienes agradezco por su importante servicio.

A este punto quiero agradecer verdaderamente y de corazón a todas las numerosas personas en todo el mundo que en las últimas semanas me han enviado signos conmovedores de atención, de amistad y de oración. Sí porque el papa no está nunca solo y ahora lo experimento nuevamente en una manera tan grande, que me toca el corazón.

El papa le pertenece a todos, y tantas personas se sienten muy cerca de él. Es verdad que recibo cartas de los grandes del mundo: jefes de Estado, jefes religiosos, de los representantes del mundo de la cultura, etc.

Pero recibo también muchísimas cartas de personas simples que me escriben simplemente desde su corazón y me hacen sentir el afecto que nace del su estar junto a Jesucristo en Iglesia. Estas personas no me escriben como se escribe por ejemplo a un príncipe o a un grande que no se conoce. Me escriben como hermanos y hermanas, o como hijos o hijas, con el sentido de una relación familiar muy afectuoso.

Aquí se puede tocar con la mano que es la Iglesia -no una organización, no una asociación con fines religiosos o humanitarios, sino un cuerpo vivo, una comunión de hermanos y hermanas en el cuerpo de Jesucristo, que nos une a todos. Sentir a la Iglesia de esta manera y poder casi tocar con las manos la fuerza de su verdad y de su amor es un motivo de alegría, en un tiempo en el cual tantos hablan de su ocaso.

En estos últimos meses he sentido que mis fuerzas han disminuido, y he pedido a Dios con insistencia, en la oración, que me ilumine con su luz para hacerme tomar la decisión más justa, no para mi bien, sino para el bien de la Iglesia. He realizado este paso con plena conciencia de su gran gravedad y también novedad, pero también con una profunda serenidad de ánimo. Amar a la Iglesia significa también tener el coraje de hacer elecciones difíciles, sufridas y ponendo siempre delante el bien de la Iglesia y no a nosotros mismos.

Permítanme volver aquí una vez más al 19 de abril de 2005. La gravedad de la decisión fue precisamente por el hecho de que a partir de ese momento en adelante, yo estaba empeñado siempre y para siempre por el Señor. Siempre --quien asume el ministerio petrino ya no tiene ninguna privacidad. Pertenece siempre y totalmente a todos, a toda la Iglesia. A su vida le viene, por así decir, totalmente quitada la esfera privada.

He podido experimentar, y lo experimento precisamente ahora, que uno recibe la vida propiamente cuando la da. Dije antes que una gran cantidad de gente que ama el Señor, aman también al Sucesor de san Pedro y tienen un alto aprecio por él; y que el Papa tiene verdaderamente hermanos y hermanas, hijos e hijas de todo el mundo, y que se siente seguro en el abrazo de su comunión; porque él no se pertenece más a sí mismo, pertenece a todos y todos le pertenecen.

El "siempre" es también un "para siempre" --no es más un retorno a lo privado. Mi decisión de renunciar al ejercicio activo del ministerio, no revoca esto. No regreso a la vida privada, a una vida de viajes, reuniones, recepciones, conferencias, etcétera. No abandono la cruz, sino que permanezco de un modo nuevo ante el Señor Crucificado. No llevo más la potestad del oficio para el gobierno de la Iglesia, sino en el servicio de la oración; permanezco, por así decirlo, en el recinto de san Pedro. San Benito, cuyo nombre porto como papa, me será de gran ejemplo en esto. Él nos ha mostrado el camino para una vida que, activa o pasiva, pertenece por entero a la obra de Dios.

También doy las gracias a todos y cada uno por su respeto y la comprensión con la que han acogido esta importante decisión. Voy a seguir acompañando el camino de la Iglesia mediante la oración y la reflexión, con la dedicación al Señor y a su Esposa, que traté de vivir hasta ahora todos los días y que quiero vivir para siempre. Les pido que me recuerden delante de Dios, y sobre todo de orar por los cardenales, que son llamados a una tarea tan importante, y por el nuevo sucesor del apóstol Pedro: que el Señor lo acompañe con la luz y el poder de su Espíritu.

Invoco la intercesión maternal de la Virgen María, Madre de Dios y de la Iglesia, para que nos acompañe a cada uno de nosotros y a toda la comunidad eclesial; a Ella nos acogemos, con profunda confianza.

¡Queridos amigos y amigas! Dios guía a su Iglesia, la sostiene siempre, y especialmente en los tiempos difíciles. Nunca perdamos esta visión de fe, que es la única visión verdadera del camino de la Iglesia y del mundo. En nuestro corazón, en el corazón de cada uno de ustedes, que exista siempre la certeza gozosa de que el Señor está cerca, que no nos abandona, que está cerca de nosotros y nos envuelve con su amor. ¡Gracias!

Asimismo, doy gracias a Dios por sus dones, y también a tantas personas que, con generosidad y amor a la Iglesia, me han ayudado en estos años con espíritu de fe y humildad. Agradezco a todos el respeto y la comprensión con la que han acogido esta decisión importante, que he tomado con plena libertad. Desde que asumí el ministerio petrino en el nombre del Señor he servido a su Iglesia con la certeza de que es Él quien me ha guiado. Sé también que la barca de la Iglesia es suya, y que Él la conduce por medio de hombres. Mi corazón está colmado de gratitud porque nunca ha faltado a la Iglesia su luz. En este Año de la fe invito a todos a renovar la firme confianza en Dios, con la seguridad de que Él nos sostiene y nos ama, y así todos sientan la alegría de ser cristianos.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y de los países latinoamericanos, que hoy han querido acompañarme. Os suplico que os acordéis de mí en vuestra oración y que sigáis pidiendo por los Señores Cardenales, llamados a la delicada tarea de elegir a un nuevo Sucesor en la Cátedra del apóstol Pedro. Imploremos todos la amorosa protección de la Santísima Virgen María, Madre de la Iglesia. Muchas gracias. Que Dios os bendiga.

Traducida del italiano por H. Sergio Mora y José Antonio Varela Vidal

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Exclusiva


''Llevo a Andorra, a Cataluña y a España en el corazón''
Entrevista con el copríncipe monseñor Joan-Enric Vives: ''Irradiaba la paz de quien es fiel a su conciencia''

Por H. Sergio Mora

CIUDAD DEL VATICANO, 27 de febrero de 2013 (Zenit.org) - Tras concluir la última audiencia de Benedicto XVI en la Plaza de San Pedro, el arzobispo de Urgell y copríncipe de Andorra, monseñor Joan-Enric Vives, saludó en la Sala Clementina a Benedicto XVI, en representación de su país.

Urgell es una diócesis de la Iglesia católica, sufragánea de la Archidiócesis de Tarragona, España. Tiene una población de menos de 200.000 habitantes mayoritariamente católica.

Desde 1278, los obispos de Urgell son también copríncipes de Andorra, o sea tienen un mandato temporal en el país fronterizo con España.

El embajador del Principado de Andorra ante la Santa Sede, Jaume Serra viajó también a Roma para este histórico evento.

ZENIT encontró al arzobispo de Urgel y copríncipe de Andorra, y le preguntó qué sucedió en la Sala Clementina.

¿Cómo encontró al santo padre?

--Mons. Joan-Enric Vives: Le he encontrado muy tranquilo y muy feliz después de la audiencia. Venía con cara de un cierto cansancio por la edad, pero con paz, paz interior y la irradia. Es la paz de quien es fiel a su conciencia, que ha encontrado la voluntad de Dios, después de reflexionar, de pedir luz, de discernir.

O sea con gran paz...

--Mons. Joan-Enric Vives: No estaba tenso, no estaba nervioso, no tenía prisa. De todas maneras ha tenido tiempo para todos nosotros. Veo que todos los jefes de estado anteriores a los que recibió antes y después de mi nos permitió alargarnos un poco.

¿Y que le ha dicho el papa?

--Mons. Joan-Enric Vives: Hemos tenido tiempo para expresarle algunos pensamientos. No estaba pendiente vaya a saber de qué cosa, sino de la persona que tenía delante, de tal país. En concreto me ha dicho: llevo Andorra en el corazón y a Cataluña y España en el corazón”.

¿Benedicto XVI ya le conocía?

-- Mons. Joan-Enric Vives: El papa ya me conoce, él me ha nombrado a mí arzobispo 'ad personam', y también porque durante su pontificado ha habido una estrecha relación con la Secretaría de Estado. Se ha firmado un acuerdo, un concordato entre la Santa Sede y el principado de Andorra.

Y esto que se ha hecho durante su pontificado ha sido muy importante para Andorra, porque de alguna manera dio una estabilidad jurídica, si bien esta existía con la Constitución de 1993. Y al mismo tiempo la Santa Sede se compromete con este tratado internacional, a respetar que el obispo de Urgell pueda ser siempre el copríncipe de Andorra.

¿Qué más hablaron con su santidad?

--Mons. Joan-Enric Vives: También le he agradecido por su valentía y su fe, por los documentos que nos ha dado, Deus Caritas Est, Spes Salvi, Caritas in Veritate, y el escuchaba atentamente.

Le indiqué que muchas personas se encomendaban a sus oraciones, y me dijo 'rezaré por ustedes'. Añadí que nos ha dado un gran ejemplo de valentía y fidelidad a la voz de Dios.

Le he tomado las manos todo el rato y él las mías. El camina poco a poco con su bastón, bien pero con su bastón.

¿Quién más estaba en la audiencia en la Clementina?

--Mons. Joan-Enric Vives: El papa recibió al alcalde de la ciudad de Roma, Gianni Alemanno; al presidente de la República Eslovaca, Ivan Gašparovič; a los capitanes regentes de la República de San Maríno, Teodoro Lonfernini y Denise Bronzetti y al presidente del Estado libre de Baviera, Horst Seehofer y su consorte que llevaron un hermoso ramo de flores y conversaron en bávaro. Y después estuve yo, y se acordaba del copríncipe.

¿Qué le ha tocado especialmente hoy en la audiencia?

--Mons. Joan-Enric Vives: El papa es una persona que se le ve es un hombre de Dios. Y en su catequesis nos ha enseñado que antes que hablar sobre Dios o de Dios, hay que hablarle a Dios.

Y lo que me ha conmovido hoy en la audiencia general es que es una persona que tiene una íntima amistad con Jesús. Ya lo sabíamos porque lo esperamos de todo obispo, sacerdote o creyente y más de un papa. Pero lo ha dicho hablando con mucha sinceridad del Señor Jesús, que va en la barca con nosotros, que no debemos tener miedo, que Jesús dará un buen sucesor a su Iglesia, y confianza como un niño en los brazos de su padre. Creo que lo irradia.

¿Y al concluir?

--Mons. Joan-Enric Vives: He saludado también al cardenal Bertone, y agradecido a todos los que en la Curia Romana trabajan con tanta celeridad y prontitud para servir al santo padre. Y que si no todas son historias de venganza y no se qué... cuando en realidad hay unos colaboradores magníficos. Yo también quise decirlo como servidor, que detrás de una persona como el santo padre hay gente que no aparece y que son muy buenos colaboradores.

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Santa Sede


Ayuda y solidaridad para Tierra Santa
Carta del cardenal Sandri a los pastores de la Iglesia católica

Por Rocío Lancho García

CIUDAD DEL VATICANO, 27 de febrero de 2013 (Zenit.org) - El cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, ha dirigido una carta a los Pastores de la Iglesia católica para el apoyo de Tierra Santa. La carta está firmada también por el secretario del dicasterio, el arzobispo Cyril Vasil SJ.

La compasión evangélica --comienza la carta- ayuda a comprender la necesidad de la Colecta del Viernes Santo para sostener a los hermanos y hermanas que en los Lugares de la Redención, junto a sus pastores, viven el misterio de Cristo, el Crucificado que ha resucitado para la salvación de la humanidad. Sobre los orígenes del cristianismo ha dicho el cardenal que de "estos orígenes la Tierra Santa es testigo silencioso y custodio vivo gracias a las comunidades latinas de la Diócesis Patriarcal de Jerusalén y de la Custodia Franciscana, como también gracias a las comunidades Melquita, Maronita, Siria, Armenia, Caldea y Copta allí radicadas. Pero, al mismo tiempo, es testigo de cómo pueblos enteros, hambrientos de dignidad y justicia, han dado alas al sueño de una primavera de la que queríamos ver de inmediato sus frutos, como si la esperada gran transformación fuese posible sin una renovación de los corazones y sin asumir la responsabilidad hacia los pobres del mundo, en cuya importancia todos nosotros concordamos".

Sobre la situación actual de Medio Oriente, continúa la carta diciendo que "parece exigir cuanto propone la Encíclica Populorum Progressio, del siervo de Dios Pablo VI. Ante la denuncia de las «carencias materiales de los que están privados del mínimo vital» y de las «carencias morales de los que están mutilados por el egoísmo» (n. 21), el romano pontífice sugería no sólo «el aumento en la consideración de la dignidad de los demás, la orientación hacia el espíritu de pobreza (cf. Mt 5, 3), la cooperación en el bien común, la voluntad de paz», sino también «el reconocimiento, por parte del hombre, de los valores supremos, y de Dios, que de ellos es la fuente y el fin»

El papa Benedicto nos ofrece ejemplos admirables de esa misma mirada llena de compasión. "Son prueba de ello la confortadora visita pastoral al Líbano del pasado septiembre, para la publicación de la exhortación apostólica Ecclesia in Medio Oriente; el constante recuerdo en sus mensajes al rezar el Ángelus, en las Audiencias, en sus discursos ante personalidades e instituciones; la intención de la oración indicada a toda la Iglesia en enero de 2013".

Además, el cardenal ha reconocido, con agradecimiento y admiración, "todo lo que la generosa solicitud de los católicos ha realizado hasta ahora, que ha permitido mantener los Lugares Santos y las comunidades que se reúnen en ellos. Estas comunidades, junto a los institutos religiosos masculinos y femeninos, ofrecen las primeras ayudas ante las catastróficas consecuencias causadas por la guerra y ante cualquier otra emergencia". Estas comunidades, continúa "con una cualificada red pastoral, escolar y sanitaria, se distinguen por su asistencia a las familias –especialmente para salvar la vida rechazada–, acudiendo al cuidado de los ancianos, los enfermos y las personas con discapacidad, a la atención de quien está sin trabajo y de los jóvenes que buscan un futuro, obrando siempre en defensa de los derechos humanos, comprendida la libertad religiosa". Unido al "encomiable esfuerzo ecuménico e interreligioso, como el puesto en obra para detener el incesante éxodo de los fieles desde su madre patria oriental y la cercanía a los prófugos y a los refugiados, se comprende lo "específico cristiano" que hace de aquella Región", afirma el cardenal.

Finaliza la carta recordando que la Congregación para las Iglesias Orientales dirige "la llamada a confirmar la caridad eclesial a favor de la Tierra Santa" y junto con el papa "agradece a los Pastores y a los fieles la oración y la fraterna solidaridad que querrán dar a esta intención, unidos a la Cruz del Señor y participando del agradecimiento del mismo Supremo Pastor a la Iglesia que en esa Región da prueba de un tan esforzado testimonio".

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Educación


''No se puede comprender la existencia de la persona sin la dimensión espiritual''
Universidad de la Santa Cruz: ''La lección de Viktor E. Frankl. Relaciones y vínculos en la existencia humana''

Por Rocío Lancho García

ROMA, 27 de febrero de 2013 (Zenit.org) - La persona puede crecer y perfeccionarse solo en referencia a los otros y a los valores más elevados. Si falta este dinamismo ascendente, el individuo se cierra en el propio yo y queda prisionero de sí mismo. Esta convicción del psiquiatra vienés Viktor E. Frankl, fundador de la logoterapia (la psicoterapia centrada en el descubrimiento del significado de la existencia y de sus valores fundamentales), fue el hilo conductor de la Jornada de estudio sobre "Relaciones y vínculos en la existencia humana). La lección sobre Viktor E. Frankl tuvo lugar en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, ayer martes 26 de febrero.

La iniciativa fue organizada por la Facultad de Filosofía de la Santa Cruz en colaboración con la Asociación de Logoterapia y Análisis Existencial Frankliana.

La logoterapia es considerada la "tercera escuela vienesa de psicoterapia", después de la de Freud y la de Adler. De hecho, Frankl se separó del psicoanálisis y maduró su teoría también a través de la terrible experiencia de la reclusión en cuatro campos de concentración nazis. Elaboró "una visión integral de la persona humana", convencido de "que no se puede comprender la existencia de la persona humana si se niega o aparta la dimensión espiritual", ha comentado el profesor monseñor Franceso Russo, miembro del comité organizador de la Jornada.

El evento tenía por objeto reflexionar sobre esta "herencia" de Frankl, profundizando, entre otras cosas, en la unión entre psiquiatría y filosofía.

Por la mañana y tras el saludo de Antonino Urso, consejero del Colegio de Psicólogos del Lazio, hubo tres ponencias sobre el legado del estudioso a la filosofía, la psicología y la pedagogía: el profesor Antonio Malo (Santa Croce) intervino con el tema "Salir del yo. Intención paradójica, dereflexión y alteridad", el profesor Eugenio Fizzotti SDB (Universidad Lateranense) sobre "Yo me convierto en yo solo a través de un tú"; la profesora Anna María Favorini (Universidad Roma Tre), sobre "Relaciones y lazos en la formación. Hacia el proyecto de vida".

Por la tarde, después de la proyección de una entrevista a Victor E. Frankl, se realizó un taller moderado por el periodista Enzo Romeo sobre las experiencias de apoyo terapéutico con menores en casas de acogida, presos y drogadictos.

Intervinieron el profesor Angelo Gismondi (Facultad Teológica de Italia Meridional) sobre el "Sentido de la vida y dinámicas familiares", Alessandro Iannini (Borgo Ragazzi Don Bosco), sobre "pertenencia, lazos y significado de la vida en menores fuera de la propia familia", Mauro Gatti (Casa de detención de Civitavecchia), sobre "Comunicar la esperanza al hombre preso" y Anna María Ruggerini (Fundación Villa Maraini), sobre "La relación terapéutica como enfoque humanitario a los drogadictos".

La Jornada concluyó con la ponencia final del profesor monseñor Francesco Russo (Santa Croce), sobre "Autotranscendencia y relacionalidad de la persona. Antropología filosófica y logoterapia", con un debate final.

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Economía


Corea del Sur: Piden a la nueva presidenta mantener sus promesas de reforma social
La Comisión Justicia y Paz de la Iglesia católica

Por Redacción

ROMA, 27 de febrero de 2013 (Zenit.org) - La Iglesia y los sindicatos de Corea del Sur, en torno a la fecha de su investidura, tras la reelección de la presidenta Juliana Park Geun-Hye urgieron a esta a mantener sus compromisos de campaña sobre el conflicto social

El martes, 19 de febrero --informaba la agencia Eglises d'Asie--, la Comisión Justicia y Paz de la Conferencia de los obispos católicos de Corea del Sur (CBCK) publicó un comunicado en una conferencia de prensa en Seúl antes de remitirle un informe al equipo de transición presidencial. El padre Vincent Jang Dong-hun, secretario del comité, recordó que la señora Park Geun-Hye había basado su principal argumento de la campaña electoral en su compromiso en realizar reformas en el campo del trabajo, y en particular en ajustar el conflicto social en el seno de la empresa Ssangyong.

Desde 2009, el año en que el fabricante de automóviles despidió a 2.600 trabajadores, la empresa se enfrenta a importantes disturbios internos que no muestran ningún signo de apaciguamiento. Las manifestaciones masivas acompañadas de violentos enfrentamientos con la policía fueron seguidas en los meses siguientes por una serie de suicidios (más de una veintena), que todavía continúan, (los últimos casos se produjeron el pasado diciembre).

Resolver este conflicto debe ser la prioridad absoluta de Juliana Park Geun-Hye, afirmaron los obispos, que luego enumeraron otras "tareas urgentes" a las cuales debería aplicarse la nueva presidenta en el campo social: el recrudecimiento de los suicidios, los despidos abusivos, la discriminación en el seno de las empresas y el acoso sufrido por los militantes y los sindicalistas.

"Después de la elección presidencial del 19 de diciembre, siete sindicalistas se suicidaron, se desesperaron con la idea de que bajo el mandato de Park Geun-Hye no se resolverían sus problemas", declaró durante la conferencia de prensa monseñor Matthias Ri Iong-hoon, obispo de Suwon y presidente de la Comisión Justicia y Paz. "Fueron empujados a la desesperación por los capitalistas que los sacrifican sin consideración en nombre del provecho, y también por un gobierno irresponsable e ignorante, sin contar el silencio y el rechazo de la sociedad que les rodea", comentó el obispo.

Una crítica severa del mundo del trabajo que se une a las declaraciones que ya hiciera el CBCK en vísperas de las elecciones de diciembre. La Iglesia católica comunicó a los fieles sus recomendaciones concernientes al voto, según una tradición hoy bien establecida. Entre los principales problemas sociales evocados de figuraba en primer plano "el asunto de la empresa Ssangyong", sobre el que los obispos dijeron que "los trabajadores habían sido tratados allí, no como seres humanos, sino como simples herramientas".

El documento leído por la Comisión Justicia y Paz a la conferencia de prensa fue remitido al equipo de transición presidencial. "No dejaremos de tomar en consideración la opinión de la Iglesia católica en las medidas y las leyes que vamos a hacer", aseguró Chung Ik-hoon, miembro del comité de transición y director del Proposal Center for People Happiness.

Estas amonestaciones de la Iglesia, cuya influencia es fuerte en Corea del Sur (los cristianos representan cerca del 30 % de la población, de la que un tercio son católicos), se producen mientras la nueva presidenta del país ve su imagen de "dirigente íntegra" puesta en estado lastimoso por los asuntos de corrupción que han afectado a sus allegados políticos próximos.

Paralelamente, la Confederación de los sindicatos de Corea (Korean Confederation of Trade Unions (KCTU) y otras asociaciones sindicales como Korean Government Employees Union (KGEU) o Korean Metal Workers Union (KMWU), multiplican las huelgas, las manifestaciones de masa --apoyadas abiertamente por la Iglesia- reclamando al nuevo gobierno que respete los compromisos tomados durante la campaña electoral.

Desde finales de diciembre (poco después de la recuperación de los suicidios), algunos militantes empezaron una huelga de hambre para obtener el reconocimiento de los derechos sindicales, definidos por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la reintegración de los empleados despedidos abusivamente y la protección de los trabajadores interinos.

Entre otros compromisos, la hija del antiguo dictador había prometido titularizar masivamente a los millones de interinos, que, por su extrema precaridad, son los primeros en ser afectados por la crisis económica, el paro y el suicidio. Un compromiso que no tardó en toparse con la oposición determinada de los grandes chaebols (conglomerados surcoreanos), y esto a pesar de los llamamientos al orden de la Asamblea nacional.

Según el Korea Times del pasado 6 de febrero, la resistencia de las empresas comenzaría sin embargo a embotarse un poco y algunas de ellas habrían aceptado ver de nuevo las condiciones de trabajo de sus empleados. Por ejemplo, el fabricante de automóviles Hyundai Motors, aunque todavía se niega a titularizar a sus 8.000 empleados precarios (más de 20 % de sus efectivos), habría dado pasos para indemnizar a las familias de los asalariados fallecidos o por enfermedades contraidas en el seno de la empresa.

En cuanto a Ssangyong, pretendería titularizar a algunos de sus interinos. En cambio, ninguna medida se habría tomado con las familias de los numerosos empleados suicidas. Muy preocupado por esta "ausencia de humanidad", el Comité Justicia y Paz de la CBCK comenzó a reunir fondos para sostener financieramente a los allegados de las víctimas.

Traducido del francés por Raquel Anillo

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Comunicación


La renuncia de Benedicto XVI en las redes sociales
El Sexto Continente católico se organiza para agradecer y orar

Por Daniel Pajuelo Vázquez SM

ROMA, 27 de febrero de 2013 (Zenit.org) - Desde que el pasado 11 de febrero, Benedicto XVI anunciara su intención de renunciar al ministerio petrino, los mass media han estado centrados en ofrecer información sobre este hecho. Lo ocurrido también ha acaparado la atención en las redes sociales. Si inicialmente la noticia fue recibida con sorpresa, expectación, muestras de cariño y agradecimiento, poco a poco se ha ido generando un ambiente hostil, fruto de campañas de difamación y acoso organizadas por algunos medios.

Periódicos, radios y televisiones se han centrado en responder a estas tres cuestiones y sus derivadas: ¿Cuáles son los motivos de la renuncia? ¿Hay algún motivo que no se haya explicitado, o incluso se esté ocultando (escándalo, enfermedad, presiones)? ¿Quiénes son los candidatos a ser el próximo papa? Algunos medios, en su afán de atraer audiencia han ido poco a poco moldeando los acontecimientos hasta darles la forma de un auténtico reality show. Un espectáculo en directo aderezado con las intrigas que mantienen a la gente pegada a las pantallas: sexo, poder y dinero, y aún más. Un verdadero Gran Hermano en el que sólo quedará un vencedor: el nuevo papa. También ha habido quien aprovechando la coyuntura ha reactivado su programa de desprestigio, persecución y arrinconamiento de la Iglesia católica.

Cuando los medios no están al servicio de la verdad, desinforman generando confusión y preocupación. En las redes sociales se ha ido percibiendo el aumento de este espíritu de desconfianza y acusación. En respuesta a esta situación el tejido católico de la Red se ha organizado para generar un nuevo ambiente. Muchos están ofreciendo, a través de sus blogs, análisis que desmontan difamaciones, otros promueven iniciativas para dar las gracias al Señor y a Benedicto XVI por su pontificado, otros invitan a la oración por el nuevo Papa. Entre las más destacables están:

‘Dile gracias’ (www.facebook.com/DileGracias) que a través de la etiqueta #2BXVI invita a dar gracias al Papa por su pontificado en Twitter y que en su primera quedada, el pasado 20 de febrero, generó más de 6.500 tuits en una hora llegando a ser Trending Topic en España.

‘El aplauso más largo’ (elaplausomaslargo.blogspot.com.es) que nos invita a enviar nuestro aplauso grabado en vídeo, para poder confeccionar un vídeo de agradecimiento para el Papa con participantes de los cinco continentes. Se pueden ver los vídeos que van enviando en su canal de Youtube (http://www.youtube.com/elaplausomaslargo)

‘Oración por el nuevo Papa’, iniciativa de iMisión que propone orar por el nuevo Papa en Twitter, utilizando la etiqueta #iOracionPapa. La campaña dará comienzo cuando quede la sede vacante. Habrá un encuentro especial para rezar juntos, de 20 a 21, el mismo día que dé comienzo el cónclave.

También Aleteia y el portal Catholic.net han preparado servicios para recibir cartas y mensajes para el Santo Padre. Estas y otras muchas iniciativas están en marcha. El Sexto Continente nos ofrece la oportunidad de vivir la espera del nuevo Papa en primera persona, compartiendo reflexiones, rezando, dialogando, formándonos. Ya no más como meros espectadores, si no de una manera única, en la gran comunidad digital en la que también somos Iglesia.

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Bioética


"Hay que amar a la persona con atracción hacia el mismo sexo, y darle buena orientación psicológica"
Entrevista a Richard Cohen, autor del libro ''Abriendo las puertas del armario''

Por Antonio G. Rodríguez

MADRID, 27 de febrero de 2013 (Zenit.org) - El psicoterapeuta norteamericano Richard Cohen, especializado en ayudar a personas que experimentan AMS (Atracción por el Mismo Sexo) ha presentado este martes en Madrid su segundo libro traducido al español, Abriendo las puertas del armario (LibrosLibres). En el libro explica que no se nace homosexual, que hay una serie de causas que generan esta atracción en las personas, una atracción que ellas no eligieron, y explica que tratando esas causas se puede explorar y desarrollar el "potencial heterosexual" de cada persona, cambiando esa atracción. 

Desarrolla también con agilidad la historia del homosexualismo político en Estados Unidos, cómo el debate dejó de ser científico para ser político. Y pone ejemplos de homosexuales famosos en Estados Unidos que han explicado públicamente su infancia para rastrear en sus historias las heridas que les llevaron a desarrollar AMS. Cohen ha ayudado a cientos de personas a dejar de experimentar AMS, y de hecho él mismo fue homosexual muchos años. En una entrevista concedida a ZENIT insiste en la necesidad de cuidar el lenguaje y tratar con extremo respeto a las personas que sienten esta atracción.

¿La homosexualidad es una identidad? 

--Richard Cohen: Durante mucho tiempo, por desgracia, las personas con AMS han sido perseguidas y despreciadas. Todos tenemos necesidad de ser aceptados. Ellos necesitaron desarrollar el respeto propio y así crearon ese concepto de identidad sexual. Las personas con AMS lo sienten como algo natural. Lo sé, yo lo he vivido. Yo lo he sentido y les entiendo. 

Todos queremos ser aceptados, pero ¿hay que aceptar todo de cada persona?

--Richard Cohen: Muchas personas religiosas dicen, sin querer hacer daño: "Te acepto a ti, pero no a tu homosexualidad". Pero lo cierto es que las personas con AMS sienten que "lo que yo soy y lo que yo hago es lo mismo". Ellos lo perciben así. Mi consejo para padres, amigos y familiares de estas personas es que les digan, simplemente: "Te amo y te acepto tal como eres". Y si ellos preguntan: "¿aceptas y apruebas mis actos?", que respondan sonriendo "no, pero aún así te amo ya, tal como eres". Amemos ya 100% a la persona, y digámoslo, aunque no aprobemos sus acciones. 

¿Es correcto hablar de un "estilo de vida gay"

--Richard Cohen: A ellos no les gusta, y yo lo entiendo. Yo viví una vida gay, así que entiendo cómo se sienten, cómo piensan, y tengo el máximo respeto por la decisión de cada persona. Si alguien quiere vivir una vida gay tenemos que respetarle. Pero si alguien quiere explorar la posibilidad de cambiar de gay a heterosexual, también ha de ser respetado.

En su libro insiste en la necesidad de que en la familia haya un afecto físico, aunque no erótico, con los hijos; de padres que abrazan a sus hijos, que los besan... Pero hay países y regiones donde la gente se besa o se abraza poco, y otras regiones donde es muy común expresar sentimientos con el cuerpo.

--Richard Cohen: Si el hijo o la hija no experimentan físicamente ese amor, tendrán dificultades emocionales al crecer. Y no sólo AMS, puede ser fuente de problemas también para heterosexuales. Muchos hombres, heterosexuales o no, son promiscuos porque no se sintieron nutridos con amor paterno y materno cuando eran niños. Los hombres, que son más visuales, pueden recurrir a la pornografía. Las mujeres, que son más auditivas e imaginativas, a las novelas de fantasías románticas y eróticas.

Lo importante de verdad es que el niño perciba, sepa, sienta que es amado. La forma de expresar este amor puede ser distinta según las culturas y regiones. Gary Chapman habla de los cinco lenguajes del amor. Son: las palabras, los actos serviciales, el contacto físico, el tiempo de calidad compartido juntos y los regalos. Una cultura puede enfatizar más uno u otro, y deberíamos emplear todos aunque sea en distintas proporciones. Además, el carácter del niño debe tenerse en cuenta. Muchos chicos jóvenes con AMS tienen una necesidad particular de más afecto expresado físicamente, y a veces a los padres les cuesta expresar este afecto físicamente, abrazar a sus hijos.

Contra el argumento de que la homosexualidad es genética se ha comentado el caso de los doce primeros emperadores romanos, de los cuales sólo Claudio era exclusivamente heterosexual

--Richard Cohen: Bueno, en mis libros y en los estudios científicos se distingue entre la AMS, que es la atracción por el mismo sexo, y la "homosexualidad situacional", que es la que se da en cárceles o en internados de un sólo sexo, y la practican personas que en condiciones normales ya no recurrirán a ella. Este caso de los césares es similar. Al menos para varios de ellos, no se trata de AMS, sino de algo cultural. Estaba bien visto que los adultos iniciasen sexualmente a los jóvenes. Era situacional y se esperaba de ellos eso, y que más adelante fuesen heterosexuales. Desde luego no lo veían como una identidad. Hay culturas con actividades rituales sexuales entre personas del mismo sexo, pero que no implican AMS.

¿Qué le parece que Associated Press en su libro de estilo pida a los redactores usar la palabra "homofobia" sólo para casos clínicos, como en "agorafobia" o "aracnofobia"?

--Richard Cohen: Eso es magnífico. Todos hemos de dejar de etiquetar a las personas sólo porque estén en desacuerdo con nosotros. Homofobia es una palabra que deliberadamente se usa mal. Estrictamente hablando, es un miedo irracional a la homosexualidad. Nosotros amamos a todos los homosexuales, no les tenemos miedo, les queremos. Pero hay activistas que nos llaman homófobos simplemente porque no aceptamos todo lo que hacen o dicen. Otro abuso que se puede dar --y se está dando, por ejemplo, en colegios y universidades- es decir que todo aquel joven que tiene AMS y no le gusta es que sufre de "homofobia interiorizada" y añadir que eso es clínico.

La Congregación para la Doctrina de la Fe, en su Carta sobre la atención pastoral a las personas homosexuales, del 1 de octubre de 1986, decía: "los obispos deben procurar sostener con los medios a su disposición el desarrollo de formas especializadas de atención pastoral para las personas homosexuales; eso puede incluir la colaboración con las ciencias psicológicas, sociológicas y médicas". Usted, especializado en atención desde la psicología, ¿ha recibido mucha colaboración o apoyo de los obispos?

--Richard Cohen: Aunque la Santa Sede diga eso, yo no he visto que los obispos lo practiquen en Estados Unidos. Por un lado, me encuentro muchos curas pro-gays. Por el lado contrario, muchos curas homófobos, hostiles de verdad. Y los obispos no hacen lo que esa instrucción pide. Muy pocos ofrecen esa atención pastoral. Además, un problema de las comunidades religiosas que intentan ayudar es que no basta con acoger y rezar. Hace falta dar orientación psicológica. Hay que amar a la persona con AMS y además darle buena orientación psicológica. Y si la persona no quiere orientación, pues simplemente amar. 

Usted en Madrid va a impartir un seminario de tres días pero, ¿qué se puede aprender en tres días?
 
--Richard Cohen: Es una introducción básica a un protocolo exitoso para acompañar a hombres y mujeres con AMS, deseada o no. Enseñamos a acompañar y atender el potencial de vida de estas personas, y también protocolos sobre cómo acompañar a familiares. No es una certificación para ser terapeutas. Para que la International Healing Foundation recomiende a alguien como terapeuta primero han de seguir unos requisitos: supervisión varios meses, al menos 40 horas de terapia de casos concretos bajo apoyo, mostrar su título o licencia, ser psicoterapeutas diplomados o licenciados... Así, por ejemplo, un sacerdote que acuda al seminario puede hacer “acompañamiento”, pero no impartir una terapia de reorientación sexual.

¿Cuál es el papel de la espiritualidad en este terapia?

--Richard Cohen: Las investigaciones muestran que a las personas con cierta espiritualidad, ésta les ayuda en la terapia y en su nueva vida, así que motivamos para que siga su propio sistema de creencias y para que le sirva como una herramienta más en su proceso terapéutico. Algunos vienen muy alejados de Dios, fueron heridos por su propia Iglesia y se hacen más espirituales precisamente a través de la terapia, porque descubren y experimentan que Dios les ama profundamente, sin importar lo que hayan vivido. Muchos fueron muy rechazados en su Iglesia y ven que no tenía por qué ser así. Ven que son amados incondicionalmente. Pero también un ateo se beneficia de la terapia. Si sigue el protocolo, conseguirá el cambio, desde dentro. No tiene que ver tanto con qué creen sino con un buen encuentro consigo mismo.

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SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA


San Gabriel de la Dolorosa
«Enfermedad y muerte: peldaños de una heroica ofrenda»

Por Isabel Orellana Vilches

MADRID, 27 de febrero de 2013 (Zenit.org) - La vida de Francisco Possenti es la de una intensa y bellísima historia de amor a Jesús crucificado, a la Eucaristía y a la Virgen. Pero no fue así desde el principio. Acomodado a los recursos que le ofrecía el alto estatus social de su familia y el éxito que le rodeaba, fue aplazando la respuesta al llamamiento que claramente percibía dentro de sí. Experto en promesas incumplidas se ofrecía a Dios, y casi a renglón seguido se olvidaba de materializar su entrega. La maraña de autoengaños y mentiras psicológicas en las que se enredó le hacían perder el tiempo que Dios había trazado sobre él. Hasta que el sufrimiento atenazó su vida con su propia enfermedad y, sobre todo, con la pérdida del ser que más quería. Jamás intentó doblegar la voluntad divina queriendo acomodarla a la suya. Conmovió el corazón de Gemma Galgani, unida a él, con su asistencia desde el cielo, a través de «visitas» en las que la animaba y aconsejaba.

Nació en Asís el 1 de marzo de 1838. Era el undécimo de trece hermanos. Perdió a su madre cuando tenía 4 años. Su padre era juez en la ciudad y al quedarse viudo se ocupó personalmente de su formación. Era un hombre creyente que, junto a su esposa, había alentado a sus hijos a compartir diariamente prácticas de piedad como el rezo del rosario. Sostenidos por su confianza en Dios afrontaron la desaparición de cinco de los hermanos. La sensibilidad de la que hacía gala se puso de manifiesto también con la educación de Francisco. Éste tenía lo que se dice mal genio. Un carácter impulsivo y tendente a la ira, que su progenitor se preocupó de templar a través de la selecta educación que le proporcionaron los hermanos de las Escuelas Cristianas y los jesuitas con quienes les llevó a estudiar. El mundo en cierto modo le atraía, y como era un líder, fácilmente sobresalía en cualquier lugar. Después, la indómita personalidad, atenuada progresivamente, dejó traslucir un «temperamento suave, jovial, insinuante, decidido y generoso; poseía también un corazón sensible y lleno de afectividad... Era de palabra fácil, apropiada, inteligente, amena y llena de una gracia que sorprendía...». Además, poseía innegable atractivo: alto, bien formado, y le acompañaba incluso su tono de voz. Esmerado en el vestir –iba a la última– tenía dotes para el canto, la poesía y el teatro. Sensible y proclive al enamoramiento, se sentía atraído por la lectura de las novelas. Pero como en su interior mantenía siempre viva su fe cristiana (incluso tenía en su habitación una escultura de la Piedad que veneraba), después experimentaba una honda tristeza y abatimiento. A veces acompañaba a su padre al teatro, y lo abandonaba a escondidas para rezar bajo el pórtico de la cercana catedral, regresando de nuevo antes de que acabara la función.

Dios tocó su corazón por medio de una grave enfermedad. Aterrorizado por ella, prometió que si sanaba, abandonaría la vida que llevaba. Se curó, pero no cumplió su palabra. Con todo, llamó a la puerta de los jesuitas y aunque fue aceptado, pensó que le convenía una comunidad más rigurosa. Nuevamente estuvo a punto de morir, y seguro de que manteniéndose fiel a Dios, sanaría, tocado por el ejemplo del beato Andrés Bobola, al que había pedido su mediación, efectivamente se curó. Solo le quedaba cumplir su promesa ingresando con los jesuitas. Sin embargo, dejó pasar el tiempo. Entonces perdió a la hermana que más quería a consecuencia de una epidemia de cólera, y lo interpretó como un signo divino inaplazable. De modo que, comunicó a su padre la decisión que daría el rumbo definitivo a su existencia. A su progenitor le parecía que un joven tan mundano como él no iba a encajar fácilmente en esa forma de vida y desistiría de su empeño prontamente. En esa época, intervino María. El 22 de agosto de 1856, cuando Francisco asistía a la procesión de la «Santa Icone» en Spoleto, donde residía, la Virgen le dijo:«Tú no estás llamado a seguir en el mundo. ¿Qué haces, pues, en él? Entra en la vida religiosa». Y el 10 de septiembre de 1856, con 18 años, ingresó en el noviciado pasionista de Morrovalle (Macerata). Al profesar tomó el nombre de Gabriel de la Dolorosa.

Efectivamente, y tal como su padre pensó, la diferencia entre la vida que había llevado y la conventual le costó grandes esfuerzos a todos los niveles. En nada se parecía la frugalidad de una mesa sobre la que se extendían humildes viandas con los apetitosos bocados que había gustado en su casa. Los horarios, la disciplina… Se sobrepuso a todo. Y después, hizo notar en sus escritos: «La alegría y el gozo que disfruto dentro de estas paredes son indecibles». Se formó en Preveterino, Camerino e Isola feliz de poder convertirse en sacerdote, pero Dios tenía otros planes para él. Nunca se quejó, soportó santamente las humillaciones, y fue admirado por sus hermanos por la amabilidad de su trato, su fervor, y la fidelidad en el cumplimiento de lo que se le indicaba: «Lo que más me ayuda a vivir con el alma en paz es pensar en la presencia de Dios, el recordar que los ojos de Dios siempre me están mirando y sus oídos me están oyendo a toda hora y que el Señor pagará todo lo que se hace por él, aunque sea regalar a otro un vaso de agua», decía. Refugiado en Cristo y tan alejado de la notoriedad, hasta quemó sus experiencias místicas que habían estado cuajadas de favores celestiales que anotó. Paciente, humilde y obediente supo sacar partido a las mortificaciones y penitencias, creciendo en la santidad a través del dominio de la voluntad en las pequeñas cosas del día a día. A punto de ser ordenado sacerdote en 1861, contrajo la tuberculosis. Tenía presente la Pasión de Cristo y le habían consolado «Las glorias de María» de san Alfonso María de Ligorio, que acrecentaron su devoción por la Virgen. Tras un año de sufrimientos, ofrecidos como víctima expiatoria a Cristo, dando heroico testimonio de paciencia y de conformidad en tan doloroso proceso, murió en Isola del Gran Sasso, Teramo, el 27 de febrero de 1862. Fue canonizado el 13 de mayo de 1920 por Benedicto XV.

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