4.04.13

 

La Conferencia Episcopal ha publicado un mensaje de los obispos españoles para la Jornada de la Vida de este año. Los principales medios de comunicación se han fijado en esta parte del texto: “Es, pues, urgente la modificación de la ley, con el fin de que sean reconocidos y protegidos los derechos de todos en lo que toca al mas elemental y primario derecho de la vida“. Habrá quienes piensen que esas palabras valen para la actual ley del aborto. Y es cierto. Tanto como que valen igual para la ley que había antes. Es decir, si se cambia lo que tenemos ahora por lo que teníamos antes, el mensaje de la CEE sería exactamente el mismo. En otras palabras, lo que ha anunciado -y no ha cumplido- el ministro Gallardón no nos vale.

Nada de todo esto es nuevo. La Iglesia lleva diciendo lo mismo sobre las leyes abortistas en todos los países del mundo donde se legaliza esa práctica ignominiosa. Por eso quiero hacer hincapié en otra parte del documento:

En nuestro contexto actual, parece obligado añadir que una conciencia cristiana bien formada no debe favorecer con el propio voto la realización de un programa político o la aprobación de una ley particular que contengan propuestas alternativas o contrarias a los contenidos fundamentales de la fe y la moral en ese sentido.

En otras palabras, no se puede votar a partidos abortistas. El problema que tenemos en España es que TODOS los partidos con representación parlamentaria, absolutamente todos, son abortistas. En mayor o menor grado, pero lo son. Por eso, creo que aun siendo correcta la indicación de los obispos, no es suficiente. Se plantea la cosa en plan “negativo". Es decir, “no voten ustedes a". Pero llega la hora de plantearlo en positivo. A saber, “voten ustedes a”. ¿A quién? Pues a quienes lleven en sus programas la derogación de toda legislación pro-abortista, aunque sean partidos minoritarios. Sobre todo si dichos partidos no plantean políticas que choquen frontalmente con la doctrina social de la Iglesia en otros temas importantes. No hace falta que nuestros pastores den nombres de siglas de partidos provida en sus documentos. Ya nos encargaremos algunos medios de comunicación de darlas. Por ejemplo, podría hacerlo el canal de televisión propiedad de la CEE.

No hace falta decir que la capacidad de influir en el voto de los obispos en la España de hoy es más bien limitada. Pero el elemento de testimonio que darían con una propuesta así, sería sin duda importante. De ellos se espera que se opongan al aborto pero no tanto que promuevan una acción política de los ciudadanos españoles católicos -o no católicos pero provida- encaminada a llevar al parlamento la idea de que hay que defender el derecho a la vida desde su concepción hasta su muerte natural. Y mientras no logremos algo así, difícilmente alcanzaremos el objetivo de que nuestras leyes sean dignas y no una herramienta a favor del mayor de los holocaustos que ha conocido jamás la humanidad.

Luis Fernando Pérez Bustamante