3.04.13

Cuando el necio aplaude…

A las 12:04 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Pertinaces anticatólicos

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Dios nos promete la vida eterna. Al menos o, por lo menos, nosotros debemos quererla.

Y, ahora, el artículo de hoy.

El que esto escribe aún no ha dicho nada, creo recordar, acerca de la elección del Santo Padre. Quiero decir que no he dicho ni esto ni lo otro sobre si el Espíritu Santo ha soplado bien o no han sido escuchadas sus mociones.

Veo, sin embargo, que hay otras muchas personas que sí lo están haciendo lo cual, por otra parte, es más que lógico. Además, es la mejor manera de que cada cual se retrate o, lo que es lo mismo, que diga de qué lado de la Iglesia católica está.

Reconozco, para empezar, que tenía algo de miedo, lo digo con franqueza, por el hecho mismo de la elección y sé que, aunque también habría aceptado que fuera la persona que fuera la elegida, no puedo negar que, de haber sido un cardenal de los que bien podemos llamar “progres”, me hubiera costado mucho decir amén.

Pero, bueno, lo mejor es decir directamente lo que uno piensa al respecto porque no parece que todo vaya lo mejor posible. Seguramente se tratará de las ilusiones que muchos errados (su profesión es el error aunque con cierto beneficio económico) están poniendo en el asunto del nuevo Papa.

Pues eso, que vayamos al asunto.

En una fábula de Tomás de Iriarte se desliza una verdad bastante definitoria de lo que pasa en el asunto de la elección del Papa Francisco. Trátase de un oso que quiere bailar y le pide opinión de cómo lo hace a una mona y a un cerdo. La mona le dice que baila muy mal. Eso al oso no le contenta para nada. Pide opinión a un cerdo, no muy entendido en temas de bailes, y le dice que no hay mejor bailarín en el mundo.

Ante tales opiniones, el oso dice, como pura moraleja, esto: “¡si el sabio no aprueba, malo!, ‘¡si el necio aplaude, peor!”, con lo que nos viene a decir que, en determinadas ocasiones, hay que tener muy en cuenta lo que dice según quien lo dice porque podemos salir trasquilados si las personas que dicen según qué son como son.

Todo esto, claro, tiene razón de ser.

Según lo visto hasta ahora, lo que ha hecho (más bien que lo que ha dicho, al parecer) tiene muy contentos a según qué personas que, dentro de la Iglesia católica, tratan de que la barca de Pedro se hunda. Es cierto que también tiene contentos a la gran mayoría de creyentes que no se someten a las diatribas de los progres eclesiales que tienen la malsana intención de atraer hacia sí al Papa Francisco porque creen que, según mucho de lo hecho, es de los suyos o, como dirían en una película de malos del todo, “uno de los nuestros”.

Dicen, por ejemplo, que el Papa debe avanzar en el camino del igualitarismo entre el hombre y la mujer. Eso ya sabemos qué quiere decir y se resume en esto: sacerdocio para la mujer.

También se alegran mucho porque en Jueves Santo lavó los pies a dos mujeres y una de ellas era, además, musulmana. Pero de lo que más de alegran es de que haya personas en la Iglesia católica que hayan manifestado que no les parece bien tal gesto porque no es lo propio. Y a esto aducen que Jesús también fue perseguido por incumplir las normas prescritas por Moisés. Sin embargo, no dicen que en alguna que otra ocasión dijo, precisamente, el Hijo de Dios, que determinadas normas habían sido puestas por la dureza del corazón de los que le acusaban.

En fin, cosas como las aquí traídas y muchas otras más que se sacarán de la manga estos ahora necios que creen que las cosas son como ellos creen que son para llevar el agua a su molino, veremos muchas. Exactamente hasta cuando el Papa Francisco empiece a proceder conforme se procede en estos casos y de los documentos que salgan del Vaticano se deduzca, seguramente, que no está tan al lado de los que creen ahora que sí está.

Por eso, si algunos necios aplauden…

Eleuterio Fernández Guzmán