1.04.13

José Bono, el cónclave y los ultramontanos

A las 12:27 PM, por Luis Fernando
Categorías : Anti-magisterio, Actualidad

 

José Bono, el político español de “izquierdas” que mejor encarna la demagogia, acudió presto y veloz a redactar un prólogo al panfleto ideológico sobre el nuevo Papa, escrito por dos “especialistas” de la información religiosa en España. Hoy hemos conocido el texto de semejante señor. En el mismo, se lee lo siguiente:

Las ovejas negras cubiertas de púrpura y en procesión hacia el Cónclave no pensaban en Francisco, ni en que la Iglesia que están arruinando. Posiblemente pensaban en la elección, no de un pastor, sino de poderoso Jefe de Estado. Si, de un monarca absoluto al que los soldados presentan armas; sus nuncios tienen rango de embajadores y su Estado posee un Banco que dirige un fabricante de barcos de guerra.

Como todos ustedes saben, el estado de la Ciudad del Vaticano cuenta con un ejército de alta cualificación, con material sofisticadísimo y unos cuerpos especiales que harían temblar a los SEAL de USA y a la legión española. ¿Y qué no decir de su banco central? Merkel no da un paso sin consultar con el IOR. Sobre todo ahora que, en una decisión tomada por ese alemán sospechoso llamado Joseph, decidió que dicho banco estuviera en manos de un hombre de la guerra.

Es lógico que el político que, siendo ministro de Defensa, dijo que en caso de conflicto militar preferiría que le matasen a ser él quien matara al enemigo -imagínense un ejército con soldados pensando lo mismo-, le preocupase enormemente la mera posibilidad de que al frente del Estado del Vaticano estuviera un ex-combatiente del Vietnam o un ex-sargento de infantería de la primera guerra de Iraq.

El político manchego, también conocido por tomar rosquillas en un centro pastoral de un barrio al sur de Madrid, aprovecha la ocasión para lanzar un ataque al Beato Juan Pablo II, Papa, y a los movimientos que nacieron a la luz del Concilio Vaticano II:

¡Que desconsuelo y enojo deben tener los que aplaudieron el gesto inquisitivo de Wojtyła sobre un Ernesto Cardenal arrodillado y humilde! Los movimientos ultramontanos, inquisitoriales, integristas y excluyentes de la Iglesia deben estar rezando los misterios dolorosos porque se les ha aparecido un Papa que no solo es jesuita de los de verdad, sino que además de llama Francisco y como el de Asís, parece especialista en someter a los lobos.

El señor Bono olvida, o quizás ignora, que el Papa jesuítico-franciscano tuvo entre otras cualidades la de dedicarse a combatir la teología de Ernesto Cardenal en la Compañía de Jesús, cuando fue el responsable de la orden en Argentina. También parece haber olvidado que lo que Juan Pablo II recriminó al cura de la boina era que formara parte del gobierno de su país. Primero, porque eso no lo pueden hacer los curas. Segundo, porque ese gobierno estaba siendo apoyado entonces por la tiranía castrista y el bloque soviético. Para un papa polaco que vivió gran parte de su vida bajo el yugo de la URSS, ver un cura entregado al servicio a la causa comunista en Centroamérica no debía ser plato de buen gusto.

Respecto a los movimientos ultramontanos, supongo que Bono entiende que son los que osan profesar la fe católica en su integridad y no una fe hecha a la carta de los deseos y opiniones de una sociedad paganizada que mata a sus hijos antes de nacer y legaliza uniones aberrantes. Pues bien, me temo que el neo-ricachón de la Mancha se va a llevar una desagradable sorpresa. No parece que este Papa abogue por bajar la guardia ante el aborto ni que haya cambiado su opinión sobre el gaymonio, al que llamó “movida de Satanás” siendo cardenal y arzobispo de Buenos Aires.

Puede que José Bono piense que con este Papa llega la hora de la espiritualidad del centro pastoral de San Carlos Borromeo de Entrevías (Madrid). Pero lo mismo se encuentra con lo que nos llega es la espiritualidad del verdadero San Carlos Borromeo, cardenal y arzobispo de Milán, sobrino de Pío V y verdadero reformador de la Iglesia en la etapa que siguió al concilio de Trento. San Carlos también fue profuso en gestos que llamaban la atención a los fieles. Por ejemplo, salir a la calle a dar la comunión a enfermos de la peste. Pero junto con esos gestos, tuvo a bien ser paladín de la fe y la doctrina católica post-tridentina. “Una lumbrera de Israel se ha extinguido“, exclamó Gregorio XIII al recibir la noticia de su muerte. Veremos lo que dice Bono cuando el Señor llame al Papa Francisco a su lado. Ojalá dentro de muchos años.

Luis Fernando Pérez Bustamante