La Vida y el voto

 

Hoy en día, hay unos ciento veinte mil abortos al año en España y por lo que se vislumbra, hay ganas de dejar todo como está y sobre todo al coladero al aborto libre que es la salud psíquica de la madre, cuando el aborto no sólo no cura, sino que es causa de enfermedades de tipo psiquiátrico

05/04/13 12:08 PM


El 8 de Abril, día en que este año, por coincidir con el Domingo de Ramos, se celebra la Anunciación, es también la Jornada por la Vida. Sobre este tema de la Vida los progresos científicos en estos últimos años, van en la línea de poder afirmar, como dice el Manifiesto de Madrid del 2010, de muchos científicos españoles: «existe sobrada evidencia científica de que la vida empieza en el momento de la fecundación. Los conocimientos más actuales así lo demuestran».

El mandamiento del amor al prójimo (cf. Mt 22,39 y Lc 10,27) tiene como presupuesto respetar a éste y a sus derechos. Muchos de estos derechos son «valores fundamentales, como el respeto y la defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural, la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer, la libertad de educación de los hijos y la promoción del bien común en todas sus formas. Estos valores no son negociables» (Benedicto XVI, Encíclica «Sacramentum caritatis» nº 83). En cuanto al tema del aborto en el Vaticano II la Constitución Pastoral «Gaudium et Spes» lo califica de crimen abominable (nº 51). El Catecismo de la Iglesia Católica dice: «El aborto directo, es decir, querido como un fin o como un medio, es gravemente contrario a la ley moral» (nº 2271). Juan Pablo II afirma categóricamente: «quien atenta contra la vida del ser humano, de alguna manera atenta contra Dios mismo» (Encíclica «Evangelium Vitae» nº 9), «confirmo que la eliminación directa y voluntaria de un ser humano inocente es siempre gravemente inmoral» (EV nº 57). «La responsabilidad implica también a los legisladores que han promovido y aprobado leyes que amparan el aborto» (EV nº 59), porque «una ley intrínsecamente injusta, como es la que admite el aborto, nunca es lícito someterse a ella, ni participar en una campaña de opinión a favor de una ley semejante, ni darle el sufragio del propio voto» (EV nº 73).

La Subcomisión Episcopal de Familia y Vida, cuando se acerca esta Jornada por la Vida, publica un documento que este año titula «Humano desde el principio» y que empieza así: «La Iglesia quiere celebrar en esta Jornada por la Vida el don precioso de la vida humana, especialmente en las primeras etapas tras su concepción. En esta ocasión, de manera especial, ante la falta de protección a la que hoy en día está sometida».

En el Programa electoral del PP ante las últimas elecciones generales de 2011 se puede leer en la página 108 lo siguiente: «Medidas: 01. Aprobaremos un plan integral de apoyo a las familias, dirigido fundamentalmente a favorecer las medidas que faciliten la compatibilización de la vida profesional y familiar.

04. Actualizaremos los procedimientos de acogimiento y adopción, garantizando siempre el interés del menor.

06. La maternidad debe estar protegida y apoyada. Promoveremos una ley de protección a la maternidad con medidas de apoyo a las mujeres embarazadas, especialmente a las que se encuentran en situaciones de dificultad. Cambiaremos el modelo de la actual regulación del aborto para reforzar la protección del derecho a la vida, así como de las menores».

Pero la realidad es que no se ha hecho absolutamente nada, o más bien todo lo contrario, pues no se han recortado las subvenciones al aborto. Hoy en día, hay unos ciento veinte mil abortos al año en España y por lo que se vislumbra, hay ganas de dejar todo como está y sobre todo al coladero al aborto libre que es la salud psíquica de la madre, cuando el aborto no sólo no cura, sino que es causa de enfermedades de tipo psiquiátrico. El gran argumento que se esgrime es que en el PP hay muchos millones de votos y si tocamos el tema del aborto, muchos van a dejar de votarnos. Como el voto católico lo tenemos seguro, porque no van a votar al PSOE, que ha demostrado ampliamente su enemistad con la Iglesia, busquemos votos del lado de los partidarios del aborto y no nos preocupe el malestar católico.

Por eso me gusta el documento de la Subcomisión Episcopal. Afirma que ante las exigencias éticas fundamentales, como las leyes civiles sobre el aborto y la eutanasia, la obligación de los obispos es «ayudar al discernimiento acerca de la justicia y de la moralidad de las leyes. En este sentido, debemos reiterar que la actual legislación española sobre el aborto es gravemente injusta, puesto que no reconoce ni protege adecuadamente la realidad de la vida. Es, pues, urgente la modificación de la ley, con el fin de que sean reconocidos y protegidos los derechos de todos en lo que toca al más elemental y primario derecho a la vida». «Una conciencia cristiana bien formada no debe favorecer con el propio voto la realización de un programa político o la aprobación de una ley particular que contengan propuestas alternativas o contrarias a los contenidos fundamentales de la fe y la moral».

En pocas palabras, si el PP no protege a la familia ni modifica en un claro sentido antiabortista la actual legislación sobre el aborto, consideraré que son cómplices de los abortos y de nuestra legislación antifamiliar, por lo que dudaré si dar mi voto a un partido menor católico, o votaré cogiendo la papeleta del PP, pero anulándola con un escrito de rechazo al aborto. Pero lo que no estoy dispuesto es a que se rían de mi voto, considerando que les tengo que votar de todas, todas.

 

Pedro Trevijano, sacerdote