Lo ratificó el juez que interrogó a Mons. Bergoglio

Para la justicia argentina, las imputaciones son falsas

 

No es un cruce de opiniones. No da para la controversia. Ya hay un fallo judicial. El juez Germán Castelli está seguro de lo que firmó, junto con sus colegas Daniel Obligado y Ricardo Farías, cuando condenaron a los represores de la Escuela de Mecánica de la Armada. «Es totalmente falso decir que Jorge Bergoglio entregó a esos sacerdotes. Lo analizamos, escuchamos esa versión, vimos las evidencias y entendimos que su actuación no tuvo implicancias jurídicas en estos casos. Si no, lo hubiésemos denunciado», dijo el juez Castelli.

17/03/13 1:39 PM


(La Nación/InfoCatólica) Hace dos años, Mons. Bergoglio declaró cuatro horas como testigo en ese juicio sobre el secuestro de los jesuitas Orlando Yorio y Francisco Jalics en 1976. Lo hizo en el arzobispado y fue acribillado a preguntas por los querellantes. Allí Castelli llegó a preguntarle al ahora Papa: «Dígame, señor, quisiera saber, según su criterio, ¿cuál fue la postura de la Iglesia y del Vaticano frente a la dictadura?»

Castelli recuerda ese momento de tensión, ahora que aquel testigo es el hombre en el que el mundo entero tiene puesta la mirada.

«Es importante para Mons. Bergoglio, como papa, un fallo de esta naturaleza. Lo firmamos con la autoridad moral que nos da ser jueces y haber habilitado a los querellantes a que lo interroguen sin limitaciones, recordó Castelli. La sentencia de la causa de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), disponible en la web de la Corte, reúne entre las páginas 743 y 761 la historia de Yorio y Jalics y la intervención de Mons. Bergoglio. Le dimos la oportunidad a la versión contra Mons. Bergoglio, la escuchamos, vimos las constancias y llegamos a la conclusión de que los sacerdotes desafiaron con mucha valentía a sus superiores, para seguir actuando frente a un régimen ciego, sangriento que no reconocía a quien se ponía en su camino, sean jueces, abogados, curas, o cualquier trabajador», explicó el juez.

En el fallo, los jueces condenaron al almirante Oscar Montes, jerarca de la ESMA, por el secuestro de Yorio y Jalics (secuestrados en 1976 y liberados tiempo después). También impusieron prisión perpetua a Alfredo Astiz, Jorge el Tigre Acosta, Antonio Pernías y Ricardo Cavallo, entre otros. Se investigaron violaciones de derechos humanos de 86 víctimas. De ellas, 28 permanecen desaparecidas.

Castelli integró el Tribunal Oral Federal N° 5 que dictó la sentencia el 28 de diciembre de 2011. La firmó por un hecho inesperado. Era juez federal de Morón cuando lo convocaron como cuarto juez, suplente, en caso de que uno de los titulares no pudiera seguir en el juicio. Y así ocurrió: Oscar Hergot fue recusado y entró Castelli.

El interrogatorio al Arzobispo Bergoglio

Hoy es juez de un Tribunal Oral Federal en San Martín. Recuerda que la declaración de Mons. Bergoglio fue objeto de discusión con sus colegas. Como arzobispo podía solicitar que se la tomaran en su despacho. Se discutió si iba a contestar preguntas por escrito o se iba a someter a un interrogatorio oral de jueces, fiscales, defensas y víctimas. Triunfó esta última postura. La idea era poder contemplarle y evaluar sus respuestas.

«Las preguntas fueron amplias y se le interrogó a fondo. Fuimos conscientes de la importancia que tenía este testimonio para los acusadores particulares. Y fue un gran acierto, desde el punto de vista republicano y visto ahora a la distancia, dado que Mons. Bergoglio es ahora el Papa», dijo el juez. «Para el tribunal, y así quedó reflejado en la página 761 de la sentencia, los sacerdotes desafiaron a un régimen asesino. No juzgamos si Mons. Bergoglio pudo haber sido más o menos valiente. La pregunta es si entregó a los sacerdotes o no. Y coincidimos en que no hubo razones para que lo denunciáramos».

La reacción eclesiástica, reflejada en diversas gestiones realizadas tanto por los superiores de la orden a la que pertenecían los religiosos como por otras autoridades de la Iglesia Católica, persuadieron acerca de la liberación de los secuestrados al régimen imperante, dice el fallo. Eran jesuitas y Mons. Bergoglio era el superior provincial. No obstante, los jueces no fueron sordos a las pruebas que se desgranaron en el juicio y resaltaron el rol de algunos religiosos que dieron contención espiritual a los represores.

Los jueces Obligado, Castelli y Farías concluyeron en el fallo: «El conocimiento que Jalics y Yorio tenían del peligro que corrían sus vidas, por la actividad desplegada, era de conocimiento público, ya que el régimen dictatorial creía ver en el trabajo pastoral en las villas una fachada que escondía la guerrilla».

Cuando el juez Castelli preguntó a Mons. Bergoglio sobre el papel del Vaticano en la dictadura, hubo un revuelo en el gran salón del Arzobispado, presidido por un gigantesco tapiz de la Virgen. Los tres jueces estaban sobre un estrado que les habían armado para emular un tribunal de juicio. Mons. Bergoglio estaba cerca, a la izquierda los acusadores y a la derecha los acusados. La fiscalía y uno de los abogados se opusieron a la pregunta de Castelli, que finalmente fue rechazada por sus colegas.

Pero cuando todo terminó y la sala se vaciaba, Mons. Bergoglio fue a buscar a Castelli.

Quiero responderle, doctor, no tengo problema en contestar.

–Mire, no puedo escuchar en privado lo que en público me fue rechazado. Me lo contesta una vez concluido el juicio –le dijo el juez.

Pasó el tiempo y el tribunal dictó sentencia. Castelli nunca llamó a Mons. Bergoglio para conocer su respuesta. Hoy se lamenta. «Ahora que es Papa, con más razón me interesaría, no sólo para la Argentina sino también el mundo, que pudiera explicar la postura de la Iglesia y el Vaticano frente a la dictadura militar», dice el magistrado.