Se teme un baño de sangre si los rebeldes atacan la capital

Nuevos actos de violencia contra religiosos católicos en la República Centroafricana

 

Un religioso ha sido agredido la semana pasada en el pueblo de Bangao (a 80 km de Bambari en la República Centroafricana) por los rebeldes de la coalición Seleka. Según los testimonios recogidos por el Réseau des journalistes pour les Droits de l'homme en République Centroafricaine (RJDH-RCA) los rebeldes ordenaron al religioso que les entregase las llaves de su coche roto. Ante su negativa, los rebeldes le golpearon con un cinturón. Una violencia sin sentido ya que los rebeldes se vieron obligados a abandonar el vehículo, debido a su mal estado.

20/03/13 8:37 AM


(Fides) En Bambari los rebeldes han saqueado la farmacia de la diócesis, la estación de radio comunitaria y las oficinas de Cáritas

En el sureste del país, la población de las ciudades amenazadas por el avance de Seleka se enfrentan a una decisión dramática: quedarse en la ciudad o refugiarse en los bosques donde se esconden los milicianos del LRA (Ejército de Resistencia del Señor, un grupo de origen ugandés tristemente conocido por la violencia ejercida sobre la población civil).

Mientras tanto, la coalición Seleka ha lanzado un ultimátum de 72 horas al presidente François Bozizé para que aplique plenamente los acuerdos de Libreville (firmados el 11 de enero), de lo contrario marcharán sobre la capital, Bangui. Una delegación de cinco ministros que debía negociar con los dirigentes de Seleka está detenida en el cuartel general de los rebeldes en la ciudad de Sibut. 

Los rebeldes piden entre otras cosas, la liberación de los presos políticos y la salida de las tropas sudafricanas desplegadas en Bangui, vistas como una especie de «guardia pretoriana» del presidente Bozizé. La prensa local dice que este último puede contar también con la Guardia Republicana fuertemente armada y que hasta ahora se ha mantenido distante de la lucha, además de una milicia recién formada. La posible conquista de Bangui con sus 800.000 habitantes, podría terminar en un baño de sangre.