8.03.13

 

En las antiguas cartillas militares existía un epígrafe que rellenar sobre el valor del titular de la misma. La respuesta era siempre la misma: “Valor: se le supone”. Por principio creo que lo normal es suponer la buena voluntad de las personas y creer que la gente hace las cosas como debe de hacerlas mientras no se demuestre lo contrario.

Estamos a un tiro de piedra del comienzo del cónclave. En apenas unos días los ciento quince cardenales electores darán un nuevo pontífice a la Iglesia. No tengo nada que me haga pensar que todos y cada uno de ellos quieran otra cosa que no sea el bien de la Iglesia.

Puedo comprender que los no creyentes, los anticlericales, los anti iglesia emponzoñen lo que puedan y nos hablen de luchas de poder, deseos de medrar, intenciones ocultas y pagos de favores de toda índole. Es su papel. Lo que no puedo comprender es que un religioso se atreva a decir públicamente que “hay cardenales que están pensando quieren ser papas por el poder”.

Pues esto es lo que afirma el hermano Víctor, director de la Comisión Interprovincial de los Hermanos de San Juan de Dios en España y director de la Fundación Juan Ciudad, en una entrevista para Religión Digital que hoy aparece en portada y con esa frase destacada como titular. Simpático el hermano. Eso sí, luego nos contarán mil veces la milonga esa tan vieja del respeto, del no juzgar, de pensar bien de los otros, de comprender y servir.

Dice el hermano Víctor: “Yo sueño con una Iglesia más samaritana. No creo en un Dios que no sea misericordioso y compasivo. Un Dios justiciero que esté por las alturas no es mi Dios. Mi Dios es el Dios de Jesús”. Sigue afirmando: “El signo principal es el amor al hermano”. Muy bonito todo, muy naíf, todos hermanos, Dios te ama, Jesús te quiere… amémonos unos a otros, viva la caridad sobre todo, pero eso nosotros, los de la base, porque hay cardenales que solo quieren ser papas por el poder.

No sé qué pretende el hermano Víctor. Hermanos he conocido que jamás superaron el no ser sacerdotes, no digamos obispos, y se han ido desahogando a base de tirar chinitas contra curas, obispos, cardenales y todo lo que suene a jerarquía. Espero que su caso no sea ese, sino más bien el de la ingenuidad del que se piensa que soltando la gracieta de que ya se sabe, cardenales poco evangélicos, va a salir en la prensa y recibir unos pobres aplausos. Por cierto, los comentarios a su entrevista en RD no son precisamente elogiosos.

¿Y si yo le dijera al hermano Víctor que hay hermanos que aspiran al puesto de director de la Comisión Interprovincial por la cuota de poder que eso conlleva? ¿Qué me respondería? ¿Qué ellos no son así? Ya. Los hermanos buenos, buenísimos, el evangelio de la misericordia con patas. Y mientras los cardenales, siempre sospechosos de antievangélicos, que quieren ser papas por el poder.

Me parece hermano Víctor que ha metido la pata. Al menos espero que sea sólo eso: una metedura de pata por falta de elemental prudencia.