11.04.13

Cuando el mundo llega a esto

A las 7:01 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Derechos Humanos

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Dar cobijo, en nuestro corazón, a la maldad y a la perversión sólo puede tener, por parte de Dios, el más horrible de los castigos.

Y, ahora, el artículo de hoy.

Hay muchas personas que tienen por bueno y benéfico para sus pensamientos y, en general, para el mundo, que haya realidades que se puedan transgredir. Tienen por moderno ciertos comportamientos que, en verdad, son bastante retrógrados porque nos retrotraen a tiempos pasados donde, seguro, nada fue mejor.

Esto que ha pasado en Holanda parece propio de la victoria del Maligno sobre la humanidad entera.

Es bien cierto que se puede decir que muchas de las cosas que pasan en aquella nación europea se pasan, las más de las veces, varios pueblos de lo que debería ser pero no me negarán que lo que aquí traigo tiene, por decirlo pronto, bemoles que, traducido del castizo, quiere decir, narices o, por decirlo sin lenguaje políticamente correcto, huevos.

Resulta que un tribunal de Holanda ha decidido, ¡se ha permitido el lujo de decidir tal cosa!, que no es ilegal o, lo que es lo mismo, que no está mal que así sea, que una asociación de pedófilos, pueda considerarse dentro de la norma.

No han leído ustedes mal sino muy bien aunque, claro está, lo que han leído les haya hecho pensar que alguien no anda bien de la sesera, de la cabeza, de la testa.

En el diario ABC de España se publicó, como parte de la noticia, esta parte de la misma:

La organización Martijn, que defiende las relaciones sexuales consentidas entre niños y adultos fue disuelta por una orden judicial previa de junio pasado, pero el tribunal holandés de apelación ha anulado esa sentencia. «El trabajo de la asociación es contrario al orden público, pero no existe una amenaza de la desintegración de la sociedad», ha dictado el Tribunal de Apelación de Arnhem, Leeuwarden (norte) y así se recoge en un comunicado.

En realidad, cualquiera puede decir que no se pretende legalizar lo impresentable porque la pedofilia es un delito grave al abusar, no ya sólo físicamente sino psicológicamente, de un niño sino que se quiere dar carta blanda a las relaciones sexuales entre mayores de edad y menores de edad. Pues entonces aún es peor porque lo que se quiere, con esta sentencia, es dar la impresión de que lo que es una aberración (por lo que supone de contrario a la naturaleza humana y al orden de las cosas) es natural o, lo que es lo mismo, que está bien y que no hay que poner pega alguna, reparo alguno o, siquiera, pensamiento contrario a tanta bondad del ser humano…

Al parecer, la citada asociación se manifiesta a favor de las relaciones sexuales aquí traídas pero está en contra de cualquier abuso. ¡Acabáramos! Ahora resulta que no es un abuso, en sí mismo considerado, que un adulto, seguramente más que adulto (pues la naturaleza corrupta del ser humano lleva a tales cosas) se lleve al catre a un niño. Vamos, que es de lo más normal y que, por eso mismo, no debe oponerse ley o reglamento en contra.

Es decir, que hay prohibiciones legales para que un niño haga determinadas cosas (por ejemplo, contratos) y va a ser permitido que mantenga relaciones sexuales con un adulto seguramente a cambio del pago del precio lo cual, por cierto (al igual que pasa con la prostitución) atenta, directamente, contra la dignidad del menor de edad. O sea, todo un dechado de virtudes que en Holanda un tribunal ha dejado escrito como bueno y permisible. Y, además, sostiene que no se desintegra la sociedad con cierto tipo de actos…

Pues para mí, que cuando el mundo llega a esto es que está bastante podrido. Vamos, que es una pocilga como la copa de un pino. Y los que la sirven… pues eso, lo que están pensando ustedes.

¡Ah, por cierto! El presidente de la tal asociación reaccionó la mar de bien ante la sentencia que le va a facilitar seguir con sus actos pero, ahora, dentro de la más estricta ley. Ha dicho que todavía hay jueces sabios.

¡Sí, Salomón, a su lado, un mindundi!

Eleuterio Fernández Guzmán