6.03.13

¿Es esto, o no es, una vergüenza?

A las 1:09 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Derechos Humanos

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Dudar del amor de Dios, en un creyente, está más que mal. Creer que no es justo es, además, signo de vivir fuera del mundo espiritual del Creador.

Y, ahora, el artículo de hoy.

Juez Ferrín Calamita

Hace ya unos años escribí un artículo de título “Ser lesbiana, en España, resulta ser peligroso… para algunos”. Decía lo siguiente:

Hace, ya, algunos meses, que saltó, a la palestra de la actualidad. El caso del juez Calamita (profesional de la justicia destinado en Murcia).

Resulta que había manifestado una tendencia muy grave: no había sido políticamente correcto. Y eso tiene, en una nación laicista como en la que se está transformando la española, tiene graves consecuencias y se paga con creces: con excesivas creces.

Y como los procesos judiciales, aunque lentos, son inexorables, el pasado 24 de noviembre dio comienzo el juicio, digamos, curioso. El Juez Fernando Ferrín Calamita , acusado de prevaricación por retardar intencionadamente la adopción de una niña por una mujer lesbiana, se sentó enfrente de donde, habitualmente, suele sentarse: en el banquillo de los acusados (¡Gran imagen, ésta, para la progresía española y para según qué temas!)

A lo mejor el juez Calamita ignoraba que no se puede ir contra el lobby gay que en España actúa con total profusión invadiéndolo todo.

No crean que el juicio iniciado recientemente no tiene antecedentes tristes. El citado juez ha sufrido, y seguro que seguirá sufriendo, la persecución de los sectores más radicales del homosexualismo español. Incluso, en su día, pidió, por encontrarse de baja médica por depresión, que se suspendiera el proceso contra él abierto. ¿Creen que se lo concedieron?

Exacto: no.

Antes que nada hay que decir que el juez Calamita está en la creencia de que, en materia de adopción no hay que tener en cuenta el interés de las personas que quieren adoptar (pues tal derecho no existe) sino el que ha de recaer en la persona que va a ser adoptada que es, precisamente, sobre quien recae tal derecho. Pero no al revés.

A lo mejor, entonces, era conveniente pedir algún informe pericial sobre el caso porque es, hasta posible, que en este especial caso, sólo se persiguiese el interés del imposible “matrimonio” habido entre dos mujeres y, claro, es más que creíble que un juez no políticamente correcto tenga intención de aplicar justicia con toda la información posible.

Entonces, ¿Qué es lo que se pide por tan grave delito?

Quizá una multa, un apercibimiento, algo suave… porque, en realidad, no se ha causado daño alguno.

Pues no. Lo que se pide es, nada más y nada menos, que 18 años de inhabilitación y multa por un delito de prevaricación.

¿Dónde está, digamos, la aberración de penas entre la conducta del juez Calamita y, por ejemplo, la del juez Rafael Tirado?

Ya saben que el juez Tirado no ejecutó una sentencia que hubiera llevado a la prisión al pederasta Santiago Del Valle, acusado de haber asesinado a la niña Mari Luz.

Pues bien. Es fácil entender que entre una forma de actuar de un juez, Calamita, y el otro, Tirado, hay una notable diferencia. El resultado de sus actos también es diferente.

Pues bien, ya se pueden imaginar que el trato ha sido, también, diferente, totalmente de acuerdo con el pensamiento único.

Dicen las crónicas, que el Consejo General del Poder Judicial “negocia” (es decir que una sanción se tiene que negociar… entre los diversos sectores del mismo, progres y conservadores, se entiende) imponer una sanción de, entre, cinco meses y un año de suspensión de empleo y sueldo por, es de suponer esto, no haber ejecutado aquella sentencia.

Es decir (recapitulemos):

1.-Demandar informes para caso lesbianas: 18 años inhabilitación.
2.-No ejecutar sentencia con resultado de muerte: 5-12 meses de empleo y sueldo.

Ante esto sólo me queda por decir una cosa.

Una vez, hubo una errata en la imprenta (creo recordar que del BOE) y lo que debía ser Consejo General del Poder Judicial vino a ser Consejo General del Joder Judicial.

Aquello era una errata, pero lo de ahora no deja de ser, francamente lo digo, una vergüenza y la constatación de que, a veces, los errores no se corrigen con el tiempo.”

El tiempo, claro, ha pasado desde entonces y el juez (siempre lo será para las personas honradas y no corruptas de corazón) se vio en la obligación de pedir el indulto porque nada malo había hecho para que la tomaran con su persona.

Quedaba, pues, la decisión del Consejo de Ministros y, sobre todo, la que tomaran en el Ministerio de (in)Justicia.

Los antecedentes no eran muy buenos para que el juez Ferrín Calamita saliera bien parado: no había seguido al lobby gay, no había sido políticamente correcto y había hecho cumplir la ley en materia de adopciones. Además, tenía en contra la ideología cobarde del Ejecutivo de Mariano Rajoy, su apego al mundo, a lo moderno y a todo lo basuriento que pueda haber.

Y, claro, la decisión llegó.

En efecto, no le ha sido concedido el indulto al juez Ferrín Calamita.

¿Pero bueno? Un Ejecutivo y un Ministro de (in)Justicia que indulta a políticos catalanes con condenas firmes y que libera de la prisión a un conductor que mató a una persona por haber llevado su automóvil de una forma un tanto suicida. Había sido condenado a ¡13 años de prisión! (ahora está libre que, para él, será muy bueno pero no, por ejemplo, para la familia de la persona muerta) no hace lo propio con un juez que se limitó a cumplir la ley…

Esto, en verdad, es bastante asqueroso y muestra qué niveles de seguidismo al lobby homosexual hay en esta nación otrora llamada España.

En unos y otros comentarios he podido leer que si este Gobierno es masón, que si alguno de sus miembros es masón… A mí, con franqueza, eso me importa un comino porque lo que pasa es que este Ejecutivo es, simplemente, impresentable, ruin y manifiestamente mejorable. Vamos, una auténtica porquería.

Eleuterio Fernández Guzmán