ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 31 de marzo de 2013

La frase del día

"Pero también vosotros, ayudáos: ayudáos siempre. Los unos a los otros. Y así, ayudándonos, nos haremos bien".

Francisco papa

 


Francisco papa

Gran anuncio de la Resurrección de Cristo
Cerca de trescientos mil fieles con el papa

Abrirse a la novedad que trae Jesús
Invitación del papa durante la homilía de la Vigilia Pascual

Los gestos del papa con el cardenal Phan Minh Mân
Se inclina delante del único vietnamita del cónclave

Mirada al mundo

Uruguay: El obispo de Canelones invita a la esperanza
Un mensaje pascual oportuno

Puerto Rico: Invocación del obispo de Arecibo por fiestas
Todos somos custodios

Perú: Mensaje del presidente del episcopado
El tema lo centró en la cruz y la ternura

Argentina: Reflexión pascual del Arzobispo de La Plata
Un acercamiento al misterio

SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA

Beata Natalia Tulasiewicz
«Hambre de santidad y belleza. El perdón liberador»

Nueva Evangelización

Misión ¿imposible?
Coordenadas para afrontar la evangelización en la red

"La discípula amada"
Un filme para profundizar en grupo

El movimiento Juan XXIII celebra cuarenta años
El primer retiro parroquial fue en 1973

Flash

ITEPAL-CELAM: Diplomado en Pastoral Castrense
Abierta la convocatoria junio-julio 2013

Documentación

El amor de Dios transforma y hacer florecer los desiertos de nuestro corazón
Mensaje pascual de Francisco y la bendición 'Urbi et Orbi'. El santo padre otorgó indulgencia plenaria

"No perder la confianza en Dios"
Texto de la homilía del papa en la Vigilia Pascual


Francisco papa


Gran anuncio de la Resurrección de Cristo
Cerca de trescientos mil fieles con el papa

Por Jose Antonio Varela Vidal

CIUDAD DEL VATICANO, 31 de marzo de 2013 (Zenit.org) - Desde las 10.15 horas de hoy, Domingo de Pascua, la Resurrección del Señor, el santo padre Francisco presidió la solemne celebración de la Misa del día en el atrio de la Plaza de San Pedro. El acto fue acompañado por los cardenales presentes en Roma, obispos, presbíteros, diáconos y religiosos y religiosas de cientos de congregaciones y órdenes.

En la celebración, que comienza con el ritual de "Resurrexit" y la apertura del icono del Resucitado, también participaron cerca de 300.000 fieles romanos y peregrinos de todo el mundo, que llenaron la Plaza y las primeras cuadras de la Via della Conciliazione.

El papa, como es costumbre, no pronunció una homilía ya que durante la bendición "Urbi et Orbi" dirige un mensaje en varias lenguas al mundo entero.

Durante la Misa del día, se tuvo el rito de la aspersión del agua bendita, como signo de la renovacion bautismal propia de esta celebración. Hoy las lecturas fueron leídas en español, italiano y en inglés. En el caso del evangelio, fue cantado por un diácono en latín.

La Oración de los fieles reunió a representantes de diversas lenguas y culturas, quienes elevaron plegarias a Dios por el papa, la Iglesia y la humanidad entera, en idiomas chino, hindi, alemán y en francés.

Como es habitual en Francisco, él no distribuye la comunión a los fieles que antes eran escogidos para tal privilegio. Terminada de consumir la eucaristía, vuelve a la sede con el fin de meditar y prepararse para el rito de despedida.

Al final, se tuvo la ocasión de venerar a la Madre de Dios, entonando nuevamente el Regina Coeli, que sustituirá al Angelus domine en todo el tiempo pascual.

Terminada la misa, el papa saludó uno por uno a los cardenales que lo acompañaron durante la celebración, para luego abordar el vehículo pontificio descubierto. Desde allí, y en un largo recorrido, sonrió, saludó y bendijo a los fieles que entre banderas, letreros con lemas de afecto y gritos emocionados, lo esperaban para verlo y sentirse una vez más, cerca al pastor universal.

Llamó la atención cuando recibió de un grupo de fieles argentinos --e hinchas de fútbol--, una camiseta del Atlético San Lorenzo de Almagro, que según se sabe, para el papa es el "equipo de sus amores".

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Abrirse a la novedad que trae Jesús
Invitación del papa durante la homilía de la Vigilia Pascual

Por Jose Antonio Varela Vidal

CIUDAD DEL VATICANO, 31 de marzo de 2013 (Zenit.org) - Anoche, en la vigilia más importante de los cristianos, el papa Francisco celebró la Resurrección de Jesús en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, a la que acudieron fieles y peregrinos de todo el mundo.

Fue también ocasión para que administrara los sacramentos de iniciación a cuatro adultos, provenientes de Albania, Estados Unidos, Italia y Grecia.

Durante su homilìa, el santo padre recordó que a pesar de la tristeza y la pena que permanecía en sus primeros discípulos, entre ellas las mujeres que fueron primero al sepulcro, en todos ellos "permanecía el amor". A pesar del tiempo nuevo que ya se percibía, ellos, al igual que hoy, no se pararon ante la tumba de un difunto, sino que comprendieron que debían dejarse sorprender por las sorpresas de Dios, porque "Él nos sorprende siempre".

El cristiano, continuò el papa, no debe cerrarse a las novedades que Dios trae a sus vidas, tampoco debe resignarse, porque "no hay situaciones que Dios no pueda cambiar, no hay pecado que no pueda perdonar si nos abrimos a él". 

Así como en las primeras mujeres de la escena de la resurrección, ya nada será como antes en la vida del cristiano, porque "Jesús no ha muerto, ha resucitado, es el Viviente (..) Jesús ya no es del pasado, sino que vive en el presente y está proyectado hacia el futuro, es el «hoy» eterno de Dios".

Esto es, enfatizó, "La novedad de Dios (..) la victoria sobre el pecado, sobre el mal, sobre la muerte, sobre todo lo que oprime la vida, y le da un rostro menos humano". 

Ante las dificultades que se encuentran en la vida diaria, el papa hizo una invitación kerygmática, en clave de nueva evangelización: "Acepta entonces que Jesús Resucitado entre en tu vida, acógelo como amigo, con confianza: ¡Él es la vida!" 

Al finalizar, volvió a la escena del sepulcro vacío, donde las mujeres "se encuentran con la novedad de Dios: Jesús ha resucitado, es el Viviente". Y allí mismo, se conmueven ante aquellos hombres de vestidos resplandecientes que les dicen: "Recuerden cómo les habló estando todavía en Galilea... Y recordaron sus palabras» (Lc 24,6.8)".

De este modo, Francisco invocó a todos los cristianos a "hacer memoria" de lo que Dios ha hecho por cada uno, porque esto "abre el corazón de par en par a la esperanza para el futuro. Aprendamos a hacer memoria de lo que Dios ha hecho en nuestras vidas".

Para leer la homilía del papa: http://www.zenit.org/es/articles/no-perder-la-confianza-en-dios

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Los gestos del papa con el cardenal Phan Minh Mân
Se inclina delante del único vietnamita del cónclave

Por Redacción

ROMA, 31 de marzo de 2013 (Zenit.org) - Por dos veces (el 13 y el 15 de marzo), después de su elección, el nuevo papa se inclinó para besar el anillo episcopal del cardenal Jean-Baptiste Pham Minh Mân, el arzobispo de Saigón. Esta atención especial, informada por los grandes medios de comunicación internacionales, sorprendió e intrigó. El cardenal Jean-Baptiste Pham Minh Mân, arzobispo de Saigón evoca este gesto particular del papa Francisco respecto a él en una entrevista en vietnamita traducido por "Iglesias de Asia" (EDA), la agencia de las Misiones extranjeras de París: el papa Francisco es un "hombre de corazón sincero y modesto, lleno de bondad y de una amplia visión", dijo el cardenal.

El cardenal confía sus primeras impresiones sobre el nuevo papa Francisco, precisando que le conoció "durante los días prévios al cónclave a través de sus intervenciones", en el curso de las congregaciones generales donde los cardenales "tuvieron la posibilidad de conocerse más, de tratarse y de simpatizar".

"Después de su elección, el caluroso saludo que me dirigió, el gesto que tuvo respecto a mí (por dos veces, se inclinó para besar el anillo que llevaba en el dedo, la primera vez, inmediatamente después de su elección, por la tarde del miércoles 13 de marzo, y una segunda vez, durante la audiencia concedida a los cardenales, el viernes 15 de marzo) me dio la sensación de que nuestro nuevo pontífice era un hombre de corazón sincero y modesto, lleno de bondad y de una amplia visión, explicó el cardenal vietnamita.

Volviendo al cónclave, el cardenal explica que se vivió "en un clima sereno, amistoso y descansado, en la comunión fraterna", gracias "al período preliminar de una semana durante la cual los cardenales se prepararon muy cuidadosamente". Para el cardenal, el desafío que más ardiente hoy es "la corriente de secularización que transforma la vida espiritual de numerosos católicos en verdadero desierto, seca en su fervor religioso, que los atrae hacia las maneras de ser de este mundo y los hace accesibles a las tentaciones del demonio".

En este contexto, invita "al servicio de la vida humana en el diálogo y no en la confrontación, en la colaboración en lugar de la exclusión mutua"; lo "más importante está "en ponerse bajo la guia del Espíritu, y en el seguimiento del Señor Jesús ".

En este espíritu, el cardenal se alegra con la carta de la Conferencia episcopal para la revisión de la Constitución del Vietnam, y considera que los obispos vietnamitas se adelantan "en la luz de la verdad y del amor de Cristo, en el camino del diálogo y de la colaboración", sin tomar "el camino de la lucha política, del enfrentamiento y de la exclusión mutua" (cf. Zenit del 5 de marzo de 2013).

Traducido del francés por Raquel Anillo

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Mirada al mundo


Uruguay: El obispo de Canelones invita a la esperanza
Un mensaje pascual oportuno

Por Redacción

MONTEVIDEO, 31 de marzo de 2013 (Zenit.org) - En su mensaje anual para la Pascua, el obispo de Canelones, monseñor Alberto Sanguinetti, alude a la “dictadura del relativismo” queinficiona la vida social, política y jurídica en nuestro país y que se hace patente en “el ‘laicismo militante’, con fervor de cruzada”, que “ha luchado y lucha por imponer una cosmovisión en que se viva ‘como si Dios no existiera’” y que “pretende hacer irrelevante el hecho religioso, y, aunque sea una minoría relativa, trata de imponerse como pensamiento social global, queriendo relegar la afirmación de Dios al ámbito de lo privado o de lo intrascendente”.

Según informa la oficina de prensa del episcopado uruguayo, el pastor de Canelones propone, como 'antídoto', “la proclamación libre de que hay verdad”. “Se ha de promover que, como sostiene la mayoría, – respetando a los demás – se viva ‘como que hay Dios’”, sostiene.

Monseñor Sanguinetti señala que “aunque parezca chocar con la vulgata del pensamiento considerado políticamente correcto, afirmar la vida eterna, el juicio de Dios y el carácter trascendente de la libertad humana no es cosa menor: ilumina la conciencia, fundamenta la civilización, ordena toda la existencia humana”. “A la común certeza de todos los hombres religiosos, la fe cristiana agrega la proclamación de la novedad de lo eterno introducido en la historia: la resurrección de Cristo”, precisa el texto episcopal.

Pese al relativismo imperante, con dolorosas consecuencias para la sociedad,  el obispo de Canelones recuerda que “siempre hay lugar para la esperanza. Siempre cada uno, cada grupo, cada familia, cada pueblo, puede enderezarse, levantarse, luchar por una vida, una convivencia que esté fundada en ciertos valores que son permanentes, en realidades que son fundamentales”.

“La Pascua nos anuncia la esperanza. Nos abre una puerta para animarnos a buscar la verdad, abrirnos a Dios, liberarnos de lo que se impone como ‘obvio’, como ‘novedoso’, a fin de encontrar los caminos de superación, que también incluyen el reconocimiento del error, la entrega, la fidelidad, el sufrimiento y la conversión al esplendor de la verdad, tanto conocida, como vivida”, concluye. 

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Puerto Rico: Invocación del obispo de Arecibo por fiestas
Todos somos custodios

Por Redacción

ROMA, 31 de marzo de 2013 (Zenit.org) - Los días de Pascua de Resurrección han sido propicios para que el obispo de Arecibo, monseñor Daniel Fernández Torres, dirigiera un mensaje a los fieles de dicha diócesis puertorriqueña.

Ofrecemos a continuación el mensaje del alto prelado.

*****

En la Pascua renovamos nuestra fe en la Resurrección de Jesús: ¡El amor ha vencido!

Decía el Papa Francisco en su homilía dirigida a los cardenales: “Caminar: nuestra vida es un camino y cuando nos detenemos, la cosa no va. Caminar siempre, en presencia del Señor, a la luz del Señor”.

Precisamente la Pascua nos abre y posibilita el camino hacia Dios. El muro que nos separaba ha sido derrumbado. La Pascua “es el día de una nueva creación, el día de la libertad de todas las criaturas para con Dios y de las unas para con las otras. Por tanto, la creación está orientada a la comunión entre Dios y la criatura; existe para que haya un espacio de respuesta a la gran gloria de Dios, un encuentro de amor y libertad”, según explicó el Papa Emérito Benedicto XVI.

En esa línea, dijo el Papa Francisco durante la Misa del inicio de su Pontificado que debemos “guardar” a Cristo en nuestra vida para salvaguardar la creación. Explicó que “custodiar toda la creación”, implica “custodiar a la gente, el preocuparse por todos, por cada uno, con amor, especialmente por los niños, los ancianos, quienes son más frágiles y que a menudo se quedan en la periferia de nuestro corazón. Es preocuparse uno del otro en la familia: los cónyuges se guardan recíprocamente y luego, como padres, cuidan de los hijos, y con el tiempo, también los hijos se convertirán en cuidadores de sus padres”.

Sí, la familia es un don de Dios que debemos custodiar, parte de esa creación. El esposo y la esposa son un don de Dios. Los hijos son un don de Dios. Los abuelos son un don de Dios.

El Papa Francisco explicó que para ‘custodiar’ los dones de Dios, también tenemos que cuidar de nosotros mismos. “Recordemos que el odio, la envidia, la soberbia ensucian la vida. Custodiar quiere decir entonces vigilar sobre nuestros sentimientos, nuestro corazón, porque ahí es de donde salen las intenciones buenas y malas: las que construyen y las que destruyen. No debemos tener miedo de la bondad, más aún, ni siquiera de la ternura”.

Celebremos con alegría el triunfo de la Bondad, la Ternura, el Amor. Caminemos animados, confiados, unidos y gozosos. Recibamos siempre al Dios de la Vida en la comunión para que así podamos reflejar su bondad y su ternura en todas nuestras acciones. Que la bendición del Resucitado sea sobre todas las familias en Puerto Rico, hoy y siempre.

+ Daniel Fernández Torres
Obispo de Arecibo

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Perú: Mensaje del presidente del episcopado
El tema lo centró en la cruz y la ternura

Por Redacción

LIMA, 31 de marzo de 2013 (Zenit.org) - Con motivo de la Semana Santa y las fiestas pascuales, el arzobispo de Ayacucho y presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, monseñor Salvador Piñeiro, dirigió un mensaje a los fieles que viven estots tiempo con disposición y fe.

A continuación el mensaje del arzobispo Piñeiro.

*****

LA CRUZ REVELA LA TERNURA DE DIOS POR EL HOMBRE

Acercarnos a la Pascua es acercarnos a Jesús, para vivir el gran misterio del amor de Dios por el hombre, que envió a su Hijo para salvarnos. La Semana Santa, que nos prepara y nos introduce a la Pascua, es un tiempo de reflexión para todos los que creemos en Jesucristo, un tiempo en el cual resuena con especial fuerza las palabras de Jesús, al inicio de su ministerio: “Conviértanse y crean” (Mc 1,15).

En su pasión Jesús nos enseñó el valor de la cruz. El había dicho: “El que quiera ser mi discípulo que tome su cruz y me siga” (Lc 9,23) y ahora, El va delante cargando su cruz, enseñándonos con su propio sufrimiento que la cruz no es ignominia sino instrumento de salvación y, por lo tanto, luz que alumbra el dolor de tantos hermanos que sufren en el cuerpo o en el alma, dándoles esperanza y serenidad.

Desde la Cruz, árbol de vida, que nos recuerda el árbol del Edén, donde nuestros primeros padres sucumbieron a la tentación y desobedecieron a Dios, Jesús con su obediencia reconcilia al hombre con Dios y le abre las puertas del paraíso. Desde la cruz nos enseña la compasión y la misericordia que Dios tiene con nosotros, lo que se evidencia cuando responde al ladrón arrepentido diciéndole: “Te aseguro, hoy estarás con migo en el paraíso” (Mt 27, 46) Desde la cruz, Jesús nos demuestra el valor del perdón cuando, a pesar de la crueldad con que es tratado por sus agresores aboga por ellos, diciendo: “Padre, perdónales porque no saben lo que hacen”. (Lc 23,34 )

Estos días de Semana Santa son también ricos en peruanidad porque rescatan del alma de nuestro pueblo sentimientos de fe que se han tejido con sus costumbres y que han de ser más allá de un mero atractivo, una expresión de fe; más allá de un viaje familiar la experiencia de un peregrinaje espiritual.

Este tiempo santo, en este Año de la fe, en que meditamos el Don que nos ha sido trasmitido por la Iglesia con fidelidad, tiene una bendición particular por el mensaje del Papa Francisco, que nos recuerda el camino de la humildad y la pobreza, de la misericordia y la ternura, de la cercanía y la pertenencia a Dios.

En esta Semana Santa pedimos al Señor por nuestras autoridades y por todo nuestro pueblo para que juntos podamos superar las grandes preocupaciones que aún nos afligen como la pobreza, la inseguridad ciudadana y la violencia y nos permita crear mayores espacios para la unidad, la fraternidad y la comunión.

A todos Ustedes Hermanos y Hermanas en el Señor, quiero desearles una Feliz Pascua de Resurrección! Que podamos cantar con júbilo: “CRISTO HA RESUCITADO”.

+ Salvador Piñeiro García-Calderón
Arzobispo de Ayacucho
Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana

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Argentina: Reflexión pascual del Arzobispo de La Plata
Un acercamiento al misterio

Por Redacción

LA PLATA, 31 de marzo de 2013 (Zenit.org) - Con motivo de las fiestas pascuales, el arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, reflexionó acerca del significado de la resurrección del Señor. 

Según informa el canal América TV, el arzobispo Aguer se presentó en el programa “Claves para un Mundo Mejor”, donde indicó que ha comprobado “que a veces se asimila la resurrección de Jesús a las resurrecciones que el mismo Señor ha obrado, como la de Lázaro, la de la hijita de Jairo” y otras explicando que “esas resurrecciones de muertos han sido el volver de ellos a la vida que anteriormente llevaban. La resurrección de Jesús, en cambio no es la mera reanimación del cadáver de Jesús. Es un hecho absolutamente nuevo. Es la humanidad de Jesús que pasa a una dimensión definitiva de la vida en Dios. Ha vencido a la muerte para siempre”. 

Luego recordó que el papa Benedicto XVI, en el 2006, utilizó “el lenguaje de la teoría de la evolución” cuando sobre la resurrección de Jesús dice: “es la más grande «mutación», el salto absolutamente más decisivo hacia una dimensión totalmente nueva que en la larga historia de la vida y de sus desarrollos jamás había ocurrido. Es un salto a un orden completamente nuevo, que nos concierne a nosotros y concierne a toda la historia”. 

“Estas expresiones “mutación” y  “salto”, tienen que ver precisamente con la teoría de la evolución”, destacó, a lo que añadió que “la Resurrección de Jesús es el punto clave de toda la historia humana y de toda la evolución del cosmos. Es el anticipo de lo que será el fin de los fines. Cuando, como dice el apóstol San Pablo, Dios sea todo en todos, o sea cuando la creación haya alcanzado su pleno y definitivo desarrollo. Eso es posible porque Jesús es el hijo eterno de Dios que se hizo hombre y se introdujo en el torrente de la historia humana para transformarla desde adentro. Esa transformación comienza a ser eficaz el día de Pascua, con la Resurrección”. 

“Eso es distinto de un simple volver a la vida. No es volver a la vida, sino que es pasar a la dimensión absolutamente, definitiva de la vida, de la plena perfección. La creación entera alcanzó su máxima perfección ya en la Resurrección de Jesucristo. ¿Y ahora que esperamos? Esperamos participar plenamente de esa Resurrección”, agregó el prelado platense. “San Pablo dice también en la Carta a los Romanos que no solamente el hombre, el cristiano que tiene la gracia del Espíritu Santo, aspira a la liberación plena de todas las limitaciones terrestres, a superar la muerte participando de la Resurrección de Cristo, sino que el cosmos, la creación inferior, todo el mundo visible, aspira también a superar la situación de menoscabo a que la somete el pecado del hombre para participar de la gloria que esperan los hijos de Dios”. 

Por último, monseñor Aguer señaló que “más allá de todas las expectativas, las esperanzas halagüeñas que podemos desearnos en estos días, nuestra esperanza tiene una meta más alta. Es eso lo que nos deseamos los cristianos cuando nos saludamos, como yo los saludo a todos ustedes ahora: Felices Pascuas.”

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SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA


Beata Natalia Tulasiewicz
«Hambre de santidad y belleza. El perdón liberador»

Por Isabel Orellana Vilches

MADRID, 31 de marzo de 2013 (Zenit.org) - De 108 mártires beatificados por Juan Pablo II el 13 de junio de 1999, 9 eran laicos, hombres en su mayoría. Dos mujeres componían este grupo. Una era Natalia. Había entregado su vida por la fe a sus 39 años. Quiso defender los pilares que sustentaban su existencia y acompañar a los débiles. Un testimonio de indudable valor siempre, y especialmente en el periodo que atravesamos.

Era polaca. Había nacido el 9 de abril de 1906 en Rzeszów. Fue la segunda de seis hijos. Su familia sembró en su corazón la semilla de la fe, y la defensa de este sagrado depósito se convirtió en lo más importante de su vida. De otro modo, ni habría sido agente de pastoral, ni se habría expuesto conscientemente a ponerla en peligro. Debido a la profesión de su padre, inspector fiscal, vivieron en distintos lugares. En Cracovia estudió en el colegio regido por las clarisas. Y en 1921, al establecerse en Poznań, siguió su formación con las ursulinas. Entre 1931 y 1932 se licenció en filología polaca. A lo largo de los años afianzó sus principios evangélicos que le ayudarían a afrontar la pérdida de su hermana mayor por causa de la tuberculosis, lesión que ella misma contrajo. Fue a Rabki para recibir tratamiento, y allí impartió clases en el colegio de la Sagrada Familia de Nazaret. Todo ello acontecía en los preámbulos de un momento histórico-político álgido que cambiaría la faz de su país.

Dándole la espalda a un amor que se resistía a compartir con ella la fe, entendió, pese a todo, que su lugar estaba en el mundo, no en el convento. Fue honesta, coherente, generosísima. No entraba en sus planes de futuro forjar un hogar junto a un hombre que abiertamente profesaba el ideal comunista. Ocho años intentando que Jack se convirtiera sin conseguirlo le bastaron para dejar cerrado este capítulo de su vida, no sin dolor, no sin sacrificio. En 1934 canceló su compromiso y abrió sus brazos a un nuevo horizonte. Inteligente, vital e inquieta solía rodearse de personas que no cediesen a lo banal. Amaba la música –en 1931 había defendido la tesis «Mickiewicz y la música»–y le fascinaba la literatura. Además, se deleitaba con la naturaleza, con el teatro… Era políglota, investigadora, narradora de cuentos, relatos, y estaba inclinada también a la labor periodística que tuvo su manifestación en elaborados reportajes publicados en la prensa de su país. Viajó por Italia y al pasar por Asís debió experimentar gran emoción al hallarse en la patria del Poverello, que era uno de los santos que admiraba. Entre sus lecturas se hallaba su vida junto a la de Teresa de Avila, Juan de la Cruz y Alberto Chmielowski. Una personalidad, sin duda, muy atractiva, prolongación de su encanto natural.

Desde 1933 a 1937 en su quehacer docente fue sembrando de esperanza el futuro de sus alumnos que acudían a las aulas de la escuela de San Casimiro de Poznań, y en el liceo regido por las madres ursulinas. Era una líder apostólica nata. Por influjo de la excepcional formación que había recibido en su hogar, desde niña se había ido abriendo paso en su interior un poderoso sentimiento impregnado de la bienaventuranza «los que tienen hambre y sed de justicia». Así lo expresó: «El hambre es doble dentro de mí. El hambre de santidad y el hambre de belleza. En realidad, son los mismos». Formaba parte de la Sociedad de María.

Nada más producirse la invasión de Hitler y Stalin sobre Polonia en 1939, responsables de regímenes opuestos a todo fenómeno religioso dictaron contra ella una orden de extrañamiento. Y de la noche a la mañana se encontró desprovista de hogar y de la elemental seguridad y libertad a la que todo ciudadano tiene derecho. Profesionalmente pasó a ser una docente obligada a impartir enseñanza de forma clandestina. Vivió en Ostrowiec Kielecki y finalmente se trasladó Cracovia, lugar al que también se desplazó su familia. En ese momento vio consternada cómo el ejercicio de las clases quedaba completamente vedado para ella. Infinitamente más doloroso fue ver cómo las circunstancias dramáticas le impedían ejercitar su apostolado. Y sumamente preocupada por la repercusión que los hechos que acontecían podían tener en la vida espiritual de tantas jóvenes como ella, especialmente de las que habían sido enviadas a Alemania para realizar trabajos forzados, en 1943 se ofreció voluntariamente para partir allí, y se convirtió en obrera de una de las fábricas. De ese modo, podía alentar a sus compañeras a que conservaran intacta la fe. La decisión surgió después de visitar a uno de sus hermanos en el guetto y ver las condiciones infrahumanas que rodeaban a todos.

Ella formaba parte de la resistencia polaca. No es difícil imaginar el desaliento y la angustia de estas jornaleras, y el bálsamo que supuso la ofrenda de Natalia que les transmitía su plena confianza en Dios omnipotente. Junto al trabajo que desempeñaba en la fábrica Günther-Wagner de Hannover, de forma valerosa infundía esperanza en el Creador y animaba a confiarse a Él a más de trescientas obreras polacas. Este intenso apostolado laical que llevaba a cabo llamó la atención. Y fue arrestada por la Gestapo en 1944. La reclusión les parecía poco y la torturaron de forma atroz, ultrajándola en la cárcel de Colonia para internarla después en el campo de exterminio de Ravensbrück, Alemania. Ese Dios al que imploraba le había dado una fuerza de hierro. El Viernes Santo de 1945, a pesar de las vejaciones sufridas que la habían dejado extremadamente debilitada, dio una lección en el barracón sobre la Pasión y Resurrección de Cristo que infundió gran ánimo en los creyentes. Una de sus heroicas lecciones fue el perdón: «No se puede vivir con el odio, el odio lleva siempre a la muerte […]. No se puede odiar ni siquiera a aquellos que nos han hecho mal». El 31 de marzo, Domingo de Pascua, la condujeron a la cámara de gas, donde entregó su vida al Padre. Dos días más tarde los aliados liberaron a todos los prisioneros.

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Nueva Evangelización


Misión ¿imposible?
Coordenadas para afrontar la evangelización en la red

Por Susana Hortigosa García

MADRID, 31 de marzo de 2013 (Zenit.org) - Uno de los escenarios más recurrentes cuando se habla de Nueva Evangelización son las redes sociales en internet. Pero ¿cuál es el lenguaje y las reglas en este territorio, para muchos de nosotros inexplorado? Les ofrecemos dos premisas imprescindibles en la "maleta" del misionero en la red.

Hace poco, en un curso sobre evangelización en redes sociales, uno de los ponentes comenzó su intervención con un vídeo. Se trataba de un fragmento de la película La misión. En él, un jesuita se integra en la selva, oboe en ristre, y trata de entablar algo parecido a un diálogo con los nativos, que le reciben con no demasiada cordialidad. Terminada la escena, el conferenciante preguntó a todos los asistentes qué paralelismos encontrábamos entre la situación que acabábamos de ver y la de quien trata de evangelizar en internet.

Salieron a relucir instrumentos, lenguajes, idiomas, códigos. Insospechadas similitudes entre el oboe y el ordenador, entre el oboe y Facebook, entre el oboe y... El ponente nos miraba atónito. No entendía que pasásemos por encima de lo más evidente: que el religioso se encontraba en un lugar desconocido, y que había ido allí a evangelizar.

Y esto es porque, queramos o no, seguimos pensando en internet como un instrumento y no como un lugar. Internet, lejos de ser un simple medio de comunicación o un pasatiempo para informáticos y adolescentes con problemas de socialización, se ha convertido en un auténtico nuevo continente; y es un continente habitado y bullente de actividad, donde la mayoría de la población pasa buena parte de su vida.

Según la última encuesta de AIMC, en 1996 en España solo 392 personas habían usado internet en el último mes en el momento de la consulta. Según este mismo organismo, en 2012, 24.204 personas habían estado en internet en el último mes, y 19.029 de ellas lo habían visitado el día anterior. Un 85,5% de españoles visita internet más de una vez al día.

Ser y estar

Los internautas conocemos a otras personas en la red, compramos, nos divertimos, leemos, compartimos las cosas que nos gustan, jugamos, asistimos a clases, vemos películas, escuchamos música, nos informamos, hablamos con nuestros amigos o con desconocidos. La línea entre internet y la “vida real” es cada día más difusa, por la sencilla razón de que lo que se hace en internet es parte de esa vida real.

Existe en este nuevo continente una ley no escrita, pero escrupulosamente respetada. Se trata de la meritocracia. En internet no importa cómo te llames o qué puesto ocupes en otros sitios: tienes que ganarte el respeto de los demás por tus propias fuerzas.  Y esto, que de entrada parece una estupenda idea, es uno de los mayores enemigos del misionero en internet. La columna vertebral de la misión es el despojarse de uno mismo para entregarse a Cristo en el prójimo. Sin embargo, en internet todo es visible y multitudinario.

Un pequeño acierto en el momento justo puede verse recompensado de modo desproporcionado. Un ejemplo: yo sigo en Spotify (una plataforma de música online) a un chico que tiene 68.288 seguidores, simplemente porque una mañana se levantó y decidió hacer una lista de música que resultó popular. Con este sistema de recompensa, se corre el riesgo de que la misión acabe por ser “mi” misión: mi proyecto, mi página web, mis seguidores; y que el esfuerzo evangelizador vaya degradando en un esfuerzo por conseguir otro “me gusta” u otro comentario halagador.

Por eso, en este continente más que en ningún otro, es necesario mantener vivos los versos del salmista: “No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da gloria”. Y así mantener esta presencia necesaria de un testimonio fiel a Cristo, estando “siempre prontos para contestar a todo el que os pida razón de vuestra esperanza; siempre desde luego, con dulzura, respeto y buena conciencia”.

* Susana Hortigosa García es cofundadora de iMisión

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"La discípula amada"
Un filme para profundizar en grupo

Por Hno. José Ignacio Pedregosa Ordóñez, SSP

SEVILLA, 31 de marzo de 2013 (Zenit.org) - No es una superproducción de Hollywood, no es una de las más taquilleras del año, no es la biografía de un personaje popular, no hay disparos ni puñetazos... Es, simplemente, la historia de una sencilla mujer de pueblo, humilde, humillada, ultrajada, «adultera»... Pero a la vez en búsqueda.

¿Qué busca esta enigmática mujer? Sencillamente, lo que muchos de nosotros: el amor y la
misericordia.

Estamos hablando de María de Magdala, la discípula fiel de Jesús, aquella de la que el Maestro expulsó siete demonios, una de las figuras más enigmáticas y polémicas de la historia del cristianismo.

Para conocerla mejor te propongo una película: María Magdalena. Producción italiana, dirigida por Raffaele Mertes, que nos introducirá con rigor, pero a la vez con maestría cinematográfica en la vida de esta desconocida mujer. Desde un primer momento nos emocionará, por eso pido a quien la vea que se deje atrapar por la maravillosa actuación de María Grazia Cucinotta.

Una historia

Le arrancaron su vida al no querer dar un hijo a Amós, su marido. Despojada de todo, incluso de su dignidad, no le queda más remedio que convertirse en la amante del oficial romano Silvano. Será precisamente su amante, el instrumento que le lleve a encontrarse cara a cara con su Salvador. María Magdalena será la espía que investigue las acciones de Juan el Bautista. Un excéntrico hombre que predica la próxima venida del Mesías y que podría resultar peligroso.

María se siente rápidamente atraída por el mensaje de Juan y se siente incapaz de traicionar al Dios de sus antepasados. Cuando Silvano descubre aquella traición, la deja a merced de sus soldados. Ahora sí, que ha sido despojada de todo, incluso de su ser como mujer. Jesús saldrá a su encuentro y la mirada de Juan antes de morir decapitado le harán descubrir qué significa el verdadero amor.

La estupenda música de Marco Frisina te irá acompañando de la mano en tu propio peregrinar por la película para ayudarte a encontrarte con el Maestro que predica el amor y la misericordia.

Un encuentro

El encuentro con Jesús de Nazaret cambia su vida. No nos narra, nada más que la experiencia de una mujer rota que se se encuentra con una mano amiga. Una mujer que experimenta el dolor y la pérdida, sino también el reencuentro con aquel que está vivo entre nosotros.

María Magdalena no solo hace experiencia del dolor, de la vejación, del despojamiento total, hace experiencia, también de la dulzura, de la acogida, del amor incondicional, de la vida plena.

Una experiencia que propongo realizar a todos aquellos que vean esta cinta. De la mano de una mujer cualquiera, de un pueblo cualquiera, con sus dolores y sus dichas... María Magdalena es el prototipo del discípulo, de la discípula de Jesús, del amigo, de la amiga del Maestro de Nazaret.

Eso sí, me gustaría que, cuando te dispusieras a visionar esta película, dejes fuera de la sala de proyección o del salón de tu casa, todos los prejuicios y todos los estereotipos que tenemos acerca de este personaje. Te invito, sobre todo en este tiempo pascual a contemplar el film con ojos inocentes y como si esa mujer fuera una desconocida para ti.

O mejor, como si esa mujer, María de Magdala, fueras tú mismo o tu misma.

Para trabajar la película desde un punto de vista pastoral y educativo:
bibliaycomunicacion.files.wordpress.com/2011/12/ficha-marc3ada-magdalena.pdf

* El Hno. José Pedregosa es el Delegado de Pastoral Vocacional para Andalucía de la Sociedad de San Pablo y Coordinador de la Escuela de Animación Bíblica y Comunicación "San Pablo".

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El movimiento Juan XXIII celebra cuarenta años
El primer retiro parroquial fue en 1973

Por Redacción

ROMA, 31 de marzo de 2013 (Zenit.org) - El pasado viernes 29 de marzo, Viernes Santo, hace 43 años, se fundó el Movimiento de Retiros Parroquiales "Juan XXIII" en Puerto Rico.

Según informan desde la isla estadounidense, fue el señor Nelson Rivera Beauchamp, quien con la autorización de su párroco, inicia una serie de visitas, reuniones y jornadas de un día con los miembros de su comunidad que terminan en lo que sería el inicio del movimiento.

Un retiro de tres días, del 13 al 15 de julio de 1973, marcó el inicio de este movimiento que hoy tiene presencia en varios países.

Por tal motivo, del 9 al 16 de julio de 2013, habrá una semana de celebraciones en la diócesis de Arecibo, Puerto Rico, en la casa sede del Movimiento Juan XXIII, con motivo del 40 Aniversario del primer retiro Juan XXIII.

Para saber más: www.juanxxiii.org

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Flash


ITEPAL-CELAM: Diplomado en Pastoral Castrense
Abierta la convocatoria junio-julio 2013

Por Redacción

BOGOTá, 31 de marzo de 2013 (Zenit.org) -
Con el objetivo es promover la actualización teológico–pastoral y jurídica de los capellanes–párrocos, a fin de que puedan responder eficazmente a la misión de sus obispados castrenses, el Instituto Teológico Pastoral para América Latina (ITEPAL), del CELAM, convoca al Diplomado en Pastoral castrense, que junto al Departamento de Comunión Eclesial y Diálogo del mencionado organismo, impartirá en su sede acadèmica de Bogotá, Colombia.

Este Diplomado, diseñado de forma intensiva (sesiones mañana y tarde), se desarrollará del 24 de junio al 19 de julio de 2013.

Para más información e inscripciones: www.celam.org/itepal/inscripciones.php

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Documentación


El amor de Dios transforma y hacer florecer los desiertos de nuestro corazón
Mensaje pascual de Francisco y la bendición 'Urbi et Orbi'. El santo padre otorgó indulgencia plenaria

Por Francisco papa

CIUDAD DEL VATICANO, 31 de marzo de 2013 (Zenit.org) - Terminada la Misa del día por la Resurrección del Señor, el papa Francisco se asomó al balcón principal de la Basílica de San Pedro para enviar el tradicional saludo de Pascua e impartir la Bendición Urbi et Orbi con el beneficio de la indulgencia plenaria.

Ofrecemos a nuestros lectores el texto de las palabras pronunciadas por el santo padre.

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Queridos hermanos y hermanas de Roma y de todo el mundo: ¡Feliz Pascua! ¡Feliz Pascua!

Es una gran alegría para mí poderos dar este anuncio: ¡Cristo ha resucitado! Quisiera que llegara a todas las casas, a todas las familias, especialmente allí donde hay más sufrimiento, en los hospitales, en las cárceles...

Quisiera que llegara sobre todo al corazón de cada uno, porque es allí donde Dios quiere sembrar esta Buena Nueva: Jesús ha resucitado, hay la esperanza para ti, ya no estás bajo el dominio del pecado, del mal. Ha vencido el amor, ha triunfado la misericordia. La misericordia de Dios siempre vence.

También nosotros, como las mujeres discípulas de Jesús que fueron al sepulcro y lo encontraron vacío, podemos preguntarnos qué sentido tiene este evento (cf. Lc 24,4). ¿Qué significa que Jesús ha resucitado? Significa que el amor de Dios es más fuerte que el mal y la muerte misma, significa que el amor de Dios puede transformar nuestras vidas y hacer florecer esas zonas de desierto que hay en nuestro corazón. Y esto lo puede hacer el amor de Dios.

Este mismo amor por el que el Hijo de Dios se ha hecho hombre, y ha ido hasta el fondo por la senda de la humildad y de la entrega de sí, hasta descender a los infiernos, al abismo de la separación de Dios, este mismo amor misericordioso ha inundado de luz el cuerpo muerto de Jesús, y lo ha transfigurado, lo ha hecho pasar a la vida eterna. Jesús no ha vuelto a su vida anterior, a la vida terrenal, sino que ha entrado en la vida gloriosa de Dios y ha entrado en ella con nuestra humanidad, nos ha abierto a un futuro de esperanza.

He aquí lo que es la Pascua: el éxodo, el paso del hombre de la esclavitud del pecado, del mal, a la libertad del amor y la bondad. Porque Dios es vida, sólo vida, y su gloria somos nosotros: es el hombre vivo (cf. san Ireneo, Adv. haereses, 4,20,5-7).

Queridos hermanos y hermanas, Cristo murió y resucitó una vez para siempre y por todos, pero el poder de la resurrección, este paso de la esclavitud del mal a la libertad del bien, debe ponerse en práctica en todos los tiempos, en los momentos concretos de nuestra vida, en nuestra vida cotidiana. Cuántos desiertos debe atravesar el ser humano también hoy. Sobre todo el desierto que está dentro de él, cuando falta el amor de Dios y del prójimo, cuando no se es consciente de ser custodio de todo lo que el Creador nos ha dado y nos da. Pero la misericordia de Dios puede hacer florecer hasta la tierra más árida, puede hacer revivir incluso a los huesos secos (cf. Ez 37,1-14).

He aquí, pues, la invitación que hago a todos: Acojamos la gracia de la Resurrección de Cristo. Dejémonos renovar por la misericordia de Dios, dejémonos amar por Jesús, dejemos que la fuerza de su amor transforme también nuestras vidas; y hagámonos instrumentos de esta misericordia, cauces a través de los cuales Dios pueda regar la tierra, custodiar toda la creación y hacer florecer la justicia y la paz.

Así, pues, pidamos a Jesús resucitado, que transforma la muerte en vida, que cambie el odio en amor, la venganza en perdón, la guerra en paz. Sí, Cristo es nuestra paz, e imploremos por medio de él la paz para el mundo entero.

Paz para Oriente Medio, en particular entre israelíes y palestinos, que tienen dificultades para encontrar el camino de la concordia, para que reanuden las negociaciones con determinación y disponibilidad, con el fin de poner fin a un conflicto que dura ya demasiado tiempo. Paz para Iraq, y que cese definitivamente toda violencia, y, sobre todo, para la amada Siria, para su población afectada por el conflicto y los tantos refugiados que están esperando ayuda y consuelo. ¡Cuánta sangre derramada! Y ¿cuánto dolor se ha de causar todavía, antes de que se consiga encontrar una solución política a la crisis?

Paz para África, escenario aún de conflictos sangrientos. Para Malí, para que vuelva a encontrar unidad y estabilidad; y para Nigeria, donde lamentablemente no cesan los atentados, que amenazan gravemente la vida de tantos inocentes, y donde muchas personas, incluso niños, están siendo rehenes de grupos terroristas. Paz para el Este la República Democrática del Congo y la República Centroafricana, donde muchos se ven obligados a abandonar sus hogares y viven todavía con miedo.

Paz en Asia, sobre todo en la península coreana, para que se superen las divergencias y madure un renovado espíritu de reconciliación.

Paz a todo el mundo, aún tan dividido por la codicia de quienes buscan fáciles ganancias, herido por el egoísmo que amenaza la vida humana y la familia; egoísmo que continúa en la trata de personas, la esclavitud más extendida en este siglo veintiuno: la trata de personas es precisamente la esclavitud más extendida en este siglo ventiuno. Paz a todo el mundo, desgarrado por la violencia ligada al tráfico de drogas y la explotación inicua de los recursos naturales. Paz a esta Tierra nuestra. Que Jesús Resucitado traiga consuelo a quienes son víctimas de calamidades naturales y nos haga custodios responsables de la creación.

Queridos hermanos y hermanas, a todos los que me escuchan en Roma y en todo el mundo, les dirijo la invitación del Salmo: «Dad gracias al Señor porque es bueno, / porque es eterna su misericordia. / Diga la casa de Israel: / “Eterna es su misericordia”» (Sal 117,1-2).

Queridos hermanos y hermanas venidos de todas las partes del mundo y reunidos en esta plaza, corazón de la cristiandad, y todos los que estáis conectados a través de los medios de comunicación, os renuevo mi felicitación: ¡Buena Pascua!

Llevad a vuestras familias y vuestros Países el mensaje de alegría, de esperanza y de paz que cada año, en este día, se renueva con vigor.

Que el Señor resucitado, vencedor del pecado y de la muerte, reconforte a todos, especialmente a los más débiles y necesitados. Gracias por vuestra presencia y el testimonio de vuestra fe. Un pensamiento y un agradecimiento particular por el don de las hermosas flores, que provienen de los Países Bajos. Repito a todos con afecto: Cristo resucitado guíe a todos vosotros y a la humanidad entera por sendas de justicia, de amor y de paz.

© Libreria Editrice Vaticana

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"No perder la confianza en Dios"
Texto de la homilía del papa en la Vigilia Pascual

Por Francisco papa

CIUDAD DEL VATICANO, 31 de marzo de 2013 (Zenit.org) - Durante la celebración eucarística de la Vigilia Pascual, el papa Francisco pronunció la homilía que reproducimos a continuación.

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Queridos hermanos y hermanas:

1. En el Evangelio de esta noche luminosa de la Vigilia Pascual, encontramos primero a las mujeres que van al sepulcro de Jesús, con aromas para ungir su cuerpo (cf. Lc 24,1-3). Van para hacer un gesto de compasión, de afecto, de amor; un gesto tradicional hacia un ser querido difunto, como hacemos también nosotros. Habían seguido a Jesús. Lo habían escuchado, se habían sentido comprendidas en su dignidad, y lo habían acompañado hasta el final, en el Calvario y en el momento en que fue bajado de la cruz. Podemos imaginar sus sentimientos cuando van a la tumba: una cierta tristeza, la pena porque Jesús les había dejado, había muerto, su historia había terminado. Ahora se volvía a la vida de antes. Pero en las mujeres permanecía el amor, y es el amor a Jesús lo que les impulsa a ir al sepulcro.

Pero, a este punto, sucede algo totalmente inesperado, una vez más, que perturba sus corazones, trastorna sus programas y alterará su vida: ven corrida la piedra del sepulcro, se acercan, y no encuentran el cuerpo del Señor. Esto las deja perplejas, dudosas, llenas de preguntas: «¿Qué es lo que ocurre?», «¿qué sentido tiene todo esto?» (cf. Lc 24,4). ¿Acaso no nos pasa así también a nosotros cuando ocurre algo verdaderamente nuevo respecto a lo de todos los días? Nos quedamos parados, no lo entendemos, no sabemos cómo afrontarlo. A menudo, la novedad nos da miedo, también la novedad que Dios nos trae, la novedad que Dios nos pide. Somos como los apóstoles del Evangelio: muchas veces preferimos mantener nuestras seguridades, pararnos ante una tumba, pensando en el difunto, que en definitiva sólo vive en el recuerdo de la historia, como los grandes personajes del pasado. Tenemos miedo de las sorpresas de Dios. Queridos hermanos y hermanas, en nuestra vida, tenemos miedo de las sorpresas de Dios. Él nos sorprende siempre. Dios es así.

Hermanos y hermanas, no nos cerremos a la novedad que Dios quiere traer a nuestras vidas. ¿Estamos acaso con frecuencia cansados, decepcionados, tristes; sentimos el peso de nuestros pecados, pensamos no lo podemos conseguir? No nos encerremos en nosotros mismos, no perdamos la confianza, nunca nos resignemos: no hay situaciones que Dios no pueda cambiar, no hay pecado que no pueda perdonar si nos abrimos a él.

2. Pero volvamos al Evangelio, a las mujeres, y demos un paso hacia adelante. Encuentran la tumba vacía, el cuerpo de Jesús no está allí, algo nuevo ha sucedido, pero todo esto todavía no queda nada claro: suscita interrogantes, causa perplejidad, pero sin ofrecer una respuesta.

Y he aquí dos hombres con vestidos resplandecientes, que dicen: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, ha resucitado» (Lc 24,5-6). Lo que era un simple gesto, algo hecho ciertamente por amor – el ir al sepulcro –, ahora se transforma en acontecimiento, en un evento que cambia verdaderamente la vida. Ya nada es como antes, no sólo en la vida de aquellas mujeres, sino también en nuestra vida y en nuestra historia de la humanidad. Jesús no está muerto, ha resucitado, es el Viviente. No es simplemente que haya vuelto a vivir, sino que es la vida misma, porque es el Hijo de Dios, que es el que vive (cf. Nm 14,21-28; Dt 5,26, Jos 3,10). Jesús ya no es del pasado, sino que vive en el presente y está proyectado hacia el futuro, Jesús es el «hoy» eterno de Dios. Así, la novedad de Dios se presenta ante los ojos de las mujeres, de los discípulos, de todos nosotros: la victoria sobre el pecado, sobre el mal, sobre la muerte, sobre todo lo que oprime la vida, y le da un rostro menos humano. Y este es un mensaje para mí, para ti, querida hermana y querido hermano. Cuántas veces tenemos necesidad de que el Amor nos diga: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? Los problemas, las preocupaciones de la vida cotidiana tienden a que nos encerremos en nosotros mismos, en la tristeza, en la amargura..., y es ahí donde está la muerte. No busquemos ahí a Aquel que vive. Acepta entonces que Jesús Resucitado entre en tu vida, acógelo como amigo, con confianza: ¡Él es la vida! Si hasta ahora has estado lejos de él, da un pequeño paso: te acogerá con los brazos abiertos. Si eres indiferente, acepta arriesgar: no quedarás decepcionado. Si te parece difícil seguirlo, no tengas miedo, confía en él, ten la seguridad de que él está cerca de ti, está contigo, y te dará la paz que buscas y la fuerza para vivir como él quiere.

3. Hay un último y simple elemento que quisiera subrayar en el Evangelio de esta luminosa Vigilia Pascual. Las mujeres se encuentran con la novedad de Dios: Jesús ha resucitado, es el Viviente. Pero ante la tumba vacía y los dos hombres con vestidos resplandecientes, su primera reacción es de temor: estaban «con las caras mirando al suelo» – observa san Lucas –, no tenían ni siquiera valor para mirar. Pero al escuchar el anuncio de la Resurrección, la reciben con fe. Y los dos hombres con vestidos resplandecientes introducen un verbo fundamental: Recordad. «Recordad cómo os habló estando todavía en Galilea... Y recordaron sus palabras» (Lc 24,6.8). Esto es la invitación a hacer memoria del encuentro con Jesús, de sus palabras, sus gestos, su vida; este recordar con amor la experiencia con el Maestro, es lo que hace que las mujeres superen todo temor y que lleven la proclamación de la Resurrección a los Apóstoles y a todos los otros (cf. Lc24,9). Hacer memoria de lo que Dios ha hecho por mí, por nosotros, hacer memoria del camino recorrido; y esto abre el corazón de par en par a la esperanza para el futuro. Aprendamos a hacer memoria de lo que Dios ha hecho en nuestras vidas.

En esta Noche de luz, invocando la intercesión de la Virgen María, que guardaba todos estas cosas en su corazón (cf. Lc 2,19.51), pidamos al Señor que nos haga partícipes de su resurrección: nos abra a su novedad que trasforma, a las sorpresas de Dios, tan bellas; que nos haga hombres y mujeres capaces de hacer memoria de lo que él hace en nuestra historia personal y la del mundo; que nos haga capaces de sentirlo como el Viviente, vivo y actuando en medio de nosotros; que nos enseñe cada día, queridos hermanos y hermanas, a no buscar entre los muertos a Aquel que vive. Amén.

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