18.04.13

 

Ya está montado el cirio. El gobierno del PP ha tardado tanto en reformar la ley del aborto, que incluso algunos obispos empezaron a pedir públicamente que se protegiera legalmente la vida. Obviamente sabiendo que todo lo más que se puede esperar de los actuales gobernantes es una vuelta a la ley anterior, bajo la cual se cometían cien mil abortos anuales. Aunque hay que reconocer que el otro día el ministro Gallardón dijo que se debería acreditar el peligro para la salud de la madre antes de abortar. Si eso fuera así, que no me lo creo, quizás impediríamos muchos abortos en España.

El caso es ha coincidido temporalmente la petición de algunos obispos, y del cardenal Rocuo en la plenaria de la CEE que se acaba de celebrar, con un nuevo anuncio del gobierno, el enésimo, anunciando la reforma. Puede que esta vez vaya en serio, puede que no. Quienes sí van en serio son los socialistas y el resto de la izquierda. Ya han anunciado que se piensan tirar a la calle para impedir que Mariano Rajoy cumpla algo -¡por fin!- que había prometido en su programa electoral. Pero en realidad, más que contra el gobierno, la convocatoria es contra la Iglesia, a la que se acusa de imponer su moral a la sociedad chantajeando al gobierno en esa materia.

Ni que decir tiene que los obispos no tienen capacidad de chantajear a nadie. No parece posible que el cardenal Rouco consiga que el papa Francisco envíe la guardia suiza a invadir España en caso de que no se aplique la política de aborto cero. Y tampoco es fácil que los obispos amenacen con la excomunión a todos los miembros del gobierno si no tocan esa ley. Simplemente han pedido lo que la Iglesia pide en todas partes.

A los populares les viene bien que los ataques se los lleve también la Iglesia. Primero porque de esa manera no se los llevan todos. Segundo, porque así pueden seguir engañando a esa masa de incautos católicos que piensan que es compatible votar al PP con la defensa de los principios no negociables.

La jugada al gobierno le puede salir pefecta. Deja que la izquierda asome su patita anticlerical, lo que puede llevarle a perder el voto moderado, mientras hace un guiño a parte de su electorado.

Hoy más que nunca toca decir que los provida no nos conformamos con apaños. Que cualquier ley que permita matar al hijo no nacido es una salvajada. Y que no cabe el consenso en esta materia.

Luis Fernando Pérez Bustamante